(Ferroviarios)
Viernes Santo
NUESTRA SEÑORA DEL AMOR Y DEL TRABAJO |
FERVOROSA COFRADÍA DE PENITENCIA DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE Y NUESTRA SEÑORA DEL AMOR Y DEL TRABAJO
Antonio Padial Bailón
Antecedentes
La primera noticia que tenemos de la existencia en Granada de esta advocación de Cristo de la Buena Muerte nos la da en 1764 el cronista trinitario calzado, Fray Antonio de la Chica Benavides en su Gazetilla Curiosa (1). Se trata de una imagen que nos dice que era muy antigua y que estaba en el convento de la Merced Calzada "desde su primer establecimiento", por lo que pudo tratarse de uno de los crucificados goticistas o renacentistas que se veneraron en Granada en la primera mitad del siglo XVI. Pero el Padre de la Chica no nos informa acerca de si tuvo o no alguna hermandad o asociación que le diera culto. En el mismo convento, cuyos edificios aún perduran junto a la iglesia de San Ildefonso, existía una imagen de la Virgen con el mismo título de Buena Muerte -quizá una Dolorosa asociada al Crucificado o, tal vez, se refería a la Virgen del Tránsito, que hoy está en la iglesia de San Ildefonso, y que, al parecer, procede del cercano Convento de la Merced, como otras imágenes que se conservan en dicha iglesia.
En San Ildefonso, también, existió un altar o capilla dedicada al Cristo de la Buena Muerte, descrito en un inventario de esa iglesia de 1769 (2), devoción que coexistía en la misma época con la del Convento de la Merced. Tal vez, dicho altar e imagen sería el de la Hermandad de las Ánimas del Purgatorio, con un Crucificado de tamaño menor que el natural, que forma un Calvario con las imágenes en pintura de la Virgen Dolorosa y San Juan Evangelista. A dicho Crucificado se le conocía a finales del siglo XIX y principios del XX, con la advocación de Cristo de la Vida.
Cristo de la iglesia de San Ildefonso |
Cristo de la Agonía y Buena Muerte de la iglesia de Sagrado Corazón |
Cristo de la Buena Muerte (Iglesia del Sagrario) |
Antecedentes de la Dolorosa del Amor y del Trabajo
Esta devota y bella Dolorosa del siglo XVIII, aunque tradicionalmente se la venía atribuyendo al círculo artístico de José de Mora, probablemente la labró la gubia del escultor esfilianés Torcuato Ruiz del Peral o a alguno de sus seguidores. La imagen con el título genérico de Ntra. Sra. de los Dolores la adquiere hacia 1770 el capellán de la ermita de San Juan de Letrán, don José Navas Ruz, situada en el Barrio de San Lázaro, en los extramuros de la ciudad (3). Con la adquisición de la imagen, se pretendía reforzar en la ermita y en el barrio la devoción mariana a los Dolores de la Virgen, ya iniciada con la imagen y hermandad de Nuestra Señora de la Consolación, aunque ésta última de carácter letífico. De esa fecha o poco antes pudiera datarse la hechura de la imagen.
Pronto, la Dolorosa de San Juan de Letrán comienza a tener una relevante devoción entre los vecinos del barrio, dedicados, primordialmente, en esa época a las tareas agrícolas en la circundante Vega de Granada, vecinos que eran adjetivados por el resto de los granadinos con el apelativo de "cebolleros", quizá por dedicarse muchos de ellos al cultivo de la cebolla. Ya en esos primeros años de permanencia en la ermita se le adquiere una corona que será la que mantenga hasta la fundación de la hermandad de penitencia, en que se le realiza una reforma.
La capilla fue bendecida el día 15 de mayo de aquel año por el capellán de la ermita don Agustín González Gálvez y en ella se entronizó a la imagen previa celebración de un Rosario de la Aurora en el que se procesionó la Virgen Dolorosa entre vivas y aplausos, cuando la llevaban en andas los mozos del barrio. Después, se procedió a celebrar la Santa Misa y sermón por parte del capellán, siendo un gran día de fiesta para los vecinos, que finalizó con músicas y cohetería (4).
Ermita de San Juan de Letrán en el siglo XIX |
La imagen estuvo cuidada por las mujeres del barrio, que le confeccionaron, según el archivo parroquial, un ajuar y solicitaron de varios obispos (Granada, Guadix, Cádiz y Mérida de Yucatán) la concesión de diversas indulgencias a quienes rezaren a la Virgen en su capilla. También, se estableció por el Capellán Mayor y con licencia del Provisor de la diócesis un vía crucis en la Cuaresma que se celebró el día 15 de marzo de 1817. Dicha licencia se concedió con la condición de que se diera cuenta al párroco de San Ildefonso, a cuya feligresía pertenecía la ermita, y que el ejercicio piadoso lo dirigiera un fraile franciscano, cuya Orden tenía tal privilegio.
Asimismo, se estableció una fiesta anual a Nuestra Señora de los Dolores en el día de su advocación (Viernes de Dolores), solicitando del Arzobispo licencia en los años 1831 y 1832 para que ese día se pudiera exponer el Santísimo Sacramento (5). Esta fiesta anual de cuaresma a la Virgen Dolorosa de la ermita se completará, según la prensa de dicho siglo, con un septenario que la precedía, según se anunciaba en algunos años de dicho siglo que hemos consultado.
Como un prólogo al carácter penitencial que tendrá la imagen en sus procesiones de Semana Santa cuando se fundase su hermandad a mediados del siglo XX, hay que consignar que la Dolorosa de la ermita se procesionaba en el Domingo de Ramos por el Barrio de los "cebolleros".
