ANGUSTIAS DE LA ALHAMBRA
(Fundación 1928)
Sábado Santo
Antonio Padial Bailón
Nota del autor. En el año 2000, con motivo de la Coronación Canónica de la imagen de Nuestra Señora de las Angustias de la Alhambra, se realizó un libro participado, que por diversas circunstancias no se publicó hasta 2016, sobre la historia religiosa y social del espacio urbano de la Alhambra y entorno. En dicha publicación estuvo a mi cargo lo relativo a la historia de su hermandad primitiva y de la actual, así como, de lo conocido hasta entonces sobre la Hermandad de Jesús Nazareno del convento carmelita de los Santos Mártires, como otra de las devociones históricas de aquellos parajes granadinos.
El trabajo que en este blog planteamos será una actualización, revisión y síntesis de lo escrito por mí en el referido libro, después de más de veinte años de su redacción.
1. Antecedentes
Las cofradías de penitencia de Nuestra Señora de las Angustias, junto con las de la Vera Cruz y Soledad, a veces también las de Jesús Nazareno, por regla general, han sido las primeras hermandades de penitencia que se fundaron en muchas localidades. La devoción a la Santa Cruz, el madero de la inmolación del Redentor y símbolo de la Redención, ante el que comenzaron algunos grupos de devotos a realizar actos de penitencia, mediante la flagelación de sus espaldas, se erigió en paradigma de la penitencia pública e, incluso, privada. Junto a esta devoción penitencial a la Vera Cruz, pronto surgieron otras que tenían como referencia la Transfixión o Traspaso del Dolor de la Madre de Cristo a pie de la cruz, cuando el sacrificio se había consumado y yacía su Hijo inerte sobre su regazo, o la suprema Soledad de la Virgen, cuando Jesús había sido sepultado.
También, en Granada, las tres primeras hermandades de penitencia que se fundaron, fueron las de la Vera Cruz (antes de 1539), la de las Angustias (antes de 1545) y la Soledad, hacia 1548, aunque adquirió su carácter penitencial algunos años después. Más tarde, se fundaría la de Jesús Nazareno en el convento carmelita de los Mártires y otras muchas más hermandades dedicadas a la devoción y práctica penitencial de otros pasajes de la Pasión de Cristo.
|
Virgen de las Angustias, Patrona de Granada. Titular de la antigua hermandad de penitencia, hoy de gloria, cuyas primitivas reglas son de 1545 |
La Hermandad de las Angustias veneró y procesionó en Semana Santa (normalmente, el Jueves Santo) a la imagen que con el tiempo sería la Patrona de la Ciudad. Ya en el siglo XX surge una nueva cofradía, la de Nuestra Señora de las Angustias de Santa María de la Alhambra, cuatro décadas más tarde de la proclamación canónica de la Virgen de las Angustias como Patrona oficial de Granada. Su Real Hermandad, que había dejado de procesionarla en Semana Santa, trasladando al mes de septiembre su procesión con carácter glorioso y no de penitencia.
Ese vacío en la Semana Santa que dejó la hermandad de la Patrona se llenaría en 1928 con la fundación de la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias de Santa María de la Alhambra. Sin embargo, la imagen de las Angustias de la Alhambra, unos años antes de la fundación de su hermandad de penitencia, también había estado presente en la Semana Santa granadina durante algunos años, participando en la llamada procesión del Santo Entierro Antológico. En esos años fue procesionada por una anterior hermandad dedicada a esta imagen de Piedad de Santa María de la Alhambra, hermandad formada por los vecinos del recinto nazarí de la que trataremos a continuación.
|
Granada Gráfica. Marzo 1930 |
2. La imagen de la Virgen de la Alhambra
Esa escena escultórica que representan las imágenes de la Virgen alhambreña y Jesús descendido de la cruz y desvanecido en su regazo, fue realizada en el siglo XVIII por el escultor de Exfiliana, Torcuato Ruiz del Peral, y la labró para el convento de San Francisco de la Alhambra. Dicho convento fue el primer cenobio masculino granadino, fundado por los Reyes Católicos, para cumplir una promesa a San Francisco de Asís, realizada por los monarcas durante la conquista del Reino de Granada a los musulmanes. En él se celebró la primera misa el 6 de enero de 1492, recién conquistada la ciudad.
Los frailes franciscanos se establecieron sobre los restos de un edificio de los que componían el conjunto palaciego de la Alhambra, que transformaron para dedicarlo a convento, utilizando como capilla la qubba del edificio, conservando sus yeserías nazaríes y añadiéndole una torre de campanas. Todo ello, aún se conserva adosado al convento, cuyas instalaciones reformadas se convirtieron en Parador Nacional de Turismo.
|
Antiguo Convento de San Francisco e iglesia, hoy Parador de Turismo |
En la qubba-capilla de San Francisco recibió sepultura, en principio, la Reina Isabel la Católica en una cripta situada bajo dicha qubba, por no estar finalizada aún la Capilla Real. Después sería trasladada a la Capilla Real por orden de su nieto el Emperador Carlos V.
Casi trescientos años después, en el siglo XVIII, en dicha qubba-capilla se instaló la imagen de la Virgen de las Alhambra, bajo la advocación genérica de Nuestra Señora de los Dolores, ocupando una de las dos capillas con un pequeño camarín cerrado por cristaleras.
No se ha encontrado documento contractual del encargo de la realización del conjunto escultórico a Torcuato Ruiz del Peral, aunque la primera referencia a esta autoría y su procedencia del Convento de San Francisco se encuentra en el Manual del artista y viajero en Granada de José Giménez Serrano, publicado en 1846, "(...) una estatua de la Virgen de la Piedad, que se atribuye a D. Torcuato Ruiz del Peral, y que estaba en S. Francisco (...) (1).
|
Qubba donde estaba la capilla mayor. A. Padial |
|
La capilla de la derecha de la qubba era donde se veneraba la imagen de la Virgen. Foto A. Padial |
|
Resto de la pequeña iglesia, hoy sin techumbre y su entrada. Foto A. Padial |
En esa fecha de 1846, ya estaba la imagen en la iglesia parroquial de Santa María de la Alhambra, donde llegaría antes de 1839 (un inventario de la Exclaustración de ese año ya no nombra la imagen) y después de la supresión del convento franciscano y expulsión de sus frailes en 1835. Normalmente, las imágenes procedentes de conventos exclaustrado se depositaron en las parroquias a cuya jurisdicción pertenecían dichos conventos.
En el Boletín del Centro Artístico de 1 de febrero de 1889, se informaba que en el siglo XVIII se le añadieron a la pequeña iglesia del convento dos capillas; seguramente una de ellas se hiciera para dar culto a la imagen de la Virgen, cuando ésta llegó al convento franciscano y donde se veneró, aproximadamente, durante más de setenta años. Aunque no sabemos la fecha de la hechura de la imagen, sí que fue fruto de la madurez artística del escultor Ruiz del Peral (1708-1773), por lo que se puede calcular que la realizara en el tercer cuarto del siglo XVIII. Concretamente, el profesor Sánchez-Mesa la fechó entre 1750 y 1760.
Como se deduce de los inventarios, la imagen fue concebida por su autor para llevar corona, que era de hojalata, aunque cuando se fundó su cofradía de penitencia se le realizó una diadema, suprimida setenta años después por la corona que actualmente presenta, realizada con motivo de su Coronación Canónica en el año 2000 (2).
La Virgen con el Cristo que yace en su regazo, forma un conjunto escultórico de gran creatividad en la concepción emotiva de la composición, concebida según los patrones estilísticos de la Escuela Barroca Granadina en sus últimas expresiones artísticas. La Virgen sostiene con su mano derecha la cabeza relajada por la reciente expiración del Hijo, del que cae laxo su brazo entre los amplios pliegues del manto azul, pero manteniendo la mano agarrotada por efecto del clavo de la crucifixión, mientras su mano izquierda, igualmente rígida, es sostenida por la de la Madre con sus dedos abiertos y en una composición elegantísima y tierna en la que apenas se rozan sus dedos. El cuerpo de Jesús cae mórbido y, como quebrado por su cintura, en el abierto regazo de la Virgen, quedando sus piernas dobladas por las rodillas y cruzadas a la altura de las pantorrillas. La Madre, con la cabeza inclinada y la mirada ausente, carente de rictus alguno, medita su dolor y parece ofrecer a la Humanidad el sacrificio necesario para la Redención.
|
Por el Bosque de la Alhambra. Foto. A. Padial |
3. Primera hermandad conocida de la Virgen de la Alhambra
Dentro de los antecedentes que se exponen, diremos que, tal vez, los frailes franciscanos vieran en la talla de la Virgen un medio para extender la devoción a la Virgen de las Angustias, tan extendida en la ciudad, entre los vecinos, entonces más numerosos, que habitaban en el recinto y aledaños de la fortaleza. Estando ya la imagen en la parroquial alhambreña, más fácil para aquellos vecinos para su acceso devocional, a la misma se le hicieron diversas manifestaciones de culto, como celebración de misas, funciones y otros cultos dedicados a la Virgen, aún conocida como de los Dolores, cosa que se aprecia en la prensa de la segunda mitad del siglo XIX.
Probablemente, dichos cultos se le venían dedicando anteriormente en el convento franciscano y los de la parroquia serían una continuación de los mismos. Testimonio de ello lo ofrece el periódico La Constancia el 26 de abril de 1853 en el que se celebró una devota función a la Virgen de los Dolores a las 10 de la mañana, predicada por don Manuel Jiménez Pérez, continuando por la tarde con el rezo de la letanía a la Virgen.
Estos cultos se le dedicarían más tarde en el mes de septiembre, conmemoración de los Dolores Gloriosos de la Virgen con un jubileo, misa cantada setena por la mañana y rezo del rosario por la tarde. Asimismo, esos cultos de septiembre fueron adquiriendo cierta oficialidad, pues en 1os de 1887 una comisión visitó al Alcalde y Teniente de Alcalde de la ciudad, Conde de Miravalle, para invitarles a la función religiosa dedicada a la Virgen y a la procesión, que se celebró a la seis de la tarde del día 25 de ese mes (3). También se invitó al Gobernador Civil. Y fue, que ese año de 1887, los vecinos del recinto de la Alhambra con una tradición de cultos a la imagen de la Virgen, a la que consideraban su Patrona, decidieron fundar una corporación devocional y celebrar procesión con la imagen, así como unas fiestas del barrio por dicho motivo, celebraciones de otoño que eran muy comunes en algunos barrios granadinos.
Un mes antes, en agosto de ese año, el diario El Popular, daba la noticia de la fundación de la hermandad por dichos vecinos de esta forma: "Bajo el amparo de la Virgen de los Dolores, se ha constituido por los vecinos de la Alhambra, una hermandad, la que se propone sacar en procesión el día 25 de la iglesia de Santa María de la Alhambra la imagen de aquella Patrona" (4). La agrupación devota, al parecer se venía gestando desde los anteriores años, pues en 1885 se informa por la prensa que un grupo de devotas que denomina Hijas de los Dolores, le venían ofreciendo cultos a la imagen (5). Pronto las procesión y fiestas se hicieron célebres en la ciudad, a las que acudían multitud de granadinos.
Por su parte, El Defensor de Granada, en su número de 26 de septiembre de 1887, ratificaba la noticia: “Procesión en la Alhambra. La piedad de los
vecinos de la Alhambra les sugirió hace tiempo crear una Hermandad en honor de
la Virgen que se venera en aquel barrio. El éxito ha coronado sus esfuerzos y
ayer se verificó el primer acto organizado por la Hermandad sacando en procesión
la imagen de la Virgen que recorrió todas aquellas calles y paseos”.
Presidió la procesión el Gobernador civil, Sr.
Seilés y el Teniente de Alcalde, Sr. Conde de Miravalle, en representación del
Ayuntamiento. Las casas ostentaban vistosas colgaduras y las iluminaciones que
lucen los balcones y ventanas enviando sus tenues rayos a aquellos deliciosos
bosques".
La función y la procesión se celebrará en los siguientes años y eran precedidos por una Novena en la que intervenían los más eminentes oradores sagrados de la ciudad, como los Padres Arcoya y Campaña. En 1889, seguramente
para no hacer coincidir la salida de la Virgen de la Alhambra con la procesión
de la Virgen de las Angustias, Patrona de la ciudad, que en esos años empezó a
salir el penúltimo domingo de Septiembre,
la hermandad de Ntra. Sra. de los Dolores de la Alhambra trasladó su procesión
al domingo siguiente, día de San Miguel Arcángel, muy festivo en la ciudad por
la famosa romería a su ermita en el Cerro del Aceituno, por lo que también volvería a cambiarse el día por este motivo en los años siguientes.
El Defensor de Granada nos hace una descripción interesante de la procesión de 1891, celebrada el día 29 de septiembre: "Procesión de anoche. Conforme estaba anunciada
se celebró la procesión de Nuestra Señora de los Dolores que se venera en la iglesia
de Santa María de la Alhambra. Es indudable que pocas expresiones de culto
revisten como aquella el carácter original y poético, merced al emplazamiento
donde tiene lugar la ceremonia religiosa (...). Las casas de la pequeña población estaban engalanadas con colgaduras
y lucía vistosas iluminaciones la fachada de la fotografía del Sr. Rafael
Garzón.
La
procesión al salir del templo recorrió las principales calles y alamedas en
medio de un considerable concurso. Abría la marcha, dos batidores de la guardia
civil y seguía parte del acompañamiento con faroles, después la cruz y la manga
de la iglesia, gran porción de los fieles con cirios (...) la sagrada imagen
acompañada por distintos individuos de la Guardia Civil, clero, música de
capilla y la banda de la Beneficencia. Al
paso de la imagen de la Virgen se quemaron innumerables bengalas y era
verdaderamente fantástico el efecto que producía en la enramada tiñéndola de
vistosos colores. En la fachada de la Fonda de los Siete Suelos, se quemaron
ruedas de fuegos artificiales y en la del Hotel Washington un precioso
castillo”.
El clímax de la procesión se producía cuando ésta llegaba a la plazuela que formaban los hoteles "Siete Suelos", junto a la torre de su nombre, Washington y Roma (exponentes de aquel turismo aristocrático y burgués que en Granada se había iniciado en el siglo XIX). Bengalas y castillos de fuegos artificiales se encendían en el lugar cuando la Virgen pasaba por allí; que, al parecer, eran costeados por los dueños de aquellos establecimientos hoteleros, utilizados por los miembros de la realezas y aristocracias europeas, así como, por famosos escritores, artistas y millonarios cuando visitaban Granada. El hotel Siete Suelos fue demolido para dar visibilidad a la Torre de los Siete Suelos que estaba detrás del edificio.
|
Plazuela con el "Hotel Siete Suelos" a la izquierda y el "Washington Irving" a la derecha, con la Fuente del Pimiento delante, en la calle que va hacia el Generalife. (Antigua postal de Rafael Garzón).
|
Cada año la procesión por el bosque de la Alhambra presentaba mayor brillantez y participación de autoridades, añadiéndose a las bengalas y otros fuegos artificiales decoraciones de tipo veneciano, con lamparitas encendidas en vasos de colores, que formaban una estrella y que fue realizada ante la casa del administrador del Carmen de los Mártires en la procesión de 1893. Los fieles iban en dos filas, iluminando con faroles sobre soportes de madera. Posteriormente, algunas cofradías utilizarán esta modalidad de acompañamiento lumínico, en lugar de velas o cirios.
Con los mayordomos, que regían la hermandad, Joaquín Torrente y Rafael Señán, las fiestas y procesión lograron un gran esplendor; organizaron una velada festiva el día anterior, y la procesión la precedía una sección de batidores de la Guardia Civil, delante del guion de la hermandad y de la manguilla parroquial; luego los fieles alumbrando, y, entre ellos, la música del Parque de Bomberos; capilla de música delante de la Virgen, que iba escoltada por la Guardia Civil y seguida del clero, Ayuntamiento, cerrando la banda del Regimiento "Córdoba 10".
Las celebraciones de 1895 se realizaron el día 15 de septiembre, festividad de los Dolores Gloriosos de la Virgen, con objeto de no coincidir con la romería y verbena albaicinera de San Miguel, y que así no se restara asistencia a la procesión de la Alhambra.
Al regreso de la procesión se llegaba a la Plaza de los Aljibes en cuyo mirador se contempla el Albaicín y el Sacromonte, acercando las andas de la Virgen al mismo borde para que las monjas de los conventos de la Carrera del Darro la pudieran de lejos contemplar.
En esos años, llegó a instalarse en la Plaza Nueva una especie de feria muy concurrida, que era visitada por los granadinos que bajaban de la Alhambra y del Albaicín, después de haber presenciado las procesiones de San Miguel y de la Virgen de la Alhambra. En ella se vendía en sus correspondientes puestos toda clase de golosinas y comida, columpios y otras atracciones.
La popularidad de la procesión fue creciendo a lo largo de los últimos años de la centuria decimonónica, acudiendo gentes de los pueblos cercanos a la ciudad, incluso, en la de 1896 se dio un recital cuando llegó la Virgen a la plaza de los hoteles, interviniendo el armónium de don Luis Montero; un piano pulsado por el Maestro Emilio Vidal y un violín, que tocaron el Ave María de Gounod interpretada por el tenor Rafael Bezares (6).
4. La Virgen de la Alhambra en el Santo Entierro Antológico
|
Anuncio de la procesión antológica de 1910 (proporcionada por A. Fernández Barrilao)
|
La celebración de la procesión y cultos se prolongó en la primera década del siglo XX, aunque no se hizo en 1912, quizá por participar la hermandad con la imagen en la única procesión del Viernes Santo, llamada del Santo Entierro Antológico, que desde 1909 se venía celebrando. En dicha procesión se representaban distintas escenas de la Pasión de Jesucristo con diversas imágenes de mérito artístico, que muchas de ellas se convertirían años más tarde en titulares de las primeras hermandades de penitencia de la actual Semana Santa de Granada.
No podía pasar desapercibido este portentoso grupo escultórico a la apreciación de aquellos eruditos que auxiliaron al Arzobispo Meseguer y a la Comisión Organizadora de la magna procesión del Santo Entierro y en los años de1910,1911 y 1912, la Virgen bajó con su hermandad a la ciudad, para esperar en la Cuesta de Gomérez su incorporación a la procesión antológica del Viernes Santo, que seguía un orden cronológico de las escenas pasionistas.
Parece que fue en 1910 cuando la Virgen se le asigna la advocación de Nuestra Señora de las Angustias, que sustituirá a la de Nuestra Señora de los Dolores, como hasta ese momento se la conocía. Tal título se refleja ya en los documentos de la Comisión del Santo Entierro que se reunió en el edificio de la Curia Eclesiástica el 27 de febrero de 1910 para la organización de la procesión del Santo Entierro de ese año, en la que se acordó "(...) que ese año forme parte de la procesión del Santo Entierro el paso de Nuestra Señora de las Angustias que se venera en la iglesia de Santa María de la Alhambra y el Santo Entierro de San Jerónimo". A partir de ese año caería en desuso el de Nuestra Señora de los Dolores.
Parece, incluso, que quien la titula como Angustias fue el erudito periodista, historiador y fundador de la revista Alhambra, entre otros cargos, Francisco de Paula Valladar en un informe que realiza para la citada Comisión, sobre las imágenes merecedoras por su impronta artística de figurar en la procesión antológica, en el que decía que "(...) la hermosa imagen de Nuestra Señora de las Angustias que hay en la iglesia de Santa María de la Alhambra, desde luego, formaría parte de la procesión. Esta obra de Ruiz del Peral produciría un bellísimo efecto".
Decía la prensa que ese año procesionaba la imagen por primera vez por las calles del centro de Granada, alumbrando con velas y vestidos de paisano sus hermanos y los vecinos de la Alhambra por ser su Patrona. El paso lo dirigían Diego Alonso y Manuel Pérez, seguramente cargos de la hermandad, como era costumbre, y lo seguía, como acompañamiento musical, la banda de música de Churriana de la Vega, que ya entonces era una de las más reputadas de la provincia.
|
Virgen de las Angustias de San Andrés procesionó Viernes Santo de 1913 a 1916 |
Dos años más participarían imagen y hermandad en la procesión del Viernes Santo, pero en 1913 es sustituida por la bella imagen de vestir de la Virgen de las Angustias de la iglesia de San Andrés, inspirada en la singular iconografía de la Patrona de Granada, y titular de la Hermandad Sacramental del Santo Cristo de la Salud de dicha iglesia. Esta imagen procesionará en la Santo Entierro Antológico acompañada de nazarenos con cirio hasta 1916, pues en el siguiente año lo volverá a hacerlo la Virgen de la Alhambra, aunque se silencian las referencias a su hermandad, que probablemente sufría una crisis, para referirse a los vecinos de la Alhambra como acompañantes de la imagen.
|
Angustias de San Andrés por Gran Vía. Foto Martínez Rioboo, Casa de los Tiros |
Después de la participación en la procesión del Santo Entierro de 1917 no volverá a salir la imagen de la Virgen hasta que lo hiciera con su hermandad actual una vez que ésta se constituyera en 1928. Sin embargo, en ese intervalo la Virgen no dejará de tener culto por los vecinos de la Alhambra con una setena y función, que se le dedicará a finales de septiembre, como antaño, culminándose los festejos de ese mes con la ya tradicional procesión por el bosque, que en 1918 llegará hasta el Hotel Alhambra Palace, que se había inaugurado en 1910, y al Campo de los Mártires. No faltó tampoco su presencia en los hoteles de Siete Suelos y Washington, donde se dio un recital por un sexteto de música de capilla, ni la visita a la plaza de los Aljibes para asomar la imagen al Albaicín entre profusión de bengalas encendidas (7).
Los cultos de septiembre y la procesión se repetirán en 1919, aunque esta última hubo de trasladarse al día 25 de octubre por el tiempo llovioso que se presentó aquel día, y, posiblemente, en los años siguientes se repetirían dichos cultos y procesión.
5. Se forma una previa hermandad de penitencia en 1925.
A principios de 1925 se celebró en la iglesia alhambreña una Santa Misión organizada por los Padres Redentoristas, que finalizó con una procesión con la imagen por el barrio del recinto nazarita. Fue procesionada en esa ocasión en unas sencillas andas con horquilleros, y de la misma forma a una gran cruz de la Misión, cubierto su stipes con flores y plantas. Hay unas fotos que así lo testimonian, en las que se aprecia que el Cristo llevaba en su mano tendida un ramo de flores.
Después de la Misión de ese año de 1925 se produce un intento de fundar una hermandad de penitencia para procesionar a la Virgen en la Semana Santa. En el auge que iba adquiriendo la Semana Santa celebrada con procesiones organizadas por cofradías, en aquellas fechas ya se habían fundado seis hermandades de penitencia. No faltó, tampoco, un proyecto de hermandad con la imagen de la Virgen de la Alhambra por parte de los vecinos y del capellán de la iglesia, don Emilio Villatoro Bocanegra, que convocan para la tarde del domingo, día 19 de abril de 1925, una vez terminada la Semana Santa de ese año, a una reunión en la sacristía de la iglesia, a la que animaban a asistir a cuantas personas desearan inscribirse como cofrades de la nueva hermandad (8).
La reunión se celebró y de ella se deducía la formación de una comisión que redactara unos estatutos para presentarlos a la aprobación del Cardenal-Arzobispo, don Vicente Casanova y Marzol. En esos momentos iniciales ya contaba la nueva hermandad con más de cien cofrades. Probablemente la mayor parte de ellos eran vecinos de la Alhambra en los que estaba arraigada la devoción a la imagen. De dicha reunión surgió un proyecto singular hasta entonces en una cofradía: la de levantar una cruz de mayo en la puerta de la iglesia para recabar fondos. Asimismo, se pretendía hacer la primera estación de penitencia en la Semana Santa de 1926 y, por vez primera, se denominará a la cofradía como la de Nuestra Señora de las Angustias de Santa María de la Alhambra.
Al domingo siguiente, 26 de abril de 1925, se celebra otra sesión de la Junta General con la asistencia de numerosos cofrades, haciendo referencia al entusiasmo por la cofradía de los jóvenes del Realejo (de las parroquias de San Cecilio y de Santa Escolástica), en la que se aprueba el montaje de la Cruz de Mayo; se determina que el hábito se costeará por los propios cofrades y dar facilidades para ello a los que no tuvieran medios económicos para costeárselo (9).
Esta incipiente hermandad de penitencia no llegó a cuajar, pues para los festejos del mes de septiembre de ese año no se menciona a la cofradía, organizándolos, así como la tradicional procesión, los vecinos de la Alhambra. Esta procesión seguirá celebrándose en los años siguientes hasta que se constituyó la actual hermandad de penitencia en 1928.
Una curiosa fotografía insertada en la revista mensual Granada Gráfica de octubre de 1929 recrea la procesión de otoño por la Alhambra, aunque necesariamente dicha fotografía debe de ser de años anteriores a su publicación. En ella se aprecia que la imagen se procesionaba, al menos en los últimos años, sobre unas andas de mayor envergadura (con dieciséis horquilleros) que las que se utilizaron en la procesión de la Misión de 1925. Es posible que se realizaran en los años que la imagen procesionó en el Santo Entierro.
6. La constitución definitiva de la hermandad de penitencia
Pese a que no pudiera cuajar el primer intento de fundar la cofradía de penitencia en 1925 (no sabemos seguro porqué razones), el capellán don Emilio Villatoro no cejó en su empeño de conseguir formar una hermandad que diera culto y procesionara en Semana Santa a las imágenes de este excepcional conjunto de las Angustias de la Alhambra.
Quizá, dicho capellán estuviera apoyado por algunos de los miembros fundadores de la cofradía anterior, uniendo, además, al proyecto a un artista muy reconocido en aquel tiempo, como fue don Luis de Vicente Mercado, escultor y tallista granadino que había construido los grandes pasos de las imágenes de Jesús Nazareno del Paso y María Santísima de la Esperanza, así como, el del Cristo de la Sangre de la capital malagueña, que fue el creador del canon de los grandes tronos barrocos que marcan ese peculiar estilo de la Semana Santa de Málaga.
Luis de Vicente tenía su taller en la Cuesta de Gomérez, nº 33, relativamente próximo a la iglesia de Santa María de la Alhambra, y se decía que visitaba con cierta frecuencia a la imagen, considerándose devoto de la misma, manteniendo contactos con el capellán, don Emigdio. Asimismo, se les sumó don Antonio Herrero Lamolda, mancebo de la farmacia de don Juan de Dios González, que tenía este establecimiento cerca de Plaza Nueva, en la placeta de San Gil, junto a la calle de Elvira (farmacia que ha existido hasta hace pocos años y en cuyo edificio estuvo la casa de la hermandad, hasta hace no mucho tiempo).
Don Juan de Dios González acogió gustoso en la rebotica de su farmacia a las reuniones preparatorias para la organización de la nueva cofradía de penitencia, convirtiéndose en aquellos años en la capillica de la misma, centro de elaboración de proyectos y de tertulia de los primeros cofrades. Otra farmacia de don Juan de Dios González que tenía en la calle de Mesones, esquina con la de Hileras, también sirvió a aquellos propósitos fundacionales.
Otras personas, algunas también farmacéuticas, como Nicasio Montes Garzón; el médico José Rodríguez Santos y su hermanastro Pedro Rodríguez Quero, así como el que sería el alma mater de la hermandad, Ricardo Martín Campos, que fue Presidente del Granada Club de Futbol, Teniente de Alcalde de Granada y dueño del histórico Cine Regio, situado al costado derecho del Ayuntamiento, en la placeta del Escudo del Carmen. Estas personas constituyeron el núcleo fundacional de la cofradía y a las que se le unieron otros personajes del área social y artística de la Granada de aquel tiempo, como el arquitecto conservador de la Alhambra, don Leopoldo Torres Balbás; don Bonifacio Sánchez Cózar, eminente médico; don José María Villalobos Ventura o don Miguel Rosales Camacho.
En abril de 1928 ya se había reunido el número suficiente de hermanos para convocar una Junta General fundacional y nombrar una Directiva, que confeccionara los estatutos para presentarlos a la aprobación del Arzobispado y por los que se regiría la hermandad. Aquella asamblea se celebró en la sede del Colegio Farmacéutico, entonces situado en la calle Azacayas, y en ella se nombró la primera junta de gobierno con carácter provisional, que estuvo compuesta por: un Mayordomo
Mayor, el capellán de Santa María, don Emilio Villatoro Bocanegra; Secretario, don Pedro Rodríguez Quero; Vicesecretario, don José Rodríguez Santos; Tesorero, don Ricardo Martín Campos; Vicetesorero, don José Antonio Mesa García y los Mayordomos: don Nicasio Montes Garzón, don Daniel Oliver Osuna, don José María Villalobos
Ventura, don Bonifacio Sánchez Cózar, don Luis de Vicente Mercado, don Antonio
Herrera Lamolda, don Diego Romera Alba, don Miguel Rosales Camacho, don Alberto
Esteban Sáez, don Antonio García López, don Leopoldo Torres Balbás, don Pablo
López Bellido y don José Martín Campos (10).
En la primera reunión de la Directiva se forman unas comisiones para propaganda y redacción de los estatutos y tienen la deferencia de nombrar como primer Hermano Mayor Honorario de la Cofradía al párroco de San Cecilio, don Ulpiano Montoro, a cuya jurisdicción pertenecía la hermandad.
Otra
comisión se crea para organizar la procesión de Semana Santa que había de salir
por vez primera en 1929 y se encarga a don Luis de Vicente, como artista del grupo, para que diseñe los hábitos, distintivos, enseres
y andas de la Virgen, cuyos proyectos presenta a la junta directiva en una reunión celebrada en la farmacia de la placeta de San Gil. Entre dichos proyectos, expone un maniquí vestido con el
hábito de la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza de Málaga, para que, siendo examinado en sus distintos componentes, les proporcione una idea precisa y actual de cómo vestían los nazarenos
en esos tiempos en una de las ciudades punteras en la Semana Santa, como era
Málaga.
Con una
celeridad impresionante se redactan los estatutos, que son presentados en el arzobispado el 20 de abril de 1928 con la denominación de “Estatutos
y Reglamento de procesión por los que se ha de regir la Cofradía de Santa María
de la Alhambra, que se venera en la iglesia de dicho nombre en la Ciudad de
Granada”; la iglesia dio nombre a la Virgen y ésta, a su vez, hace famosa a su
iglesia.
El 25 de
mayo de 1928, por escrito del Secretario de Cámara y Gobierno del Arzobispado, don Lino Rodríguez (después Obispo de Tabbora), dirigido al capellán de la iglesia
de Santa María de la Alhambra, don Emilio Villatoro, se le comunica a la hermandad
la aprobación de sus constituciones por parte del Cardenal-Arzobispo, Monseñor
Casanova y Marzol, que fue firmada el día 23 de mayo de1928.
Aprobados los estatutos se convoca una Junta General para la elección de hermano mayor y mayordomo mayor. Previamente, los fundadores habían sondeado a determinadas personas de probado prestigio para ofrecerles esos principales cargos o que aceptaran el carácter de benefactores de la hermandad. Entre ellos, se propuso ofrecerle al Duque de San Pedro de Galatino el cargo de
Hermano Mayor efectivo y a su mujer, el de Camarera Mayor. El Duque en aquellos tiempos era una de las personas de más relieve de la ciudad; gozaba
de gran influencia en la Corte y era amigo personal del Rey Alonso XIII y había sido senador de España. Mecenas indiscutible e indiscutido, dando este mecenazgo
importantes frutos para la ciudad y Sierra Nevada, de la que fue uno de sus más
brillantes pioneros (11). Sin embargo, no quiso aceptar el cargo, tal vez debido a su avanzada edad.
Después, se le realizó la proposición a uno de los notarios de la
ciudad, don Felipe Campos de los Reyes, que sí aceptó el cargo de hermano mayor
que se le proponía. Por otra
parte, el cargo de Mayordomo Mayor, segundo en importancia de la cofradía, se le propuso a don Ricardo Valdivia, que
después de aceptarlo, al poco tiempo renunció a él, siendo sustituido por don Nicasio Montes Garzón.
|
Artículo sobre Luis de Vicente, asesor artístico de la Cofradía en su fundación. "Granada Gráfica", |
El día 3 de junio de 1928 se celebró la primera Junta
General oficial en los locales de la “Sociedad Económica de Amigos
del País”, que estaba situada en la calle de la Duquesa, esquina con la calle Colegios. En ella se eligen los cargos
definitivos de la junta directiva, formada por las siguientes personas: Hermano
Mayor, Felipe Campos de los Reyes; Mayordomo
Mayor, Ricardo Valdivia; Secretario, Pablo López Bellido; Vicesecretario, Juan Gallego y Burín; Tesorero, Ricardo Martín Campos; Vice-tesorero, Bonifacio Sánchez Cózar y Albacea, Diego Romera Alba. Los mayordomos elegidos fueron: Pedro Rodríguez Quero, Luis de Vicente, Nicasio Montes Garzón, Juan Carnicero
Echevarría, Antonio Herrera Lamolda, José Martín Campos, Miguel Rosales
Camacho, Antonio Garrido del Castillo (conocido periodista y artista). Siendo el director espiritual o consiliario don Emilio Villatoro Bocanegra, impulsor dela fundación y capellán de la iglesia sede.