Los vecinos o una asociación de los mismos la venerarán y le tributarán cultos anuales en la Semana de Pasión -para dicha semana se celebraba un setenario en 1860 y 1871-, con la intervención de reconocidos predicadores. No son éstos los únicos años en que se celebran estos setenarios de Cuaresma durante el siglo XIX, probablemente había una tradición de los mismos que vendrían celebrándose desde el siglo XVIII. En el diario La Alhambra se anuncia una función con sermón a la Virgen de los Dolores de San Juan de Letrán el domingo 8 de mayo de 1859, día de la Aparición del Arcángel San Miguel, entonces celebrada ese día. También, en algunas ocasiones se la procesionaba por los vecinos del barrio, como ocurrió en el viernes 23 de enero de 1885, para impetrar su protección en rogativa por los terremotos que asolaron parte de la provincia la Nochebuena de 1884 y la epidemia de cólera que sufrió la ciudad ese año (6).
En 1896, se instalan los frailes capuchinos en la ermita, cuyo provincial, el Padre Ambrosio de Valentina, declara que los frailes impulsarán el culto a las imágenes y hermandades de la ermita, pero poco tiempo estuvieron en ella ya que consiguieron regresar a su convento de San Juan de la Penitencia en el Campo del Triunfo en 1898, y del que habían sido exclaustrados en 1836. La ermita quedó durante los años finales del siglo XIX y principios del XX en cierta soledad, aunque aún había un capellán mayor (José Delgado García) y, de hecho, la Hermandad de Ntra. Sra. de la Consolación, que allí tenía su sede, celebraba sus cultos y procesiones del mes de octubre de cada año. No obstante, los capuchinos no la abandonaron del todo hasta 1914, año en el que se encargan de la administración de la ermita las monjas Trinitarias, que harán, para servirles de convento, la construcción del edificio de ladrillo que hoy conocemos, y que englobó dentro del mismo la antigua ermita, con lo que quedaron ocultos por él la nave, las capillas y su cimborrio cuadrado. Al destruirse con la obra la capilla de la Virgen la pasaron al altar que hoy ocupa, en el lugar aproximado por donde se accedía a su antigua capilla.
Fundación de la Hermandad de Penitencia
La devoción a la Virgen continuará en el Barrio de San Lázaro durante la administración de la ermita por las Trinitarias y serán los empleados de ferrocarriles, muchos de los cuales habitaban en dicho barrio, por estar cerca de la estación de ferrocarril de la Avenida de Andaluces, y cuya iglesia más cercana era la de San Juan de Letrán.
Será la Hermandad Católica Ferroviaria, que englobaba en su seno a movimientos obreros católicos del personal de ferrocarriles, donde surge la idea a principios de los años cincuenta de fundar una cofradía de penitencia. Dicha hermandad ferroviaria nació con el nombre de Asociación hacia 1926, y en el mes de octubre de ese año se bendice por el Cardenal-Arzobispo, don Vicente Casanova, su bandera representativa, ceremonia que fue apadrinada por don Fermín Garrido, rector de la Universidad y alcalde de Granada durante unos meses en 1931. Era también vecino de la ermita, habitando un palacete situado enfrente de la misma.
Pero pronto llegaron los conflictos de los años treinta del pasado siglo y la Guerra Civil, quedando dicha asociación desorganizada. Después fue recuperada en los años cuarenta, con la aprobación de unos estatutos el 14 de septiembre de 1948 con el título de Hermandad Católica Ferroviaria y que fueron ratificados el día 22 de dicho mes y año por el Arzobispo de Granada, don Balbino Santos Olivera. Este prelado la erige con sede canónica en la ermita de San Isidro, tal vez por ser en esos momentos la de San Juan de Letrán parte del convento trinitario femenino y en esos tiempos la autoridad eclesiástica sería reacia a ello (7).
Dicha hermandad nombra como patrona a la Virgen de los Dolores y como co-patrón a San Francisco Javier en el artículo 3º de sus estatutos, estableciendo como fiestas de la hermandad el Viernes de Dolores, el día de San Francisco Javier y la Navidad, así como, la celebración de una misa mensual para los asociados. También se va a procesionar por esos años a la Virgen Dolorosa por los alrededores del barrio en el mes de mayo.
Desde entonces, por miembros de dicha Hermandad Católica Ferroviaria se decide fundar la cofradía de penitencia, solicitando a las trinitarias la imagen de la Virgen de los Dolores de San Juan de Letrán para darle culto y procesionarla en la Semana Santa, no poniendo inconveniente alguno dichas religiosas. No pareció bien a los fundadores de la cofradía seguir titulando a la imagen como Virgen de los Dolores y le cambian la advocación por el de Nuestra Señora del Amor y del Trabajo, esta última advocación, seguramente, se la dieron por ser sus cofrades trabajadores en el ramo del ferrocarril.
Imagen de la Virgen tenían a la que venerar, pero no contaban con imagen de Cristo, acudiendo a la ermita cercana de San Isidro Labrador, donde provisionalmente tuvo su sede la hermandad en formación y la Hermandad Católica Ferroviaria, para solicitar la cesión del Nazareno Preso que preside el retablo mayor de ese ermita, propiedad de la Hermandad de Labradores, y conocido actualmente como "Cristo de las Eras". Fue el padre Molinero, párroco de San Ildefonso, a cuya jurisdicción también pertenecía la ermita de San Isidro, quien autorizó a los ferroviarios el préstamo de la imagen con la condición de que después de la procesión del Viernes Santo se devolviera a la ermita. Era la primera vez, que conozcamos, que dicho Nazareno sería procesionado en Semana Santa; luego en el año 1978 y siguientes lo hizo con la Hermandad de la Concepción "Concha", que fue la que le encargó la peluca que hoy tiene de talla al imaginero Antonio Barbero Gor, pues la imagen la tenía de pelo natural desde que su autor la labrara.
Nazareno prendido de la ermita de San Isidro |
Los cultos de la Hermandad Católica Ferroviaria se celebraban en la ermita de San Juan de Letrán y ello sería decisivo para que nombraran a la Virgen Dolorosa de la ermita como patrona y centro de su devoción mariana y le cambian la advocación por la de Virgen del Amor y del Trabajo, como un azulejo de aquellos tiempos que está junto al altar de la Virgen así lo proclama: Nuestra Señora del Amor y del Trabajo, ruega por nosotros.
Casi inmediatamente que se reorganizó la Hermandad Católica Ferroviaria comenzó a procesionar a la Virgen con el título de Nuestra Señora del Amor y del Trabajo, y que lo ostentaba, al menos, desde 1950 o quizá algo antes (8), ofreciéndole cultos y una procesión en el mes de mayo por los alrededores de la ermita. Quizá esta procesión era el colofón de los cultos de las flores de ese mes dedicado a María. También, ese año 1950 la Hermandad le ofreció a la Virgen una función de rogativa por la Paz del Mundo, celebrada el día 26 de marzo, procesionándola después por las calle a hombros de los hermanos ferroviarios y escoltada por los soldados del Cuerpo de Ferrocarriles. A esta procesión asistió el Inspector Jefe de Renfe, José Caballero, y a la vuelta de la comitiva procesional a la iglesia de San Juan de Letrán se oyeron, en honor a la Virgen, los silbidos de las locomotoras de Renfe, tan cercanas a la ermita (9).
Desde esas fechas se comienza la preparación de la futura estación de penitencia, confeccionando a la Virgen un nuevo manto procesional en 1951, que fue bordado en hilo de oro sobre terciopelo negro por las Madres Adoratrices y que es el que actualmente procesiona, aunque ampliado y enriquecido. También le bordaron una saya negra con el peto tradicional granadino con un corazón traspasado por siete espadas, bordados en hilo de oro por las monjas trinitarias, guardianas de la ermita de San Juan de Letrán, y un estandarte bordado, también, sobre tela de raso negro. Dicho manto fue costeado, como benefactor, por el Gobernador Civil, don Servando Fernández-Vitorio y Camps.
Amor y Trabajo. Foto "Patria" 1953 |
Por esas fechas (1950-1951), les serían cambiadas sus manos originales de dedos entrelazados por las que hoy tiene en actitud abierta, que fueron realizadas por Luis Fajardo y que, también, le hizo el "trono" procesional.
Esta rama penitencial de la Hermandad Católica Ferroviaria nace con gran impulso, alentados por los jesuitas, Padres Laraña y Felipe Alonso Bárcena, que sería el primer director espiritual de la Cofradía, y dependiendo del Secretariado de la Piedad de dicha hermandad, a cuyo mando estaba Antonio Rodríguez Fernández. De hecho, creemos que la rama penitencial se funda entre 1948 y 1950, aunque la aprobación canónica se realizará en 1953. En este último año ya tenía inscritos dicha rama penitencial a más de 600 cofrades.
Se instituyó una junta de gobierno, encargada de poner en marcha la cofradía penitencial y gestionarla, con miembros de la Secretaría de la Piedad de la Hermandad Católica Ferroviaria, junta que estuvo formada por Jesús Gutiérrez Tirado, que sería el primer hermano mayor; por el secretario Manuel García Abuín; el tesorero, Pedro Esteban, y los vocales: Enrique Garrido del Mármol, Tomás Hernández de Diego, Juan José Gómez Blázquez y José Pérez Pozuelo, Ingeniero Jefe de los Ferrocarriles de Sierra Nevada (F.E.V.E). Quizá esta sería la primera junta de gobierno de la Cofradía, aunque la carencia de actas de esa época no nos deja afirmarlo con seguridad.
De hecho, esta junta había solicitado en 1952 la autorización por parte de la Federación de Cofradías y de la autoridad eclesiástica para salir en estación de penitencia en la Semana Santa de 1953, autorizaciones que consiguió para la tarde del Viernes Santo de ese año, pero con la condición de que lo hiciese como una sección de la Cofradía del Cristo de la Expiración "Escolapios", no como cofradía de penitencia reconocida.
Quizá la nueva cofradía tuviera intención de salir en estación de penitencia el año anterior, pero aún vivía el Arzobispo don Balbino Santos Oliveras, bastante reacio a las cofradías de Semana Santa. Este prelado fallecería en febrero de 1953 y, tal vez con ello, la Cofradía vio allanadas las dificultades para solicitar las licencias para procesionar antes referidas. No obstante, la aprobación por parte de la Federación de Cofradías no dejo de causar ciertas tensiones después de Semana Santa con el consiliario de este órgano cofrade, Monseñor Fernández Arcoya, que afirmaba que con la salida ese año de las dos nuevas cofradía (Ferroviarios y Estudiantes) se había vulnerado el reglamento y contravenido lo que había dispuesto el Arzobispo fallecido, don Balbino. La Federación, con una comisión nombrada por ella se entrevistó con Monseñor Fernández Arcoya, entrevista que se declaró secreta y no se formuló acta de la misma, pero parece que el resultado fue no reconocer a estas hermandades como parte de la Federación. Quizá, por ello, no fueron invitadas a sus sesiones hasta el año siguiente de 1954, año que en el día 11 de febrero se admitió a la Cofradía como miembro de tal Federación, asistiendo a sus juntas desde el 4 de marzo (10). Puede que con la toma de posesión del nuevo Arzobispo, don Rafael García y García de Castro, se solucionara el problema de admisión de ambas cofradías.
1953. Primera estación de penitencia
La Cofradía en la Semana Santa de 1953, primer año de su estación de penitencia, aparece con el título de "Cofradía de Jesús de las Eras y Nuestra Señora del Amor y del Trabajo", incorporando el nombre del Nazareno de la ermita de San Isidro, conocido así por la eras que en la antigüedad estaban delante de la ermita, llamadas Eras de Cristo. Pero el nombre de Cristo no lo recibió de dicho Nazareno, sino por un Crucificado cubierto por un templete que existió en siglos pasados en dichas eras. Tal Crucificado era de piedra de Santa Pudia, traída de unas canteras de calcarenita de Escúzar.