En esta primera junta se otorga el nombramiento de Mayordomos Honorarios a dos ilustres
artistas: el famoso compositor, don Manuel de Falla, y el ilustre compositor y
guitarrista, D. Ángel Barrios, ambos tienen hoy sus museos en los aledaños de
la Alhambra y formaban parte de la célebre tertulia El Rinconcillo del Café Alameda, en el Campillo Bajo, en la que
participaban importantes artistas y poetas, como García Lorca, Manuel Ángeles
Ortiz o Melchor Almagro, entre otros.
En la reunión de la junta directiva de 25 de junio de 1928 es cuándo se eligen los
colores de la cofradía. El color blanco crema es elegido para las túnicas y el
azul-celeste para las capas y capillo, aunque éste de raso y el resto de las prendas eran de damasco de algodón y seda con dibujo pequeño; la túnica se ciñe y complementa
con un cíngulo en oro y seda y un escapulario bordado con la insignia de la
Cofradía. Esta
reunión de elección de hábito se celebró en la rebotica de la farmacia del Sr.
de la Torre, donde en un ángulo de la estancia, Luis de Vicente había instalado,
para que sirvieran de referencia, unos maniquíes vestidos con los hábitos
prestados por la Cofradía de la Esperanza de Málaga. Desgraciadamente, Luis de Vicente fallecería a finales de ese año de 1928, privando a la hermandad y a la Semana Santa de Granada de su indiscutible maestría artística.
|
Nazarenos por el bosque. Foto. A. Padial |
También, como una de las primeras actividades de la junta directiva, se acomete la tarea de proporcionar a la bendita imagen titular de un camarín digno donde darle el culto comprometido; y así, ese mismo verano de 1928 se acuerda acometer las obras de reforma necesarias en el camarín de la Virgen, cuya imagen siguió ocupando el retablo lateral, donde se había colocado a su llegada a la iglesia procedente del suprimido convento de San Francisco de la Alhambra. Con la finalidad de que la imagen quedara instalada decorosamente y resguardada de las suciedades y polvo se decide instalar unas puertas de cristales en el camarín, cuyo coste es sufragado por el hermano mayor, el notario don Felipe Campos de los Reyes. Delante de la Virgen se situó un candelabro de siete luces eléctricas, que fue donado por el capellán, Sr. Villatoro
7. Primera crisis de la hermandad
Poco
duró el mandato del notario y hermano mayor de la Cofradía, D. Felipe Campos de
los Reyes, que presentó su dimisión en el verano de 1928 sin otro motivo que el
de que sus muchas ocupaciones no le permitían atender a la Cofradía. Con él
dimite el secretario, Sr. López Vellido. Esta dimisión va a ser el detonante
que en los meses posteriores pondrá de relieve las diferencias existentes entre
determinados miembros de la junta directiva.
En el fondo de la cuestión latían, en mi opinión, varias cuestiones: el afán de las cofradías por nombrar a personas de relevancia social para presidirlas, cosa común en las cofradías de aquellos tiempos; ello chocaba con que algunas de esas personalidades no tenían demasiado interés por formar parte de dichas cofradías, por carecer de tradición cofradiera, viéndose dichas personas relevantes, en algunos casos, forzadas a dar su aceptación. Exponente de esto era que el Sr. Campos de los Reyes no asistía a las reuniones, ni tampoco lo hacía el mayordomo mayor, Sr. Valdívia, lo que manifestaba su escaso interés por estar al frente de las hermandades. También latía en este caso ciertos desacuerdos, como veremos más adelante, entre algunos directivos sobre la concepción de lo que debía de ser la cofradía.
Con la dimisión de don Felipe de los Reyes, el mayordomo primero, don Pedro Rodríguez Quero, pide que dimita toda la junta directiva en solidaridad con él. En el fondo de la cuestión latían graves discrepancias en el seno de la junta sobre las diversas concepciones que existían de cómo debería de abordarse los distintos aspectos de la cofradía, como el carácter de su procesión de penitencia, apostando unos por su severidad y otros por imprimirle un carácter más pompa o fastuoso.
A la dimisión en bloque, pedida por el señor Quero, se opuso el secretario, Juan Gallego y Burín, y gran parte de la junta, aduciendo que la dimisión del hermano mayor se debía exclusivamente a razones de trabajo y no había lugar a la dimisión de toda la junta. Pero en septiembre de aquel año dimite el señor Quero y otro directivo, aunque de forma sorprendente, estando dimitido convoca para el día 16 de ese mes una junta general, presidida por él, en la que se rechazan los diseños y el presupuesto sobre hábitos y enseres de don Luis de Vicente, lo que provoca a su vez la dimisión de este artista y de la del señor Rosales Camacho. Ello lo que desvela es, que el el fondo de la crisis estaba la oposición por parte de Quero y de sus seguidores a la fastuosidad de la concepción artística que se le estaba imprimiendo a la cofradía con los lujosos diseños del señor de Vicente.
Pero, además, en dicha junta se termina eligiendo una Directiva formada por personas adeptas, al parecer, al señor Quero y al hermano mayor dimitido, don Felipe de los Reyes, y nombrando mayordomo mayor al señor Valdivia, también dimitido. Con ello, la Junta Directiva oficial, quedaba cesada de forma ilegal, por lo que sus componentes recurren al Arzobispo, Cardenal Casanova, remitiéndole un informe sobre la situación de la hermandad.
El Provisor de la diócesis recibe al grupo perjudicado recurrente, que pone sus cargos a su disposición y anula los nombramientos realizados en la junta de septiembre, ordenando se convoquen elecciones para elegir junta de gobierno dela que salió elegido como hermano mayor don Ricardo Valdivia y como mayordomo mayor don Ricardo Martín Campos, en sustitución de don Nicasio Montes Garzón, que había fallecido hacía poco tiempo. Como secretario de eligió a don Juan Gallego y Burín y como albacea a don Juan Carnicero, más los vocales don Diego Romera, don Luis de Vicente, don Bonifacio Sánchez Cózar, don Miguel Rosales Camacho y don Nicolás Martín Fernández.
A los hermanastros Rodríguez Quero y Rodríguez Santos se les dio de baja en la hermandad por haber sido los responsables de los hechos irregulares acaecidos. Había triunfado el sector que apoyaba la estética procesional que promovía el señor de Vicente, que es la que ha mantenido la hermandad con algunas modificaciones hasta los tiempos actuales. Los señores Quero y Santos a finales de ese año de 1928 serían unos de los fundadores de la hermandad de penitencia del Cristo de los Favores, en la que imprimieron en sus primeros años la austeridad que propiciaban para la hermandad de la Alhambra; esos primeros años el Cristo de los Favores realizó su estación de penitencia con mucha austeridad, sin bandas de música y con el solo acompañamiento de los sones de un tambor destemplado.
Unos días antes de fallecer don Luis de Vicente, en la sesión de 22 de noviembre, presentó los diseños del estandarte o bandera de la hermandad en tela de damasco azul-turquesa con el escudo bordado en sedas y oro, sobre la asta de madera torneada y dorada, que costearía el mayordomo mayor, don Ricardo Martín Campos, y de cuatro mazas de metal. La viuda, doña Ángela Prados Benítez regaló a la cofradía todos los diseños y planos que había proyectado el artista para la hermandad, regalándole la referida asta, que había dejado realizada su marido. Una misa de Requiem en el altar de la Virgen se celebró por el eterno descanso del escultor, agradeciendo su aportación a la estética de la cofradía con la exención del pago de las cuotas al hijo del fallecido.
8. La primera estación de penitencia y sus preparativos
La bendición de las insignias estuvo apadrinada por el Presidente de la Audiencia Territorial, don Emilio Velasco y su esposa, doña Isabel Abril de Velasco, que regaló a la Virgen el primer sudario de crespón blanco para colocarlo en los brazos de la cruz. Al Sr, Velasco le fue ofrecido el cargo de hermano mayor de la cofradía, ya que el hermano mayor don Ricardo Valdivia, que lo ostentó pocos meses, no parecía quererlo desempeñar ya que ni asistía a las reuniones de la hermandad. El Sr. Velasco no quiso aceptarlo, quedando la hermandad sin cabeza rectora oficial.
No obstante, no cejaba la Junta Directiva de proponer candidatos a personas de cierto prestigio y significación social, pues en su sesión de 4 de enero de 1929 se acordó que “(…) ante las sucesivas
renuncias que perjudican a la cofradía, se acuerda que los señores Martín
Campos, Rodríguez Carrascosa, y Rosales exploren a diversas personalidades para
que conste por adelantado que son amantes de la cofradía” . Como resultado de esa “exploración”, en la sesión de la junta directiva
de 30 de enero de 1929, se nombra provisionalmente, hasta que lo confirmase la
Junta General a don Diego Liñán Nieves. Esta persona poseía una reconocida fortuna procedente de diversos negocios, especialmente de madera, con aserraderos en la localidad de Santa Fe, que aceptó formalmente el cargo en la sesión de 8 de febrero de ese año y que
fue confirmado por la Junta General de la Cofradía celebrada el día 24 de ese
mes.
Para preparar la primera salida procesional, la de la Semana Santa de 1929, se formaron comisiones, una de ellas para recabar fondos mediante la realización de rifas de un reloj de oro, una gramola, un mantón de manila...etc., asimismo se organizó un concierto en el Cine Regio, propiedad de Martín Campos, que no tuvo mucha asistencia, y parece que ocasionó pérdidas a la cofradía.
No le dio tiempo a Luis de Vicente a diseñar las andas procesionales de la Virgen, por lo que a finales del mes de enero de 1929 se convocó para ese fin una sesión de la Directiva a la que asistió el escultor granadino Eduardo Espinosa Cuadros, que había realizado el grupo escultórico de la Entrada en Jerusalén y recientemente las imágenes de la Santa Cena, para encargarle la ejecución de dichas andas o trono. Las tuvo finalizadas para la primera estación de penitencia y consistían en un altarón sobre el que realizó una gran peana, adornada con elementos de talla barroca en dorado, y todo el conjunto era portado por varales externos que iban a hombros para descansar sobre horquillas, como era la costumbre.
La parihuela sobre la que se procesionó ese primer año la prestó la Cofradía del Señor de la Humildad y se procedió antes de Semana Santa a realizar una somera intervención a las imágenes, realizada por Espinosa Cuadros, que consistiría, según el acta de la cofradía de 10 de marzo de1929, en "las reparaciones indispensables para la buena conservación de la imagen, respetando su valor artístico". Seguramente, consistió en una sencilla operación de limpieza y conservación de la talla.
El presupuesto para la ejecución de dichas andas fue de 3.000.- Ptas., que fueron pagadas por mitad entre el hermano mayor, Sr. Liñán Nieves y el mayordomo mayor, Sr. Martín Campos, como también se costearon el resto de los enseres por miembros de la Directiva, como las varas de los mayordomos, cuyo coste lo pagó el Sr. Rosales Camacho; las bocinas o trompetas con paños de sencillos bordados en seda, que las pagaron los señores Herrera Lamolda y Romero Alba;los faldones damasco azul que cubrían la parihuela se hicieron y costearon por el sastre y tesorero de la hermandad don Nicolás Martín Fernández; las mazas de madera labrada y dorada las costeo el mayordomo, Sr. Roda, mazas que en 1946 se sustituyeron por otras realizadas por el escultor Nicolás Prados López.
|
Procesión por la Alhambra Foto M. Portal, Granada Gráfica, octubre 1929.
|
Las constituciones de la hermandad prescribían que la estación de penitencia se habría de realizar en Jueves Santo y, a pesar de haberse aprobado así, el Cardenal- Arzobispo don Vicente Casanova prohibió que se pudiera procesionar dicho día a excepción de la procesión del Silencio. De nada valieron las reiteradas protestas de la cofradía para hacer cambiar de opinión al Prelado, teniendo que recurrir a la estratagema de fijar como hora de salida de la cofradía las 0:30 horas de la noche del Miércoles al Jueves Santo, estando en la calle la madrugada de ese último día y de este modo soslayar la prohibición arzobispal, horario que fue aceptado, y tratar de cumplir así los estatutos (12).
También se aprobó el primer itinerario por el que se asomaría la imagen al Valle del Darro y al Albaicín en el mirador de la Plaza de los Aljibes, como era la costumbre de hacerlo en la procesión de finales del mes de septiembre. De allí pasaría por la Puerta de la Justicia, salida del recinto amurallado de la Alhambra, para entrar en su bosque por su Paseo Central y bajar a la ciudad por la Puerta de las Granadas y Cuesta de Gomérez, llegando y rodeando a la Plaza Nueva, por el lateral de la Real Chancillería; después siguió por Reyes Católicos, Gran Vía, calle de la Cárcel, Capuchinas, Trinidad, Mesones, Reyes Católicos, Plaza Nueva, Cuesta de Gomérez, entrando en el bosque de la Alhambra, para desviarse al Campo de los Mártires hacia la placeta de los hoteles, que siempre había visitado en la procesión de septiembre con su antigua hermandad. Regresó a su templo lo hizo por la Puerta de los Carros, dadas las moderadas dimensiones de las andas, que en los siguientes años con el paso de mayores dimensiones no le permitió realizar por esa puerta. El bosque fue iluminado con algunos reflectores de luz, que en las farolas se matizó con papel de colores, que llevaban impreso el escudo de la cofradía.
Abrió la comitiva procesional una sección de la policía municipal montada a caballo, seguida de la banda de clarines y trompetas del Regimiento de Artillería, montada, asimismo, a caballo, que con sus heráldicos y desgarrados sones anunciaban la presencia de la hermandad. Este preludio procesional se convirtió en una de las características identificativas de la procesión, que se mantuvo hasta finales de los años cincuenta o principios de los sesenta del pasado siglo en que desaparecieron las caballerías por motorización de los regimiento militares. En 1963 se trató de que se sustituyera por otra de similares características que se había formado en Granada, cuyas gestiones no llegaron a cuajar, como tampoco los intentos de que acudiera la banda de música de la Armada Española, por su alto coste.
A las doce y media de la noche salieron los nazarenos e insignias de la iglesia de Santa María de la Alhambra, donde se había organizado la procesión, pero la Virgen se incorporó a la misma desde el Palacio de Carlos V, por no permitir las escasas dimensiones de la puerta de la iglesia la salida del paso (en esa época no estaba realizada aún la puerta lateral del templo, por el que actualmente sale el paso). A la Virgen se le había suprimido la corona original que desde tiempo ancestral ceñía su cabeza, yendo exenta de todo atributo de realeza. Esa corona antigua era de plata y, según el inventario de la cofradía de 21 de junio de 1929, se reflejaba dicha corona como de estar en poder del capellán, en el que se escribía textualmente por el albacea que "La Corona, de al parecer de plata cincelada, de la Santísima Virgen está en poder del capellán".
El paso estaba compuesto por el altarón y la gran peana, que se adornó con una franja de flores blancas, al igual que el corto calvario que llegaba hasta los pies de la imagen, llevando unos jarrones de gladiolos a ambos lados de la imagen; ese adorno floral lo realizó la famosa florista Ana por el precio de 200 pesetas.
Después de asomar a la Virgen en el mirador de la Plaza de los Aljibes, ante el Albaicín, meciéndola de costero a costero, se dirigió la procesión a la Puerta de la Justicia para realizar la salida del recinto de la fortaleza alhambreña, donde se enmarcó la cruz de guía, que de forma anónima portaba en señal de penitencia el gran poeta universal Federico García Lorca. Nazarenos de capillo azul y túnica de damasco crema portaban cirios blancos, unos, y azules otros; trompeteros con túnica a media piernas, becas y bonete azules; maceros de corte y cofrades, daban empaque a comitiva próxima al paso de la Virgen.
|
Primera estación de penitencia. Revista "Reflejos" de marzo de 1929 |
El paso iba escoltado por la Guardia Civil en traje de gala y delante de él representantes del resto de cofradías con sus respectivos hábitos; costumbre granadina que se mantuvo hasta hace pocas décadas; seguía al paso el clero parroquial, el hermano mayor, autoridades y una representación de la hermandad dela Virgen de las Angustias, Patrona de Granada, y la banda de música del Regimiento de Infantería "Córdoba 10" cerrando la procesión. Una multitud iba detrás contenida por guardias civiles montados a caballo.
El encendido de más de quinientas bengalas cuando el paso de la Virgen llegaba a la Fuente del Tomate, junto al monumento a Ángel Ganivet, dejó estupefacta a la multitud presente en el bosque. Todo parecía impregnado de un clima mágico, cuando la Coral de Granada, formada por más de cien voces entonó allí las Plegarias a la Piedad de María y la Salve a gran orquesta. Siguió detrás de la procesión una muchedumbre, hasta entrar en la ciudad baja, llegando a la Plaza Nueva ya entrada la madrugada, y siguiendo un largo itinerario cubierto por la presencia de granadinos y de gentes de los pueblos de la Vega.
La procesión llegó a la colina de la Alhambra ya despuntado el día, mientras la Virgen se despedía de su ciudad desde el Mirador de las Mártires, cuyo caserío aparecía entre los primeros rayos de la Aurora, que sumergían la ciudad en una bruma rosada.
Aquella mañana del Jueves Santo, día 28 de marzo, el periodista Antonio Garrido del Castillo escribía sobre esta procesión de 1929 en la revista Granada Gráfica: “La Cofradía, seguramente inspirada en la grandiosidad y belleza de la
imagen, grandioso y bello lo ha hecho todo. Su desfile por los bosques de la
Alhambra, iluminados por bengalas y reflectores, fue algo que superó todas las
fantasías, algo sobrenatural, indescriptible e incopiable. Esta procesión es
bastante para atraer gente del mundo entero”.
|
1929. En la Puerta de las Granada. Revista Granada Gráfica de marzo 1929 |
Desde esta primera estación de penitencia de1929 la campana de la Vela, como privilegio, presta su son en homenaje a la Virgen mientras transcurre su paso por el recinto alhambreño. Aquel mismo año recibió la autorización del Conde de las Infantas, a la sazón Director General de Bellas Artes, y, desde entonces, la costumbre se mantiene. La hermandad en reconocimiento de ese privilegio lo nombró con el título de Hermano Mayor Honorario de la cofradía. Otros nombramientos honoríficos realizó la hermandad en personalidades ligadas a la Alhambra, como la de don Leopoldo Torres Balbás, Arquitecto Conservador del monumento nazarí y mayordomo de la cofradía en 1928 o al Sr. Prieto- Moreno Pardo, también Arquitecto Conservador de la Alhambra, y Mayordomos Honorarios al Cónsul de Bélgica, Sr. Meersmans, vecino del recinto, o más tarde, en los años cincuenta, a la Directora del Parador Nacional de Turismo, doña Enriqueta Louro Viana, como Camarera Mayor Honoraria.
9. La Cofradía y Federico García Lorca
El poeta granadino ese año
se hallaba en la Residencia de Estudiantes de Madrid y viene a Granada para la
Semana Santa y participó en la estación de penitencia de esta hermandad. El relato sobre ello lo realizó en 1966 don José Martín Campos, miembro de la cofradía, que declaraba, que fue llamado a las habitaciones
particulares del capellán y consiliario de la hermandad, Sr. Villatoro
Bocanegra, y le dijo: “ Pepito -entonces tenía 19 años-, vamos
a ver la forma de conseguir que un buen hombre cumpla su promesa de acompañar
vestido de penitente a nuestra amada titular. Acaba de llegar a Granada con ese
fin”. En ese
momento no se conocía la identidad del peticionario y la dificultad de acceder a su demanda estaba en que los trajes de penitente se habían repartido, unida a que García Lorca no
estaba inscrito como cofrade. Este último requisito pensaron que se obviar -decía el señor
Martín Campos - "haciendo la vista gorda por
ir los penitentes cubiertos con el capillo y por tanto nadie podría advertirlo”, y propuso como solución: que saliese vestido de paisano tras el trono, pero esto no lo
aceptó García Lorca, a quien se consultó por estar esperando en una
habitación contigua. Manifestó que no deseaba exhibicionismo y que todo quedara
en la mayor reserva entre las tres personas que conocían su presencia (13).
Se comunicó el asunto a otro miembro de la Directiva de la hermandad, don Maximiliano Rodríguez Carrascosa
(alto funcionario del cuerpo de Prisiones), que les dijo, que como la cofradía tenía unos hábitos con capilla sin capirote para los porta-insignias, se solucionaba el problema, asignándole una de aquellas insignias
de la cofradía para que la llevara. El solicitante aceptó y les dio a conocer su identidad, con la sorpresa consiguiente de ambos directivos (14). A la
habitación donde aguardaba el poeta le llevaron la túnica y se le acompañó con la cara cubierta a la iglesia. Allí, ante el paso de la Virgen, se arrodilló
y oró unos instantes; después, se le dio una la cruz de guía, que iría en la cabecera de la procesión, la que llevó descalzo durante
toda la estación de penitencia. Esta cruz había sido realizada y regalada a la cofradía por el escultor Espinosa Cuadros.
Al
terminar la procesión, un miembro de la Directiva y testigo del hecho fue a buscarlo, pero halló sólo la cruz de guia con un papel prendido en el
cíngulo que decía: “Dios os lo pague”. Después,
el poeta granadino pidió, el día 20 de mayo de 1929, a Maximiliano Rodríguez Carrascosa
su inscripción como cofrade y que fuera él quien lo presentase y apadrinara, manifestándole su agradecimiento, porque la participación en la procesión le había proporcionado un inmenso
bien espiritual; lo que aceptó muy gustoso el directivo, firmando ambos, ese mismo día,
el boletín de inscripción a la hermandad.
´
La solicitud fue aceptada, al día
siguiente, por la Junta de Gobierno, no sin alguna controversia por creer
algunos de sus miembros que podría tratarse de algún snobismo más de los que acostumbraba el
poeta. Se le admite con el número 498 y con el pago de la cuota de una peseta.
El silencio de este suceso se respetó por los cuatro participantes y no fue
roto hasta el año 1966, en el que el Sr. Martín Campos lo relató. Sorprende el
número de cofrades tan alto que se le asignó a Federico García Lorca para los
inicios de la Cofradía, lo que da idea del éxito que esta hermandad tuvo entre
los granadinos desde los primeros momentos de su fundación.
El boletín de inscripción, que servía de documento para demostrar el hecho de su relación con la cofradía, estuvo desaparecido durante muchos años, quizás por la circunstancias políticas que le siguieron, hasta que en 1973 el diario Ideal de Granada lo reproduce en su número de 18 de mayo de ese año y, más tarde, en la revista que publicó la hermandad con motivo de su LX aniversario fundacional.
En la sesión de la Directiva de la Cofradía de 24 de abril de 1975 se acuerda realizar las gestiones pertinentes para recuperar el documento y la tarea se encomienda al tesorero, Ricardo Martín García (hijo del antiguo hermano mayor Ricardo Martín Campos y sobrino de José Martín Campos, persona que había atendido al poeta en su petición. De las indagaciones que el comisionado y del testimonio de algunos directivos de la cofradía de finales de los años setenta se dedujo que el original del referido boletín de inscripción se envió a Madrid para que una revista lo reprodujera en un artículo sobre García Lorca publicado en ella a finales de los años sesenta o principios de los setenta, aunque todas las gestiones para conocer su paradero parece que resultaron infructuosas.
Finalizada la Semana Santa de 1929, el Ayuntamiento de Granada pide a la hermandad que no dejara perder los festejos y procesión, ya tradicionales, que se realizaban en honor a la Virgen a finales del mes de septiembre. La sugerencia fue aceptada, solicitando la cofradía al Ayuntamiento le otorgara una subvención de 1.500.- Ptas., para sufragar los gastos. Finalmente, la corporación municipal concedió la mitad de dicha cantidad y envió a la procesión a la Banda Municipal para interpretar las piezas musicales.
La función a la Virgen y procesión se celebró el día 29 de septiembre de ese año, festividad de San Miguel Arcángel, y como era tradicional con la participación del vecindario del recinto alhambreño; el encendido de bengalas y la iluminación del bosque y de la calle Real con bombillas de colores a la veneciana. Parece que fue el último año en el que se celebró la procesión y fiestas de barrio, al quedar bastante despoblado en este tiempo dicho recinto, acordándose por la junta directiva en 1930, que no se celebraran más que los actos reglamentarios por economía. El ambiente antirreligioso de los años siguientes con la proclamación de la República y Guerra Civil no era el más propicio para esas celebraciones.
|
Junta de Gobierno y pages maceros con el Sr. Liñán Nieves. "Granada Gráfica" de marzo de 1929. Foto Henares |
El día 7 de marzo de 1930 la hermandad hace una reforma de estatutos aprobados por el arzobispado, que tenían un relevante carácter democrático, ya que los hermanos en cabildo general no sólo elegían al hermano mayor, como es costumbre en las cofradías, sino también al resto de los miembros de la junta directiva, renovables por mitad cada dos años. Después, dichos estatutos fueron renovados el 26 de enero de 1935 para adaptarlos a la Ley de Asociaciones de la República.
10. Los convulsos años treinta
El segundo año de la salida procesional de la cofradía se realiza ya desde el interior de la Iglesia de Santa María de la Alhambra, por permitir la salida de la imagen la nueva puerta abierta al costado de la iglesia, por las que aún se realiza en la actualidad. La apertura de esta puerta fue costeada por el Hermano Mayor de entonces y gran benefactor de la cofradía don Diego Liñán Nievas. No obstante, el paso en esa época y parte de los años cuarenta del pasado siglo bajaba por la escalinata que existe delante de la fachada de la iglesia, mediante la colocación de una rampa de madera.
Esa segunda estación de penitencia de 1930 el paso será portado por treinta "hombres de trono" colocados por la parte exterior del mismo, que iban vestidos con el hábito de lanilla
azul y cubrecabezas blanco, que se han mantenido hasta hace pocos años en que se han cambiado por costaleros internos, que ciertamente ha disminuido la magnificencia de la presentación del paso. La necesidad de ese segundo año de contar con más hombres para llevar el paso se debió a que éste se había completado con un altarón o parihuela, que había realizado el artesano Vílchez, para elevar la peana y sobre-peana que realizadas el año anterior por Espinosa Cuadros, lo que suponía un mayor peso de las andas procesionales.
A ello se unieron otras novedades, como el estreno del estandarte, bordado
en Valencia y obsequio de don Ricardo Martín Campos y el escudo de la cofradía, labrado en madera policromada en dorado, que diseña y
realiza el mayordomo, Sr. Roda, que es portado por dos jóvenes vestidos de
paje, “como los del Ayuntamiento con los
colores de la cofradía”. Elementos que aún se conservan y que le dan cierto sesgo granadino a la cofradía, de los muchos que en los últimos tiempos ha desechado la cofradía. Asimismo, se le cambia a la Virgen la corona real que llevaba desde tiempos ancestrales por una diadema de orfebrería realizada por el escultor Navas Parejo, que llevará la imagen hasta el año 2000 en el que se la coronó canónicamente con corona real. Otro nuevo atributo llevará la imagen, pero éste desde 1929 : la daga de plata que atraviesa su pecho, que seguramente fue realizada también por Navas Parejo.
La hermandad esa Semana Santa de 1930 volvió a salir el Miércoles Santo, aunque a las once de la noche y por un itinerario más corto que el año anterior, pues acortó por el Zacatín y Bibrambla, sin ir a la calle de la Cárcel y por á calle de Lineros, pasó a Mesones y Puerta Real, para regresar por Reyes Católicos, Plaza Nueva y Gomérez a la Alhambra. Los cofrades llevaron portacirios de madera para que las velas fueran de menor tamaño y así ahorrar cera, muy escasa en esos años.
|
Saliendo en 1930 por la Puerta del Vino tras el escudo de la cofradía. "Granada Gráfica" marzo 1931 |
En aquella tendencia que tenían las cofradías de acercarse a la nobleza y alta burguesía granadina, se nombró Hermano Mayor Honorario por aclamación en la Junta General de 6 de mayo de 1930,
al Marqués de Portago, don Antonio Cabeza de Vaca y Carvajal; cargo que es aceptado inmediatamente, encargándose la
confección de un pergamino del nombramiento al artista Sr. Taboada. Este noble, Grande de España, tenía su residencia en una casa-palacio de su título, que aún hoy existe en la calle de San Matías esquina con la de San
Rafael. La casa fue construida en la segunda
mitad del siglo XIX y dedicada en años pasados a casa de vecinos y hoy restaurada sirve en la función de hotel.
A través de este aristócrata, la hermandad comienza a hacer las
gestiones pertinentes ante la Casa Real para conseguir el título de "Real
Cofradía", que consiguió el día 26 de marzo de 1931, por Rey Alfonso XIII, comunicado personalmente mediante audiencia al Marqués y al hermano mayor,
don Diego Liñán Nieves. En dicha audiencia el Rey prometió asistir a la procesión de la Semana Santa de ese año, aunque finalmente, otorgó su representación al Marqués de Portago. El telegrama de otorgamiento de su representación fue reproducido en el diario "El Defensor de Granada" de 1 de abril de ese año que textualmente decía: “Su Majestad el Rey, ha
designado al Excmo. Señor Marqués de Portago, para en su real nombre, presida
la solemne procesión que celebrará esa Cofradía, el próximo día del Jueves
Santo. El Mayordomo Mayor de Palacio”.
El Marqués, en los días que estuvo en Granada se alojó el Hotel Alhambra Palace poniendo la cofradía a su servicio, un chofer uniformado y actuando de secretario personal, el mayordomo mayor, don Ricardo Martín Campos, y de guía de la ciudad, por sus conocimientos de la misma, al cofrade, miembro de la alta sociedad granadina y director de la revista “Reflejos”, don Miguel de la Chica y de la Guardia. Fue muy agasajado por la hermandad que le ofreció un banquete en el Tenis Club, al que asistió lo más selecto de la sociedad granadina; también estuvo en el estudio del famoso pintor Gabriel Morcillo (15).
En aquella Semana Santa de 1931 la hermandad estrenó el espléndido trono de orfebrería cobre con revestimiento en baño de plata, que se había encargado en septiembre de 1929 al artista Indalecio Ventura López, y en el que aún hoy procesiona la Virgen. Parece que el "trono" que realizó Espinosa Cuadros no satisfizo las expectativas de la hermandad, especialmente la del factótum de la misma, el señor Martín Campos, necesidad que ya plateó en la sesión de 29 de junio de1929, en la que se acuerda realiza un "trono" más acorde con la valía artística de la imagen. No obstante, su construcción se dejó aplazada en ese momento por cuestiones económicas, aunque sí se formaría una comisión encargada de llevar el proyecto a la realidad.
En la orfebrería del paso se recrea la columnata nazarí con 136 columnas del Patio de los Leones de la Alhambra y unas cartelas introducidas en los templetes nazaríes, que representan escenas de la Pasión, como el Traslado al Sepulcro; el Crucificado: la imagen del Gran Poder de Sevilla, en la trasera, del que era ferviente devoto su autor, Indalecio Ventura; la del Ecce Homo y la Oración en el Huerto, en la parte frontal, así como, el escudo de la hermandad en los de las esquinas. La financiación del nuevo paso se efectuó con las aportaciones de cincuenta y ocho personas y la más importante de ellas fue la del hermano mayor, señor Liñán Nieves.
|
Imagen del Gran Poder en el trono de la Virgen |
|
El Paso realizado en 1931 por Indalecio Ventura. Foto del diario "Patria" |
En la representación del Rey en la procesión de penitencia, que se celebró el Miércoles Santo, día 1 de abril, fue el Marqués de Portago y tras el paso el capellán con dalmática, Sr. Villatoro, y las camareras de mantilla y una comisión de los Horquilleros de la Virgen de las Angustias, Patrona de Granada. Como los dos años anteriores la cofradía regresó muy de madrugada. Era el primer año en que procesionaron las camareras de la Virgen, aunque su "cuerpo" no se formó hasta 1935 a propuesta del mayordomo Sr. Portal.
En aquellos comienzos de la década de los años treinta los directivos de las cofradías granadinas manifiestan su preocupación por el escaso apoyo
que la ciudad, sus autoridades y el comercio prestaban a las
cofradías. Ante esta situación la Federación de Cofradías emite un comunicado en el periódico “El
Defensor de Granada”, de 25 de febrero de ese año, en el que se hace saber que “La
Federación estudia la suspensión de la Semana Santa, dado el escaso apoyo que se
recibe del comercio y de las autoridades, ya que los déficit los sufragan
particularmente los hermanos mayores de las cofradías”. No obstante las dificultades manifestadas, la Semana Santa de 1931 se celebró con normalidad. Así ha sido siempre, y ello debido al
desprendimiento y arrojo de un puñado de cofrades entusiastas, el que la Semana
Santa se mantenga y crezca en esta ciudad en todo momento y, en especial, en
determinadas circunstancias difíciles que a lo largo siglo XX se han padecido.
|
Perspectiva del paso de orfebrería de plata, realizado en 1931, que aún luce la imagen
|
Unos días después de finalizar la Semana Santa de 1931 se proclamó la II República y pronto el sentimiento antirreligioso, secular en determinados
grupos de la sociedad, se pone de manifiesto con creciente virulencia,
produciéndose una escalada de actos de violencia, incendios y atentados contra
personas, organizaciones religiosas y templos. Aunque, en Granada no
revistió la gravedad que en otras ciudades, hubiera sido muy arriesgado
realizar manifestaciones religiosas públicas. Por ello, fue la Semana Santa de
1931, cuando la cofradía realiza su tercera estación de penitencia, la última que realice, siguiéndose una suspensión de la misma en los tres siguientes años, limitándose las cofradías a realizar cultos internos.