Para la salida penitencial la Cofradía prepara 150 hábitos de tela negra con capillos y cintos de raso color verde, vistiendo los mayordomos capas de raso negro con vuelta verde.
Con varios benefactores contó la nueva cofradía para iniciar su andadura, como el Gobernador Civil, don Luis Boix Ferrer, Jefe de Personal de R.E.N.F.E, y don Servando Fernández-Vitorio, al que nos hemos referido, y que fue nombrado hermano mayor honorario de la Cofradía, colaborando, junto con otros devotos, en la construcción del paso de la Virgen, realizado por Luis Fajardo (autor de las nuevas manos de la imagen). El "trono" del paso consistía en un canastillo, que hoy consideraríamos un respiradero de líneas rectangulares y talla barroca en pan de oro, concebido con volutas de motivos vegetales, y que iba iluminado en su interior, según el gusto de la época. Centrando el frontal del canasto o respiradero estaba tallada un águila imperial, también dorada en pan de oro, y unas cartelas en las esquinas con círculos tallados. El estandarte de la Cofradía llevaba un óleo de la pintora malagueña Araceli Olmedo Bernal.
Antes de la Semana Santa también se nombran algunos hermanos mayores honorarios, como a los altos mando de R.E.N.F.E. y al Delegado Provincial de Sindicatos, Sr. Jiménez Espadas, entregándole a éste un artístico pergamino y cuadro con la foto de la Virgen, que le fue dado el día 28 de abril de 1953, Sábado de Pasión, por una comisión formada por los directivos: Pedro Esteban Baile, el tesorero Juan García Trujillo y los vocales, Enrique Garrido del Mármol, Francisco Caballero Lorite y Tomás Hernández de Diego (11).
La Virgen del Amor y del Trabajo frente a la iglesia del Sagrado Corazón. Foto inserta en "Patria" 1953. |
La situación económica de la Federación de cofradías, de algunas hermandades y la escasez de las subvenciones oficiales hicieron peligrar la celebración de la Semana Santa de 1953 con la amenaza de la Federación de suspender los desfiles procesionales si dichas subvenciones no se aumentaban. La intervención del Gobernador Civil, Fernández-Vitorio, el Sindicato de Hostelería y el comercio granadino hicieron presión ante las autoridades y Federación para que ésta el 26 de marzo aprobara la salida de las cofradías, permitiendo con ello a la de los Ferroviarios realizar su primera estación de penitencia.
Era el Viernes Santo, a las seis de la tarde del día 3 de abril de dicho año, cuando se puso en la calle la nueva hermandad de la antigua Dolorosa de San Juan de Letrán, Nuestra Señora del Amor y del Trabajo. La precedía Jesús Preso, llamado Jesús de las Eras, con melena de pelo natural y sobre un paso sencillo, consistente en una parihuela con faldones color burdeos y un respiradero formado por plantas y flores. La imagen iba sobre la peana de plata de Jesús del Rescate y cuatro grandes faroles de madera globulares colocados en las esquinas con pabilos iluminaban la imagen; estos faroles el día anterior habían iluminado al Cristo de San Agustín. Fueron prestados por la Cofradía de la Aurora, ya que eran los que alumbraban en ese tiempo a Jesús del Perdón, titular de esa hermandad. El Nazareno Preso con diadema de espinas de plata coronando su frente, vestía con una túnica granate con pasamanería en las bocamangas y filo de la falda, y dos gruesos cordones de hilo de oro, terminados en borlones, le rodeaban el cuello y sus manos, para mantenerlas atadas.
Jesús de las Eras 1953. Detalle Foto de "Ideal". |
La Virgen iba vestida con su saya y manto bordados, cubriendo su cabeza con una larga toca de mantilla blanca e iluminada por un bosque de cirios blanco y dos candelabros guardabrisas. Iba sin palio y sobre una peana alta de madera dorada, de las llamadas de carrete, sobre la parihuela provista de ruedas y velada por unos faldones de tela negra, que se decoraban en la parte superior por una guardamalleta con fleco, borlas y terminaciones curvas de pasamanería. Siendo el adorno floral en las jarras laterales con flor blanca y en los bordes del respiradero un friso de la misma flor. El paso iba custodiado por cuatro soldados de ferrocarriles con fusiles al hombro, según costumbre de la época, que también acompañaron a las imágenes de la Cofradía en los años siguientes (12).
En el Jueves Santo de 1953 salió por segunda vez en Semana Santa (lo había hecho en 1929) el Cristo de San Agustín, pero en esta ocasión con la idea de convertirse en titular de la Cofradía de los Estudiantes. El incumplimiento de las condiciones de cesión de la imagen hicieron que su antigua hermandad y las monjas del Santo Ángel Custodio, guardianas de la imagen, no volvieran a ceder más al portentoso Crucificado.
No se sabe con certeza en qué lugar se montaron los pasos de los ferroviarios ese primer año, ni del que salieron, puesto que las puertas de San Juan de Letrán y de la ermita de San Isidro son de pequeñas dimensiones. Según manifestaciones del hermano mayor, Sr. Gutiérrez Tirado, se montaron los pasos en las dependencias de la Estación de Ferrocarriles de la Avenida de Andaluces, aunque en el año 2003 el vocal de cultos de la cofradía, Francisco Medina García, recordaba haber oído a su padre contar que el paso del Jesús de las Eras se había montado en un local del Barranco de San Isidro, cerca de esta ermita, y trasladado para el inicio de la procesión a las puertas de San Juan de Letrán de donde partió oficialmente la procesión.