En la Semana Santa de 1932 los desfiles procesionales se
sustituyen por un Vía Crucis en el interior de la Catedral, organizado
por la Federación de Cofradías y celebrado a las seis de la tarde del Viernes Santo, con la presencia de un
enorme gentío que invadió las amplias naves de la Catedral Metropolitana. El
arcipreste, don Juan Arias, comenzó el acto con el rezo del Santo Rosario y a
continuación se puso en marcha el Vía Crucis, en el que participaron las once cofradías granadinas por orden de
rigurosa antigüedad con sus estandartes delante y tras ellos, sus respectivas
juntas directivas.
|
Via Crucis de 1932 con Crucificado de la Sacristía de la Catedral. Foto A. Padial |
En dicho Vía Crucis fue procesionada la imagen del Crucificado que se venera en la Sacristía de la Catedral, que la crítica artística de la época atribuía a Martínez Montañés y que hoy, parece que se
inclina por atribuirlo a los Hermanos García, escultores no estudiados con la profundidad
que se merecen y que sería necesario que fueran reivindicados por un serio y
pormenorizado trabajo de investigación.
Al año siguiente de 1933 las
circunstancias políticas siguieron aconsejando la suspensión de las procesiones
de Semana Santa, realizándose otra vez el Vía Crucis por las naves de la catedral.
Este año se elige la inigualable escultura del Crucificado de la iglesia de San
José, imagen sin parangón del inspirado
talento de José de Mora, titular desde 1924 de la Hermandad del Cristo de la Misericordia del Silencio.
A las siete de la tarde del Viernes Santo se realiza la setena a la Virgen de
los Dolores e inmediatamente después se
inicia el Vía Crucis con la referida imagen en el que participan todas las cofradías
y enorme multitud de fieles (16).
|
Presidió el Vía Crucis de 1933. Foto Revista Reflejos de 1925 |
También el Viernes Santo de 1934 volvió a celebrase por tercera vez el solemne Vía
Crucis por el interior de la Catedral. Este año de las once cofradías de Semana
Santa, la mayoría se mantienen con cierta actividad y cultos en el interior de
sus templos, aunque sin realizar publicidad alguna de los mismos. En otras la
inactividad y desorganización es tal que en medios ajenos a las mismas hasta se
cree que habían desaparecido. Este año, las cofradías del Santo Vía Crucis, Nuestra Señora de las Angustias de Santa María de la Alhambra, Santa Cena y Rosario, cuyas juntas directivas permanecían perfectamente organizadas, deciden, tras largo debate, volver a realizar el Vía Crucis por las naves de la Catedral. Esta vez, vistiendo el respectivo habito los cofrades de cada una, aunque estos debían llevarlo guardado por la calle, “(...) por prohibirlo la autoridad gubernativa y ponérselo en la sacristía de la Catedral".
A las cinco de la tarde se
inició este Vía Crucis con la imagen del Cristo de la Esperanza, una
talla Pablo
de Rojas, que entonces y hoy se encuentra en la Sala de Beneficiarios de la Catedral. La imagen
del crucificado se llevó aquel año “(...) sobre un maravilloso trono de platas propiedad de la Cofradía de Santa María de la Alhambra, la formidable escultura
de Santo Cristo de la Esperanza que se venera en la Catedral”. La procesión la presidió, tras
el paso del Cristo de la Esperanza, el Obispo de Tambora, Vicario General del Arzobispado. Los cofrades con sus hábitos respectivos iban delante de la imagen por el siguiente orden: la Cofradía del Stmo. Cristo de los Favores, la seguía la de Santa María
de la Alhambra con sus bastoneros, estandarte, pajes portando el escudo y
hermanos; detrás las del Rosario, Santa Cena, Rescate, Soledad y Santo Vía
Crucis, todas ellas, con sus insignias, juntas de gobierno y hermanos; por último, el trono del Cristo. También fueron en la comitiva las camareras de Nuestra Señora de las Angustias de la Alhambra, Santa Cena y de la
Soledad, terminado la procesión en la Capilla Real.
|
1934. Vía Crucis con el Cristo de la Esperanza en trono de la Virgen de la Alhambra. Foto. Torres Molina |
La Cofradía de la Alhambra mantenía en estos años signos de organización, aunque había guardado el trono de la Virgen y algunos enseres en el domicilio del albacea, señor Rosales Camacho, a fin de sustraerlos de su posible destrucción si se incendiaba la iglesia alhambreña. Perece que celebró en ella algunos cultos, lo que se deduce de un anuncio enviado por el Secretario, Sr. Parro, en el
que se comunica la celebración de la función principal del Viernes de Dolores. También, el Sr. Martín Campos entrevistado por el diario El Noticiero Granadino en su número de 22 de febrero de 1934, afirmaba que la hermandad estaba organizada, aunque era prematuro afirmar la salida de las procesiones ese año.
Al comenzar el año 1935 se tienen más noticias documentales de la cofradía, pues se han recuperado algunos libros de sus actas, que consulté a finales del pasado siglo para escribir el libro de historia de la Hermandad. La primera de ese año es la del 18 de enero, cuya sesión fue presidida por el mayordomo
mayor, don Ricardo Martín Campos, y en la que se acuerda solicitar la inscripción como
asociación en el Gobierno Civil
solicitando asimismo su reconocimiento
por dicha autoridad. El Secretario de entonces, don Maximiliano Rodríguez
Carrascosa, presenta los Estatutos reformados de acuerdo con la citada
legislación en el Gobierno Civil, que los aprueba por decreto de 26 de enero de
1935, legalizándose con ello la situación de la cofradía ante las leyes de la República.
Ese año de 1935 saldrán las procesiones de Semana Santa. La Federación de Cofradías convoca una sesión el día 20 de enero en el Círculo Mercantil, para
tratar de la posibilidad de las salidas procesionales en la Semana Santa de 1935,
resolviendo el asunto en sentido afirmativo; incluso se encarga a la revista Blanco y Negro la redacción de un número especial para primero de abril sobre
la Semana Santa granadina que se costea a prorrata entre las cofradías.
Ante esta nueva situación, la Cofradía de la Alhambra acuerda que la Directiva intensifique su actividad para comenzar los trabajos de
organización, propaganda y preparación de la estación de penitencia. El hermano mayor, Liñán Nieves, que estaba residiendo en esos años en Madrid, lo reclama la junta directiva para que preste su apoyo económico para la salida procesional, y, asimismo, al Marques del Portago, que se excusa diciendo que dicha ayuda la mandará el próximo verano, aunque después realiza un ingreso para la cofradía de 5000. -ptas., con lo que resuelve el problema de los gastos de la salida de ese año que se presupuestaron en 4.000. - ptas. Este va a ser el último contacto que tenga la Junta de Gobierno de la hermandad con el Marqués. Después de la guerra, entre los años 1940 y 1942 tratan de localizarlo sin resultado alguno, aunque murió en ese último año.
Según las actas de la hermandad, en esa época la Junta Directiva estaba formada por: don Diego
Liñán Nieves, como hermano mayor, con don Ricardo Martín Campos, como mayordomo mayor; don Nicolás Martín Fernández, que seguía de tesorero; don
Maximiliano Rodríguez Carrascosa, de secretario: don Pablo
Prieto Cunillera, de vicesecretario; don Miguel Rosales Camacho, de albacea, y los mayordomos: don
Antonio Herrera Lamolda, don Bonifacio Sánchez Cózar, don Juan Gallego Burín,
don José Martín Campos, don Miguel Portal Robles, don Enrique Parro Puga, don Emilio Nadal
Perámos, don José María Villalobos Ventura, don José Llorente Martín, siendo nuevo el
contador don Francisco Alcalá Serrano y el nuevo capellán, don Faustino Zambrano
Fernández, por haber fallecido el anterior, señor Villatoro. También se nombraron dos Mayordomos Honorarios, que fueron los
Diputados en Cortes, don Julio Moreno Dávila y don Antonio Amor Antequera, éste por
sus charlas en Radio Granada, ensalzando a la Cofradía.
La procesión se lleva a efecto ese año de 1935 en el Jueves Santo, día 18 de abril, con
un “existo inenarrable”, como se escribía en la prensa, al haberse garantizado durante toda la Semana Santa el orden por las autoridades. Y una enorme muchedumbre contemplaría los desfiles
procesionales, entre ellos el de la Hermandad de Santa María de la Alhambra, que ese año se encerró
en la Catedral, para mayor seguridad, donde permaneció en su trono algunos días, habiéndolo llevado sobre sus hombros cuarenta
penitentes con túnica azul.
Después de Semana Santa, en la sesión de la Junta, celebrada el 10 de mayo de 1935, se comisiona a la señora de Rosales Camacho y a la hija de Portal Robles para que se constituya oficialmente el Cuerpo de Camareras, cuya Directiva resultó formada por una Presidenta, doña Amelia Linares Ruiz; la Vicepresidenta, doña Josefa Hurtado de Meersman, esposa del
Cónsul de Bélgica y doña María del Carmen
Moreu Spá, familiar del nuevo mayordomo, don Carlos Moreu Gisbert,
Académico de Bellas Artes, pintor de mérito, que pocos años después perdió la
vida al ser sacrificado al comienzo de la Guerra Civil en las Alpujarras por
unos milicianos.
|
El llamado "Nazareno de la Alhambra", que proyectó sacar la Cofradía |
Dentro de los proyectos que después de la Semana Santa se proponen para ser estudiados por la cofradía, estaba, el de sacar en procesión al que llamaron “El Nazareno de la Alhambra”, propuesto por el señor Rosales Camacho, que creemos que se trataba del Ecce Homo, atribuido sin mucho fundamento a Pedro de Mena, que se venera en el altar de la
izquierda del crucero de la iglesia de Santa María de la Alhambra. Este proyecto jamás
llegó a cuajar al igual que tampoco otro de los proyectos, expuesto por el señor Gallego y Burín, como era el de colocar en la fachada de la iglesia un azulejo
reproduciendo a la imagen Titular de la cofradía, con un banco y una fuente, asimismo, de azulejos, así como, un
cepo para la limosna de los turistas que
aportaran fondos económicos a la cofradía. La obra no se realizó, aunque se pidió presupuesto
a artesanos sevillanos.
La guerra civil. Comisión
Permanente de la cofradía.- Otra vez las revueltas políticas se recrudecen a principios
del año 1936, lo que decide a la Directiva de la Hermandad en su sesión del 15 de Febrero de
ese año a suspender todos los actos públicos, limitándose los cultos a una
fiesta interna el día 5 de Abril, suprimiéndose, asimismo, la procesión y realizando en sustitución una exposición de los enseres y el trono
dentro de la iglesia. Aquellos sucesos determinan al Gobernador Civil a prohibir la Semana Santa de 1936.
Para la junta celebrada el 25 de Junio las circunstancias habían empeorado. Dado que se habían reproducido los
incendios de edificios religiosos, se decide “suspender toda actividad dadas
las condiciones de anarquía poniendo en seguridad y buen recaudo, trono,
enseres y demás objetos, lo que promete solemnemente el albacea, don Miguel
Rosales Camacho, quedando la junta directiva constituida en sesión permanente,
atenta en todo momento a salvar la imagen, trono y bienes de la Cofradía y dar
cuenta al Arzobispo”.
Terminada la contienda
civil en abril de 1939, no es posible realizar la procesión por la gran
desorganización y destrucción en que estaba sumido el país, que hacía inviable
reunir los elementos necesarios, como orquesta, predicadores, velas, flores...etc. Por ello, deciden
pasar los cultos al mes de septiembre, aunque, no obstante, se celebraría una misa mensual
ante el altar de la Virgen. En septiembre persistían los mismos problemas y se
decide aplazar los cultos, sin que al parecer llegaran a celebrarse. La imagen aún se le daba culto en el altar del crucero de la derecha, donde parece había estado desde su llegada a la iglesia desde el convento de San Francisco, frente al del Jesús de la Humildad. Su traslado al retablo mayor, donde hoy se encuentra, se produciría en los años sesenta del pasado siglo.
|
Altar del crucero, que ocupó primitivamente la Virgen y que, en ocasiones puntuales, lo ha vuelto a ocupar |
11. La consolidación de la hermandad en los años cuarenta
Como la Guerra Civil finalizó el 1 de abril de 1939, unos días después se celebraba la Semana Santa y, lógicamente, ninguna cofradía estaba en condiciones de realizar su estación de penitencia, por lo que tuvieron que esperar a la Semana Santa de 1940. La Cofradía de la Alhambra decidió realizar sus cultos en el més de septiembre, festividad de los Dolores Gloriosos de la Virgen, aunque cada mes se celebraría una misa ante el altar de la Titular.
No obstante, el primer acto público al que asistió la hermandad con su insignia, bandera y cera fue en junio de ese año, fue acudir al solemne traslado a la Catedral de la imagen de la Patrona de
Granada la Santísima Virgen de las Angustias, realizado ese mes en
acción de gracias por la finalización de la contienda.
Había un año por delante para preparar la estación de penitencia, comenzando por el envío de una carta a los cofrades para que ratificaran su pertenencia a la hermandad. Asimismo, se hicieron las gestiones oportunas para restaurar algunos enseres, como el "trono", que no estaba totalmente terminado, mandándole hacer algunas reformas a la joyería "La Purísima", para que se restaurara y plateara con
presupuesto de 3.100.-Ptas., así como, para que se le añadiera una instalación eléctrica y unos cristales en sus transparencias, aunque finalmente solo se pagaron por esos arreglos la cantidad de 1.500.-Ptas., por no quedar satisfecha la cofradía con dicha restauración. También, se reparan hábitos y chapines, a los que se les añade las hebillas de metal y se colocan reflectores en las distintas puertas, como la de la Justicia y la de las Granadas.
Otras medidas se adoptaron en aquel año por la junta directiva, como hacer determinados actos de propaganda de sus imágenes y procesión. Recodemos, que la hermandad era pionera en
la publicidad de su imagen y procesión; nada más fundarse, creó una comisión de
propaganda y alentó charlas radiofónicas, como la del señor Amor Antequera en
1935, y tenía, desde su fundación, la tradición de editar sellos y estampas de
la imagen. En 1940, fue la primera cofradía que parece que editó un cartel propio, ya que aprueba por la Directiva editar 1.000 carteles por un coste total de setecientas pesetas.
Ese año, también, envía a la revista madrileña, “Iris de Paz”, tres fotografías de la imagen y procesión, que salen publicadas en un número especial dedicado a la Semana Santa de Granada.
|
Revista "Iris de Paz" de marzo de 1940 |
En otra cuestión de cosas, se reorganiza el Cuerpo de Camareras, intentando que ese año sea la Sección Femenina de la Falange, proponiéndola a doña Eloísa Morell, esposa de don Antonio Gallego y Burín; éste fue historiador, Director General de Bellas Artes y alcalde de Granada. Doña Eloísa declina la invitación para el cargo, por serlo ya de las cofradías del
Santo Entierro y de la Esperanza. Después se propone a doña Laura Ramírez, esposa
del arquitecto de la Alhambra, señor Prieto Moreno, con residencia en el recinto nazarí; probablemente se le propuso con vistas a una buena relación con el conservador de la
Alhambra, necesaria para evitar problemas y facilitar la autorización de la
procesión por el recinto. Doña Laura acepta la proposición y ostenta el cargo hasta 1947 en que por traslado
a Madrid al nombrar de su esposo Director General de Bellas Artes, pide
que se la releve, otorgándole después un nombramiento honorario.
Las buenas relaciones
con el arquitecto conservador de la
Alhambra, señor Prieto Moreno, producen su fruto y éste cede una habitación en
las dependencias de la Alhambra para guardar el trono y los enseres de la
cofradía; aunque después le propone la hermandad construir una sala capitular
para la cofradía en el huerto de la iglesia con la finalidad de exponer allí el trono
y en vitrinas las principales insignias de la Cofradía. No consigue que se
acceda a estas peticiones, por lo que la hermandad tiene que realizar este año
unos arcones para guardar desarmado el trono (17).
Aquel año la Federación de Cofradías, acuerda que se haga estación de penitencia en la Catedral. Ello no constituía ni una novedad ni un capricho; históricamente las cofradías tenían, desde antiguo, como
cometido y finalidad hacer estación de penitencia a la Catedral; de hecho, la procesión del Entierro de Cristo lo había realizado hasta la década de los años veinte del siglo
XX. Era la primera vez que se sepa que la Federación de Cofradías
solicitaba licencia para ello. Sin embargo, no llegó a realizarse tal
propósito, quizá por haberlo rechazado la autoridad eclesiástica, que se opondrá sucesivamente a ello. No obstante, esta Cofradía de
Santa María de la Alhambra, expresamente, en el acta de 15 de marzo de 1940,
“acuerda no hacer estación a la Catedral”, contra el acuerdo de la Federación. Con ello, tenemos la más
añeja decisión de las cofradías de realizar su sueño recuperar la tradición del
pasado de entrar en la Catedral para realizar estación de penitencia.
Este año, por vez primera,
se hace contrato con un capataz, Miguel Sánchez Quesada, que llevó un asistente, Vicente Peralta Moreno, que dirigen el paso de la Virgen, portado por cuarenta hombres; trabajo por el que cobraron veinte pesetas y quince cada uno de los hombres del trono. Este capataz y su segundo van a ser los que saquen el paso durante estos años de la posguerra. La Virgen fue adornada aquel año de 1940, o, al menos, así lo anunciaba el diario "Patria" con flores de azahar, que se trajeron de Valencia y Málaga.
En
el contrato de 1942, aparece por vez primera la palabra, “costaleros”, para
referirse a los portadores de trono. Con este capataz y por tanto con su
cuadrilla va a continuar la hermandad al menos durante varios años más, pues se
conservan en los archivos de la hermandad contratos, denominados entonces “de
conducción de la Virgen”, con dicho capataz,
en los años de 1947, 1948 y 1949, siendo probable que en años posteriores
siguiera su cuadrilla portando el trono de la imagen (18).
Supresión
de la estación de penitencia en 1941. - En la junta de la directiva de 21 de febrero de 1941 se
celebra a iniciativa del mayordomo mayor, don Ricardo Martín Campos, y en ella se adopta un acuerdo por el que suprime el desfile procesional en la próxima Semana Santa de ese año debido a la
situación caótica en que se encontraba sumida la nación tras la guerra civil y, por esa causa, no considerar conveniente la fastuosidad que acompañaba a la procesión en unos momentos de penuria y
falta de alimentos. Por ello, se acordó hacer los
cultos de forma austera y distribuir víveres, mediante el reparto de unos vales
a los pobres de la feligresía. El asunto se somete a la Junta General de la
Cofradía del día 1 de marzo de dicho año, que lo acepta.
Sería ésta la única cofradía
que no salió este año y ello provocó cierta conmoción en la Federación; revuelo comprensible en cuanto que, en
cierto modo, ponía en evidencia al resto de las cofradías granadinas, que
preferían sacar sus respectivos desfiles procesionales. Una representación de la Federación de
Cofradías, formada por García Batlle, su presidente, Santiago Valenzuela y
el señor Vázquez García de la Soledad le expone a la
directiva los perjuicios que reportaría tal decisión de no salir, pero la Cofradía de la
Alhambra persistió en su negativa y exponiéndoles las razones de ella el Sr. Martín
Campos.
Sin poner en duda la
sinceridad de la solidaridad que demostraba la junta directiva con los más
necesitados, parece que otras razones también la inclinaron a tomar dicha decisión, como la de tener que salir, con gran austeridad y sin la presentación pomposa habitual, lo que
se desvirtuaría el carácter de la procesión a su paso por el recinto de la Alhambra con bengalas y demás luminaria y que, además, tendría que salir con la
luz del día por haberse decretado así por el Arzobispado, pues todas las cofradías debían de estar encerradas antes de las diez y media de la noche, a excepción de la Soledad (19).
Ante esa actitud de la hermandad, la Federación
inmediatamente aprueba medidas contra la ella, decidiendo que no participe
en el reparto de lo recibido en la póstula de la Federación; sanción que es recurrida ante el Arzobispo, que le traslada a la cofradía su conformidad con lo acordado, decidiendo no asistir, de momento, a las sesiones de la Federación de Cofradías.
Ese año de1941, la cofradía dedica su actividad a preparar la formación de comisiones para el reparto de ayuda a los pobres, compuestas cada una de dos mayordomos y un vocal de caridad, procedente de las asociaciones de ese carácter que había en la ciudad. Se estudió qué familias de la parroquia de San Cecilio estaban necesitadas económicamente y se formó una lista de mil de ellas, a las que se entregaron bonos para adquirir alimentos. El que más aportó a dicha actividad caritativa fue el hermano mayor don Diego Liñán Nieves, que en contrapartida recibió de la hermandad un pergamino de reconocimiento realizado por el pintor Párrizas. Después de cincuenta y siete años, en 1998, aquel pergamino se le devuelve a la cofradía por la familia del Sr. Liñán, para ser colocado en la casa de hermandad, donde hoy se conserva.
Llegada la Semana Santa se celebró la función a los Dolores de María el Sábado de Pasión, en lugar del Viernes de Dolores, y en sustitución de la estación de penitencia se celebraron el Jueves Santo por la tarde unos cultos de Pasión, consistentes en la Corona Dolorosa, Plegarias a la Virgen con orquesta e Ilustraciones Musicales de los Dolores de Maestro Benavente, todo ello en honor a la Virgen y oficiados por el capellán, don Francisco Caballero Magaña (20).
Durante el tiempo de inactividad de la cofradía en los años treinta del pasado siglo se habían perdido muchos hábitos por no haber sido devueltos por muchos cofrades, plateándose la necesidad de reponerlos y hacer otros para los nuevos cofrades. Para esta necesidad se comisionó al señor Roda para que buscara en Valencia la tela de damasco tan peculiar que utilizaba la cofradía; asimismo, el tesorero Nicolás Marín viaja a Madrid para visitar "Casa Garín", que había proporcionado los damascos de los hábitos antiguos, y en los Almacenes la Paz se consigue damasco azul para los capillos y las capas. El resultado de todo ello fue el estreno en 1944 de 23 nuevos hábitos y la conversión en hábitos de varias dalmáticas.
La situación de postguerra hizo que la cofradía decidiera imprimir cierta austeridad a su procesión, por lo que decide para la Semana Santa de 1942, que asista una capilla de música para acompañar a la imagen en su
recorrido procesional. No era nueva tal iniciativa, pues recordemos que en las procesiones que se celebraban por los bosques de la Alhambra antes de la fundación de
la Hermandad de Penitencia la
acompañaba una capilla de música con tenor o barítono. A esos efectos, se
contrata por el precio de 250.- Ptas., a la famosa capilla de música del
barítono don Julio Vidal, que también fue contratada para la función principal
por el precio de 100.-Ptas. No se repetiría la
experiencia, aunque unos años más tarde, en 1947, se persiste por algunos en la
idea de que acompañara al paso de la Virgen una capilla de música en la que se
integre un coro de ocho voces masculinas y las de dos niños que irían vestidos
con túnicas azules, parecidas a los de los porteadores del trono, y revestidos
de unos roquetes blancos. Este proyecto de “coro sacro” es encargado, asimismo, al Maestro Vidal. Parece ser, que tampoco cuajó la
idea.
También se contrata ese año de 1942, para que cantase
saetas, a un “cantaor” muy admirado por el público de aquella época,
Juanito Valderrama, que cobra por su intervención la importante cantidad de 1.000.-Ptas. Para darnos idea de su carestía, piénsese que la banda de cornetas y tambores
del Regimiento de Artillería, que ese año iba en la procesión, le costó a la
hermandad 400. - ptas. Valderrama, al llegar el trono de la
Virgen a Plaza Nueva, le dedica unas sentidísimas saetas desde el balcón de la
Agencia “Alas Azules”, que gustaron mucho al público. En los años cincuenta fue un tal Roldán, como
después, desde 1969 hasta 1992, lo fue Manolo Montes, que cubrió una larga
etapa en el canto de saetas en nuestra Semana Santa, y que decidió retirarse en
1992, cantándole a la Virgen de la Alhambra su última saeta. Aquel año el Ministro de Educación había dado su autorización para que tocara la Campana de la Vela, como era tradicional, mientras estaba la imagen en el recinto de la Alhambra.
La Hermandad, en estos años, pretende realizar
una cruz de guía para la procesión, encargando a principios de 1943 el diseño
de la misma y su ejecución al mayordomo, señor Roda Algarra, que con un
presupuesto de once mil pesetas propone una cruz que vaya en la procesión sobre
un “pequeño trono” portado a hombros de cuatro personas vestidas de forma
“especial”. Para la realización de la cruz
de guía el señor Liñán aportaría ocho mil pesetas y quinientas cada uno de los señores
Nadal y Melgarejo, contador y albacea interino de la hermandad,
respectivamente. Finalmente, ante la petición del señor Roda de que se le anticiparan cinco mil pesetas, para comenzar a trabajar, se decide dejar el proyecto en suspenso
hasta otro año.
Esa forma de procesionar la cruz de guía no era algo usual en la nueva Semana
Santa, aunque sí, lo era en muchas de las antiguas hermandades; esta costumbre ancestral la mantienen muchas cofradías de la Vera Cruz en otras localidades y,
en los años de finales del siglo XIX y principios del XX, constituía el primer
paso de la hermandad granadina del Santo Entierro.
El estado económico de la
cofradía era de cierto desahogo, gracias a la ayuda inestimable que le prestaban el hermano mayor, señor Liñán, y, en menor medida, el mayordomo mayor Ricardo
Martín Campos; esto explicaría el empeño de mantenerlos en sus cargos, que ese mismo año de 1942 habían sido reelegidos.
El Domingo de Ramos de 1943, después de diecisiete años sin
procesionar, sale la procesión de la “Borriquilla” de la
iglesia de San Andrés. La Federación de Cofradías pidió al secretario de la hermandad
de Santa María de la Alhambra, Maximiliano Rodríguez Carrascosa, que fuera quién
condujera el paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén. Esa pudiera ser la
primera de las colaboraciones que más adelante se producirán con la cofradía de
la “Borriquilla”, hermandades que hoy abren y cierran las procesiones de
penitencia con el acto simbólico que todos conocemos de entrega de la “llave”
de la Semana Santa. No obstante, ese año de 1943 no se reorganizó la Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén, desaparecida en 1926 (habría que esperar a 1947).
Ese año, la cofradía y su imagen serían el tema del cartel anunciador de la Semana Santa granadina en una composición pictórica con la Virgen en primer plano y un arco nazarí enmarcando las torres de la Alhambra y de la iglesia sede de la hermandad. El autor del cartel fue Fernando Sánchez "Fersanz", elegido después del correspondiente concurso convocado por la Federación de Cofradías.
Después de la Semana Santa de 1943 surgen
determinados inconvenientes con el Arquitecto Conservador de la Alhambra, señor Prieto Moreno, al prohibir éste la procesión por el recinto nazarita, si no se autorizaba expresamente el mismo señor Prieto. La prohibición se produce de manera formal
mediante dos oficios de 28 de abril y 18 de mayo de 1943;
estos oficios provocan un fuerte enojo en la Junta Directiva por ser Prieto Moreno miembro de dicha directiva
de la hermandad y mayordomo, sin haber expuesto el problema antes a la misma (aunque no solía asistir a sus sesiones) y su esposa ser camarera mayor de la
Virgen.
Las razones que alegaba el arquitecto para la
prohibición consistían en los peligros que podía representar para las personas la
caída de árboles centenarios y evitar que la muchedumbre, que ya en estos años
invadía masivamente los jardines, destrozara los bosques y setos del monumento. El problema en lo que quedaba de año no se
resolvía, a pesar de los escritos que dirige la hermandad a la Dirección General
de Bellas Artes y al Arzobispo, y se toma la decisión, en la junta general de renovación de cargos de
la directiva de 14 de enero de 1944, de sustituir a Prieto Moreno, tal vez como represalia, por Luis de Vicente, hijo del que fue
artista y diseñador de la Cofradía y uno de sus fundadores.
En vista de que las
dificultades para la salida de la procesión por el recinto de la Alhambra no
se habían solucionado, la junta directiva
decide cambiar la táctica del enfrentamiento con el arquitecto conservador del
monumento, por la de acercamiento y, a propuesta del Sr. De Vicente, se nombra
al señor Prieto Moreno Cofrade de Honor, mediando también en el asunto algunos
directivos de la Hermandad del Cristo de los Favores (21).
Finalmente, parece que las gestiones resultaron positivas,
pues el Sr. Prieto Moreno acepta la distinción que le ofrece la hermandad y promete que se allanaran las dificultades, diciéndoles a los directivos que
pidan el permiso oficial y que tenía un plan estudiado para que el bosque no
sufriera deterioro. Dicho plan, consensuado
con los señores Martín Campos y de Vicente, consistió en limitar la entrada a
los bosques de la Alhambra, poniendo controles a las personas, que sólo podían
acceder al recinto mediante invitación. Además, el arquitecto elaboró un plano
con los lugares donde se tendrían que congregar las personas que accedieran al
bosque de la Alhambra. Para controlar dichas entradas al recinto, el Granada
Club de Fútbol se ofrecería más tarde (en 1949) a prestar a la Cofradía las tacas de su
propiedad.
Aquel año de 1944 la hermandad decidió intensificar los cultos a su titular, que básicamente consistían en la
procesión del Jueves Santo y la función que se le dedicaba en el mes de mayo.
De conformidad con el capellán D. Francisco Caballero Magaña, se acuerda celebrar una misa diaria a las once de la mañana ante el altar de la Virgen por las
intenciones del cofrade que quisiera costearla y una misa cantada cada domingo
a las doce. La primera misa la costea el hermano mayor, señor Liñán y varios
directivos asumen los costes de las de los siguientes domingos. Con el tiempo,
esta iniciativa no va a tener ningún éxito, aunque sí la misa matinal de los domingos y festivos, útil en un recinto tan turístico.
|
Portadores de la Virgen. Foto A. Padial |
Muchos proyectos se idean en aquellos años cuarenta del pasado siglo, que no todos se materializan en hechos, como la realización de otra diadema más “rica”
para la Virgen, que la que realizó Navas Parejo; también se pretendió en 1944 realizar “una rica chía” y un palio, según se desprende de las actas de la
junta de gobierno de ese año. El palio en el que se pensaba era de los llamados “de respeto”, similar al de la Patrona de la ciudad, llegando a especificarlo como de ese carácter, el acta de 20 de octubre de ese año y la prensa que lo especifica más, diciendo que sería "plegable" y portado por los vecinos de la Alhambra, pretendiéndose crear un cuerpo de
palieros y dotarlo de un reglamento (22).
Parece que este asunto del palio fue planteado en el otoño de aquel año por los vecinos de la Alhambra, muy escasos ya en aquella época y vuelven a plantearlo en el otoño de ese año, quizá motivado por la experiencia vivida ese año con la lluvia (la Virgen, como se dirá más adelante, hubo de refugiarse en el Ayuntamiento), con objeto de proteger a la Virgen de las inclemencias meteorológicas. Evidentemente, ninguno de los referidos
proyectos se llevó a efecto, aunque el cuerpo de palieros estuvo cerca de fundarse, ya que el acta de octubre de 1944 refleja la citación a la sesión del día 20 de ese mes "a Manuel Almansa, representante de los palieros".
También, en ese mes de octubre se acuerda realizar una
nueva cruz de guía, para lo que se constituye una comisión formada por Luis de
Vicente (hijo), Alonso Roda y Gómez Camarero, que pide un proyecto al
escultor Nicolás Prados López y otro a un artífice llamado Miranda, acordándose realizar el
proyecto del señor Prados. Este último, con un presupuesto de cuatro mil pesetas, consistía en una cruz en madera dorada o plateada y en el mismo se incluía hacer ciertas
reparaciones del trono, reformando los faroles del paso. Asimismo, Prados López realizaría cuatro faroles para el acompañamiento de la
cruz de guía. Más tarde, se encargaría a éste la realización de una peana de
cultos en plata calada y forro de damasco azul, que por no satisfacer
plenamente a la junta de gobierno fue vendida a la Hermandad de Nuestra Señora
de la Cabeza de Motril (23).
Finalmente, por un total de 7.500.
- ptas., el escultor citado realizó la cruz en madera plateada y sus faroles de
escolta más sus varas de metal plateado, un cinturón para portar la
cruz y su caja para guardarla, además de reparar el escudo, que había realizado
en 1940 el Sr. Roda Algara. Todo ello fue estrenado en la Semana Santa de 1945,
en la que también se estrena un nuevo sudario para la cruz del calvario, situada
tras la imagen de la Virgen, y una cesta de metal.
Asimismo, de la Hermandad se puede afirmar que fue pionera de lo que después se ha llamado pregón
particular de una cofradía, pues en 1944 se encarga a un miembro de la junta de
gobierno, don Aquilino Morcillo Herrera, realizar lo que se llamó “Conferencia
divulgadora de la Cofradía y desfile” que se emitió en la edición de sobremesa
de Radio Granada (este señor fue director de "Ideal de Granada" y del diario nacional
"Ya"). Aquel acto no fue un hecho aislado de dicho año, sino que se
repitió en años posteriores, existiendo reseña en las actas de la hermandad de
que se seguía emitiendo por radio en el año 1949, dándosele ya en dichas
actas el nombre de pregón.