Abría la marcha de la comitiva procesional la Banda de Cornetas y Tambores de la Cruz Roja de Granada, siguiéndola una sencilla cruz de guía acompañada por dos nazarenos portadores de faroles de artesanía granadina, y, tras de ella, iban unos 180 nazarenos, según declaraciones del hermano mayor. Parte de estos nazarenos portaban lo que era clásico en muchas de las hermandades de la época y que ésta sigue conservando aún: unos faroles, en vez de cirios, con hasta de madera y cristales verdes y rojos. Dichos faroles serán signo distintivo y tradicional en la hermandad, con la curiosidad de que se hicieron con las latas de queso y leche en polvo que proporcionaba la ayuda americana para sustento de la población más necesitada. Curiosamente, también, los báculos o varas de los mayordomos los había preatado la Hermandad de la Alhambra, sustituyéndose les sus sus emblemas para poner los de Cofradía Ferroviaria. La Virgen iba acompañada de más de 50 hermanas vestidas de luto con la clásica mantilla y los pasos escoltados por soldados con armas al hombro, pertenecientes a la Agrupación de Móviles y Prácticas del Regimiento de Ferrocarriles.
La sección de la Dolorosa del Amor y del Trabajo la abría una bandera blanca, que habían realizado las monjas trinitarias con el emblema: "Alabado sea Jesús Eternamente", que iba escoltadas por dos trompeteros o vocineros, y delante del paso de la Virgen, en la presidencia de la procesión, el Delegado Provincial de Sindicatos, Sr. Jiménez Espadas, y representantes de la Hermandad Católica Ferroviaria y del Cuerpo de Ferrocarriles, cuyos soldados escoltaban el paso de Ntra. Sra. del Amor y del Trabajo.
El itinerario que siguió la Hermandad en su primera estación de penitencia fue el siguiente: Avenida de la Constitución, entonces de Calvo Sotelo, San Juan de Dios, Duquesa, Plaza de la Trinidad, Mesones, Puerta Real, Ganivet, Plaza de Mariana Pineda, San Matías, Navas, Plaza del Carmen (tribuna), Reyes Católicos, Gran Vía, Triunfo, y Avenida de Calvo Sotelo. A la ermita de San Juan de Letrán, llegó para finalizar la estación de penitencia a las 22:30 de la noche. Como se había ordenado, no pasó por la tribuna como cofradía independiente, sino como sección asociada a la del Cristo de la Expiración (Escolapios); por lo que, al pasar por la Plaza de Mariana Pineda se unieron ambas cofradías para pasar juntas por la tribuna oficial de la Plaza del Carmen, precediéndola la de los Ferroviarios.
Cristo de la Buena Muerte (Mediados del Siglo XVI). Atrib. Diego de Siloé. Monasterio de la Encarnación |
La Cofradía en los años cincuenta. El Cristo de la Buena Muerte
No obstante haber realizado su primera estación de penitencia por el itinerario oficial, la Hermandad no fue admitida inmediatamente como miembro de la Federación de Cofradías; no lo fue hasta el día 11 de febrero de 1954. Creo que la razón de esta tardanza parece que estuvo en ciertos conflictos en el seno de la Federación de Cofradías. Este organismo cofrade estaba presidido entonces por don José Gómez Sánchez-Reina, hermano mayor de la Cofradía de la Santa Cena, cuyo mandato como Presidente de la Federación expiraba en mayo de 1953 (entonces la junta de gobierno de este organismo se nombraba anualmente después de Semana Santa), estando, también, vacante la sede arzobispal por haber fallecido en febrero su titular, don Balbino Santos Olivera, dejando paralizada la tramitación el nuevo Reglamento de la Federación de Cofradías, que otorgaba un mayor control en el nombramiento de cargos de dicha Federación al Arzobispado. Esta circunstancia provocó que se prorrogara el mandato del presidente, Sr. Gómez Sánchez Reina, con la disconformidad de muchas cofradías con el referido control y con la prórroga del mandato de su presidente.
Sería en esa sesión de 11 de febrero de 1954, a la que no asistió el consiliario de Federación, Monseñor Fernández Arcoya, enfadado por la creencia de que dicha Federación había admitido a las dos nuevas cofradías sin autorización eclesiástica (pues era nuevo arzobispo de Granada don Rafael García y García de Castro, aunque parece que aún no había tomado posesión). En dicha sesión se adoptó el acuerdo de aprobar la admisión de la Cofradía de los Ferroviarios como miembro de la Federación de Cofradías, pero "pendiente de aprobación eclesiástica". Con esta condición la Hermandad realizó su segunda estación de penitencia como entidad federada e independiente y ya asistió a la siguiente sesión de 4 de marzo, representada por Gabriel Rosario, aunque aún mantenía el título de Jesús de las Eras y Nuestra Señora del Amor y del Trabajo (13).
En estos primeros años, aunque nominalmente existía un hermano mayor, parece que el Sr. Gutiérrez Tirado, de hecho ejercían tal cargo también otras personas, como Gabriel Rosario Zaragoza, Francisco Caballero Lorite o Antonio Rodríguez Fernández, Secretario de la Piedad de la Hermandad Católica Ferroviaria. Será a partir de 1957, cuando el Sr. Gutiérrez Tirado ejercerá con cierta independencia de la Hermandad Católica su carácter de hermano mayor elegido por la Cofradía de penitencia.
Aún en el programa oficial de 1954 apatrece con el nombre de Jesús de la Eras, pero ese año no pudo sacar esta imagen. Parece que el hecho de no salir esa imagen en esa Semana Santa estuvo en que no se la quisieron prestar a los ferroviarios, bien la Hermandad de Labradores, su propietaria, o el párroco de San Ildefonso, del que dependía la ermita de San Isidro, o la negativa pudiera haber sido de ambos. La Cofradía tuvo que buscar urgente una imagen para procesionarla aquel Viernes Santo y la encontró en el Monasterio de la Encarnación de religiosas clarisas; se trataba del Crucificado que presidía el altar mayor de la capilla de ese monasterio.
La imagen representa a un Cristo muerto en la cruz de los más antiguos que se conservan en la ciudad de Granada, y que la crítica artística atribuía al artista del Renacimiento de más significación en el arte de la arquitectura y escultura de la primera mitad del siglo XVI, Diego de Siloé, que ejerció en nuestra ciudad desde 1528 a 1563, año éste en el que falleció en Granada. Fue el arquitecto del Monasterio de San Jerónimo, tumba del Gran Capitán, y de la traza de la Catedral de Granada y de la fachada de su Puerta del Perdón, bajo cuyo arco finalizan hoy las cofradías sus estaciones de penitencia de la Semana Santa.
El arte de Diego de Siloé combinaba los nuevos aires renacentistas con el antiguo gusto goticista y estas influencias se ponen de manifiesto en esta imagen que se conoce como Cristo de la Buena Muerte. La fecha de su ejecución, pudiera señalarse hacia mediados del siglo XVI.
Cristo de la Buena Muerte, atribuido a Diego de Siloé, del Monasterio de la Encarnación. Foto. A. Padial |
Tan precipitado tuvo que ser el cambió de la imagen de Jesús de la Eras por este Crucificado, que dos días antes de la salida procesional de la Semana Santa de 1954, la Cofradía hubo de poner una nota de prensa, diciendo "que uno de los pasos que precesionaría el Viernes Santo sería ese año el Cristo de la Buena Muerte y no Jesús de las Eras" (14). Quizá en la elección de este Crucificado estuviera el consejo del director espiritual de la Cofradía, el jesuita, Felipe Alonso Bárcena. Sabida es la devoción de los jesuitas de Granada al Cristo de la Buena Muerte, cuya Asociación tenía su sede en su Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, como hemos relatado en los antecedentes de este y trabajo. Asociación que en esos años cincuenta se encontraba en gran decadencia, aunque aún en enero de 1954 se anunciaban sus cultos en el periódico "Ideal" (15). Allí se veneraba la imagen de esta advocación del escultor Loyzaga, desde que se puso en culto aquella nueva iglesia, terminada en 1910, y que sería la imgen titular de aquella Asociación, con la advocación de Agonía y Buena Muerte.
Ese año de 1954, en el que se procesionaría por vez primera el Crucificado atribuido a Diego de Siloé, la Hermandad preparó una parihuela con ruedas, que sirviera de andas procesionales a la que adornó con un calvario de flores y hojas de plantas en la que el Crucificado, de dimensión superior al natural, destacaba de manera impresionante dejando apreciar la belleza y calidad de la talla. Cuatro cirios con otros cuatro faroles de forja constituían la iluminación del paso, portando cirios encendidos la sección de nazarenos que lo acompañaba, en lugar de los faroles típicos de esta Cofradía. No se tienen noticias de que este genial Crucificado hubiera sido procesionado en ocasión alguna antes de 1954.
Ese año la Federación de Cofradías había decidido montar la tribuna oficial en el Embovedado, aunque siguió instalando la de la Plaza del Carmen, pero dando su cara a la Calle de Reyes Católicos. Así que el itinerario oficial se inició en la Fuente de las Batallas y terminó en el edificio de Correos, que ocupaba entonces el solar de la hoy Plaza Isabel la Católica. Por este cambio la Hermandad de los Ferroviarios, tuvo que alargar su itinerario, ya de sí extenso, para ir por la Calle Duquesa y Plaza de la Trinidad, Alhóndiga, San Antón y Puente de Castañeda, iniciando allí su paso por la Carrera Oficial. Este extenso itinerario se compensó con un regreso muy corto, pues su estación de penitencia finalizó en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en la Gran Vía. No cabe duda, de que la finalización de la estación de penitencia en esta iglesia jesuita se debió a que el director espiritual de la Cofradía era don Felipe Alonso Bárcena (jesuita), que abogaría para utilizar la iglesia del Sagrado Corazón para que allí se encerrara la Hermandad y no tener que seguir hasta la Estación de Ferrocarriles, donde los pasos se guardaban para su desmonte.
La procesión, que partió a las seis de la tarde, la presidía ese año el que fue Ministro de Obras Públicas y en aquellos momentos Presidente del Consejo de Administración de Renfe, Alfonso Peña Boeuf (16), acompañado del ingeniero de ferrocarriles, Sr. Pérez Pozuelo. Ese año, se enviaron por muchas cofradías directivos representantes de ellas, vistiendo los hábitos respectivos, como era costumbre en Granada. Detrás del paso del Cristo iba la banda de música de Churriana de la Vega, de mucha tradición musical en la Semana Santa de Granada desde inicios del siglo, tocando piezas musicales severas de acuerdo con el momento pasionista que representaba el Crucificado, y acompañó a la Virgen con sus marchas musicales la banda del pueblo de Nigüelas.
Amor y del Trabajo. Fot. de mi libro La Cofradía de los Ferroviarios... |
En aquella Semana Santa de 1957, este paso fue el asombro del mundillo cofrade y el último suspiro de una Semana Santa popular, que pronto entraría en una larga decadencia de veinte años de duración; decadencia que, como veremos más adelante, afectó a esta hermandad con más severidad que a otras de la ciudad.
Los pasos de la Cofradía se seguirían montando en la Estación del Ferrocarril, bajo una carpa que se levantaba para su protección, y desde donde eran llevados antes de la procesión a la ermita de San Juan de Letrán, donde comenzaba la estación de penitencia de la Cofradía; luego, finalizada ésta, se trasladaban a la carpa de la estación de ferrocarril, donde se procedía a su desmontaje, devolviendo las imágenes a sus templos respectivos.