Ese año de 1944 también se realiza, a
propuesta del mayordomo De Vicente (hijo), lo que pudiéramos llamar la primera
reseña histórica de la hermandad con lo acontecido desde su fundación,
publicándose un folleto, cuyo coste fue sufragado con anuncios. Con ello, se
podría afirmar que este folleto viene a ser, también, una de las primeras
publicaciones de una cofradía granadina.
La Virgen se refugia en el Ayuntamiento por la lluvia en 1944. La hermandad deseaba ese año, después de superados los inconvenientes de su paso por el recinto monumental de la Alhambra, realizar una procesión lo más esplendida posible. Para ello, encarga al electricista Miguel García Bombillar un alumbrado extraordinario a base de reflectores que alumbrasen los monumentos y el bosque de la Alhambra por donde pasaba la cofradía, itinerario que ocupó una muchedumbre de granadinos y forasteros. Igual de esplendido fue el discurrir por la ciudad, hasta que al llegar la procesión a las calles de Mesones y Reyes Católicos un fuerte aguacero, acompañado de
estruendosa tormenta puso fin a tan brillante “desfile procesional”, teniendo la comitiva procesional que
acelerar el paso para llegar al Ayuntamiento, único lugar cercano donde guarecerse. Al durar la tormenta más de lo
esperado, allí hubo de permanecer el paso y los enseres hasta primeras horas de
la mañana del Viernes Santo, en que fue trasladada la imagen a la Catedral.
Allí permaneció la Virgen en su paso hasta las doce de la mañana de ese Viernes
Santo, en que comenzó su regreso a la Alhambra entre una emocionada multitud que se apiñaba en la plaza de las
Pasiegas, que deseaba acompañar a la Virgen hasta su iglesia. Antes de encerrarse en ella, miles de granadinos pidieron en fervoroso
clamor, que la Virgen fuese asomada a la vista de la ciudad en el conocido
mirador de la plaza de los Aljibes, el llamado
“Cubo de la Alhambra”, desde donde se contempla esa insuperable panorámica de
la ciudad extendida a los pies del monumento nazarí para deleite de los
sentidos de todos los que allí se encontraban.
Aquel acto, en los años siguientes, se convirtió
en tradicional, subiendo las gentes a los miradores que hay en el Albaicín (de
San Nicolás, Sacromonte y San Miguel Alto), frente a la Alhambra, para
contemplar el fascinante espectáculo de ver la Virgen en aquellas alturas
rodeada en su trono de un mar de bengalas y humos de colores, en la madrugada del Viernes Santo.
Pero, como "no siempre llueve a gusto de todos", una persona denunció ante la Federación de Cofradías, que aquel Viernes Santo, una vez encerrada la procesión, los dirigentes de la hermandad se reunieron a almorzar en un hotel, denuncia que fue pasada por dicho organismo al Arzobispado, indignando a dichos dirigentes de la cofradía, que amenazaron con presentar su dimisión al Arzobispo. Cuando una comisión de la cofradía visitó al Prelado, "El agua no llegaría al río" por este asunto, pues éste mandó archivar la denuncia y felicitó a la hermandad por su labor en la Semana Santa (24).
|
La Virgen asomada al Granada y su Albaicín en 1944. Foto de Torres Molina y Archivo Hermandad |
El refugio de la Virgen en el
Ayuntamiento, presidido entonces por don Antonio Gallego y Burín, tuvo como
grata consecuencia, que el alcalde y el mayordomo mayor, Ricardo Martín Campos,
teniente de alcalde en aquellos años, propusieran al Pleno de la Corporación
Municipal la colocación de una lápida en el zaguán de la Casa Consistorial,
para conmemorar la estancia de la Virgen en dicho zaguán en la madrugada de aquel Viernes Santo de 1944, lo que fue aprobado y después comunicado a la cofradía mediante
un oficio fechado el 25 de Abril de 1944. Dicha lápida conmemorativa de aquella noche tormentosa aún se puede contemplar en el zaguán y cuyo texto
es el siguiente: “La noche de l6 de abril
de 1.944, Jueves Santo, se albergó en esta Casa la Imagen de María Santísima de
las Angustias, titular de la Cofradía de Santa María de la Alhambra, en
recuerdo de este honor el Ayuntamiento mandó fijar esta lápida”.
Cultos y otros asuntos de esos años
La asistencia a los diferentes cultos de la hermandad, venían contabilizando poca asistencia de hermanos; es posible; es posible, que estando la iglesia en lugar apartado del centro de la ciudad y su situación y su acceso mediante cuestas pronunciadas, requiriera estos sacrificios adicionales para motivar la inasistencia, aunque esta falta de asistencia es un fenómeno común que afectaba y afecta a hermandades en general de todas partes. Por ello, en una junta general de 1945 se acuerda suprimir las funciones del Viernes de Dolores y la de mes de septiembre, días que, además coincidían: unos, con funciones en todos los templos, y otros, con los cultos de la Patrona de Granada. La función del Viernes de Dolores se recuperaría más tarde y con mayor realce. Algún nuevo culto también se establece, como función a la Virgen en el mes de mayo, en su tercer domingo, y una misa por los hermanos difuntos el sábado anterior.
El mantenimiento de la fastuosidad acostumbrada por la cofradía requería unos medios económicos que en tiempos de postguerra la Directiva se veía con dificultades de afrontar sin déficit, cubriéndolo el hermano mayor, señor Liñán Nieves, de su peculio por contar con un patrimonio considerable. No por ello, la cofradía quedó inactiva a este respecto y en 1945 acuerda sumar fondos económicos, mediante la colocación de sillas de alquiler para la procesión en la explanada, frente a la Puerta de la Justicia del recinto alhambreño, donde la salida de la Virgen por ella era un sin par espectáculo con la cascada de bengalas desde sus almenas. También, en 1946, se empieza a cobrar dos pesetas para acceder al bosque de la Alhambra, recurriendo al eufemismo de llamarla "invitación", de las que se hacen ese año 6.000, aunque las sillas ese año se ceden gratis.
Aquel año de 1946 falleció el hermano mayor y mecenas de la hermandad, don Diego Liñán Nieves. Pocos meses antes de fallecer
y en reconocimiento por su continuo e importante apoyo económico, se le nombró por la junta general “Hermano
Mayor Perpetuo de la Cofradía”, aunque no mucho tiempo pudo disfrutar de dicho
nombramiento al fallecer a principios de 1946. Había detentado el cargo de hermano
mayor durante diecisiete años y siendo un hombre soltero y de considerables medios
económicos por sus negocios madereros, al que se le conocía por esa
circunstancia como “el Rey del Chopo”. Por sus
investigaciones sobre el cultivo del chopo se le propuso, en 1923, para
conseguir el galardón de la medalla al mérito agrícola. Había montado fábricas
de aserrar en la segunda década del siglo con las que se enriqueció durante la
Primera Guerra Mundial. Se le dedicaron por la hermandad solemnes honras
fúnebres ante la imagen de la Virgen y otras en la parroquial de San Cecilio,
dedicadas por la Hermandad del Cristo de los Favores (25).
Le sucede en el cargo de Hermano Mayor el Mayordomo Mayor, don Ricardo Martín Campos, otro gran impulsor de la cofradía por la influencia que le permitían sus cargos, negocios y relaciones con las instituciones de la ciudad (Teniente de Alcalde, siendo titular de la corporación
municipal, don Antonio Gallego y Burín; Presidente del Granada Club de Futbol, también fue Delegado
Provincial del Sindicato del Espectáculo). Ricardo Martín Campos va a
regir la cofradía como hermano mayor durante
un periodo corto, de 1946 a 1948. Al parecer, la
sociedad pacata de la época no admitía con facilidad ciertas situaciones personales, que le hacen dejar sus responsabilidades en la cofradía en 1948 y
trasladar su residencia a Madrid. No obstante, durante los años del mandato del señor Liñán fue de hecho el impulsor ejecutivo de la cofradía.
Proyecto de Paso de Cristo con el de San Agustín. Como hermano mayor, el señor Martín Campos planteó el proyecto de ejecución de un Paso de Cristo Crucificado, para el que trató de que fuera Titular, nada menos, que la portentosa e histórica imagen del Santísimo Cristo de San Agustín, Sagrado Protector de la ciudad de Granada, atribuida a Jacobo Florentino "El Indaco" y en el Convento del Santo Ángel, tras la desamortización de 1835 del Convento de San Agustín, donde pertenecía. Para hacer realidad este proyecto se formó una comisión, que visitó el Convento del
Santo Ángel Custodio, donde radica la imagen, con el aval del capellán de las monjas, señor Casares.
Cuando acude la Comisión de
Santa María de la Alhambra al convento, la Hermandad del Santo Crucifijo de San
Agustín padecía de cierta decadencia y lo hace el día 5 de Agosto de 1946, cuándo se celebraban los cultos de la Función del Voto de la Ciudad, que se le dedica anualmente a la imagen por su protección de la peste bubónica de 1679. La junta de gobierno de Santa
María de la Alhambra, previamente había recibido un informe del erudito don Antonio Gallego y Burín, sobre el alto valor histórico y artístico de la
imagen, y acude en pleno a admirar la espléndida talla.
Parece que, en principio, las monjas clarisas del Santo Ángel no pusieron inconveniente al proyecto y la Hermandad de la Alhambra comenzó a realizar los preparativos para procesionar al Cristo en su estación de penitencia de 1947, entre ellos pedir la licencia al Arzobispo, Cardenal Parrado, que la otorgó. También, a finales de diciembre de 1946 se aprobó un presupuesto para el proyecto, pero no sabemos por qué circunstancia no llegó procesionarse tal paso con el Cristo de San Agustín, ni con ninguna otro Crucificado, quizá por dificultades económicas, como se afirmaba en un acta del siguiente año o por haber ocupado la sede granadina el nuevo arzobispo, don Balbino Santos, llegado en enero de 1947, que traía fama de severo y no se le quisiese pedir otra vez autorización.
No se desiste del proyecto de nuevo paso y un año después, en la sesión de la junta de gobierno de 2 de febrero de 1948, se comisiona al
secretario y a don Narciso de la Fuente Romero (después se les unen los señores Martín Campos y Ferrón) para que visiten las distintas
iglesias y conventos de la ciudad en búsqueda de un crucificado de mérito artístico, haciendo las gestiones oportunas en varios templos para que se le cediese temporalmente a la cofradía para su estación de penitencia.
Después de visitarse algunos templos sin que fueran las imágenes del agrado de la comisión, se vuelve a la idea de pedir al Arzobispo autorización para procesionar al Cristo de San Agustín y, en esta ocasión, formando Calvario con las imágenes de San Juan y la Dolorosa, atribuidas a Pablo de Rojas, que se conservan, también, en el Convento del Santo Ángel Custodio. Y en ese propósito estaba la cofradía aúnen el año1949, que en una circular comunica que se estaban preparando "más cofrades para el Cristo". Sin embargo, a partir de 1950 no se vuelve a referir del asunto, sin que sepamos las causas del desistimiento del proyecto.
|
la Dolorosa y San Juan, formando Calvario con un Cristo de Alonso de Mena, venerados en el Convento del Santo Ángel Custodio |
Otro curioso proyecto de aquellos finales de los años cuarenta de la Hermandad de la Alhambra fue la idea de realizar un guion consistente en una bandera gigantesca abierta, como las que representaban a las cofradías del Señor del Rescate y de Nuestra Señora de los Dolores, proyecto que tampoco llegó a realizarse.
Por aquellos años, concretamente en 1947, se vuelve a realizar una reforma en el trono de la
Virgen, en el que se añaden unas placas interiores para disimular las juntas de
los paños de plata y se ajustan las maderas a los mismos, reparando el
armazón, los herrajes y las columnas curvas de los faroles de esquina, que se hacen
rectas, colocando cristal de esmeril en los techos de los templetes de esquina y de las cuatro galerías de columnas. El paso se platea con baño de plata fuerte y se realiza una iluminación
más completa del mismo, con pequeños reflectores que
reflejaran la luz en dichos templetes y galerías. Asimismo, se añade un suplemento para la peana de la Virgen que va a elevar la
imagen unos centímetros. Todo fue realizado en el taller de Vicente
Álvarez Gálvez, sito en la calle Ancha de la Virgen, nº 13. Para ello, se firmó con
un contrato de fecha 2 de febrero de 1947 por importe de 9.210 pesetas.
Aquella
Semana Santa de 1947 se presentó lluviosa y la Cofradía de los Favores hubo de
aplazar su estación de penitencia al Jueves Santo, día de salida de la Cofradía
de la Alhambra y de la del Silencio. Pero la lluvia se repitió ese día y el paso de la Virgen alhambreña tuvo que refugiarse a su regreso, bajo el Arco de las Granadas. Aquel año, como el anterior, presidió
la procesión Prieto Moreno, Director General de Arquitectura. A la procesión
del Silencio, que iba tras la de la Alhambra, le cogió la lluvia en la calle de
San Matías, refugiándose la imagen en el Ayuntamiento, cubierta con tela
impermeable, para continuar cuándo escampó hasta su sede de San José (25).
La hermandad cuidaba extremadamente las relaciones con los Directores Generales de
Bellas Artes, en cuanto que, no sólo dependía de dicha Dirección General la
aprobación del desfile por el recinto alhambreño, sino también, la aprobación y
ejecución de las necesarias reparaciones y mejoras de la iglesia. Y es que, hasta tiempos relativamente recientes, las
reparaciones en la iglesia de Santa María de la Alhambra, se venían realizando por el
Patronato o la Dirección General de Bellas Artes.
Por ello, en aquel tiempo, aprovechando las buenas
relaciones con el arquitecto, la hermandad le pide que se le acondicione una de
las capillas, la primera de la derecha de la iglesia, para utilizarla como sala capitular,
para las reuniones de la cofradía o bien se le cediera para ello una sala del Palacio de
Carlos V, pero esta última pretensión no
fue conseguida. A pesar de ello, por las obras realizadas y por prever la necesidad de nuevas reparaciones, en agradecimiento, nombra en 1949 al Arquitecto Hermano Mayor Honorario. Después, en 1952, otro Director General de Bellas
Artes, don Antonio Gallego y Burín, es nombrado, también, con dicho título
honorífico, entregándosele un artístico pergamino, realizado por el artista Vergara.
|
Por la Puerta de la Justicia. Diario "Patria" 1954 |
12. La Hermandad en la década de los años cincuenta
A don Ricardo Martín Campos
le había sucedido en el cargo de Hermano Mayor por el cabildo general de 9 de septiembre 1948 don Andrés Sánchez Montes, que había
sido contador de la hermandad, eligiéndose como el más votado entre una terna
formada por él, por don Nicolás Martín Fernández y don Emilio Nadal Peramos.
Regirá la hermandad desde 1948 a 1955. Asimismo, entre la terna presentada para elegir Mayordomo Mayor, formada por don Juan Alonso Roda, y los señores Romero Núñez y Ferrón Martos, se elige para dicho cargo a don Juan Alonso Roda, que más tarde será hermano mayor.
De comienzos del año 1950
data el proyecto de realizar una nueva cruz para el Calvario, a cuyo pie se
encuentra la Virgen; la cruz antigua quedaría para ponerla a la imagen durante
el año en su capilla. En dicho proyecto se sustituirían los rombos por una greca
y a la cruz se le pondrían unos remates o cantoneras de orfebrería de plata. El proyecto es aprobado
y se encarga la realización de los remates al orfebre, señor Linares, por el
precio de 3. 650.-Ptas. La realización de la cruz en taracea se encarga al
artesano, especialista en dicha técnica y estilo, señor Molero, que pronto la
tiene terminada y es estrenada en la Semana Santa de 1950 (27).
|
Cruz de taracea granadina de 1950 |
La cruz no fue del total agrado de la hermandad y se envía al artesano para que le realizara unas modificaciones o deficiencias, que no son aceptadas, en principio por él, aunque, finalmente se llega al acuerdo de realizarlas abonándole 900.-Ptas., adicionales.
En aquella época, esta hermandad creó ciertos cánones, que sentaron precedente y modelo para otras hermandades de la Semana Santa granadina; así, al comienzo de aquellos años cincuenta aprueba que se procesionen ciriales delante del paso de la Virgen, portados por hermanos con dalmáticas, como cortejo litúrgico. El primer año que se implantan los ciriales fueron prestados por los religiosos Redentoristas, aunque los llevaron con dalmáticas, sino que sus portadores vistieron túnicas azules cubiertas con roquetes, que
también fueron prestados por las monjas carmelitas descalzas de la "Granja María
Luisa” de Armilla.
Replateado del paso. También ese año, el "trono" de la Virgen presentaba
deterioros importantes en el plateado, debidos a las inclemencias del tiempo y
a las estaciones de penitencia, lo que hacía necesario llevar a cabo un nuevo
plateado del mismo. Ante la falta de medios económicos, la hermandad realiza
una gestión ante el Teniente Coronel, señor Ruiz Jiménez, directivo de la fábrica
de pólvoras del Fargue, tratando de que ésta sufrague su coste. No daría resultado tal gestión
y se piden presupuestos a otros profesionales, como la joyería de “La Purísima”
y a dos plateros de Jerez, poniéndose, también, en contacto con la viuda del
autor del trono, don Indalecio Ventura, para tratar de que ésta cediera los baños
que sirvieron para el plateado inicial del paso, que no se pudieron conseguir porque, según les manifestó el hijo de Ventura, hacía tiempo que los habían vendido.
En realidad, el principal escollo para tal restauración estaba en el alto valor
de la plata, cuyo precio rondaba las 1.750 pesetas el kilo; por ello, se decide
ese año dejar el asunto en suspenso y emplear el resultado de la lotería de
Navidad para este fin y realizarlo el siguiente año.
|
Foto. Antonio Padial |
Después de diversos contactos
con algunos talleres de plateado se decide, a principios de 1952, pedirle al
orfebre y escultor, Sr. Navas Parejo, cuyo taller era el de más renombre de
Granada, que elabore dos presupuestos de plateado del trono: uno, pieza a
pieza, y otro, dándole el baño de plata a los paños armados. Así se hace, y es
aceptado por la hermandad el presupuesto que Navas Parejo les presenta,
firmándose el contrato con él, que es redactado por el mayordomo y letrado de
la cofradía, señor Cabezas (28). El trabajo de plateado del trono, aunque con deficiencias que irritan a los directivos de la cofradía,
estará terminado para la Semana Santa de ese año de 1952, así como, la
reparación de la cruz de guía, de las barras, del escudo y de los faroles de la
hermandad, que también son reparados por el mismo artista.
También se quiere completar la
reforma del paso en cuanto a la iluminación, para lo que se pretende
instalar, en 1952, luces fluorescentes, tan de moda en esta época, pero esta idea se rechaza. Habrá que esperar a 1956 para que “Electricidad Azañón”,
lleve a cabo una profunda reforma de la instalación eléctrica del trono, más
acorde con la nueva restauración del mismo. Posteriormente, en 1976, se vuelve
a reformar la iluminación del trono con luces que dieran la sensación parecida
a la luz de la Luna.
Otros acontecimientos de los años cincuenta
La hermandad en esa época no olvidaba sus actividad caritativa de reparto de comidas a los necesitados, aunque las disminuye a partir de 1956 para dar donativos al Colegio de Huérfanos de la Guardia Civil. La razón de este último donativo fue
el ejemplar comportamiento en la estación de penitencia de 1956, pese a la
copiosa lluvia que tuvieron que soportar, los miembros de este cuerpo
benemérito que ese año escoltaron el paso de la Virgen. En 1959, por falta de medios económicos, se suprimieron las comidas con la oposición del mayordomo mayor don Narciso de la Fuente Romero, aunque en 1962 la cofradía colaborará económicamente con Cáritas de la Parroquia de San Cecilio.
Al Cuerpo de Camareras de la Virgen, se le hará un reglamento para su mejor funcionamiento, que venía siendo deficiente. Hasta el año 1951 había desempeñado el cargo de Camarera Mayor doña Josefa Hurtado, esposa del Cónsul de Bélgica, señor Meersman, que en 1947 había sucedido a doña Eloísa Morell, esposa del Alcalde, don Antonio Gallego y Burín. Para cubrir el puesto de la señora de Meersman se hacen gestiones por don Ricardo Martín Campos ante diversas damas granadinas, como doña Pilar Nestares o la esposa del Director del Banco de España, doña Mercedes Vico de Valverde, que no aceptan. Por último, se ofrece el cargo a doña Enriqueta Louro, Directora del Parador de Turismo de San Francisco, que pese a rechazarlo, finalmente lo acepta por mediación del capellán, señor Caballero.
El Jueves Santo de 1952, pese a que la atmosfera amenazaba con lluvia salió la cofradía a realizar su estación de penitencia, a la que asistió don Federico Mayo Gayarre, Director General del Instituto Nacional de la Vivienda, que recientemente había sido nombrado Hermano Mayor Honorario de la cofradía. No obstante, por la inclemencia del tiempo la procesión tuvo que acortar su itinerario. Ese año se había realizado frente a la tribuna de la Plaza del Carmen, una alfombra floral, formando en su centro la estrella nazarí con la leyenda "Santa María de la Alhambra", que estuvo hecha con claveles, flores del campo y arenas de colores.
La lluvia se presentó con fuerza y temiendo el deterioro del reciente plateado del paso, la cofradía aligeró el paso para regresar a su templo, al que llegó con enorme deslucimiento. Los capirotes de los nazarenos llegaron a la iglesia de la Alhambra completamente doblados por la densidad del agua y empapados sus hábitos y chapines, suprimiéndose el tradicional acto de asomar el paso de la Virgen en el mirador al Albaicín de la Plaza de los Algibes, para que se contemplara por las gentes que había subido a la albaicinera Plaza de San Nicolás.
En estos años de inicios de la década de los cincuenta se aprecia una falta de recursos económicos para llevar a efecto los distintos proyectos de la hermandad y una crisis en la junta de gobierno. El hermano mayor, señor Sánchez Montes, no asistía a las sesiones de la misma, teniendo que presidirlas el mayordomo mayor, don Juan Alonso Roda, y se le comisiona en le sesión de 16 de enero de 1953 para que se informarse de su postura o decisión con respecto a la hermandad. Asimismo, antes también se había comisionado a don José Martín Campos y al capellán para que visitara al arzobispo y pedirle a ratificación de la junta formada en 1948, que parece que aceptó hacerlo en enero de 1952.
No sabemos cual sería el resultado de la visita al señor Sánchez Montes, ni las razones de sus inasistencias; normalmente las actas de las hermandades suelen silenciar los asuntos de sus crisis, pero los hechos suelen poner de manifiesto cuando no hay normalidad en el seno de una cofradía. En este caso, no se pasaron a las actas las sesiones de dos años, si es que se celebraron. Pese a la crisis, si es que la hubo, la hermandad seguía realizando sus estaciones de penitencia con toda normalidad y esplendor. Así, en el año de 1953, asisten a la procesión y
la presiden el Almirante, señor Pastor Tomasetti, y el Director General de Bellas
Artes, señor Prieto Moreno y la Virgen vuelve a ser asomada al mirador de la Plaza
de los Aljibes y el Albaicín y el Sacromonte se veían iluminados por las numerosas hogueras y antorchas que sus vecinos encendían (29).
La crisis parece resolverse en 1955 con la convocatoria de elecciones para el día 31 de mayo de 1955 entre la terna presentada por el hermano mayor, don Andrés Sánchez Montes, y por el mayordomo mayor, don Juan Alonso Roda, aunque se desestimaron dos candidaturas: la de don Daniel Saucedo y la de don José Lupiáñez, ligados al mundo del periodismo. En la elección obtiene la mayoría don Juan Alonso Roda, que será hermano mayor de la cofradía durante un periodo de casi veintisiete años. El anterior hermano mayor, don Andrés Sánchez Montes fue nombrado mayordomo primero. Para celebrar le elección se
hace un homenaje al señor Alonso Roda en el Bar Sevilla, que estaba, hasta hace no muchos años en la calle del Estribo, frente al edificio de la Lonja y Capilla Real, y al que asiste el afamado
pintor Soria Aedo.
|
D. Juan Alonso Roda. Pintura de Hernández Noda. Galería de Hermanos Mayores de la Cofradía |
Se puede decir que Juan Alonso Roda inaugura la etapa más larga de gobierno al frente de la
Cofradía que ésta ha conocido. Se convierte, de hecho, en un hermano mayor
vitalicio, como lo fue Diego Liñán Nieves, tío político del nuevo hermano mayor
y a quién la esposa de Alonso Roda hereda por ser sobrina y única heredera del
llamado Rey del Chopo.
En aquella junta general se
produce una profunda renovación de personas que van a componer la directiva de
la hermandad. A ella, accede gente joven y desaparecen, casi por completo, aquellas
personas que quedaban de las primeras juntas de gobierno, que se nombraron tras
la fundación de la hermandad, como Nicolás Martín Fernández y José Martín
Campos. También, a los pocos días de ser ratificada la junta elegida por el
nuevo por el Arzobispo don Rafael García y García de Castro, dimite del cargo
de tesorero don Emilio Nadal Peramos, aduciendo “razones de interioridades espirituales”. Era otro histórico de la hermandad
que, desde la República, había desempeñado el cargo de contador durante largos
años.
La crisis, no obstante, se prolonga al
principio de la nueva etapa, surgiendo un conflicto con una de las personas que
había prestado una inestimable colaboración desde los años de fundación de la cofradía. Esa persona era don Nicolás Martín Fernández, tesorero de la hermandad durante más de
veinte años, cuya sastrería de la calle Tundidores 1, esquina a Zacatín, había
servido de “capillita” de sus cofrades y de local para las
sesiones de la junta de gobierno desde los primeros años de la hermandad,
después de dejar de hacerlo en las farmacias de la placeta de San Gil; en dicha casa se depositaban enseres y se repartían los hábitos
para la procesión de Semana Santa. A título de curiosidad se sabe que la mesa,
alrededor de la cual tantos años se reunía la junta de gobierno, se conserva hoy en la sacristía de
la iglesia de Santa María de la Alhambra.
El conflicto surge cuando don Juan Alonso Roda nombra un nuevo tesorero, que no se quiere hacer cargo de la tesorería porque decía que no estaban claras
las cuentas. El antiguo tesorero, don Nicolás Martín Fernández, de forma clara, dije que había dispuesto de efectivo por
una necesidad familiar perentoria, con el ánimo en todo momento de reponerlo. Nunca el antiguo tesorero había incurrido en ninguna
ligereza de ese tipo y la honradez del mismo estaba fuera de duda. Se llega con
él a un acuerdo por el que don Nicolás le entrega una tercera parte de la deuda, que
ascendía a unas 15.000.- Ptas., y el resto en efectos bancarios, pero al llegar los vencimientos las dificultades económicas subsistían y le es
imposible hacer frente al pago (dada la avanzada edad de don Nicolás, lo más probable es que, apenas, pudiera ejercer su oficio de sastre). Sin embargo, la voluntad de pago del antiguo tesorero parece ser bastante firme; pues ofrece, en una visita que le hace Roda, un reloj de pared valorado en
cinco mil pesetas y, asimismo, realizó varios hábitos de nazarenos para la hermandad.
Ante la probada voluntad de pago y trayectoria de honradez de don Nicolás, el hermano mayor, señor Alonso Roda, propone que lo que quedaba de deuda le fuera condonada, no sin la oposición de algún directivo, lo que demora hasta 1961 la readmisión en la hermandad del antiguo tesorero al que se le mantendrá su número de antigüedad. Ello se realiza en la sesión de 21 de mayo de ese año, mediante un acuerdo por el que "en reconocimiento de su amor, interés, sacrificio y honradez, se le condona la deuda"(30).
La Semana Santa de 1956 volverá a ser anunciada por una pintura dedicada a la hermandad alhambreña, realizada por la "Litografía Anel", en la que recoge el momento en el que el paso de la Virgen pasa por los arcos nazaríes de la Puerta del Vino; uno de los momentos más emblemáticos de su paso por el recinto de la Alhambra.
En 1956, otra vez quedó el cargo de Camarera Mayor vacante por la dimisión de doña Enriqueta Louro Viana y se le ofrece a la señora del Alcalde, doña Modesta García Alba, que lo acepta. Ello supondría conservar algunas facilidades con el Ayuntamiento, como a asistencia de la Banda Municipal a precios razonables, para tocar tras el paso de la Virgen en las estaciones de penitencia. En agradecimiento a esta colaboración, se nombra en 1957 al Alcalde, don Manuel Sola Rodríguez Bolívar, Hermano Mayor Honorario de la cofradía.
|
Estación de penitencia de 1957. Periódico "Patria" |
Estas
camareras mayores, nombradas entre personas de relevancia social, más bien
venían a ser verdaderas cargos honorarios, porque quién realmente dirigía
las actividades del cuerpo de camareras era la vice-camarera, que sí solía ser
una persona ligada a la cofradía. Las primeras camareras mayores, de hecho, se
limitaban a ostentar la representación nominal del grupo, aunque constituían
un elemento muy válido, en cuanto que, a través de ellas, la hermandad
conseguía acceder a determinados círculos e instituciones que le eran de gran utilidad por aportar algunas contribuciones de cierta importancia.
Así, doña Modesta García de Sola tenía la costumbre de regalar el arreglo
floral de la iglesia en la función principal del mes de mayo.
Algunos años
después de su nombramiento, en 1960, solicita de la junta de gobierno que se le
sustituya por la esposa del Gobernador Civil, doña Margarita Massot, quedando
ella como camarera mayor honoraria; cosa que al parecer se acepta, pues ya la
función del mes de mayo de ese año es presidida por doña Margarita Massot. Ocupará el cargo de camarera mayor hasta 1964, en que por traslado de su esposo, ha de ausentarse de la ciudad. Como sucesora se nombra, como de costumbre, a otra
dama de significada posición social, doña Margarita Moreno de Montes, esposa
del Gobernador Militar, que no tuvo problema alguno en aceptar el cargo. También aquel año (1960) se nombra para el cargo de vice-camarera mayor a doña
Guillermina Ventas Pierce, que durante bastantes años va a ser alma e impulsora
del cuerpo de Camareras.
Quizá, para que el
nombramiento de la esposa del Gobernador Militar, no pudiera parecer un desaire
al nuevo Gobernador Civil, se le nombra a éste Hermano Mayor Honorario y a su
esposa, doña Matilde del Valle Benítez, Camarera Mayor Honoraria. Estos equilibrios sociales, reafirman la idea de que se pretendía con estos nombramientos contar
con apoyos importantes en los ámbitos social y político, sin importar que las
personas tuvieran relación previa alguna con la hermandad, ni siquiera con la
Semana Santa.
Desde el principio de la década de los años cuarenta el paso de la Santísima Virgen, en lo esencial, estaba ya conformado básicamente como hoy lo conocemos;
determinados detalles se van a ir agregando hasta dejarlo con las
características con que presentaba al finalizar el siglo XX. Así, en el año 1957, se
le añaden dos largueros o varales centrales exteriores, pues hasta ese momento
sólo contaba con los dos laterales para ser portado por los costaleros u hombres de trono.
Como
remates de los cuatro largueros, se idean ocho cabezas de león, que vienen a
reproducir las de los leones de la famosa fuente que le da nombre al patio
homónimo de la Alhambra. Todo ello, fue estrenado en la Semana Santa de 1958, habiendo sido realizados por Metalistería
Portal por el precio de 8.500 ptas.-. También, a propuesta del mayordomo, señor Jiménez Barrera, se piensa en
determinados adornos para los faldones delantero y trasero del paso que no
llegan a realizarse, a excepción del bordado en el faldón delantero con el
escudo de la hermandad en sedas, oro y plata, realizado en 1958, sobre el
terciopelo azul por las monjas Adoratrices de Granada.
|
Los hombres del trono con 4 varales. Foto. Antonio Padial
|
En aquellos años ya se empezaban a apreciar los primeros síntomas de la crisis que padecerían las cofradías en las dos siguientes décadas, incluso en esta cofradía que tenía entre el pueblo fama
de “rica”. La colaboración de los organismos oficiales
era mínima y la de los establecimientos de
negocio de la ciudad, la mayor parte de ellos beneficiarios de la celebración
de los desfiles procesionales, también era, como en la actualidad, de escasa
importancia. El entusiasmo de contadas personas en cada cofradía, que han
puesto su trabajo y sus escasos medios económicos, ha sido lo que ha hecho
posible ese estallido de religiosidad, belleza y arte que constituye lo que
llamamos nuestra Semana Santa.
Ante
aquella situación de penuria económica, la junta de gobierno se platea
adoptar la decisión de no salir en la Semana Santa de 1959 y ponerse de acuerdo
con las demás cofradías para que la Federación adoptara la misma decisión. Finalmente, parece que se desiste de tal idea y parte de los gastos de la procesión fueron sufragados
por los mayordomos y el hermano mayor (31).
De aquel
año parten ciertas dificultades que, continuadas en años posteriores,
determinaron, en cierto modo, el cambio de día de salida de la cofradía en su
estación de penitencia para hacerla el Sábado Santo. Las cofradías que hacían
en esos años su salida procesional el Jueves Santo eran: la del Cristo de los
Favores, la de Santa María de la Alhambra y la del Silencio. Estas dos últimas
solían interferirse en la Plaza Nueva cuándo la primera iba de regreso hacía la
Alhambra y la segunda comenzaba a salir en la madrugada y venía por la Carrera
del Darro.