La Cofradía, a parte del nuevo paso del Cristo de la Buena Muerte, estrenó nuevos hábitos en aquella Semana Santa, necesarios para una nómina de hermanos cada vez más numerosa, acompañando a la Virgen del Amor y del Trabajo más de cien señoras vestidas con la clásica mantilla negra.
Pero el nuevo paso sirvió, también, aquella primavera para procesionar la Custodia de la Catedral de la Catedral de Murcia (1678). Fue en una procesión extraordinaria que se celebró el día 19 de mayo de 1957 con motivo del IV Congreso Eucarístico Nacional, que tuvo ese año su sede en Granada y al que asistió el Jefe del Estado, General Franco, y su esposa. Miles de peregrinos de toda España acudieron a la ciudad, celebrándose los actos externos en la recién estrenada Plaza del Triunfo, que surgió de la demolición de la antigua Plaza de Toros del siglo XIX. Desde la Basílica de la Patrona de Granada, la Stma. Virgen de las Angustias, partió la procesión de clausura del Congreso, hasta la explanada del Triunfo. En el nuevo paso del Cristo de los Ferroviarios iba la citada Custodia y el Cardenal Primado de España, Monseñor Plá y Deniel, de rodillas en un reclinatorio, adorando al Santísimo Sacramento.
Paso del Cristo en Congreso Eucarístico. Archivo Familia Álvarez |
En noviembre de ese año (1957) se eligió por la Hermandad como hermano mayor de la misma a Jesús Gutiérrez Tirado, que fue después confirmado, quizá por vez primera en la Cofradía, por el Arzobispo, aunque, de hecho, venía ejerciendo dicho cargo anteriormente, jurando como miembro de la Federación el 29 de marzo de 1958 (18). Era un hombre joven y enjuto que procedía de la Hermandad de Santa María de la Alhambra, de la que fue mayordomo, y siguió perteneciendo a ella como albacea en los años setenta del pasado siglo. Durante su mandato se establece un triduo a la imágenes en sustitución del tradicional setenario a la Virgen, que finalizaba con la función principal el Viernes de Dolores, siempre oficiados esos cultos por los padres jesuitas.
La Hermandad había hecho un gran esfuerzo para contar con el nuevo paso del Cristo de la Buena Muerte y ya tenía el proyecto de realizar un rico peto bordado en oro para la Virgen, al modo tradicional de las imágenes Dolorosas granadinas. Eran muy comunes estos petos que iban, desde la riqueza de bordados y pedrería que ostentaban los de la Patrona de Granada, la Virgen de las Angustias o el peto rico en bordados de Nuestra Señora de la Soledad de Santa Paula, pasando por los más humildes de muchos pueblos y conventos de Granada. También, incluía el proyecto un nuevo trono y manto de más riqueza artística. Como veremos más adelante, estos proyectos no se realizarían por la crisis que en los siguientes años afectarían a la Hermandad y a la Semana Santa en general.
El Viernes Santo de 1958 salió la Cofradía a realizar su estación de penitencia, pero cuando iba por la calle de San Juan de Dios camino del itinerario oficial un fuerte aguacero sorprendió a la procesión, que sin poder encontrar refugio en ningún lugar, tuvo que regresar bajo la lluvia a su punto de partida con peligro de detrimento de las valiosas imágenes, sus pasos, así como, de hábitos y mantillas. Era el segundo año que se presentó el problema de la lluvia a la Cofradía con la dificultad de encontrar refugio, dada la envergadura del paso de Cristo, cosa que intentó resolver en 1959, tratando de conseguir mediante una carta al Vicario General que el cabildo de la Catedral que se le autorizara la finalización de la estación de penitencia en este templo metropolitano. La cofradía tenía garantizada su salida en esos años, desde una carpa que se montaba en los jardines del palacete de don Fermín Garrido Quintana, situado enfrente de la ermita de San Juan de Letrán, haciendo esquina con la Avenida de Andaluces.
La Curia Eclesiástica, un tanto de espaldas en esta época a las manifestaciones de religiosidad popular, denegó la pretensión de la Hermandad de refugiarse en caso de lluvia en la Catedral, tampoco en los templos del camino encontraba facilidades para ello, con un clero que llegaba a comprender los valores de la religiosidad popular con sus pro y contras.
Ese año de 1959, con buen tiempo en el Viernes Santo, la Cofradía realizó con esplendor su estación de penitencia. Era la primera de la tarde en pasar por la tribuna y se habían concedido 45 minutos para el paso por ella de cada cofradía (era el comienzo de un tedioso discurrir de las hermandades por la carrera oficial, pretendiendo con ello un falso lucimiento, que hacía que gran parte del público abandonara pronto las calles, teniendo en cuenta que las noches en la ciudad son frías en la primavera. Esa lentitud ha sido una constante en las cofradías granadinas, que desarrollaban escasos cortejos, hasta tiempos recientes en los que se ha mejorado algo más el ritmo de la marcha por el itinerario oficial.
La Hermandad era la primera en pasar por el itinerario oficial en aquellos años de finales de los cincuenta, por tener su templo más alejado del centro de la ciudad, siguiéndola la del Santo Sepulcro, procesión oficial de la Semana Santa. Al año siguiente (1960), pasa esta Hermandad de los Ferroviarios a ser la segunda de dicho día, estando la razón de ello en una protesta de la Hermandad del Santo Sepulcro por la lentitud en pasar de la Cofradía, que provocaba un retraso en la procesión oficial del Santo Entierro, en la que participaban las autoridades religiosas, civiles y militares de la ciudad. En aquellos años, si bien existía control en el horario de llegada a la tribuna oficial, no lo había en la salida de la misma, con lo que muchas cofradías se demoraban en el recorrido de dicho itinerario en perjuicio de las que venían detrás. El asunto se solía tolerar por parte de la Federación, pero no en esta caso en el que se demoba la procesión del Santo Sepulcro por ser la oficial de la Semana Santa y participar en ella autoridades antes mencionadas.