En la
estación de penitencia de 1959, la Cofradía de Santa María de la Alhambra al llegar por la calle de Elvira a la Plaza
Nueva se encontró con las luces apagadas, porque en ese momento pasaba por dicha plaza la comitiva del
Silencio. Ello, representaba un gran inconveniente para la Cofradía de la Alhambra cuya singularidad e idiosincrasia la constituía el fausto, la música y el colorido de su procesión, que requería todo menos oscuridad y silencio. Esto provocaba rifirrafes en aquellos tiempos entre ambas cofradías, que se resolvieron años más tarde con el paso de la Cofradía de la Alhambra al Sábado Santo.
|
Otra vez en 1959 la hermandad es titular del cartel de Semana Santa. Cartel de "Fersanz" |
A ese inconveniente
se unía a otro: el retraso que le hacía padecer la Hermandad de los Favores,
que salía a la calle de San Matías por la de Jesús y María, cuándo la de la
Santa María de la Alhambra bajaba por la primera de aquellas calles. Esta dificultad constituyó la razón para desechar de su itinerario la cofradía de la Alhambra las calles Colcha y San Matías, para ir a la tribuna por el Zacatín, aparte de que por la calle de San Matías se pasaba cerca de los prostíbulos que existían en las calles
adyacentes en aquellos tiempos.
Dentro de aquella pomposidad que caracterizaba a la cofradía, ese año se gestiona por primera vez la venida de la Legión para participar en la procesión de la hermandad, pero las dificultades que se presentaron hicieron que desistiera de dicho intento. El deseo de esplendor en su estación de penitencia seguía estando presente en la cofradía y en esos años se había disminuido, al no contar con la participación del Regimiento Artillería y de su banda de artilleros a caballo que abría la procesión con su trompetería de cornetas, clarines y tambores. Era inconfundible el estruendo de los cascos de los numerosos caballos, mezclados con los clarines, que entonaban saetas, a las que respondían los timbales y trompetas ¡Ya viene Santa María de la Alhambra...!, decía la gente. Por ello, había tratado de sustituirse por la Policía Armada a caballo y ese año de 1959 por la Legión, pero fue la Guardia Civil la que asistió a la procesión. Sin embargo, el mal tiempo la deslució, teniendo que refugiarse la imagen en los soportales de la calle de Ángel Ganivet, siendo la única hermandad que se atrevió a salir aquel Jueves Santo.
Ya en estos años cincuenta la Virgen abandona el altar lateral del crucero, donde se le había dado culto desde su llegada a la iglesia de Santa María, para llevarla a presidir la capilla mayor de dicha iglesia, ocupando la hornacina central de su retablo en la que aún permanece.
|
Retablo mayor de la iglesia de la Alhambra |
13. La década de los años sesenta
La
Cofradía, a principios de los años sesenta, tenía sus enseres prácticamente
completos y su desfile procesional estaba a la altura de aquellas cofradías más
señeras de Andalucía. A partir de aquel momento había llegado la hora de ir
mejorando dichos enseres. Con esta idea, lo primero que se comienza a optimizar fueron los faroles que acompañan a la cruz de guía, sustituyéndolos por otros mejores;
los antiguos se venden, en la cantidad de dos mil pesetas cada uno, a la joven
Hermandad del Cristo de la Buena Muerte, la conocida como “Cofradía de los
Ferroviarios”, que había sido fundada unos años antes, en 1953, y de la que era
hermano mayor, el Sr. Gutiérrez Tirado, tesorero, a su vez, de la Hermandad de
la Alhambra.
Los
nuevos faroles, en número de cuatro, se encargan mediante contrato al orfebre
granadino con taller en la calle Caballerizas, Manuel Palma Cuadros, por un
valor de 5.000. -ptas., cada uno. Estaban realizados en latón plateado con
diseño nazarí, como era el estilo de la cofradía. Son estrenados, solamente,
dos de ellos en la Semana Santa de 1961 y, los otros dos, en la siguiente de
1962, en que también se cuenta con un nuevo estandarte-insignia bordado por las
religiosas Trinitarias por un coste de 4.800. -ptas. En esta nueva insignia se
aprovechan el escudo y la leyenda del antiguo, cuyos bordados son pasados al
nuevo estandarte por las referidas monjas.
En 1962 será Miguel Rosales Camacho quien se encargue de contratar a famosos cantaores de saetas, como Pepe Albaicín, el Niño de Osuna y Pablo de Écija, eligiendo los sitios donde debían de cantar. Asimismo, se concierta con las emisoras Radio Madrid y Radio Granada para que se retransmitiera la procesión del Jueves Santo a su paso por el bosque de la Alhambra. Las retransmisiones se realizaron y hubo iluminaciones extraordinarias, encendiendo elementos pirotécnicos en Torres Bermejas; se iluminó la fachada del Palacio de Carlos V y la iglesia sede de la cofradía, cuyo coste lo asumió la "Casa Bruner" de Madrid, y el Ayuntamiento iluminó la Puerta de la Justicia, donde la cofradía sale de la fortaleza palaciega de la Alhambra.
La hermandad regresaba a su templo en la madrugada del Viernes Santo, pese a la prohibición de hacerlo por el Arzobispo, del que consiguieron licencia esta cofradía y la del Silencio, que eran las más afectadas por la prohibición.
Otras
realizaciones en estos años sesenta fueron: la construcción, en 1962, con
maderas que ofrece el capellán y que le habían sido donadas por el Patronato de
la Alhambra, de doce bancos para la iglesia a razón de 750. -ptas. cada uno y
la contribución de la cofradía con un donativo a la construcción del monumento
de la Virgen de las Nieves en el Pico del Veleta, en Sierra Nevada. Este año,
el granadinismo de la cofradía la lleva a proyectar la realización de unos
farolillos de estilo nazarí para sustituir a los cirios de petróleo o gasolina, que desde
1942 se utilizaban en la procesión, aunque parece que no se llegaron a realizar.
Algunos días de la Semana Santa de 1963 se presentaron lluviosos, especialmente el Martes y Miércoles Santos, quedándose, por esta razón, en sus templos las cofradías de esos días. Sí procesionaron las del Jueves Santo con la novedad de que la Cofradía de la Alhambra realizó variación en su itinerario de regreso, que lo hizo por el Barrio del Realejo y el Campo del Príncipe, subiendo a la Alhambra por el Carril de San Cecilio y Cuesta del Caidero. Este bello y pintoresco itinerario se adoptó por las dificultades que presentaba la coincidencia en Plaza Nueva con la Cofradía del Silencio, cuyo apagado de luces restaba fastuosidad a la Cofradía de la Alhambra, además de la gran aglomeración de público que provocaban ambas cofradías; problema que se venía produciendo año tras año.
Cuando llegó la procesión al
Campo del Príncipe, la esperaba la Cofradía del Santísimo Cristo de los Favores,
que la había precedido, y la recibió a la altura del Monumento al Cristo de la
citada plaza, donde se realizó por ambas cofradías el Ejercicio de las Cinco
Llagas y, a continuación, la de la Alhambra siguió por Carril de San Cecilio
para subir a su templo y la siguió hasta el suyo la de los Favores.
|
La Virgen en el Campo del Príncipe, ante el Cristo de los Favores y la Virgen de la Misericordia Foto del programa de la Federación de 1969 |
Sin embargo, el
cambio del itinerario de regreso por el Campo del Príncipe no impidió que ese
año vuelva a quedarse la comitiva a oscuras cuando regresaba por la calle Reyes
Católicos y la Hermandad del Silencio llegaba de madrugada a Plaza Nueva. La hermandad
alhambreña en esta ocasión eleva, inmediatamente, una protesta ante la
presidencia de la Federación de Cofradías instalada en la tribuna oficial. En
realidad, no se había resuelto el problema con el cambio, porque se trasladó la dificultad a otras calles; pues para dirigirse
al Campo del Príncipe la cofradía tenía que pasar cerca de Plaza Nueva (32).
Este itinerario por
el barrio del Realejo y Campo del Príncipe suponía subir por cuestas
más empinadas y fue repetido
al año siguiente de 1964. Los costaleros profesionales pusieron dificultades
por la dureza del itinerario, por lo que se ofrecieron los soldados de la
Agrupación de Ingenieros de Infantería para portar la imagen. Ante estas dificultades, se piensa volver en 1965 al antiguo
itinerario, que algunos miembros de la Directiva creían más lucido por discurrir por calles más amplias y ser más cómodo para
las camareras que iban tras el paso de la Virgen ataviadas con la clásica mantilla.
No obstante, ese año de 1965, se pensaba hacer el itinerario inverso por no
renunciar a la belleza de aquellos lugares, es decir, bajar a la salida de la
cofradía por el Caidero y Campo del Príncipe para acceder al centro por el
Realejo, pero la opinión contraria del hermano mayor, Juan Alonso Roda, cobra
adeptos y se vuelve a la bajada tradicional por la Cuesta de Gomérez,
suprimiéndose también el itinerario por el Zacatín y la
Plaza de Bibrambla. La excusa fue que los anuncios comerciales en la primera
calle impedían y deslucían el paso del trono.
Modificación de los Estatutos. En la Junta General de 17
de mayo de 1962 se modifican los artículos 24, 31, 33, 41, y 47 de los
Estatutos. Era la quinta modificación y ellos se determinaba que la función de difuntos de la hermandad se
celebre al día siguiente de la función principal de mayo. Asimismo, se establece la uniformidad de hábito para todos los cofrades. Hasta el
momento, solo los mayordomos llevaban capas azules y el resto de los cofrades no llevaban la capa. Esta uniformidad había sido una aspiración de la hermandad, que se llevaría a cabo de forma paulatina
por el costo que representaba conseguir las telas de damasco.
También se determina en el art.
33 que la procesión sería presidida por el hermano mayor, sustituido
por el que reglamentariamente correspondiera, y los mayordomos de trono tendrían a sus órdenes al
capataz del paso. Se regulan, asimismo, las funciones de los mayordomos de
cabecera, de los porta-insignias, de los de sección y de los que establecen la
comunicación entre cabecera y trono. Estos puestos podrían desempeñarlos, tanto
los mayordomos activos como los pasivos (estos últimos eran los que habían dejado de pertenecer a la junta directiva) e, incluso, podían desempeñarlo los
cofrades, si así se lo encomendara la Junta de Gobierno.
Se crean unas
comisiones especializadas en determinadas funciones importantes, como la de económica, ejecutiva y de propaganda y que la no asistencia a las sesiones de algún
miembro de la junta directiva, tres o más veces, acarrearía la pérdida del cargo y el paso a la
situación de mayordomo pasivo.
|
Simpecado realizado por Trinidad Morcillo (1964). Foto A. Padial |
El
“Simpecado” de Doña Trinidad Morcillo y otros enseres
Otro proyecto importante se realizó en 1964 y fue el magnífico “Simpecado”, llamado entonces, “estandarte”,
en estos años en que la influencia sevillana no tenía demasiado calado en
Granada. Para realizar esta insignia, se presentaron diversas alternativas y se elige el
dibujo más elaborado, pese a su carestía, aunque no hubo unanimidad de los miembros de la Directiva en realizar el proyecto designado. Para allegar fondos para
sufragar el costo del estandarte se suscribe una póliza de crédito,
sistema al que va a acudir la hermandad para otras realizaciones.
También se acude a aportaciones de los hermanos que voluntariamente quisieran
contribuir, aunque algunas aportaciones no se prestaron y las hubo de asumir la
caja de la hermandad.
La bella pieza
artística, que aún hoy podemos admirar, fue bordada por la prestigiosa profesora de
la Escuela de Bellas Artes, doña Trinidad Morcillo, hermano del afamado pintor
y director de la Escuela de Artes y Oficios, Gabriel Morcillo. Realizó el
trabajo en hilo de plata sobre terciopelo azul, importado de Francia, en cuyo
bordado puso toda su reconocida maestría. El “simpecado” lo
constituye un dosel, bajo el que se cobija un óleo de la Inmaculada Concepción,
pintado en la citada Escuela, probablemente, por la propia Trinidad Morcillo
o por su hermano (no hay constancia de su autor en las actas de la hermandad). El conjunto se remata con corona real en
plata de ley, metal en el que se realizó toda la orfebrería de la obra, trabajo realizado por el taller de “Moreno Grados” de Granada (33).
Por falta de plata
de calidad para utilizar en su orfebrería y de otros elementos, como los borlones
y cordones, no se pudo estrenar en la estación de penitencia de 1964 y se
hace en la de 1965, en que también se estrena otra meritoria obra artística: el
Libro de Reglas, que venían realizando, desde 1963, el artesano granadino, don Miguel Moreno Grados, en orfebrería de plata de ley. La pieza artística se
adorna con bellas rotulaciones y miniaturas de Mena, y es encuadernada por
Salvador Rodríguez. El Libro viene firmado por los
referidos tres artistas.
En el interior del simpecado se introdujo un acta firmada por el secretario de la “junta de estandarte”, en la que figuran los acuerdos para su confección, los artistas que en él intervienen y aportaciones económicas realizadas.
Es de alabar la
decisión de realizar esta pieza artística, que, si bien, supuso un gran esfuerzo
para la hermandad, por su alto coste, constituye una obra de arte para el patrimonio
de la misma y de nuestra ciudad. Este estandarte,
obra maestra de arte del bordado granadino contemporáneo, pudo contemplarse por
los andaluces seguidores del programa “La Pasión según nosotros” de Canal Sur
que fue emitido en 1994 y a cuyos estudios fue trasladado para exponerlo.
|
Libro de Reglas de 1965 de Moreno Grados. Foto A. Padial |
La hermandad, a partir de finales de los años
cincuenta, va a realizar toda su orfebrería en plata de ley, tanto de los
nuevos enseres como de la reposición de los existentes. Todo ello, ha sido, no
tanto el resultado de una gran pujanza de la hermandad, aunque así desde el
exterior se haya creído, como de una voluntariosa determinación de sus juntas
de gobierno de dotar a la cofradía de un patrimonio artístico acorde con lo que tiene de emblemático de la
misma, por tener su sede dentro de uno de los conjuntos artísticos y
monumentales más famosos del mundo.
En esos años de la década de los sesenta la
Semana Santa de Granada entra en un languidecer progresivo, que la lleva a una
profunda crisis en la década siguiente. La Cofradía de Santa María de la
Alhambra, paradójicamente, a pesar de no tener muy boyantes
sus arcas, es cuándo perfecciona y aumenta sus enseres procesionales con un
acierto artístico poco común en las hermandades granadinas en aquellos tiempos. La hermandad contaba ya con un patrimonio de cierta consideración por su valor y
mérito artístico, decidiendo en 1963, a propuesta del vicesecretario, señor Olivares, la
realización durante la Semana Santa de una exposición durante los días de Semana Santa de sus enseres y del paso de la Virgen, para
la que se traslada la imagen al trono. Exposición que hoy aún se viene realizando con gran éxito de asistencia de público y de
turistas.
Con la
idea de dar más esplendor a la procesión, se proyecta la creación de una guardia romana, para lo que se comienza
por invitar a la procesión a la de la Hermandad del Santo Entierro de
Guadix, que también envía a varios mayordomos en representación. Al
parecer, gustó tanto en la ciudad dicha sección de romanos que en la junta general
de ese año se le pide al hermano mayor que, entre los proyectos de la hermandad, se organizara una guardia romana, cosa que,
evidentemente, no llegó a realizarse, si bien, en el año 1967, vuelve a
reconsiderarse el proyecto. La guardia romana de Guadix vuelve a traerse a la
procesión y, en 1968, son las centurias romanas del pueblo almeriense de Huércal
Overa las que vienen a realzar el desfile. Para la Semana Santa de 1981 se
vuelve a pensar en el acompañamiento en la procesión de una banda de música de
romanos, concretamente la de Campillos, pero el precio requerido y los gastos
hacen desistir a la hermandad.
|
1965. Foto del programa de la Federación de 1966 |
Otros nuevos enseres se realizarán en los años siguientes; así, en 1965 se estrenan cinco dalmáticas bordadas en plata con sus respectivas albas, adquiridas a la firma granadina "Oriol". El contador de la cofradía, don Manuel Martín
Álvarez, fue quién lo propuso se acepta, como también otras seis
dalmáticas pequeñas para los monaguillos, si como, un terno para el capellán, todo ello, supuso un coste por importe de 20.500.-Ptas.
Aquel año de 1965, la hermandad pasó por las puertas de la Catedral en recuerdo del refugio de la Virgen en dicho templo por causa de un fuerte aguacero que se presentó en 1945. La hermandad había solicitado la entrada en el templo catedralicio, pero le fue denegada, por lo que se decidió hacer estación ante sus puertas y rezar la estación con toda la hermandad puesta de rodillas. En los siguientes
años, se hacen gestiones para conseguir entrar en la Santa Iglesia Catedral,
pero sin resultado alguno, todo lo más que se consiguió fue que en el año 1967
se abrieran las puertas del templo catedralicio y se encendiera la iluminación
interior al paso de la Cofradía, sería el preludio para que años más tarde se
abrieran sus puertas al paso de las cofradías, pero sin autorizarlas a entrar en
su interior.
En ese proceso de renovación de enseres, que emprende la hermandad en aquellos años se realizan en 1967 cuatro varas cortas y varias largas para los
mayordomos, que se hicieron en madera con los remates de orfebrería. Con el
metal de los remates de los antiguos báculos se fabrica una lámpara votiva para
el Santísimo de la iglesia de Santa María de la Alhambra. Las
varas antiguas son adquiridas por la Cofradía de los Ferroviarios. El precio no fue enteramente pagado
por aquella cofradía hasta el año 1971, en que lo satisfizo con una sustanciosa
rebaja en el mismo.
El cartel de la Semana Santa de 1967 vuelve a protagonizarlo la cofradía con una fotografía del paso de la Virgen a salir por la Puerta de la Justicia, destacándose sobre el fondo iluminado por las bengalas de dicha puerta. Su autor fue el fotógrafo Romero, siendo editado por la prestigiosa empresa de Heraclio Fournier de la ciudad de Vitoria, que también se le encargaron por la Federación los carteles de 1966 a 1972 (34).
La hermandad alhambreña desde sus primeras estaciones de penitencia, al igual que el resto de las cofradías granadinas, la comunicación entre los distintos mayordomos encargados de la marcha y orden de la procesión se realizaba mediante unas campanillas, que agitaban cada vez que las secciones de nazarenos, así como la Cruz de Guia o el paso de la Virgen, debían de avanzar o de pararse. Este sistema esta hermandad lo cambió a mediados de los años sesenta para emplear en esa misión unos Wankie Talkies o transmisor portátil. Perdiéndose aquella forma tradicional de comunicación por campanilla en aras a la modernidad y eficacia.
En 1967 se había
renovado, como de costumbre, la mitad de la junta directiva, siendo elegido
Mayordomo Mayor, don Juan García de la Fuente; Secretario, don Miguel Hurtado
Álvarez; Tesorero, don Eduardo Martínez García, y vocales: don Ricardo Martín
García, don Jesús Gutiérrez Tirado (éste también era hermano mayor de la
Cofradía de los Ferroviarios), don Cecilio Norberto Molina, don José de la Osa Hurtado y don José Linares Tallón. El Mayordomo Mayor, García de la Fuente, no se dignará tomar posesión de su
cargo, ni asistir a las reuniones de la junta, por lo que el secretario, señor Hurtado, propone se deje vacante el cargo, que lo estuvo hasta 1969, en que se eligió para él a don José Jiménez Barrera.
Otro aniversario celebró la cofradía en 1969. Se cumplían veinticinco años de la estancia de la Virgen en el Ayuntamiento con motivo del refugio por la lluvia del año 1944. Se contacta con la corporación municipal para comunicarle la efeméride de la cofradía y se nombra Hermano Mayor Honorario a dicha Corporación en la persona del alcalde, don José Luis Pérez-Serrabona y Sanz, ofreciendo a su esposa, doña Josefina González Fernández, el cargo de Camarera Mayor de la Virgen, al estar vacante este cargo por no residir ya en Granada la anterior doña Margarita Moreno, esposa del que había sido Gobernador Militar, don Rufino Montes Ortiz.
El Ayuntamiento
aceptó el nombramiento en su sesión de 13 de febrero de 1969 y este acuerdo fue comunicado a la cofradía por medio de un pergamino conmemorativo realizado por Mena. Pero,
curiosamente, el pergamino no se sabe por qué circunstancias no es entregado a
la hermandad hasta el año 1984, por el entonces alcalde, don Antonio Jara
Andreu. Más tarde, en 1994, con ocasión de cumplirse el cincuenta aniversario
del refugio de la Imagen en el Ayuntamiento se le entrega al alcalde una placa
conmemorativa.
La crisis de las cofradías granadinas se agrava después de la Semana Santa de 1969 y el Presidente de la Federación de Cofradías, don Eladio Lapresa, dimite de su cargo, que había ostentado desde hacía quince años. En esta ocasión el nuevo Arzobispo Administrador Apostólico, Monseñor Benavent Escuín, lo acepta, cosa que no había hecho el anterior, don Rafael García y García de Castro.
|
La Madre alza la mano traspasada del Hijo, como símbolo de la Resurrección sobre la Muerte |
El 4 de noviembre de 1969 la Federación elige como Presidente al hermano mayor de la Cofradía de la Alhambra, don Juan Alonso Roda, en una votación a la que asistieron solo catorce cofradías, lo que nos revela la decadencia de la Federación existente en ese tiempo. Unos días después se envía el
resultado al Arzobispo Coadjutor para que eligiera entre los votados, sorprendiendo la decisión del Prelado, que sin seguir la costumbre inveterada de confirmar los nombramientos de la
Federación y contradiciendo aquella costumbre, fue nombrado como Presidente a don Francisco Cifuentes
Morcillo, hermano mayor de la Oración en el Huerto, que sólo había obtenido dos votos de los hermanos mayores de las
cofradías. Era la
segunda vez que don Juan Alonso Roda era elegido para presidente del máximo
órgano cofrade y se rechazaba la elección por parte de la autoridad
eclesiástica.
14. La crisis de la Semana Santa de Granada de los años setenta y su superación
La profunda crisis que aquejó a la Semana Santa de Granada llega a su punto álgido en la primera mitad de los años setenta del pasado siglo. Era algo venía gestando en las dos décadas anteriores como consecuencia de diversos factores de índole económico, de movimientos poblacionales, de cambio de costumbres sociológicas...etc., que expuse al tratar en este medio y en otros artículos de la historia de las cofradías granadinas.
Algunos infortunios incidirán, además, específicamente en algunas hermandades, como la del Cristo de los Favores que se vio afectada por el incendio declarado en la iglesia de San Cecilio, su sede canónica, en la Navidad de 1969. Por ese siniestro quedaron afectadas las imágenes del Santísimo Cristo de los Favores y María Santísima de la Misericordia, causando, asimismo, graves daños al templo, que perdió su artesonado, algunos retablos e imágenes,
como la devota e histórica de Nuestra Señora de la Salud, con antiquísima hermandad, que se destruyó con toda su capilla (la de la derecha en el presbiterio), que fue donde se
originó el incendio; también se perdería la imagen de Nuestra Señora de los
Dolores, con la que acudía la antigua hermandad del Cristo de los Favores al
Ejercicio de la Cinco Llagas, ante el monumento del Señor del Campo del
Príncipe.
La Cofradía de Santa María de la Alhambra, con sede en la jurisdicción parroquial de San Cecilio, acudió inmediatamente a auxiliar a la Hermandad del Cristo de los Favores, con la que históricamente tantos
lazos las unían, aportando un donativo para restauración de sus Titulares.
De 1971, data el proyecto de dotar a la
cofradía de la Alhambra de doce ciriales en plata de ley, número que se elige
en recuerdo de los doce Apóstoles de Jesús. Las doce piezas de orfebrería fueron realizadas por el taller de
los Moreno Romera, sin embargo el presupuesto no permitió que se hicieran en plata. Asimismo, se realizó ese año una maza
de honor; una pértiga y el ropón y collar del pertiguero, acorde con el estilo y cánones de la cofradía, y la cruz alzada, para que fueran precediendo el paso de la Titular, como cortejo litúrgico. Esta hermandad fue de las pioneras en introducir en Granada la
figura del pertiguero en el cortejo del paso. La
de la Sentencia lo había introducido unos años antes, en 1963,
aunque años después dejó de sacar esta figura en el cortejo. A las seis dalmáticas para los ciriales existentes en la Cofradía de la Alhambra, se realizaron y unieron otras ocho adquiridas en Casa
Oriol de Granada, para completar las doce que hacían falta para llevar los
ciriales.
|
Doce ciriales en la Cofradía de la Alhambra desde 1971.Foto A. Padial |
También, este año de
1971, dentro de la uniformidad que prescribían los estatutos para todos los
hábitos de los penitentes, se enriquecen los mismos, añadiéndoles las capas de
damasco color azul en vez de crema, que era la otra opción que se consideró.
Fueron confeccionadas en número de 120 por la empresa granadina, Felmen, S.A.
La reforma se complementó en el año 1975, en que se acuerda dotar de escudo en
los capillos de todos los nazarenos, aunque en principio se pensaba ponerlos
en las capas.
Completaron aquel magnífico juego de insignias y enseres de esta Real Hermandad las nuevas bocinas,
realizadas en plata de ley en los años 1973 y 1974 por la orfebrería granadina de los
Hermanos Moreno, siendo confeccionados sus paños en hilo de plata, oro y sedas
por las Madres Trinitarias de esta ciudad. Ese último año, a instancias del mayordomo
mayor, son suprimidos, después de treinta y un de existencia, los cirios con depósito de
gasolina, que en otro tiempo habían solucionado el problema de
la escasez de cera.
1970- 1980. Vuelta al itinerario por el Campo del Príncipe. Los problemas de encuentro con la
Hermandad del Silencio en la Plaza Nueva y con la de los Favores en la Calle de
San Matías, así como, el recuerdo del bello itinerario que realizó en los años
1963 y 1964 por el Realejo, con la subida por las Cuestas del Caidero y San Cecilio a la Plaza
del Campo del Príncipe, motivan a la junta de gobierno a acordar que el Jueves
Santo de 1970 la hermandad volviera a realizar aquel itinerario. Sin embargo, las inclemencias del
tiempo que se presentaron dicho día determinaron la suspensión de la estación de penitencia de
1970. Al siguiente año, sí fue
posible la realización de dicho el itinerario, siendo muy emotiva la llegada de
la Virgen al Campo del Príncipe, donde fue recibida con el aplauso de miles de
granadinos allí congregados.
Al llegar el paso de la Virgen de la Alhambra ante el monumento del Cristo de los Favores se realizaba una emotiva ofrenda de flores y cera,
entre la luminosidad de cientos de bengalas, cuyo encendido se repite en años
posteriores, hasta 1974. Este itinerario se siguió realizando en los años
siguientes, hasta 1980, en que vuelve la cofradía a bajar a la ciudad por el
Paseo Central de Coches de la Alhambra y por la Cuesta de Gomérez.
El regreso de la procesión a la Alhambra por Plaza Nueva y la Cuesta de Gomérez seguía presentando problemas por la
aglomeración de público en dichos lugares, que provocaba la
desorganización de la comitiva. A ello, se añadía el empeño de muchas personas
que, pese a la prohibición de los mayordomos, querían meterse en los varales
del paso para subir a la imagen a su iglesia de la Alhambra. Esto hace que
algunos directivos propongan como solución: que la procesión terminara en la
Plaza Nueva y se encerrase en la cercana iglesia de Santa Ana. Esta solución no
es aceptada, llegándose sólo a solicitar el auxilio de la policía para despejar
de gente el regreso de la cofradía e impedir que nadie no costalero se introdujera
en el paso, así como, que los costaleros profesionales que se salieran del
mismo no cobren, porque su actitud animaba a los costaleros espontáneos a
sustituirlos.
|
Hacia 1972. Foto Romero del programa de Federación de 1973. |
Nombramientos de Hermanos Mayores Honorarios a empresas y corporaciones. La hermandad en aquellos años setenta seguirá nombrado hermanos mayores honorarios con un criterio de hacerlo con entidades de tipo económico, en lugar de personalidades de relevancia social o institucional. Así, en 1972 se nombra a la entidad "Cervezas Alhambra" en la persona de su director general, don Francisco Morales Linares y en 1977 al Patronato de la Alhambra, que acepta, solicitándole que se le proporcione un local adecuado para guardar los
importantes enseres con los que en esa época contaba la cofradía, objetivo que no pareció conseguir. Asimismo, solicita del Director General de Bellas Artes, señor Prieto Moreno, al que solicita que se realicen
los trabajos necesarios de iluminación de la iglesia de Santa María de la
Alhambra, prometiendo el Patronato hacerlo antes del mes de mayo de ese año.
Posteriormente, en 1980, se adopta el acuerdo
de nombrar con el citado título a "Radio Granada" en la persona de su Director General, señor Machado Cayuso. Las relaciones han
sido con esta entidad, desde entonces, de las más cordiales y provechosas. Y en 1982, será el General Subinspector de la Legión de Ronda, señor Pallás, el que acepta el
nombramiento en nombre de la Subinspección y autoriza a los Tercios del Gran Capitán II de Melilla y Duque de
Alba II para su asistencia a la procesión.
Por otra parte, la hermandad procurará que los cargos no electivos, como el de camarera
mayor y vice-camarera mayor, recaigan en personas más vinculadas a la cofradía, de las que se suponía que iban a tener un más directo interés en la misma.
Después de muchos años, dejó el cargo la Camarera Mayor doña Josefina González
Fernández, esposa del que fue alcalde de Granada, don José Luis Pérez- Serrabona,
y se nombra para sustituirla a doña Encarnación Martínez Linares, y en el cargo de Vice-Camarera Mayor a doña Encarnación Torres Olmedo, mucho más
ligada a la hermandad.
En 1974, muere el que había sido durante más de cuarenta años capellán de la hermandad,
don Francisco Caballero Magaña, que fue enterrado ante el altar de Nuestra Señora
en la iglesia de Santa María de la Alhambra. Un cuadro de este capellán se encontró en 1983 arrumbado en el cuarto
de enseres que tiene la cofradía dentro de la Iglesia, que se mandó restaurar en su homenaje, por un acuerdo de la junta que presidía en ese
momento el señor Olivares Cano para ponerlo en el salón de juntas de la casa de
hermandad.
Un nuevo sudario para la cruz se realizará en 1975. A lo largo de la existencia de la hermandad,
el sudario de la Virgen se ha ido enriqueciendo, desde la sencillez
del primitivo de la primera salida de 1929, que era un paño en material
semejante al organdí, que se va a cambiar por otro a finales de los años
sesenta y en cuyos extremos iban bordadas sendas estrellas
nazaríes, enmarcando al escudo de la cofradía. Después, en 1970, le regala otro
sudario doña Isabel Jiménez y, en 1975, se va a realizar otro en
mantilla bordada. Por último, se estrenará el realizado y lucido por la imagen
para su coronación canónica del año 2000.
Cuando se hizo el de ese año de 1975, el mayordomo, Jesús Gutiérrez Tirado, había comunicado a la hermandad que existía la posibilidad de realizar un sudario a la Virgen
basándose en unos dibujos de gran mérito artístico, que poseía una mujer que ha
dejado su inolvidable impronta en la Semana Santa granadina, doña Trinidad Morcillo,
profesora de la Escuela de Artes y Oficios, genial diseñadora y bordadora, autora del simpecado de la Virgen. Doña Trinidad le había manifestado que tenía en su poder unos dibujos
originales del inmortal pintor, Francisco de Goya, y que estaba dispuesta a
cederlos a la hermandad, que complacida acepta el ofrecimiento y le encarga la
realización del bordado en mantilla del sudario, sobre la base de los citados
dibujos del inmortal pintor aragonés (35).
Para la realización del sudario se acuerda y contrata con doña Trinidad Morcillo el precio de 50.000. - Ptas., siguiéndose la ejecución del sudario por una comisión formada por los señores Gutiérrez Tirado; Ricardo Martín García y Miguel Hurtado Álvarez, mayordomo, tesorero y secretario, respectivamente.
En el
bordado del sudario figurarán: un Calvario, los atributos de la Pasión, una escalera, dos
coronas de espinas, dos estrellas nazaríes y dos granadas. El bordado quedó
terminado a entera satisfacción de la junta de gobierno, que adoptó, a
propuesta de Jesús Gutiérrez Tirado, el acuerdo de nombrar a doña Trinidad
Morcillo Camarera de Honor de la Virgen y le concedió la medalla de plata de la hermandad.
15. Hacia una nueva Semana Santa
En el año 1975 la crisis de la Semana Santa de Granada llega a su máxima culminación. La penuria económica
por la que atraviesan las hermandades de penitencia, dado lo escaso de las
subvenciones por parte de las instituciones públicas, todo ello unido a una
inflación que eleva muy considerablemente el costo de las salidas procesionales, hace
insostenible para la mayor parte de las hermandades de penitencia asumir el
gasto de las estaciones de penitencia. Las hermandades se plantearon la
posibilidad de no realizar sus respectivas procesiones en la Semana Santa de ese año. Ante el dilema de salir o de no hacerlo, se convoca por parte de la
Federación de Cofradías una reunión de consulta en la que, tras una votación,
el resultado fue que saldrían nueve de ellas, las que padecían menos
dificultades económicas, y no lo harían las diez con más penuria.
Entre las hermandades que decidieron realizar su estación de penitencia estuvo esta, que acordó que "aunque fuera la única en salir, lo haría", lo que provocó la indignación y protesta del hermano mayor de la Cofradía de la Oración en el Huerto de los Olivos. En su protesta increpó a las hermandades que decidieron procesionar con el argumento de que las decidieron no salir serían humilladas al ser las más pobres. Fue el hermano mayor de la Cofradía de Santa María de la Alhambra, el señor Alonso Roda, el que ejerció la defensa de las que deseaban salir, provocando con ello cierta tensión en el seno de la Federación de Cofradías. Finalmente, salieron catorce de ellas y no lo hicieron: la de la Entrada de Jesús en Jerusalén, la Oración en el Huerto, el Rescate,
la Sentencia, la Expiración, la Paciencia y la Buena Muerte (esta última, de
todas formas, llevaba algunos años sin salir y se hallaba casi disuelta).
A partir de 1976 la crisis empezó a superarse paulatinamente, mostrado en los años sucesivos una notable recuperación de las hermandades, a lo que contribuyó, no cabe duda, la creación de forma gradual de cuerpo de costaleros en la mayor parte de las cofradías, que les hacía prescindir de las cuadrillas de costaleros, llamadas profesionales, que sometían a las cofradías en las mismas estaciones de penitencia a diversos chantajes con la amenaza de dejar los pasos en la calle si no se les aumentaban la remuneración previamente pactada. Aunque este problema era solo una parte de los que indujeron a la crisis en la que influyeron otros diversos elementos (falta de cofrades, cambio de hábitos en la población, carestía de bandas de música, cera, flores ...etc. y crisis en los órganos de gobierno de la Federación de Cofradías). Algo expuesto en otras ocasiones en este blog con más detalle.
Por hallarse la
iglesia sede en tan turístico lugar, la exposición de enseres y paso que se realizaba antes de la salida procesional era muy frecuentada por los
forasteros que visitaban la Alhambra. Asimismo, la solera adquirida por la cofradía hacía que acudieran a la misma muchos cofrades granadinos. Esta afluencia constituyó un motivo de propaganda para la cofradía y representa un significativo auxilio económico para la misma. Una vez más, es la
labor de las camareras de la Virgen, que prestan su trabajo, realizando la póstula, venta de objetos y fotografías
relacionadas con la hermandad, lo que permite poder cada año realizar dicha tradicional
exposición de enseres procesionales. Exposición previa a la salida procesional,
que actualmente realizan casi todas las hermandades, pero que ésta de
la Alhambra ha sido pionera en nuestra ciudad.
|
El paso por la Puerta del Vino. Programa de la Federación de Cofradías |
Traslado de la estación de penitencia al Sábado Santo. El problema atávico que se producía en la madrugada del Viernes Santo de la confluencia en Plaza Nueva de esta cofradía con la Hermandad del Silencio, no se había solucionado y volvía a ponerse de manifiesto los años en los que la cofradía de la Alhambra deseaba regresar a su templo por dicha plaza y por la Cuesta de Gomérez. La solución estudiada por la hermandad fue el traslado de la estación de penitencia al Sábado Santo, cosa que se produjo en la Semana Santa de 1977. Ese año, también se trasladó a ese día la Hermandad del Santo Sepulcro, aunque en años posteriores regresaría al Viernes Santo.
El acuerdo del referido traslado al Sábado Santo se adoptó a título experimental por la Directiva con la votación de ocho votos a favor y tres en contra. No obstante, el paso del tiempo lo haría definitivo, siendo el día en el que aún en la actualidad efectúa su estación de penitencia, aunque se modificaron en aquel año los estatutos para fijar el nuevo día de la procesión, si bien, se dio facultad a la junta directiva para poder variar de día en el futuro.
Sin embargo, la Hermandad de la Alhambra perdió con ese cambio la asistencia a
la procesión de la Banda de Música Municipal, que tradicionalmente la había
acompañado casi desde los tiempos fundacionales. La razón fue que ese día debía de asistir a la procesión oficial del Santo Sepulcro o Entierro de Cristo a la que asiste el Ayuntamiento de la ciudad. La tradicional
presencia de esta banda a la procesión de la Alhambra era una de las
características que ponían de relieve la unión entre la ciudad y la cofradía,
especialmente, desde el año de 1944, en el que tuvo lugar el refugio la Virgen
de la Alhambra en el Ayuntamiento de Granada.
|
Otra vez la imagen fue el tema del Cartel de la Semana Santa de 1978 |
La creación del cuerpo de costaleros. De ese año de 1977, data el primer intento de la
hermandad de crear un cuerpo de costaleros. Sin embargo, la junta directiva lo que
decide crear es un cuerpo de horquilleros, que era la acepción tradicional con
que se denominaba en Granada a los portadores de las imágenes, profesionales o
no, junto con la acepción de “hombres de trono” que tenían carácter profesional,
por ser remunerados. Puede que sea esta hermandad la primera o de las primeras
con la intención de suprimir los portadores profesionales, aunque es al año
siguiente, cuándo la nueva Cofradía de María Santísima de la Concepción, la
Concha, pone de moda la creación de estos cuerpos y generaliza en Granada la
terminología de “costalero”, creando uno de los primeros cuerpos de éstos hermanos en nuestra ciudad.
Fue el
albacea y diputado de cultos, Mariano Martín del Carpio, el que propone la
creación del cuerpo de hermanos portadores de paso (no eran esencialmente costaleros). Las dificultades y
chantajes a que se veía sometida la cofradía por los portadores profesionales,
que solían pedir más dinero durante el transcurso de la procesión, se agravaron con el
plante que protagonizaron en la estación de penitencia de 1977. Ante tal problema, Martín del Carpio
propone mandar una carta a todos los cofrades, planteándoles y animando a quienes
lo desearan, a ser “hermano de paso” y, una vez, reunido un número suficiente de ellos, formar un cuerpo dentro de la propia hermandad.
El resultado de ese llamamiento a los hermanos no obtuvo la respuesta deseada, no siendo posible conseguir un número suficiente de cofrades
para llevar el paso. El paso siguiente fue proponer a los horquilleros de la Patrona de Granada, la Santísima Virgen
de las Angustias, que también fueran horquilleros de las Angustias de la
Alhambra. Tampoco obtuvo la gestión un resultado positivo, por lo que se siguió en 1977 acudiendo a la contrata de portadores del trono profesionales, al igual que el
siguiente año de 1978, en que dichos portadores vuelven a chantajear a la hermandad, problemas que padecían generalmente todas las cofradías (36).
La idea
de la preparación del cuerpo de hermanos costaleros sigue adelante,
interviniendo en esta tarea José Luis de Vicente, Manuel Martín Álvarez y
Francisco Ruiz Yáñez, que habían dirigido el paso de la Virgen algunos años,
decidiéndose poner dos varales más en el trono por la parte exterior, que
permitiera introducir mayor número de costaleros y así aligerar el peso del
trono; sobre todo, para aminorar la dificultosa subida al recinto de la
Alhambra, al regreso de la cofradía. Al incorporar esos dos varales se decide
hacerlos nuevos todos con material de aluminio de menor peso.
Por fin,
dicho cuerpo de hermanos costaleros estuvo formado para la Semana Santa de
1979, aunque el mismo resultaba incompleto, ya que sólo se logra reunir treinta
y cinco de ellos. Para cubrir el resto de las plazas necesarias, se acude ese año a
la nueva hermandad de penitencia de Nuestra Señora de la Concepción. De capataz que los dirigiera se
elige al célebre maestro de capataces granadinos, Antonio Sánchez Osuna
“Antoñín”. El número de costaleros aumenta y dos años después, en 1981, ya es
portada la Sagrada Titular a hombros, exclusivamente, de hermanos costaleros
propios, quizás el más numeroso de esos años en Granada.
Hacia finales de la década de
los años setenta se realiza por el escultor Nicolás Prados López un reconocimiento del
estado de conservación del grupo escultórico, dictaminando el buen estado de conservación en
que se encontraba la imagen y sólo la interviene para fijar la peana y hacerle unos sencillos retoques, después de la Semana Santa de 1978 (37).
Se intenta traer la Legión en 1978. Cofradía que, como se ha visto, siempre ha tratado de darle el máximo esplendor a su procesión, ese año realiza gestiones, aunque sin éxito, para que la Legión estuviera presente en la procesión del Sábado Santo. Ante la imposibilidad de que dicho cuerpo militar viniera se hacen gestiones para que acudieran la Compañía de Guardias Civiles Jóvenes de Valdemoro, que tampoco acudieron, decidiendo la Directiva de la cofradía que el gasto que hubiera producido la asistencia de la Legión se empleara en realizar la insignia del “Senatus”, cuya
hechura fue encargada a los Talleres de Villareal de Sevilla, que con
este trabajo inauguraron una etapa larga de colaboración con la hermandad, que va
a durar hasta nuestros días. Esta obra de orfebrería fue estrenada en la Semana
Santa de 1979. Se estrenó en la Semana Santa de 1980.
Igualmente se estrenaron en 1980 los cuatro nuevos faroles de acompañamiento de la Cruz de Guía, también de los Talleres de la Viuda de Villareal y que sustituyeron a los monumentales y
excesivamente pesados de principios de los años sesenta. Se realizaron en plata
cincelada con motivos del Patio de los Leones de la Alhambra. También, los citados talleres cincelaron en plata la cartela del nuevo guion, formada por motivos vegetales, enmarcando el escudo de la
hermandad en orfebrería de plata. Era la primera vez que la hermandad
poseía esta insignia en la forma que tradicionalmente se la conoce en Andalucía
Occidental, es decir, como bandera recogida sobre la asta en forma de “bacalá”.
Antes, la cofradía había tenido como guion una bandera abierta, forma tradicional con que se presentaba esta insignia en Granada.
|
Guion de 1981. Foto Antonio Padial |
Cuando
se propone la realización de esta “bacalá” se produce cierta oposición por
algunos de los miembros de la junta de gobierno, que ven en ello un despilfarro
y manifiestan sus preferencias en la urgente necesidad de dedicar importantes esfuerzos económicos en la realización y preparación de la casa de hermandad, pero, ante la proposición de que fuese
pagado el guion por miembros de la junta de gobierno se aprueba su ejecución.
Este guion fue estrenado en la procesión de penitencia del Sábado Santo de 1981 y como veremos más adelante, pronto será sustituido por otro nuevo, el actual.
A finales de la década, en
1979, fallece uno de los puntales históricos de la hermandad, don Ricardo Martín
Campos, alma mater de la misma durante las dos primeras décadas de su
existencia. Su hermano y sobrinos van a seguir muy vinculados a la cofradía
como directivos de la misma. Su hermano, don José Martín Campos, va a ostentar,
hasta su fallecimiento en 1995, el número uno de los cofrades de la hermandad y
contribuirá, como una de sus últimas aportaciones, con la suma de 500.- ptas.
mensuales al mantenimiento del alquiler de la entonces casa de hermandad.
16. La década de los años ochenta.
Casa de Hermandad. Pasadas aquellas primeras
décadas de la existencia de la cofradía, en las que la sastrería de don Nicolás
Martín Fernández, el tantos años tesorero de la hermandad, constituía la
“capillita” al estilo de la época, le siguen muchos años de
peregrinación por diversos locales en los que la junta directiva celebraba sus
reuniones. Así, desde un piso en la calle de Reyes Católicos, hasta la tienda
de tejidos del hermano mayor, Alonso Roda, en la calle de Navas arán de centro de reuniones. También,
sirvieron a este fin los locales de la Mutua de
Espectáculos, en la Plaza del Campillo; los locales de la Cámara de Comercio; los
de la Peña Deportiva Granada, en calle de Molinos 64; los de la Federación de
Cofradías e, incluso, en la Estación de Servicio de la calle Recogidas,
perteneciente al citado hermano mayor, y finalmente lo fue la Sala
Capitular de la iglesia de Santa María de la Alhambra.
Las
gestiones para conseguir local adecuado dan su resultado en los primeros meses
de 1980. El secretario, don Miguel Hurtado Álvarez, propone que se alquile un piso
en la primera planta de una casa en la placeta de San Gil nº 10, al final de la
calle de Elvira. La propuesta es aceptada y durante el verano de ese año se
acondicionan sus estancias, pudiendo celebrarse en ella la sesión de la junta
de gobierno, por vez primera, el día 3 de octubre de 1980, aunque su
inauguración tuvo lugar el día 12 de ese mes, fiesta de Nuestra Señora del Pilar.
Ese día se celebró una misa de bendición por el Superior de los Agustinos Recoletos, Padre Cleto, en representación del Arzobispo don José Méndez Asensio, que días después acudió a la casa para reunirse con los
cofrades y ratificar dicha bendición.
Esta
casa que alquila la hermandad, casualmente, resulta ser aquella en cuyos bajos
comerciales estuvo la farmacia, subsistente hasta hace pocos años, en la que se puede decir que se fundó la
cofradía en el año 1928. También, se da la circunstancia de estar situada la
placeta de San Gil, en uno de los itinerarios más tradicionalmente frecuentados
por la procesión de Semana Santa de la hermandad. En 1981, ya instalada la cofradía en dicha
casa de hermandad, volvió a pasar la procesión de penitencia por
su puerta, desde cuyos balcones se le ofrecieron
a la Virgen sentidas saetas.
Entre
dos balcones del piso se mandó poner un mosaico flanqueado por dos artísticos faroles granadinos. En él figuran las imágenes
del grupo escultórico de Nuestra Señora de las Angustias de Santa María de la
Alhambra realizado por el señor Morales Alguacil de la Cerámica Artesana Árabe de
San Isidro.
Relaciones con la Hermandad de las Angustias, Patrona de Granada. Desde su fundación, la hermandad
de penitencia de Virgen de la Alhambra se esmeró en potenciar las
relaciones con la Real Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias, Patrona de Granada, participando corporativamente y de forma reiterada en los cultos,
novena y demás actos organizados por la hermandad patronal;
asistiendo a su procesión del último domingo del mes de
septiembre. Tal ha
sido el interés de la Hermandad de la Alhambra en participar en los cultos de
la Patrona, que llega a solicitar el señalamiento de un día propio para tributar cultos a la Patrona de Granada y
costear el adorno floral del paso de la misma. A esta iniciativa se opuso el
párroco de la Basílica de la Virgen, si bien, esta negativa fue paliada,
aceptando que la de la Alhambra ocupara de forma continuada un lugar de
preferencia en su procesión de Septiembre, junto a la Archicofradía de la Copatrona, Nuestra Señora
del Rosario Coronada. A su vez, la Hermandad de la Patrona
de Granada, ha venido, tradicionalmente, asistiendo a los cultos de la
Hermandad de Santa María de la Alhambra.
Otros elementos de relación entre ambas hermandades lo constituye el altar y retablo donde recibe
culto la Virgen alhambreña que, como se sabe, es el primitivo retablo mayor de
la Basílica de las Angustias, en el que la Patrona durante siglos, ha sido venerada por el pueblo granadino. Cuando
en el siglo XVIII Marcos Fernández Raya realiza un nuevo retablo de jaspes para la
capilla mayor de la Basílica de las Angustias el primitivo fue desechado. Este retablo antiguo fue realizado en 1671 por Juan
López Almagro, según traza de Juan Rueda, en el que se aprecia gran influencia de Alonso Cano, para que no se perdiera, se trasladó a la iglesia de Santa María de la Alhambra. Después, servirá de precioso trono a la Virgen de las
Angustias de Santa María de la Alhambra, donde se venera desde los años cincuenta, cuando abandonó el pequeño retablo del lateral del crucero, según se accede a la iglesia, que ocupó la Virgen alhambreña cuando se trajo del cercano Convento de San Francisco.
Esta larga y beneficiosa
relación entre ambas hermandades de la misma advocación, cristaliza y se
consolida en el hermanamiento de ambas, celebrado el día 8 de agosto de 1981,
en el que de manera oficial se proclama la aprobación de dicho hermanamiento
por el cabildo de la Hermandad de la Santísima Virgen de las Angustias, Patrona
de la ciudad y su archidiócesis, celebrado ese mismo día (38).
La Legión es invitada a la procesión. La idea
de traer a la Legión para asistir a la procesión y rendir honores a la Titular
de la Hermandad era una antigua aspiración de muchos miembros de la junta de
gobierno y que databa en su primer intento de hacerlo, como se ha dicho en otro
lugar, del año 1959. Ese año, uno de sus más
devotos partidarios e histórico fundador de la hermandad, don Miguel Rosales
Camacho, propuso a la junta tal proyecto.
En 1977 se empiezan a realizar las gestiones oportunas
encargándose de ellas el Padre Nieto Larrinaga (38),
pero tampoco se puede conseguir debido a la negativa por parte
del referido cuerpo militar. No se desiste de la idea y en
1982 se produce el tercer intento, que por fin cristaliza en una realidad. La
junta de gobierno conecta con el General Sub-Inspector de la Legión de Ronda,
señor Pallás, al que se había nombrado hermano mayor honorario en representación
de la Subinspección. El General acepta el nombramiento y autorizó
al "Tercio Gran Capitán II" de Melilla y
al Tercio "Duque de Alba II" para su asistencia a la procesión de 1982 (39).
|
La Legíón en la procesión de Santa María de la Alhambra. Foto A. Padial |
Los
directivos, señores Cibantos Olmedo y Gutiérrez Tirado, tesorero y albacea de
la hermandad, respectivamente, acuden a Málaga por consejo del General para
entrevistarse con miembros de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte
(Corporación de Mena), en cuyo desfile participaba y participa la Legión desde
los años cuarenta, e informarse de los distintos preparativos necesarios para
la venida y estancia de esas fuerzas militares.
Cuando
vino la Legión ese año, fueron suprimidos algunos actos previos
que se habían previsto, como en desfile desde el Paseo de la Bomba al
Monasterio de San Jerónimo, para rendir honores en la tumba del Gran Capitán,
titular del Tercio de ese nombre, que era el que había venido a la procesión.
Este homenaje había sido programado, pero el Ayuntamiento se opuso, alegando que
se iba a producir un caos en la circulación viaria de la ciudad y por esta
causa fue suprimido. Escusa de escasa entidad por parte de la corporación
municipal granadina, en cuanto que por la misma razón se debería oponer a toda
manifestación de grupos de ciudadanos, que por algún otro motivo suele, de
continuo, alterar el tráfico de la ciudad.
Se
calificó de gran éxito la participación de la Legión en la procesión. El día de
la misma todas las calles del itinerario estaban abarrotadas de gente, de tal forma que no se conocía en los tiempos
modernos que ninguna convocatoria cofrade hubiera conseguido tan masiva
asistencia, si se exceptúa, tal vez, la tradicional convocatoria anual del
Viernes Santo a las tres de la tarde, para orar ante el Cristo de los Favores o
la procesión de la Patrona la Santísima Virgen de las Angustias.
Iniciaba la procesión
una escuadra de gastadores de la Legión, seguida de su banda de cornetas y tambores, que se componía de una sección a caballo de
cornetas, al inicio, entonando bellas saetas a cornetín. Esta sección
de cornetas a caballo traía a la memoria a aquella otra de Artillería, que
solía llevar la hermandad de forma tradicional durante los años cuarenta y
parte de los cincuenta, cuyo sonido, el pueblo granadino asociaba con la llegada de la cofradía. Asistieron representaciones de jefes y oficiales, piquete de escolta, banda de
música y portaguiones. La Virgen llevó en el trono el escudo del Ayuntamiento
que éste le había regalado unos meses antes.
Sin embargo, el desfile de la
Legión no estuvo exento de producir ciertas tensiones entre la cofradía y la presidencia
de la tribuna oficial, que ese año se abstuvo de presenciar el paso de la cofradía,
llegando a realizar ciertas manifestaciones por Radio Cadena en las que se
atribuía excesivo protagonismo a determinados dirigentes de la Hermandad de
Santa María de la Alhambra.
|
La Legíón en la procesión de Santa María de la Alhambra. Foto A. Padial. |
Los gastos de traslado de
la tropa, alojamiento y manutención de los jefes y oficiales, así como, de la banda de música
corrieron a cargo de la hermandad, en compensación la Subinspección le entregó a aquélla una ayuda de
300.000.-Ptas. No obstante, la hermandad costeó el banderín que llevó esos años, el Tercio de la Legión “Alejandro Farnesio”, bordado en sedas, raso y oro por doña Emilia García Carrero. Terminado de bordar, el día 17 de octubre de 1982 se realiza en Ronda un
solemne acto de entrega del mismo por la cofradía al Tercio de la Legión.
Durante
los siguientes años, y hasta 1989, la Legión siguió asistiendo a la procesión
de penitencia acompañada de la expectación y asistencia creciente del pueblo
granadino. Multitud de personas que no asistían regularmente a las procesiones
de la Semana Santa, acudían a ésta de Santa María de la Alhambra y abarrotaban
las calles del itinerario. Pero ese clima de espectáculo, que se creaba al paso
de la Legión precediendo a la procesión de penitencia, no resultaba de la
entera satisfacción de la mayor parte de los miembros de la junta de gobierno,
de manera que se iba creando en ellos una creciente preocupación, llegando a
albergar el temor a que se desvirtuara la esencia religiosa de la estación de
penitencia.
Para
remediar tal efecto, la hermandad pidió a los mandos de la Legión que se
extremara al máximo la severidad del desfile, evitando los animales-mascota,
los movimientos bruscos de las armas y volteo de los clarines,
llegándose, en 1984, a organizar la procesión colocando a las secciones de
gastadores y banda de cornetas y tambores delante de la cruz de guía y el
resto de la comitiva como banderines, mandos, banda de música y sección de
soldados a considerable distancia del paso de la Virgen, de modo que se pudiera
oír lo menos posible la música, los aplausos y, en definitiva, el fragor de la
Legión (39). La Virgen iba acompañada de otra banda de música, situada tras su paso, que normalmente era la
municipal, aunque algunos años asistieron otras. La banda municipal siguió algunos años más acompañando a la cofradía en la estación de penitencia, como tradicionalmente
lo había hecho.
En aquellos años, su director,
don José Faus, compone una marcha procesional dedicada a la Virgen de la
Alhambra que se estrena el domingo, día 24 de octubre de 1982, en el quiosco de
la música del Paseo del Salón, titulada “Santa María de la Alhambra”. Años más
tarde, en 1987, ante el auge que las marchas de Semana Santa tienen en el mundo
cofrade granadino, la junta de gobierno ve la necesidad de que la Titular cuente
con un repertorio de marchas propias, para lo que se pone en contacto con un
compositor sevillano que realiza tres composiciones dedicadas a Santa María de
la Alhambra, que son interpretadas por una banda militar y editadas por la Casa
Pasarela.
Poco a
poco, las relaciones con la Legión se fueron enfriando, especialmente a partir
de la ausencia del Teniente General Pallás, que siempre había mostrado su
entusiasmo por la asistencia la procesión. Cada año las exigencias por parte
del mando de la Legión iban siendo mayores. Ya, en 1985, se suprimió la
venida de la sección de cornetas montada a caballo y se pidió que sólo subiera
a la Alhambra la banda de cornetas y tambores y la banda de música se retiraría
en la Plaza Nueva. En 1987, el Mando de la Legión alega "compromisos con
otras ciudades" y sólo envían una sección de gastadores y una banda de cornetas
y tambores, suprimiéndose la banda de cabecera y temiéndose que
ese año no se consiguiera su asistencia a la procesión, por lo que se llegó a pensar en contratar
a la Guardia Civil.
El año
1989 es el último que la Legión acude a Granada. La hermandad no quedó muy
satisfecha por la actuación, que se distanció en su banda delantera del resto
de la procesión y no esperó llegar a Plaza Nueva para despedirse, haciéndolo
nada más pasar la Plaza de la Catedral, en el Pie de la Torre.
Sin embargo, el distanciamiento de la banda de cabecera, produjo el efecto
positivo de separar la parafernalia de la Legión con el recogimiento propio de
una cofradía en estación de penitencia, aunque disminuyó apreciablemente la presencia de público (41).
Al año
siguiente de 1990, el recibimiento a la Comisión de la hermandad por parte del
mando de la Legión resultó distante, probablemente debido al deseo por parte de
la cofradía, manifestado en los últimos años, de imprimir cierta austeridad a
la intervención de la Legión en la procesión y en los demás actos.
La
Legión no se negó, en principio, a venir a Granada, pero le plantea a la hermandad
una exigencia sin precedentes, la entrega de la suma de dos millones de pesetas
para costear la venida a Granada, suma que, evidentemente, no podía asumir.
Paradójico el cambio de actitud del mando de la Legión, que pasa, de ayudar a
la hermandad el primer año de su venida con la cantidad de trescientas mil
pesetas, a exigirle a ésta para asistir a su procesión la importante suma de
dos millones de pesetas.
Como
consecuencia de estas exigencias, imposibles de cumplir por parte de la hermandad,
unido al descontento de ésta por la cada vez más deficiente e incompleta intervención
de esas fuerzas en los diversos actos que se organizaban, la corporación
alhambreña decide prescindir de la intervención de la Legión en su estación de
penitencia. Pasada la Semana Santa de 1990, la primera en que no acude la
Legión, la junta de gobierno, en su tradicional reunión informativa del mes de
mayo para analizar los resultados de la procesión, se muestra satisfecha,
haciendo constar en el acta que la no venida de la Legión había resultado
positiva en cuanto que no había mermado sensiblemente la asistencia del público
y si se había, por el contrario, retraído otro que asistía, básicamente,
para ver a la Legión, sin importarle demasiado la Semana Santa.
El
diario Ideal de Granada da escuetamente la noticia: “(…) como
estreno, solo el Libro de Venias, y como novedad la ausencia de la Legión que ha
pedido una cantidad considerable por estar presente. No hizo falta la Legión
para convocar a miles de personas en las calles del itinerario oficial”. En
ausencia de la banda de la Legión actuó la de Ripoll, la municipal detrás de la
Virgen y la Agrupación Musical Virgen de la Estrella. Ese año, además, la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad
salió el Sábado Santo por no haberlo hecho el Viernes Santo, debido a la
lluvia, lo que contribuyó también a la animación de las calles.
En esa década de los años ochenta fallecen varios históricos de la hermandad. En 1982 será el fallecimiento del hermano mayor, don Juan Alonso Roda, después de veintisiete años de estar ejerciendo el cargo. Lo sucederá en dicho cargo don Antonio Olivares Cano.
|
Escudo de la Cofradía en los años ochenta. Foto A. Padial |
De 1984 data el bello acto que expresa el simbolismo de la apertura de la Semana Santa granadina mediante la
entrega de la llave de la misma. Se empezó a realizar por iniciativa de la
Cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén y María Santísima de la Paz en el
citado año y consiste en un pequeño ceremonial por el que una comisión de
mayordomos pertenecientes a la Real Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias
de la Alhambra -última de las hermandades de penitencia en hacer estación y,
por tanto, la que cierra los desfiles penitenciales- acude el Domingo de Ramos a la iglesia de San
Andrés, vistiendo el
hábito de la Cofradía (hoy parece que visten de paisano), para dar con "llave de la Semana Santa”, unos toques en la puerta de la
iglesia para que salga la referida Cofradía de la "Borriquilla", primera en desfilar, e iniciándose así las estaciones de
penitencia de nuestra Semana Santa.
La llave lleva en su empuñadura los escudos de ambas hermandades y esta todo el
año expuesta en la casa de hermandad de Santa María de la Alhambra.
Después,
al terminar los desfiles de Pasión, la llave es devuelta a la Hermandad de la
Alhambra en acto similar protagonizado por el hermano mayor de la Cofradía de
la Entrada de Jesús en Jerusalén, que acude a la iglesia de Santa María de la
Alhambra a la salida procesional del Sábado Santo, para devolver la llave con
el toque en la puerta de la iglesia para que se abra y de paso a la última
comitiva penitencial de nuestra Semana Santa, aunque no su última procesión, porque las del Domingo de Resurrección se consideran de procesiones de gloria.
Hacia la hermandad sacramental. La
Hermandad de la Alhambra, preocupada desde sus inicios en recuperar tradiciones
e instituciones religiosas parroquiales de antaño, que habían estado entrañablemente unidas al
vecindario de la Alhambra, en el año 1984, decide revivir
los cultos sacramentales que la antigua hermandad de ese carácter con sede en la iglesia de Santa
María de la Alhambra. Con esta
idea inicia ese año el primer paso hacia la consecución
del carácter de hermandad sacramental y hacer resurgir la
antigua sacramental llamada “Hermandad Sacramental de la
Santísima Trinidad y Nombre de Jesús”, que tenía su sede en la iglesia de Santa
María de la Alhambra, antigua parroquial desaparecida en el siglo XIX.
Realizados
los trámites oportunos, sólo se consigue del arzobispo, Monseñor Méndez Asensio,
la autorización para la celebración de una función eucarística en honor del
Santísimo Sacramento en el mes de junio y una procesión, llamada “procesión de
las espigas”, con la custodia, a la finalización de la función y sin salir del recinto
de la Alhambra. Esta procesión se realiza
por vez primera ese año de 1984, tras una función eucarística en junio y
durante los primeros años, las Sagradas Formas son portadas por el sacerdote y
bajo palio. Con esta procesión de las espigas se recuperaba una antigua
tradición religiosa de los vecinos del recinto nazarita que se celebraban, allá
por los años veinte del pasado siglo, y seguramente mucho antes.
En
el año 1926, tenemos una referencia a esta procesión, que constituía una
verdadera fiesta para los vecinos de la Alhambra y que se celebró la noche del 12
al 13 de junio. Por lo visto, se hacía de madrugada y era organizada por los
componentes de la Adoración Nocturna.
La descripción que hace El Defensor de
Granada en su número de 18 de junio de dicho año nos acerca a lo que era dicha
procesión eucarística: “Llevaba la
custodia en la procesión el obispo auxiliar de Granada, Doctor Medina Olmos, e
iba tocando la banda del Regimiento de Córdoba. Pasó por la Puerta de los
Carros y subió por la de la Justicia y a la torre de la Vela, desde donde se
dio la bendición a los campos entre los acordes de la música y palmas reales.
Eran las 7 de la mañana”.
También
la hermandad incrementó sus cultos al Santísimo a partir de 1984, mediante la
restauración del Jubileo de las 40 horas, perdido hace bastantes décadas. Dentro de ese camino hacia la obtención del carácter de hermandad sacramental,
también se va a crear un turno de Adoración al Santísimo en 1988, que se
denominará de "San Juan de Dios, Santísimo Cristo de la Misericordia y
Nuestra Señora de las Angustias de Santa María de la Alhambra",
efectuándose la “Adoración” todos los días 12 de cada mes.
|
Saliendo por la Puerta del Vino. Foto A. Padial 1989
|
Problemas costaleros. En 1986 se producen los primeros problemas con
el cuerpo de costaleros. Los costaleros granadinos, al igual que los de otras
localidades, tuvieron para la Semana Santa el inapreciable valor de haber
contribuido de manera fundamental a la salvación de aquella. Los primeros cuerpos de
costaleros, que se formaron a finales de la década de los años setenta y principios de los ochenta, ligados a hermandades unas veces como hermanos y otras como grupo independiente, pero que contribuyeron de forma fundamental a superar la decadencia profunda en que
en los años setenta se encontraban gran parte de ellas. Pero, también serán, en algunos casos, foco de conflictos con las directivas de las cofradías.
De tales conflictos no se vio libre la Hermandad
de Santa María de la Alhambra, que sufrió los más serios en el año 1986, en el que
la indisciplina durante la estación de penitencia de algunos de los costaleros, llevan al capataz y contraguías a presentar su dimisión; también lo hace el
diputado de costaleros, Eduardo Cobos, dimisión que no es aceptada por la hermandad, sancionándose con un
año de suspensión a tres de los costaleros discrepantes con las directrices señaladas.
La
crisis se agravó cuando se remitió a la Junta de Gobierno una carta firmada por
treinta costaleros, apoyando a los cargos dimitidos, especialmente del capataz y contraguía, que provocó cierto
malestar en algunos miembros de la referida junta. La
actitud no receptiva, a juicio del diputado de costaleros, Cobos Talavera,
de la referida junta lo lleva a presentar también su dimisión en el cargo (42).
Después de llegar a algunos acuerdos, las desavenencias entre el capataz, señor Pérez Ortiz, y Junta de Gobierno no quedan por completo zanjadas, y dos años después, a finales de 1989, aquél presenta su dimisión junto con la del contraguía, Sánchez Illescas, que son aceptadas por la Directiva, que nombra a un cofrade de hondas raíces familiares en la hermandad, Mariano Martín Gasco, como capataz del cuerpo de hermanos costaleros, que será sustituido en 1992 por Civantos Martínez y en 1995 se nombra a Francisco García Figueroa, para dirigir al Cuerpo de Costaleros.
Otros conflictos costaleros se produjeron en 1998, cosa no inusual en las cofradías en esos años, muchos de ellos por el gran poder de presión de los mismos al saberse necesarios. En esa ocasión, el conflicto al final se resolvió, aceptando la junta de gobierno que el capataz fuera elegido por los propios costaleros, que meses después proponen a la junta a Ángel Sabador y como segundo capataz o ayudante a Francisco García Figueroa, que había ostentado el cargo de capataz en otra ocasión.
|
En 1989 vuelve a protagonizar la Virgen el Cartel de Semana Santa |
La Hermandad de la Alhambra ha
sido a lo largo de su historia un ejemplo de cómo resolver acertadamente estos
frecuentes conflictos. Por otra parte, como se sabe, en casi todas las
hermandades y, en definitiva, en todas las asociaciones humanas, sobre todo, en
aquellas que cuentan con la solera que les infunde el tiempo, se finalizan
estos conflictos con la concordia
y el convencimiento de que, por encima de las distintas diferencias está el
bien de la hermandad y el amor y la devoción hacia sus Sagrados Titulares.
En la salida penitencial
del año de 1987 se presentan dificultades para realizar con el esplendor de
siempre la procesión de penitencia a su paso por la puerta de la Justicia; el Patronato de
la Alhambra, por medio de su presidente, Señor Revilla, comunicó a la hermandad
a través de la Federación de Cofradías, la prohibición de que se encendieran las
tradicionales bengalas a la salida por dicha puerta.
Posteriormente, en el año 1989, el Director del Patronato admite la posibilidad
de que se autoricen las bengalas, pero propone que se sustituyan por
espectáculo con rayos láser costeado por el Patronato que produzcan efectos
luminosos parecidos al de aquéllas. Se hicieron determinadas pruebas con láser, pero no dieron un resultado del agrado de
la hermandad.
Después de cuatro años sin dicha luminaria, en 1991, don Mateo Revilla flexibilizó su
postura y autorizó a que se prendieran las bengalas en la referida Puerta de la
Justicia, pero con una duración limitada a tres minutos. El escaso margen de
tiempo concedido equivalía a una negativa, por lo que la hermandad se ve
obligada a suspender el tradicional acto en dicha Puerta y a acordar que la
Legión rindiera los honores a la Virgen delante de Palacio de Carlos V, pasando
por el recinto y bosques de la Alhambra como por cualquier otra parte de
itinerario.
No resignada la Junta de Gobierno con verse obligada a prescindir de
unos actos que formaban parte del carácter de la cofradía y que eran tradicionalmente asociados
por los granadinos a la esencia de esta
procesión, acuden al Alcalde, señor Jara, mostrándose contrariado porque, en definitiva, sus buenos
oficios, si los hubo, tampoco lograron que se levantara la limitación. Asimismo, con tristeza por parte de la hermandad y de los granadinos, aquel año de 1987, fue el primero en la historia de la cofradía
en el que la campana de la Vela enmudeció al paso de la Señora de la Alhambra
por el recinto nazarita y por sus bosques.
|
Paso por la Puerta de las Granadas, para entrar en el bosque de la Alhambra en 1990. Foto A. Padial
|
Las nuevas “bacalá” y peana. Otra de las insignias más significativas de la hermandad,
que va a ser abordada su realización en el año 1987, es el nuevo guion o
“bacalá”. Para financiar su coste se ofrece el cuerpo de camareras de la Virgen;
sin embargo, algunos miembros de la junta de gobierno estimaban que en esos
momentos existían dos problemas más urgentes de abordar antes que el nuevo
guion; tales eran: la financiación de 50 nuevos hábitos realizados en 1984, que
van a suponer un coste importante dada la calidad de los hábitos de la cofradía,
y la restauración necesaria del trono de la Virgen, para cuyo proyecto se
solicitó una subvención a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía,
que no dio resultado positivo alguno.
Finalmente,
el dibujo del guion es encargado a don Miguel López Escribano, que en esos años
ostentaba los cargos de Presidente de la Real Federación de Cofradías y de Hermano
Mayor de la Hermandad de Jesús de la Sentencia y María Santísima de las
Maravillas, a quién se le expresa su reconocimiento, imponiéndole, en
1991, la medalla de la cofradía, una vez finalizado el trabajo. El diseño se basa en geométricos dibujos nazaríes, plasmando el concepto de los atauriques que decoran los palacios de la Alhambra, que enmarcan en su centro el escudo de la hermandad con el águila bicéfala y en los extremos dos granadas bordadas.
La
ejecución del bordado se decide confiarlo al taller de bordados de Piedad
García, del pueblo sevillano de Albaida, sobre la base del referido dibujo de
López Escribano. El trabajo se realiza en
hilo de oro y plata sobre terciopelo azul. Finalmente es el Hermano Mayor
Honorario de la Cofradía, Radio Granada, quien viene a sufragar el gasto del
mástil de la nueva “bacalá” (43).
|
Nuevo guion bordado por Pilar García con diseño de López Escribano |
Nueva restauración del trono de la imagen. A mediados de la década de los ochenta, después de treinta y cuatro años (1952) desde la última restauración del trono de la Virgen que realizara Navas Parejo, se hacía preciso una nueva intervención, dado el mal estado en que se encontraba. Para llevarla a efecto se forma una comisión encargada de tal misión compuesta por: el hermano mayor, señor Olivares; el secretario, señor Ramírez Domenech; el tesorero, señor Civantos, y otros directivos como: Manuel Ocón, Manuel Álvarez, Gutiérrez Tirado y Pérez Sánchez. La importancia del asunto, la premura y la necesidad de estar en continuo contacto con el restaurador, determina que la comisión se constituya con el carácter de permanente, lo que iba a permitir el desarrollo de una gestión más eficaz, a la vez que facilitar la recaudación los fondos necesarios para la restauración.
Se presentaron dos proyectos:
uno de los granadinos Hermanos Moreno Romera y otro, de menor presupuesto, de
los Talleres de Villareal de Sevilla. Este último proyecto es el que finalmente
es aceptado por la junta de gobierno y consistía en el plateado íntegro del
trono, sustitución de los capiteles, que estaban soldados con estaño, y las
columnitas, en número de sesenta, que se hicieron en plata de ley; cambio de
las maderas y terminación con tejado árabe, aunque después se desiste de esto
último. La instalación eléctrica se completaría con cuatro nuevos faroles para las esquinas del paso en plata de ley (tampoco se realizarían estos faroles en plata de ley). A mediados de junio de
1987 estaba en Sevilla el trono para su restauración.
Para
financiar parte del costo de la restauración, la comisión encargada acude a
recabar subvenciones a la Junta de Andalucía y al Ayuntamiento de la Ciudad. En
este último caso se decide valerse de la medicación del concejal, Miguel
Castillo Higueras, pero ambas instituciones deniegan todo auxilio económico para
el proyecto a acometer. Se elige otro camino: el de proponer a los hermanos que
deseen contribuir a la restauración que lo hicieran con una cuota de 10.000.
-ptas. Para animar a los que pudieran contribuir económicamente a esta
restauración se estudia la posibilidad de que aquellos que asumieran el pago de
las cuotas pudiesen gravar su nombre en las columnitas del paso. La idea es
desechada por la razón de que podía llevar en el futuro a la confusión de creer
que las personas que tuvieren su nombre grabado fueran las que hubieran
costeado su ejecución en 1930 y no la restauración, que era de lo que se
trataba. Por el contrario, sí se acepta que se pusieran unas placas interiores
en las que, aludiendo a la restauración, se inscribieran los nombres de los que
habían contribuido a la misma. La información se completaría con la realización
de un pergamino alusivo al tema.
|
De Puerta Real a Mesones. Foto A. Padial |
En 1988, con la finalidad de extender la devoción a la Virgen de las Angustias de la Alhambra, se toma por la junta de gobierno otra decisión importante: se nombra como Hermano Mayor Honorario al Colegio de Agentes Comerciales de Granada. Este Colegio decide materializar su contribución o participación en la cofradía, ofreciendo a la Virgen una peana de capilla en alpaca plateada para utilizarla en el culto interno de la imagen. Esta pieza de orfebrería es realizada por los talleres de la Viuda de Villareal y se bendice en la sede del Colegio de Agentes Comerciales el día de Nochebuena de 1988, en el que se celebra una función religiosa de agradecimiento en la iglesia de Santa María de la Alhambra. La junta de gobierno, en reconocimiento de esta colaboración, acuerda no exigir a los componentes del referido colegio, ni a sus familias, cuota alguna para inscribirse como cofrades.
17. La Hermandad en los años noventa. Su carácter de Sacramental
Entre los enseres que estrenó la hermandad en estos años estuvieron la cubierta del nuevo Libro de Reglas para sustituir el que realizara en 1965 el orfebre granadino Moreno Grados con miniaturas de Mena. Este nuevo se estrenó en 1990 y se realizó en plata de ley por la orfebrería sevillana de la Viuda de Villareal. De la misma orfebrería fue la realización del Libro de Venias, estrenado en 1991, que fue donación de un miembro de la Junta de Gobierno de la Cofradía; bella pieza de orfebrería en filigrana de plata en la que se representa cuatro ángeles, que sostienen un medallón con la Inmaculada Concepción, coronada por dos ángeles, siendo los grabados realizados por el pintor granadino Hipólito Llanes.
|
La Virgen sobre su peana de capilla |
Hermandad Sacramental. Como se ha expuesto anteriormente los trámites para adquirir el carácter sacramental se habían iniciado en la década de los años ochenta del pasado siglo a fin de recuperar la antigua hermandad sacramental existente cuando la iglesia de Santa María de la Alhambra era parroquia. La perseverancia en este proyecto por parte de la hermandad tuvo por fruto la aprobación canónica de la fusión entre la cofradía de penitencia y la sacramental de la Santísima Trinidad y Nombre de Jesús, fundada en 1562 en la parroquial de Santa María de la Alhambra con reglas de 1586.
La Junta
de Gobierno, para dotar a la Sacramental de los mayordomos preceptivos en este
tipo de corporaciones, nombra primer mayordomo de la misma a uno de los pocos
hermanos fundadores que aún vivían en esa época; se trataba del decano de la cofradía
y miembro en varios mandatos de su Junta de Gobierno, de la que fue también su
secretario, don José Martín Campos, hermano de don Ricardo Martín Campos, aquél
que durante tantos años fue mayordomo mayor en el largo mandato de Liñán
Nieves y después hermano mayor de la hermandad y gran impulsor de la misma.
Debido a su avanzada edad, don José aceptó el cargo del mayordomo de la
Sacramental, pero representado por su familiar, el señor Martín García. Al poco
tiempo, en 1995, fallece, y con él el último vestigio de los fundadores de la cofradía, pues antes, en 1994, había fallecido D. Narciso de la Fuente.
Como
cultos de esta Sacramental se establece una Hora
Santa en la iglesia de Santa María de la Alhambra, los terceros domingos de
mes, después de la misa de las doce. También se aprueba la realización en la
iglesia del correspondiente monumento al Santísimo Sacramento para la
celebración del Jueves Santo.
Desde que la hermandad obtiene
el carácter de sacramental en 1990, a parte del incremento de los cultos
sacramentales, era preocupación primordial de la cofradía, que
fue realizando a medida que la situación económica se lo permitía, dotarse de
enseres que pusieran de manifiesto este carácter de Sacramental en los más
diversos actos. Así, en 1993, se encarga a los talleres de la Viuda de
Villarreal, la realización del Guion
Sacramental en plata de ley. Se complementa la insignia con unos bordados
realizados en el taller sevillano de Piedad García. El referido año, la
insignia no puede ser terminada y, al siguiente, se completa con el escudo de
la hermandad y unos angelitos que son estrenados en la Semana Santa de 1994 (44).
|
Guion Sacramental 1994. Foto A. Padial |
Santa María de la Alhambra y San Juan de Dios. Las relaciones con la Orden Hospitalaria, como se ha señalado en otro lugar, se remontaban al principio de los años cuarenta y continuaron en la década de los cincuenta. Pero en el año de 1995, se produce un acontecimiento de importancia para la hermandad, que va a marcar el momento cumbre de estas relaciones. Con
motivo de cumplirse el V centenario del nacimiento de San Juan de Dios, el
rector de la Basílica, el Padre Juan José Hernández, solicita a la Hermandad de
Santa María de la Alhambra que inaugure una serie de procesiones que se tiene
proyectadas a la Basílica del Santo, Co-patrón de Granada, con motivo de las
citadas celebraciones. Después, el arzobispado no cree conveniente la celebración
de tales procesiones y sólo se realiza la procesión a la Basílica de San Juan
de Dios de Ntra. Sra. de las Angustias de Santa María de la Alhambra, en
representación del resto de hermandades granadinas. Sin embargo, en la
procesión se permitió la asistencia en corporación todas aquellas hermandades
de penitencia que lo deseasen, portando sus respectivos guiones.
Para
aquella salida extraordinaria se formó una comisión por acuerdo de la junta de gobierno
de fecha 3 de abril de 1995, que estaba formada por el secretario general, D.
José Luis Ramírez Domenech; el tesorero, D. Miguel Civantos Olmedo y el prioste,
D. Roberto Martín Hernández.
La
procesión de bajada a la Basílica de San Juan de Dios se realizó en la tarde
del sábado, día 20 de mayo de 1995, haciendo estación en diversas iglesias del
recorrido, tales como: los Hospitalicos, San Andrés y capilla de San Juan de
Dios, junto al Arco de Elvira, bajando después por la Tinajilla a la capilla
del Beaterio del Santísimo, en la calle de este nombre, y de aquí, a la
Basílica del Santo de los Pobres.
Este recorrido, constituía un itinerario inédito en la historia de la cofradía,
que nunca había procesionado por aquella zona de la ciudad. El paso de la Virgen fue acompañado en la
procesión de ida a la Basílica de San Juan de Dios por la agrupación musical albaicinera de María Santísima de la Estrella.
|
La Virgen ante la capilla de San Juan de Dios en la calle de Elvira. Lugar donde el Santo vendía libros. Foto A. Padial, mayo de 1995 |
|
1995 bajo la Puerta de Elvira. Foto A. Padial |
Al
llegar a la Basílica el paso de la Virgen, que iba portado por costaleros
externos vestidos con traje oscuro -quizá por primera vez en la historia de la hermandad-, fue situado en el altar mayor de la iglesia por acuerdo de la Comunidad de
San Juan de Dios y de la hermandad del Santo Copatrón, bajo el camarín que
guarda los restos de San Juan de Dios. Las veinte horas que permaneció la
Virgen en dicha Basílica se vio custodiada por turnos formados entre los
miembros de la junta de gobierno.
Al
llegar a la Basílica el paso de la Virgen, que iba portado por costaleros
externos vestidos con traje oscuro -quizá por primera vez en la historia de la hermandad
-, fue situado en el altar mayor de la iglesia por acuerdo de la Comunidad de
San Juan de Dios y de la hermandad del Santo Co-patrón, bajo el camarín que
guarda los restos de dicho Santo. Terminada la procesión, se formaron turnos para vela y custodia de la Virgen entre los miembros de la Junta de Gobierno, que duraron las veinte horas en la que permaneció la imagen en dicha Basílica.
Al día siguiente, domingo día
21 de mayo, se celebró en el templo de San Juan de Dios la Función Principal de
Instituto, oficiada por el Arzobispo de Granada, Monseñor Méndez Asensio,
con la asistencia de un numeroso público, que abarrotaba el templo. Durante la
ceremonia se le impuso a la Virgen la Medalla
de Oro de la Orden Hospitalaria. La hermandad
devolverá la atención en el mes de junio siguiente, haciéndole a la Orden
Hospitalaria el regalo de una placa, en plata de ley, en la que se hacía
constar la estancia de la Virgen de la Alhambra en la Basílica de San Juan de
Dios y el nombramiento, asimismo, de dicha Orden como Mayordomo Sacramental de
la Hermandad para el año 1995-96, concretándose, en la persona de su Rector, don Juan José Hernández (45)
|
Mayo de 1995. En la Basílica de San Juan de Dios. Fotos A. Padial |
Por la tarde de aquel 21 de
mayo, a las nueve, se organizó la procesión de regreso, que discurrió por la
calle de San Juan de Dios, engalanada con colgaduras de colchas y mantones de
Manila y, después, siguió la comitiva por la calle de Natalio Rivas a Gran Vía
y Reyes Católicos, para subir a su templo de la Alhambra por la Cuesta de Gomérez.
Fue portada por sus costaleros, con igual atuendo que a la ida, marchando a los
compases procesionales de la banda de música de "Santa María del
Triunfo". Asistieron a la procesión y cultos, la Federación de Cofradías con su
insignia; la hermandad de la Patrona de Granada, la Santísima Virgen de las
Angustias, y las demás hermandades de penitencia con sus respectivos guiones.
Representaciones del Ayuntamiento y demás autoridades civiles y militares iban
tras el paso de la Virgen de la Alhambra.
En la
calle de San Juan de Dios, el “cantaor” de flamenco, Curro Andrés, obsequió a
la Virgen con una sentida saeta, cuya letra se basó en aquella poética estrofa
del pregón de Semana Santa que pronunció Gómez Aparicio en 1950: “Eres doblemente granadina por ser reina de
la Alhambra y Señora de las Angustias”.
Con
motivo de la estancia en la Basílica de San Juan de Dios de los titulares de
las hermandades del Silencio y de Santa María de la Alhambra, para conseguir el
jubileo correspondiente, se les entregó en dicha Basílica, el día 26 de mayo de
1996, unas reliquias del Santo Patriarca de los pobres, para que en lo sucesivo
figuraran en los respectivos pasos procesionales de dichos titulares, como
desde entonces lo llevan. Las
reliquias entregadas a la Cofradía de la Alhambra fueron colocadas en un
relicario u ostensorio que se realizó en 1998 por el orfebre Villareal, para
situarlo en el frontal del paso de la Virgen. Dicha pieza de orfebrería se
labró en oro y plata con pedrería y ángeles de marfil, siendo costeada por el Hermano
Mayor Honorario, don Adolfo Machado, Gerente de Radio Granada, pieza que fue entregada a la cofradía
en los cultos del Viernes de Dolores de ese año. En 1997, también realizaron
aquellos talleres de Villareal los dos faroles de acompañamiento del Simpecado.
|
Regreso de Basílica de San Juan de Dios. mayo de 1995. Foto A. Padial |
En las celebraciones del
Corpus Christi la cofradía reafirma su carácter de sacramental con culto al Santísimo Sacramento y procesión, en lo que se conoce como del “Corpus Chico” de la Alhambra. La Orden
Hospitalaria cedió a la cofradía, en 1998, la custodia realizada en orfebrería dorada para el
V Centenario del nacimiento de San Juan de Dios con la que procesionó ese año. La procesión “Corpus
Chico”, fue autorizada por decreto del Arzobispo don José Méndez Asensio, y es
continuadora de aquella procesión de las espigas, que desde los primeros años
de la hermandad se celebraba. En ese "Corpus Chico" alhambreño suelen participar algunos años otras hermandades
sacramentales vinculadas por diversos lazos a la de Santa María de la Alhambra
como son: la del Cristo de la Misericordia, la del Cristo de los Favores, la
del Consuelo de los gitanos y la del Sagrario de la Catedral.
En la Semana Santa de 1996 la hermandad tuvo que suspender su estación de penitencia del Sábado Santo debido a la intensa
lluvia que se presentó a la hora de su salida procesional. La junta directiva en sesión extraordinaria, después de atrasar la
salida media hora, optó por celebrar la Vigilia Pascual ante el paso de la
Titular. Lo mismo ocurrió en 1998, por una intensa tormenta que descargó, con el pesar
de algunas personalidades de la vida política nacional que habían acudido a
presenciar la procesión por los bosques de la Alhambra, entre ellas, el Vicepresidente del
Gobierno, Sr. Álvarez Cascos. No obstante, éste no quiso dejar de admirar a la imagen de la
Virgen y los enseres de la cofradía, acudiendo a la iglesia en compañía del Alcalde de
Granada, don Gabriel Díaz Berbel, donde todos los cofrades permanecían en el templo en espera de la celebración de los oficios de la
Pascua de Resurrección, glorioso sustitutivo de la estación de penitencia, cuya
supresión por la intensa tormenta los había dejado sumamente desolados.
En 1997, el Ayuntamiento de Granada le concede a la cofradía el título de una calle de la ciudad con el nombre de la imagen. La petición para ello se inició en 1994 con motivo de haberse cumplido cincuenta años del refugio de la imagen, debido a la lluvia, en el zaguán del Ayuntamiento en el Jueves Santo de 1944. Se encarga una placa conmemorativa y se invitó al alcalde, señor Jara, a la procesión de 1994, pero la petición, finalmente, no fue aceptada. Habrá que esperar hasta 1997 para que se conceda el título de una calle por la nueva corporación municipal de la que formaba como concejal Sebastián Pérez, capataz que había sido de la cofradía, que tramitó el expediente y abogó por dicha concesión.
La
concesión del nombre de una calle se realiza imponiéndole el título de “Avenida de Santa María de la Alhambra” a una parte
de la Ronda Sur de la ciudad, en el tramo que constituyen los nuevos accesos a
la Alhambra, para cuya rotulación la hermandad sufragaría las placas correspondientes
y un monolito. La imposición definitiva del título se realizaría en febrero o marzo
de 1998 (46).
|
Madrugada Alhambreña en Puerta de las Granadas. Fotos A. Padial |
Otros acontecimientos de finales del siglo
En 1997 se produjo la sucesión en el cargo de hermano mayor de la hermandad de don Miguel Hurtado Álvarez, hasta entonces mayordomo mayor, elegido para sustituir a don Antonio Olivares Cano, que regía la cofradía desde 1982. La elección de producía como consecuencia de las exigencias del Estatuto Marco, que limitaba los mandatos de los hermanos mayores a cuatro años prorrogables por otros cuatro y en ese sentido se modificaron los estatutos de la hermandad aprobados el 17 de octubre de 1996.
Normalmente, venían sucediendo en el cargo de hermano mayor los mayordomos mayores de la cofradía, salvo alguna excepción. A don Miguel Hurtado Álvarez le correspondería durante su
mandato, no solo la recuperación de la antigua Sacramental
fusionándola con la hermandad, sino también la realización del ansiado anhelo
de ver coronada canónicamente a portentosa imagen Titular de la cofradía.
Un hecho inédito en la hermandad se produce el Sábado Santo de 1997 y fue que antes del inicio de la estación de penitencia la presencia en la iglesia, del nuevo arzobispo de Granada,
don Antonio Cañizares Lloverá (47).
No ha sido muy corriente a lo largo de la historia de
la Semana Santa granadina, al contrario de lo que ocurría en Sevilla, la
presencia de los arzobispos visitando las hermandades el día de la salida
penitencial, si se exceptúa alguna realizada por Monseñor Sebastián, como la
girada a la Hermandad de Jesús Nazareno el día de su procesión para oficiar la
misa de nazarenos que dicha hermandad celebra antes de su estación de
penitencia. Este directo contacto con el
episcopado se completa ese año con la asistencia del Arzobispo Emérito, don José
Méndez Asensio, para oficiar en el mes de mayo la función principal de la cofradía.
Esta asistencia de la máxima autoridad eclesiástica de la Diócesis
constituye para las hermandades una gran satisfacción, por lo que supone de
reconocimiento a la labor de las mismas, ciertamente imperfecta en algunas
ocasiones, pero plagada, a su vez, de dificultades, motivadas por la
incomprensión o desinterés de algunos sectores de la sociedad y de parte clero
hacia esa labor dificultosa y no reconocida de estas corporaciones de fieles.
El trono en una exposición en Sevilla. En el año 1998, el paso
de la Virgen, que realizó Indalecio Ventura en 1931, es solicitado por la
organización de la Muestra de Artesanía Cofrade, que se celebró en Sevilla del
30 de enero al 8 de febrero de ese año en el Palacio de Exposiciones y
Congresos. Se realiza el correspondiente contrato para asegurar los daños que
pudiera sufrir el trono, siendo la segunda vez que salía de Granada - la primera fue diez años antes para
restaurarlo en los Talleres de Villareal-. También, es esta la primera vez que
el paso es expuesto fuera de Granada, siendo muy admirada su originalidad por
el mundo cofrade sevillano y por todos aquellos que acudieron a la exposición.
18. La Hermandad en los inicios del Siglo XXI. La Coronación.
La Coronación Canónica. Constatando la hermandad la alta sintonía que manifestaba el nuevo Arzobispo de Granada, don Antonio Cañizares Llovera, con las cofradías de la ciudad, a finales del año 1997, la Directiva le propone su aspiración a que fuera coronada canónicamente la imagen. Inmediatamente
se reúne la junta de gobierno, el día 15 de diciembre de ese año, para
adelantar el nombramiento de comisiones que llevaran a efecto las distintas tareas
que exigiría el evento. En esa misma reunión se procede a nombrar Comisario de la
Coronación Canónica a don José Luis Ramírez Domenech. Después, se nombraría a don Antonio Olivares Cano, ex hermano mayor de la cofradía, como Fiscal General de
la Coronación, y se crean varias comisiones para desarrollar los distintos
trabajos y actos programados con motivo del acontecimiento.
Los
trabajos de la Coronación y los contactos con el arzobispo se suceden para la
organización de los distintos actos y detalles a cuidar, entre ellos (parece ser que aconsejado por el arzobispo), la
elección de corona en lugar de diadema, que se impondría a la Virgen en el acto
de la coronación. Era una modificación importante en la apariencia de la
imagen, pues desde la fundación de la hermandad de penitencia la Virgen había
llevado una diadema, suprimiéndose la corona, que desde su ejecución por Ruiz del Peral había llevado la imagen, volviendo en este aspecto a su apariencia primitiva.
Obtenidas todas las autorizaciones canónicas exigidas, el Arzobispo, don Antonio Cañizares, decide oficialmente por decreto del día 21 de mayo de 1999 coronar a la imagen, señalando al mes de mayo de 2000 para la celebración del acto, que se realizó el día 21 de mayo de dicho año.
Previamente, se había realizado un cartel elaborado en pintura al óleo por el pintor granadino y cofrade don Hipólito Llanes, con dos ángeles que sostienen la corona sobre la cruz del Calvario, a cuyo pie está la imagen, que yace sobre nubes y querubines con el fondo de la Alhambra, su bosque y Granada.
|
Cartel de la Coronación de Hipólito Llanes |
Llegada la fecha, la Virgen fue trasladada a la Catedral en su paso procesional en la tarde del día 13 de mayo de 2000, acompañada de hermanos con velas y fieles, bajando la comitiva por la Cuesta de la Antequeruela Baja, Carril de San Cecilio y el Campo del Príncipe, itinerario muchas
veces practicado en su estación de penitencia, recorriendo triunfalmente el
Realejo. En los días siguientes, se celebró una solemne novena en la Catedral y en la que
participan todas las cofradías, habiéndose colocado las sagradas imágenes a la derecha del presbiterio en un grandioso altar.
Terminados estos actos religiosos previos, en la mañana del día 21 de mayo, con la asistencia de
más de cinco mil personas que llenaban la Catedral se celebró la ceremonia de la Coronación. El paso de la Virgen había sido colocado sobre un grandioso altar, situado a la derecha del presbiterio
de la catedral, donde fue coronada por el Arzobispo don Antonio Cañizares Llovera. La valiosa
corona realizada por el escultor y orfebre, don Miguel Moreno Romera, es una joya
indiscutible de la orfebrería granadina, inspirada en la que coronó las sienes
de la otra gran devoción granadina: la de Nuestra Señora del Rosario de Santo Domingo.
Durante la ceremonia de la Coronación, en la que en la misa de pontifical cada una de las hermandades de Semana Santa aportó uno de sus ciriales portados por acólitos con dalmática, se le impuso por el Ayuntamiento la Medalla de Oro de la ciudad de Granada. También, la Orden Hospitalaria le ofreció su Medalla de Oro y durante la ceremonia se interpretó, por el "Coro Alcazaba" de Baza y la Orquesta Sinfónica de Granada, la "Misa de la Coronación", compuesta expresamente por el compositor Santiago Martín Arnedo. Al acto asistieron autoridades de la ciudad y provincia y señoras vistiendo la clásica mantilla española, como muestra de la solemnidad y etiqueta que se le quiso dar a la ceremonia. El Nuncio de Su Santidad, trajo un mensaje del Papa, relativo a la Coronación y su bendición apostólica.
Por la tarde de aquel día, se celebró la
solemne procesión de traslado de la imagen a su templo de la Alhambra con la asistencia de
representaciones de la mayor parte de las hermandades y cofradías de la ciudad. En esa procesión de regreso a su templo con la imagen ya coronada se siguió el itinerario acostumbrado en la estación de penitencia, es decir, que se accedió al recinto de la Alhambra por la Plaza Nueva y la calle de Gomérez, lugares que se vieron repletos de público.
La coronación de la imagen va a coincidir con el inicio de una serie de eventos que organizó el Arzobispado, tales como: una magna exposición, denominada "Jesucristo y el Emperador Cristiano", sobre la historia de la iglesia de Granada en los últimos quinientos años; un museo de arte religioso de los siglos XV al XVIII y otra exposición sobre las órdenes religiosas y sobre la Inquisición en Granada. Asimismo, la imagen de la Virgen de la Alhambra va a ser restaurada, con la aprobación del arzobispo por el Instituto de Andaluz de Restauración.
También se restauró la iglesia de Santa María de la Alhambra, asunto que preocupaba a la hermandad desde algunos años antes. Ya, en 1994, se había solicitado a una
empresa especializada en restauraciones de monumentos que realizara un estudio
sobre el tema y se pone la hermandad en contacto también con la firma Hipercor
para estudiar la posibilidad de que financia la restauración del retablo mayor
de la iglesia, donde recibe culto la imagen. Más tarde, en 1996, se
visita al Delegado de Cultura de la Junta de Andalucía para que se concienciara
del problema del estado de deterioro del aquel templo emblemático del recinto
Nazarí. Parece ser que la gestión no dio fruto, como era de esperar.
Tiene que
acceder al Arzobispado granadino el nuevo y dinámico arzobispo don Antonio
Cañizares Llovera, para que se llegue a un acuerdo en el mes de octubre de 1999, entre la Junta
de Andalucía y el Arzobispado de Granada y vea la luz el proyecto de la
restauración del templo de la Titular; acuerdo que llevaba la contrapartida de consentir que en la iglesia, sin que perdiera su carácter eclesiástico y de culto, se pudiera realizar dentro de la misma una exposición
permanente de arte sacro para ser visitada por los turistas que visitaran el
recinto nazarita.
La Virgen en la iglesia del Sagrario de la Catedral. Como consecuencia de la
necesidad de comenzar las obras, la hermandad de penitencia ha de buscar un templo
donde residir y realizar sus cultos, consiguiéndose del Arzobispado el traslado
provisional de sede a la iglesia parroquial del Sagrario de la Catedral, mientras duraran las obras. Por ese motivo, el Sábado Santo del 2002, la hermandad salió de su sede
canónica de Santa María de la Alhambra y finalizó, algo inédito, en la iglesia del Sagrario de la Catedral.
Ese año, el tradicional homenaje a la Virgen con
el encendido de bengalas y suelta de palomas a su paso por la Puerta de la
Justicia del recinto Nazarí, espectáculo repetido desde 1929, se producirá también dicho Sábado Santo. La Virgen ese día no volverá a la Alhambra, sino
que se quedará en el Sagrario, más cerca de los granadinos, donde recibirá el fervor diario de todos los que se acercaban a la
capilla que se le habilitó (la primera del lateral derecho) en la referida
iglesia.
|
Virgen de la Alhambra, durante su estancia en la iglesia del Sagrario |
Finalizando el curso cofrade y después del Corpus Chico de la Alhambra, en junio de 2001 se producen las elecciones a hermano mayor, recayendo la elección en don José Luis Ramírez Domenech con mayor número de votos que el otro aspirante presentado, don Miguel Civantos. El señor Ramírez Domenech, era ejecutivo del ámbito de la comunicación radiofónica. En su primera Junta de Gobierno forman parte como mayordomo mayor a Francisco Álvarez Ortega y diputado mayor de gobierno a Roberto Martín Hernández, siendo capataces Ángel Sabador Martín y Francisco García Figueroa.
Para la Semana Santa de 2002 se realizó un cabildo en enero de ese año en el que se determinó que saldría la hermandad desde la iglesia del Sagrario. Sin embargo, solventados los inconvenientes se decidió, finalmente, que la hermandad partiría de su iglesia de la Alhambra, aunque el regreso se realizaría a la iglesia del Sagrario. De esta forma, no se privaría a la hermandad ni a los fieles y público del tradicional paso de la cofradía por el recinto alhambreño y por su bosque. No obstante, al ser hora temprana la salida de la hermandad (17:30), las luminarias y fuegos artificiales tradicionales no iban a lucir, como venía ocurriendo desde los años iniciales de la cofradía.
Ese año, la hermandad restauró en los Talleres de la Viuda de Villareal el paso y gran parte de sus enseres de orfebrería, así como la restauración del simpecado de la Virgen, llevado a cabo por la bordadora Piedad Muñoz de Albaida de Aljarafe.
El Sábado Santo de 2003 ya lo realizó desde la iglesia del Sagrario y también finalizó en ella, cubriendo el itinerario más corto de su historia. En estos años se va a cambiar el color tradicional de la flor (solía adornarse el paso con claveles blancos) para llevarlos rojos y en 2003 salió del Sagrario con iris morados. Ese día el tiempo se había presentado lluvioso y la hermandad tuvo que retrasar casi una hora su salida hasta que se tuvo seguridad de que no iba a llover durante la estación de penitencia.
|
2003 Sale del Sagrario. Foto A. Guzmán Úbeda (Portada Gólgota 2004) |
No estando finalizada la restauración de la iglesia de Santa María de la Alhambra para la Semana Santa de 2004 la hermandad vuelve a salir ese Sábado Santo de la iglesia del Sagrario de la Catedral. Sin embargo, la lluvia volvió a presentarse ese día, una vez que el paso de la Virgen estuvo en la calle, lo que obligó a refugiarse la hermandad en la cercana Catedral. Poco después de su refugio la lluvia cesó y la junta de Gobierno decidió salir otra vez a la calle para realizar la totalidad del itinerario procesional.
Ese año la Virgen alhambreña mostrará bajo sus pies un estreno de singular belleza: la peana de orfebrería, que hace resaltar la valía de su talla al ser más observable por el espectador en la calle, elevándola sobre su paso nazarita. La peana, de forma ochavada, fue realizada en plata de ley por los talleres sevillanos de la Viuda de Villareal. Elemento éste que será la primera incorporación importante al paso desde que lo realizara Indalecio Ventura a principios de los años treinta del pasado siglo.
|
2004 nueva peana de plata y refugio temporal en la Catedral. Foto A. Padial |
En esos años de principios del siglo XXI, como venimos afirmando, la cofradía emprende una restauración de sus enseres y en 2005 será la cruz de guía, cuyo trabajo lo realizó el dorador granadino Cecilio Reyes. También, para la Semana Santa de 2006 se realizan nuevos hábitos, cuya tela especial de damasco siempre ha resultado un problema para la cofradía su hallazgo; en esta ocasión será en Marruecos donde se pudo adquirir, y, así, seguir manteniendo una de las señas identificativas de la Cofradía, hábito al que se le añadirá una capa de damasco azul para todos los cofrades (48).
Las obras de la iglesia de Santa María de la Alhambra se había alargado más de lo esperado y la hermandad volvió en 2005 a salir y terminar su procesión en la iglesia del Sagrario. Sin embargo, poco después de realizar la estación de penitencia de ese año la hermandad recibirá autorización eclesiástica para volver a su iglesia de la Alhambra, desde donde ya realizaría sus cultos en el resto del año y su estación de penitencia del Sábado Santo de 2006.
Finalizadas las obras de la iglesia, sede de la cofradía, el 2 de noviembre de 2006 se firmó un convenio entre el arzobispado y la Caja de Ahorros de Granada para acometer la restauración del retablo mayor de dicha iglesia para lo que la entidad de ahorro se obligó a aportar para dicho trabajo la cantidad de 150.000 euros. El grandioso retablo, realizado en 1671 por el ensamblador granadino Juan López de Almagro, fue realizado para la capilla mayor de la iglesia de la Patrona de Granada, la Santísima Virgen de las Angustias y se trasladó a a iglesia de la Alhambra, cuando fue sustituido en el siglo XVIII por el retablo de jaspes que hoy alberga a la Patrona. Durante las obras de restauración del retablo la imagen de la Virgen de las Angustias de la Alhambra se trasladó al retablo del crucero, donde se había instalado en tiempos pasados, cuando se trajo a la imagen del Convento de San Francisco con motivo de la supresión de dicho convento por la Desamortización.
|
La Virgen en el retablo mayor (1671) sobre su peana de capilla, bajo el Cristo de Alonso de Mena y las Santas Úrsula y Susana a sus lados
La restauración del retablo se realizó bajo la dirección de José María Rodríguez-Acosta y cuya mesa de altar estaba finalizada para la festividad de Cristo Rey de ese año (26 de noviembre), que se ofició por el Arzobispo don Javier Martínez, que también bendijo dicha mesa, ceremonia en la que intervino el Coro del Colegio de Abogados (49).
La Semana Santa de 2007 se presentó lluviosa y afectó a varias cofradías, especialmente a las del Martes, Miércoles y Jueves Santo, que tuvieron que suspender sus estaciones de penitencia. El Sábado Santo no presentaba mejores perspectivas con un cielo encapotado a la hora de la salida de la Hermandad de la Alhambra, debiendo de retrasar media hora la procesión, que finalmente se puso en la calle ante las mejores expectativas meteorológicas. El público no faltó, acudiendo masivamente a las calles del itinerario para presenciar la única procesión del día, que discurrió con normalidad. La cofradía estrenaba ese año los faroles en plata de ley de acompañamiento al Guion Sacramental, realizados por el taller de orfebrería de "Viuda de Villareal" (Sevilla).
La Virgen fue adornada con iris morado en el calvario del trono y ramos de flores blancas en las esquinas, junto a los cuatro faroles, más otro ramo grande tras la cruz, a la espalda de la imagen, cuyos costaleros marchaban a los sones de la banda "Virgen del Castillo" de Lebrija, Delante, la procesión se iniciaba con la banda de "Jesús de las Tres Caídas" de Granada. Una novedad sorprendió al público granadino: la intervención de los "Incensarios de Jesús Nazareno" de la localidad granadina de Loja, que iban realizando con sus peculiares vestimentas sus danzas y protosaetas, llamadas "sátiras", rituales y ancestrales delante del paso de la Virgen de la Alhambra. Documentada su existencia desde 1765, probablemente su antigüedad sea mayor. La asistencia de esta corporación lojeña se debió al hermanamiento con la cofradía granadina.
La Virgen con los Incensarios de Loja. 2007
La Semana Santa de 2008 se presentó con un Sábado Santo que amenazaba lluvia, aunque el peligro se disipó a la hora de salida de la hermandad. Ese año el itinerario de la procesión volvió a discurrir, como en otras contadas ocasiones a lo largo de su historia, por el Carril de San Cecilio y Campo del Príncipe para su ida y regreso al centro de la ciudad, en lugar de hacerlo por la Cuesta de Gomérez y Plaza Nueva, por estar en obras de restauración el acceso a la Alhambra por la Puerta de las Granadas. Por dicho motivo, no hubo tampoco itinerario de regreso a su templo de la Alhambra, finalizando la estación de penitencia en la Catedral, donde permaneció la imagen hasta el sábado siguiente, que fue trasladada en procesión a su templo con el acompañamiento musical de la Agrupación "Dulce Nombre de Jesús".
En 2009 se cumplían cien años del inicio de la celebración de la procesión del Santo Entierro Antológico (1909-2009), del que ya se ha tratado, considerándose el punto de partida de la Semana Santa granadina tal como hoy la concebimos, es decir, mediante la representación de distintos pasos de la Pasión de Jesucristo y que sería germen de la la idea de volver a celebrarla con cofradías, como en siglos pasados se celebraba, después del paréntesis de gran parte del siglo XIX y principios del XX con una única procesión, la del Viernes Santo.
Para dicho acontecimiento, se acordó por la Federación de Cofradías celebrar el Sábado Santo de 2009 una magna procesión, denominada Passio Granatensis, en la que se procesionaron por las cofradías granadinas distintos pasos de Cristo, representativos de las diferentes escenas pasionistas, más las imágenes de las Angustias de la Virgen con Jesús en su regazo después del Descendimiento de la Cruz, representado por la Virgen de la Alhambra, y el de la Soledad de María con las imágenes de la Soledad del Calvario de José de Mora y la Soledad de Santa Paula o San Jerónimo. En total 22 pasos participarían en la magna procesión.
Aquella magna procesión de aquel Sábado Santo de 2009 requirió que la hermandad de Santa María de la Alhambra trasladara ese año su estación de penitencia al Jueves Santo, como lo hacía antaño, aunque luego volvería a procesionar, otra vez, el Sábado Santo en la procesión de la Passio Granatensis. Por esta causa, la estación de penitencia del Jueves Santo la finalizaría la hermandad en la Catedral (igualmente que el año anterior, aunque por otro motivo), donde permaneció el paso a la espera de su salida del Sábado Santo en la Passio Granatensis. Aquel Jueves Santo no pudo contar en su estación de penitencia con las bandas musicales de las Tres Caídas y Virgen del Castillo de Lebrija por estar contratadas por otras hermandades y fue la de Huétor Vega la que acompañó a la imagen el Jueves Santo, aunque la de "Virgen del Castillo" la acompañó el Sábado Santo hasta su regreso a la Alhambra, cuando finalizó la procesión de la Passio Granatensis.
Ese año 2009 se celebró cabildo general de elecciones en el que se eligió nuevo hermano mayor a don Antonio Olivares Espigares, para sustituir a don José Luis Ramírez. La nueva Junta de Gobierno tomó posesión en otoño de ese año y estaba formada por un consiliario, don Antonio Muñoz Osorio; mayordomo Mayor
|
|
La Virgen entrando en el recinto de la Alhambra en la madrugada. Foto A. Padial |
Ese año 2009 se celebró cabildo general de elecciones en el que se eligió nuevo hermano mayor a Antonio Olivares Espigares (abogado), para sustituir a José Luis Ramírez. La nueva Junta de Gobierno tomó posesión en otoño de ese año y estaba formada por un consiliario, Antonio Muñoz Osorio; Mayordomo Mayor, Adolfo Arcoya Ibáñez; Secretario, Roberto Martín Hernández; Vicesecretario, Javier Torres Cueto; Vicesecretario adjunto, Juan Gómez Ríos; Albacea, Ángel de Vicente Almodóvar; Prioste, Manuel Ruiz Santiago; Diputada Mayor, Lourdes García López, y otros cargos: José L. Ramírez Domenech, Manuel Turatti Real, Rafael Escudero Torres, José M. de la Torre Ferrer, Daniel Martín Bueno, Julio Carlos de la Rosa Quirós, Salvador Sánchez Muñoz, Encarnación Torres Olmedo, Francisco Albea Torres y Cecilio Aguilar Hita. Nombrándose, asimismo, Capataz General a José Carvajal Linares, que sustituyó a Francisco García Figueroa (50).
El Sábado Santo de 2010 se volvió a la normalidad tradicional de la cofradía, en cuanto que realizó su itinerario habitual saliendo del recinto de la Alhambra por la Puerta de las Granadas y Cuesta de Gomérez, regresando a su templo, ya de madrugada, por esos mismos lugares. El paso de la Virgen se adornaba con iris morado en el Calvario y sobre la peana de plata, contrastando con copiosos ramos de rosas pálidas bajo los faroles de las esquinas. Ya también era clásico el acompañamiento musical, abriendo la procesión la Banda de las Tres Caídas de Granada y tras la imagen la de Nuestra Señora del Castillo de Lebrija (Sevilla).
Ese año la Virgen de las Angustias Coronada de la Alhambra volvió a salir el día 12 de septiembre para presidir en la base aérea de Armilla la solemne ceremonia pontifical de la Beatificación de Fray Leopoldo de Alpandeire, en la que también estuvo presente la copia del Cristo de la Misericordia (Silencio) de José de Mora. Multitudinaria concentración de fieles y devotos a la que asistieron varios obispos de la Archidiócesis granadina y de Toledo.
19. La Hermandad en los últimos tiempos
Lluviosa se presentó la Semana Santa de 2011, especialmente los últimos días (Jueves, Viernes y Sábado Santo); algunas cofradías les cogió la lluvia en la calle y otras, como esta de la Virgen de la Alhambra, decidieron suspender su estación de penitencia, aunque se abrieron las puertas de la iglesia para que los fieles, que habían acudido en gran número pudieran contemplar las imágenes en su paso.
También fue lluviosa la Semana Santa de 2012 (por esta causa solo quince hermandades pudieron realizar su estación de penitencia), pero el Sábado Santo mejoró el tiempo y la hermandad pudo realizar su estación de penitencia con normalidad. Sería este año cuando pasaría por primera vez por el nuevo itinerario oficial de Semana Santa, que había incorporado en 2011 la calle de Ángel Ganivet como lugar para la instalación de la tribuna oficial, suprimiéndola de la Plaza del Carmen.
Pero otro hecho novedoso va a cambiar ese año la concepción tradicional de este paso, desde que se creara en 1930 por Indalecio Ventura, y fue la supresión de los varales o trabajaderas externas del mismo, que portaban los hombres de trono con capuz egipcio. Las opiniones sobre este cambio fueron contradictorias, alegando unos que la hermandad volvía a suprimir otro más de sus caracteres granadinos e identificativos, para adquirir formas sevillanistas en la manera de llevar el paso, es decir, con costaleros internos, que restaba grandiosidad en su presentación en la estación de penitencia.
Con detractores y con opiniones favorables al cambio, la hermandad por ahora y con vista al futuro, mantiene hoy esta forma de procesionar la imagen, puesto que tiene proyectado realizar un respiradero bordado, quedando como canastilla el paso de plata que recrea el Patio de los Leones de la Alhambra. Unicamente mantiene como recuerdo de aquellos varales externos unas maniguetas rematadas por las cabezas de plata de los leones, en los que finalizaban los varales externos suprimidos, y la campaña para hacer las "llamadas" en lugar de "llamador".
Vuelve la cofradía el Sábado Santo de 2013 a regresar a la Alhambra por el Barrio del Realejo, como históricamente lo había hecho en otras ocasiones, deteniéndose ante la capilla de salida, del Cristo de los Favores y María Santísima de la Misericordia, adosada al templo de San Cecilio.
Ese año se había aprobado la realización en el arte del bordado del respiradero y faldones del paso, según el diseño del artista granadino Álvaro Abril. Éste se ha inspirado en motivos nazaríes y mocárabes de los que se encuentran en diversas estancias de los Palacios de la Alhambra, como el Salón del Trono de Comares y otros, para que su realización futura en bordado se acomode al estilo en ese arte del resto del paso de plata.
Se trata de una obra de bastante complejidad con piezas pequeñas que la hermandad contrató su primera fase, es decir, la frontal, en 2018 con el bordador granadino Jesús Arco, con taller en el Barrio de los Pajaritos (actualmente en el de la Chana). El bordado del respiradero se está realizando en hilo de plata mayoritariamente, que se complica con otros materiales en las columnas en las que se emplea la plata con madera de naranjo y taracea.
La realización de tan magna obra se ha ido retrasando por la complejidad señalada y otras circunstancias, aunque se dio "la primera puntada" por el hermano mayor Rafael Ruiz Díaz en 1918 y tiene el proyecto de que gran parte de ella este terminada para conmemoración del XXV Aniversario de la Coronación de la imagen (2025) y finalizada para el Centenario de la hermandad en 2028.
|
Fontal del respiradero y faldones, diseño de Álvaro Abril |
Esplendida y con temperaturas casi veraniegas se celebró la Semana Santa de 2014 después de varios años en los que la lluvia deslució los cortejos procesionales o hizo que se suspendieran muchos de ellos. También, el cambio de itinerario oficial con tribuna en la calle Ganivet y la inclusión de la calle Alhóndiga, más amplia que Mesones, contribuyó al mayor lucimiento de las hermandades y a la más fácil movilidad del público.
El exorno floral del paso había ese año cambiado radicalmente en relación al tradicional; sobre la peana y sobre el canasto unos frisos de variedad de pequeñas rosas con varios matices del color rosa y púrpura, enmarcando en el caso de canasto a un calvario de iris morados, y bajo los faroles pequeños gladiolos de iguales matices de los dichos colores. Parecida combinación de flor y color se eligió para la estación de penitencia de 2015.
De igual, e incluso, de mejor bonanza fue la Semana Santa de 2015 en la que parece que por vez primera se le suprimieron al paso de la Virgen las luces internas que ilumina indirectamente el canasto, cuya orfebrería brilló con la luz externa de la calle.
El Vía Crucis oficial de las hermandades, celebrado desde 1993, en que fue presidido por el Señor del Rescate, en 2016 fue elegida la imagen de las Angustias de Santa María de la Alhambra para protagonizarlo. Al iniciarse la Cuaresma, el día 19 de febrero y con bajas temperaturas, bajó la Virgen de la Alhambra en andas de caoba y pequeños guardabrisas a la Catedral, rodeada de sus cofrades y de gran cantidad de público. Salió del recinto de la Alhambra por la Puerta de los Carros, en lugar de la de la Justicia, como lo hace en Semana Santa.
Ese año volvió a elegirse como cartel de la Semana Santa por la Federación de Hermandades y Cofradías una fotografía de la Virgen de la Alhambra, junto a la Puerta del Vino al regreso de la hermandad a su templo, ya de madrugada. La Fotografía elegida, denominada Noche de penitencia en la Alhambra, es del fotógrafo cofrade José Velasco Fernández. La última vez que la Titular de la hermandad de la Alhambra había sido tema del cartel oficial fue en 1989, del que ha sido protagonista en ocho ocasiones, desde que en 1931 se inició la edición de los carteles de la Semana Santa granadina.
|
Cartel de Semana Santa 2016 de José Velasco Fernández |
También en 2016 se cumplían cuarenta años desde que la hermandad había trasladado su estación de penitencia del Jueves Santo, en que tradicionalmente la realizaba al Sábado Santo en el que actualmente la realiza, como única procesión de este día.
En estos años en los que la cofradía tenía ante sí el costoso proyecto de realizar los bordados de los respiraderos y de los faldones del paso y no se aprecian importantes novedades o estrenos, aunque ese año 2016, dentro de la reforma de dicho paso que se estaba empezando a llevar a efecto se estrenaron unas maniguetas, debida su concepción al autor del diseño de los respiraderos, Álvaro Abril. Dichas maniguetas, realizadas por Talleres Villareal, son de orfebrería de plata y están rematadas en su extremo por las clásicas cabezas de león, como tenían los antiguos varales externos del paso. Asimismo, ese año lució restaurado el paso y los faroles de esquina llevaron luz de cera, en lugar de eléctrica, como hasta ese momento llevaban.
|
La Virgen sale a Gomérez por la Puerta de las Granadas. Foto en la que se aprecian las maniguetas de orfebrería |
Con una nueva adquisición contará la hermandad desde julio de 2015; se trata de una valiosa custodia del siglo XVII, cedida por la Diputación Provincial, para darle uso cultual en la procesión del Corpus Christi, que cada año celebra la cofradía en dicha festividad por el recinto de la Alhambra. Posiblemente, dicho organismo provincial posea tal custodia, como otras piezas de arte e imágenes, por haberlas adquirido en la desamortización de 1835 de los conventos granadinos.
Después de casi cuarenta años de ocupar la casa de hermandad de la Placeta de San Gil, en 2017 tiene que abandonarla la cofradía por el proyecto de derribo del edificio. Esa edificación estaba, además, históricamente vinculada a la hermandad desde su fundación, pues en su planta baja se hallaba la farmacia de Juan de Dios González, cuya rebotica servía de "capillita" para las reuniones de los directivos de la cofradía en sus comienzos y de la que era mancebo, el directivo Lamolda, como relatamos al principio de este trabajo. De todas formas, hoy, seis años después aún no se ha derribado el edificio, ni debería hacerse, pues es una bella muestra de la arquitectura de la ciudad del siglo XIX.
En la Cuaresma de 2016 también se editó y presentó el libro "Santa María de la Alhambra. Siglos de historia y fervor". La edición del libro prevista para la Coronación de la imagen en 2000, se había demorado hasta que fue posible realizarla en 2016. Compendio de la historia de devociones de la Alhambra, entre las que estaban la hermandad de Jesús Nazareno del convento carmelita de los Mártires de la madrugada del Viernes Santo de siglos pasados y la de dos hermandades de la imagen de la Virgen de la Alhambra.
Otra Semana Santa espléndida la de 2017 en la que se apreció en casi todas las hermandades el cuidado de los diversos detalles en cuanto adorno floral, vestimenta de las imágenes, coherencia en las piezas musicales interpretadas por las numerosas agrupaciones que ya existen en la ciudad y provincia, junto con los magníficos vestidores, diseñadores y artistas, que cada año prestan su ingenio para engrandecer la Semana Santa Granadina, en los muchos aspectos que la componen, y en algunos de ellos se manifiesta en primera línea respecto a otras ciudades de Andalucía.
|
La Virgen llega a Plaza Nueva |
Cansada la meteorología de ofrecernos sosiego y esplendor en las Semana Santa de años anteriores, en 2018, nos inquietó para que no nos durmiéramos en los laureles, dejando a alguna hermandad en su templo, empezando por la primera de ellas, la de la Borriquilla. Pero la Virgen de la Alhambra no faltó a su cita anual con la ciudad, enmarcándose en la singularidad de su paisaje urbano y aupada por el inmenso gentío entre el que navega cada Sábado Santo.
Ese año, como el anterior, nos ofreció en su adorno floral una mezcla de clasicismo y renovación, volviendo a cubrir su calvario con apretado clavel rojo y, en contraste, una peana y esquinas del paso con rosas y otras flores de diversos matices, que iban del morado y rosa al color púrpura, dando una impresión de exquisita elegancia. También, llevaba junto a las esquinas de la peana cuatro tulipas con vela, que en la terminología cofrade parece que les da el cursi y anglicista nombre de "hurricanes", para defender la llama de la acción del viento, con orfebrería de Eleuterio Aragón.
Dichas cuatro grandes tulipas no se completarán hasta la Semana Santa de 2019, pero estando ese Sábado Santo comenzando a salir la cofradía de su templo y en el momento de levantar el paso, empezó a caer una intensa lluvia que llevó a la decisión de suspender la estación de penitencia. No veríamos otra vez en la calle a la hermandad hasta la Semana Santa de 2022; tres largos años de espera por esa circunstancia y por la declaración de pandemia de coronavirus en marzo de 2020, que hizo suspender las manifestaciones populares masivas.
Aquel Sábado Santo de 2019 se estrenaba, bordada en terciopelo morado con hilo de plata, la enagüilla de la cruz parroquial, diseñada y realizada por Juan Spizley Vílchez. Asimismo, se estrenaba el Guion de la Juventud, bordado por Jesús Arco, según diseño con inspiración nazarí del sevillano Javier Sánchez de los Reyes, con vara de orfebrería de Alberto Quirós, aunque, finalmente, no se estrenará en la calle hasta la Semana Santa de 2022.
|
La Virgen junto a la Puerta de las Orejas o de Bibrambla, trasladada ahí en el siglo XIX |
Durante la pandemia la cofradía siguió celebrando los cultos internos, especialmente durante 2021, preservando las normas dictadas por las autoridades civiles y religiosas sobre ese tipo de manifestaciones. Así, el vía crucis penitencial del Viernes de Dolores y el triduo de los días 1 a 3 de abril de 2020 se celebraron de manera no presencial a través de las redes sociales de comunicación. Obviamente no se realizó la estación de penitencia del Sábado Santo de ese año, como ocurrió en el resto de las cofradías, ni el Corpus Chico de la Alhambra.
Con las prevenciones dictadas la hermandad ofreció a la Virgen de las Angustias en la onomástica del mes de septiembre un centro floral en la Basílica de la Patrona y misa solemne en la iglesia sede de la cofradía, También se realizó en la casa de hermandad el tradicional "Belén", que obtuvo el segundo premio del concurso de belenes.
En 2021, no aliviada la pandemia se suspende por segundo año la estación de penitencia, así como la Exaltación a la Virgen y el nombramiento de mayordomos sacramentales, aunque sí se celebraron las misas de Viernes de Dolores y los cultos de la Semana Santa en el Jueves, Viernes Santos y Domingo de Resurrección. La estación de penitencia se sustituyó por un viacrucis interno, celebrado en el horario en el que se debía realizar dicha estación de penitencia. En los días de Semana Santa, pese a lo alejado y dificultoso, por ser cuestas el acceso a la sede de la hermandad, muchos granadinos fueron a visitar a la imagen de las Angustias de la Alhambra, formándose cola para ello en el Sábado Santo de 2021.
En 2021 se cumplía el periodo de cuatro años (2017-2021) del ejercicio del cargo del hermano Mayor, don Rafael Ruiz Díaz, la mitad del mismo durante la pandemia, resultando reelegido en el cabildo general de 26 de noviembre de 2021.
Con una situación más controlada de la pandemia, ésta y las demás cofradías se prepararon para la celebrar con sus cultos presenciales normales y sus estaciones de penitencia pública de la Semana Santa de 2022. Como actos previos, se celebró en el monasterio de las Carmelitas Observantes le exposición Mysteria Mariae, con enseres de la hermandad en diciembre de 2021.
En otro orden de nombramientos, también el cuerpo de costaleros requería una reorganización para lo que se convocó una asamblea muy concurrida en el Colegio de Procuradores en el mes de enero de 2022 en la que se nombró capataz del paso de la Virgen a José Luis Pérez Raya, vinculado familiarmente a la hermandad desde su infancia. Y al final de dicho se firmó el contrato con una nueva banda de cornetas y tambores granadina , la de Jesús Despojado de sus Vestiduras, para la misión de abrir la procesión de penitencia, que sustituiría a la tradicional de último periodo de Jesús de las Tres Caídas.
Después de dos años sin estaciones de penitencia, cofrades, granadinos y forasteros expresaron su satisfacción con una masiva presencia en las calles en la Semana Santa de 2022, en la que la meteorología se comportó satisfactoriamente, a excepción del Martes Santo, en el que la lluvia impidió la salida de las hermandades de ese día, y el Miércoles Santo a la de los "Gitanos". El resto, entre ellas esta de Santa María de la Alhambra, pudieron realizar sus estaciones de penitencia de forma brillante y satisfactoria.
|
Virgen de la Alhambra 2022. Foto Fernando López Rodríguez (Revista Gólgota junio 2022) |
Sábado Santo especial en cuanto que la máxima autoridad de Andalucía, el Presidente de la Junta de la Comunidad, don Juan Manuel Moreno "Juanma", participó en la procesión de la Alhambra y se le cedió la llave de la Semana Santa granadina, para el acto simbólico de golpear el portón de la iglesia, para que se abriera y diera paso a la cofradía, que cierra las estaciones de penitencia de la ciudad (las del Domingo de Resurrección tiene la consideración de Gloria). También, asistieron a la procesión, el Alcalde y el Arzobispo de Granada y representaciones de cuerpos sanitarios a los que la hermandad quiso prestar homenaje por su labor en la pandemia.
La Virgen salió ese año, recuperando su paso el exorno floral antiguo o tradicional con un calvario de claveles blancos, así como, rosas claras en los centros de las esquinas y frisos de la peana, color que hacía, al menos, diez años que no llevaba. Los componentes de la Banda del Despojado abrían la procesión con sus blancos penachos, un mar de plumas blancas, meciéndose en el viento, en contraste con el verde del bosque alhambreño. Detrás de la Virgen, la Banda de Música "Virgen del Castillo de Lebrija", con su asistencia fiel, de más de quince años, tras las Angustias de la Alhambra.
A la reanudación en 2022 de las estaciones de penitencia se unió este año la nueva casa de hermandad, que sustituye a la que bastantes años ha tenido la cofradía en la calle Sancho Panza, cerca de la Avenida de Cervantes. En esta ocasión, está situada en el Barrio de los Pajaritos, en la calle Doctor Jiménez Díaz, Se trata de un local con dos plantas y 400 metros cuadrados de extensión, que puede ser el lugar definitivo, puesto que se ha realizado un contrato con opción de compra. La inauguración de la casa se llevó a efecto el día 30 de noviembre de 2022, después de su acondicionamiento, por el Rector de la Basílica de San Juan de Dios, Fray Juan José Hernández Torres, con la asistencia de diversas autoridades.
Hermandad señera entre las de Granada por varios motivos incuestionables: 1º, la extraordinaria talla del último barroco que nos legó Torcuato Ruiz del Peral, de un exquisito modelado, representando el momento de suprema angustia y soledad de la Virgen María, que ve inerte y desvanecido sobre su regazo el cuerpo del Salvador. El sacrificio del Cordero Divino anuncia la Resurrección, sembrada está la semilla de la Palabra entre la Humanidad, para la Salvación de las almas. 2º, la misma advocación de Angustias, de raíces devocionales tan profundas en Granada, que aparece hace casi cinco siglos y se erige en patronazgo de la ciudad y de la archidiócesis. 3º, el emblemático lugar donde surge la hermandad: la Alhambra, entre los palacios nazaríes, que rezuman la historia que hacen "Eterna" a esta ciudad y prestan a la cofradía la sublimidad de su paisaje. 4º, la personalidad única, que desde sus inicios se imprimió a la hermandad en hábitos y enseres, aunque algo se haya desvirtuado por mor de la actualización que requieren los tiempos.
La
Alhambra llora tu Angustia
por
sus acequias de plata.
Nuestras almas son veredas,
por donde pisan tus plantas,
y vuelan con tus palomas,
sobre tu paso de plata,
y entre los lirios te alzas,
como surtidor de Angustias
por el bosque de la Alhambra.
(de mi Pregón de la Semana Santa de 2012)
|
Fotos 2017, A. Padial
|
Composiciones musicales
* A mi Virgen de la Alhambra
*Santa María de la Alhambra 1989 F.J. Ruiz Valencia
*Santa María de la Alhambra Coronada 1998 Francisco Higuero
*Santa María de la Alhambra Luis Mejías García
* Réquiem Perfectus José M. Guadalupe
* La Alhambra te recibe 2007 J.A. Barros Jódar
* Rubí en la Puerta de la Justicia 2009 S. Fajardo Villalba.
________________________
Hermanos Mayores
Felipe Campos de los Reyes 1928
Ricardo Valdivia 1928
Diego Liñán Nieves 1929-1946
Ricardo Martín Campos 1946-1948
Andrés Sánchez Montes 1948-1955
Juan Alonso Roda 1955-1982
Antonio Olivares Cano 1982-1997
Miguel Hurtado Álvarez 1997-2001
José Luis Ramírez Domenech 2001-2009
Antonio Olivares Espigares 2009-2017
Rafael Ruiz Díaz (reelegido en 2021) 2017-
---------------------
1. José Giménez Serrano, Manual del artista y viajero en Granada, 141. Edición facsímil, https://digibur.ugr.es., y López-Guadalupe Muñoz, Juan Jesús, Imágenes Elocuentes, 412.
2. Antonio Padial Bailón, "El convento de San Francisco y su iglesia: panteón regio y noble en el corazón de la Alhambra", 155-172, en cap. VI de Santa María de la Alhambra siglos de historia y fervor.
3.Periódico El Defensor de Granada de 25 de septiembre de 1887.
4. Diario El Popular de 18 de agosto de 1887.
5. El Defensor de Granada de 18 de septiembre de 1885.
6. Ibídem de 1 de octubre de 1896.
7. Ibídem de 22 de septiembre de 1918.
8. Ibídem de 18 de abril de 1925.
9. Ibídem de 29 de abril de1925.
10. Antonio Padial Bailón, "La Cofradía de Penitencia de Nuestra Señora de las Angustias de Santa María de la Alhambra",195-199, en cap. VIII, parte 4ª, Santa María de la Alhambra siglos de historia y fervor.
11. Acta de la hermandad de 14 de mayo de 1928.
12. Acta de la Hermandad de 28 de febrero de 1929.
13. Rafael Gómez Montero. Diario "ABC" de Madrid del día 18 de
mayo de 1973. “Cuándo García Lorca se hizo cofrade en Granada”.
14. José María Martín Campos, “LX aniversario de la Real Cofradía de Santa
María de la Alhambra"Revista de la Hermandad. Granada 1988.
15. Miguel Hurtado Álvarez, "Notas de Santa María de la Alhambra. de su titulo de Real", revista "Gólgota", 1999 y "El Defensor de Granada" de 26 de marzo y dos de abril de 1931.
16. Periódico La Publicidad de 13 de abril de 1933.
17. Acta de la hermandad de 9 de enero de 1941
18. Ibídem de 19 de febrero de 1942.
19. Ibídem de 11 de marzo de 1941
20. Periódico Ideal de Granada de 28 de marzo y 4 de abril de 1941.
21. Acta de la hermandad de 20 de abril de 1943.
22. Periódico Ideal de Granada de 25 de marzo y de 14 de octubre de 1944.
23. Ibídem de 15 de enero de 1945.
24. Ibídem de 14, 19 y 26 de abril de 1944.
25. Ibídem de 15 de febrero de 1946.
26. Ibídem de 7 de abril de 1947.
27. Actas de la hermandad de 10 y 17 de febrero de 1950.
28. Ibídem de 25 de enero y 15 y 22 de febrero de 1952.
29. Periódico Ideal de Granada de 4 de abril de 1953.
30. Actas de la hermandad de 23 de agosto de 1955, 16 de octubre de 1956, 21 de mayo de 1961.
31. Ibídem de 30 de enero de 1959.
32. Periódico Patria de 12 de abril de 1963.
33. Actas de la hermandad de 10 de mayo de 1963, 25 de febrero y 30 de octubre de 1964.
34. Padial Bailón, Antonio, La Semana Santa de Granada a través de la Federación de Cofradías, 368-369. ISBN:84-607-4540-6. Granada 2002.
35. Actas de la Hermandad de 28 de octubre de 1974, 6 y 20 de febrero de 1975.
36. Ibídem de 17 de abril de 1978.
37. Ibídem de 9 de marzo de 1978.
38. Ibídem de 17 de junio de 1977.
39. Ibídem de 9 de febrero de 1982.
40. Ibídem de 18 de abril de 1983.
41. Ibídem de 7 de abril de 1989 y 20 de febrero de 1990.
42. Ibídem de 20 de febrero de 1987.
43. Ibídem de 7 de junio y 3 de noviembre de 1988 y 1 de marzo de 1991.
44. Ibídem de 8 de febrero de 1994.
45. Ibídem de 29 de mayo de 1995.
46. Ibídem de 17 de marzo de 1997.
47. Ibídem de 15 de abril de 1997.
48. "Guia de Jesús Despojado, p.89. Granada 2006.
49. Revista "Gólgota",p. 9, Cuaresma 2007.
50. "Gólgota" nº 44, diciembre 2009.
No hay comentarios:
Publicar un comentario