Buena Muerte saliendo del jardín de D. Fermín Garrido. De mi libro
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La Hermandad sin gobierno, sin vida activa y sin cultos fue el primer síntoma fehaciente de la profunda crisis en la que se sumergieron las cofradías granadinas y su Federación en la década de los años setenta del pasado siglo XX. La Semana Santa de Granada en su manifestación de religiosidad popular a través de las cofradías de penitencia se hallaba sin recursos económicos, humanos y sin apoyo efectivo por parte de las autoridades religiosas y civiles, del comercio y la industria, así como de los ciudadanos en general. Los hábitos de la población habían cambiado y la carestía de los elementos necesarios para las salidas procesionales (bandas de música, costaleros, ceras, flores...etc.) eran poco accesibles a los presupuestos de muchas cofradías. El punto álgido de la crisis se produce en 1975 en el que hicieron estación de penitencia solamente trece hermandades y algunas en situación muy precaria.
La situación va cambiando poco a poco a partir de dicho año y comienzan incluso a fundarse nuevas cofradías a partir de 1977 al socaire de varios movimientos de costaleros aficionados que van surgiendo a finales de esa década (Concha, Santa Cruz, Penas ...etc.). En 1977, el hermano mayor de la Cofradía de la Santa Cena y María Santísima de la Victoria, don José Gómez Sánchez-Reina, gran y fervoroso entusiasta de la Semana Santa, que había dejado de ser presidente de la Federación de Cofradías en 1975 (lo fue también en los años cincuenta), autoriza la fundación de un cuerpo de costaleros en febrero de 1978 con el nombre de "Costaleros de la Victoria", que empezó su labor en la Semana Santa de 1979.
Este grupo de costaleros de la Virgen de la Victoria, mandados por el capataz Antonio Méndez García, y entre los que estaban: Francisco Estarli, Carlos y Pedro Segura, José Carlos Pérez Guerrero, Gerardo Navarrete y otros, decidieron que había que intentar recuperar las hermandades que en aquellos años de crisis estaban desorganizadas, como la de los Ferroviarios o la de los Escolapios. Esta recuperación era una tarea primordial en esos años de finales de los setenta en los que se empezaban a fundar nuevas cofradías, una vez superado el pico más importante de la crisis.
Para llevara a cabo esta finalidad, comenzaron a trabajar para recuperar la Cofradía de los Ferroviarios del Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora del Amor y del Trabajo, conectando con la Hermandad Católica Ferroviaria, matriz de dicha cofradía de penitencia. La propuesta de los citados costaleros fue bien acogida por dicha Hermandad, que prometió asumir el coste de la salida procesional de la Cofradía (23). No dio tiempo para poder realizar la procesión en la Semana Santa de 1980, porque la tarea de organizarla, como reunir cofrades, reparar enseres y hábitos, encontrar una imagen de Cristo Crucificado que representara a su Buena Muerte e iglesia o lugar de donde salir era laboriosa.
No obstante, una representación de diez nazarenos de la Cofradía se prepararon para asistir el Viernes Santo a las tres de la tarde al Campo del Príncipe, al tradicional y multitudinario acto de la Adoración de las Cinco Llagas ante el Cristo de los Favores. Lo iban a hacer acompañando al paso de la Soledad de Nuestra Señora y vistiendo el hábito de la Cofradía Ferroviaria, con la novedad de que cinco de ellos lo harían con una túnica nueva de color negro y capillo color burdeos, que, en adelante sería la que vestirían los cofrades de las secciones del paso de Cristo, en contraposición de la túnica negra y capilla verde, como era la primitiva de la Hermandad, que llevarán los nazarenos de la Virgen. Sería el primer acto de presencia de la Cofradía en la Semana Santa, después de diez años. Pero no pudo ser, una lluvia pertinaz impidió la salida al Campo del Príncipe de la Soledad de Nuestra Señora y con ella la representación de las Cofradía Ferroviaria.
Tedrían un año para reorganizarse hasta la Semana Santa de 1981. En ese año la Cofradía reformó sus estatutos para adaptarse a la nueva situación, que fueron redactados por Antonio Méndez García, principal impulsor de la recuperación. En esos estatutos se modifica el título de la corporación, llamándose Fervorosa Hermandad de Nazarenos y Cofradía de Penitencia del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora del Amor y del Trabajo, añadiéndole lo de "Fervorosa Hermandad de Nazarenos" y remarcando su carácter penitencial. Aunque los términos de "hermandad" y "cofradía" se usan como sinónimos, quizá pueda haber una diferencia de hecho: que "hermandad" se usaba para designar a todo tipo de asociación religiosa de culto a una imagen con hermanos procedentes de todo tipo de estatus social, y el de "cofradía" se usaba para dichas asociaciones que englobaban a personas de una misma profesión. En esa época de nuevas fundaciones de cofradías casi todas surgen con el título de hermandad.
La acción más importante que tenían que realizar para la salida procesional de 1981 era tratar de que se les autorizara por las monjas clarisas de la Encarnación la cesión de la imagen que había sido titular de la Cofradía: el Cristo de Diego de Siloé, pero les fue negada por las religiosas.
La mayor parte de los enseres de la Cofradía los conservaba la Hermandad Católica Ferroviaria en su sede u oficina de la calle de las Tablas nº1 y los pasos o tronos en unos locales de la Carretera de Pulianas, frente a los cuarteles de Infantería. En la memoria de los organizadores estaría las buenas relaciones que mantuvo la hermandad con los jesuitas, que habían sido sus directores espirituales, y los que, seguramente, habían aconsejado a la cofradía cuando se fundó el título de Buena Muerte, por la imagen que ellos veneran en su iglesia de la Gran Vía con esta advocación que realizó el escultor Pablo Loizaga a principios del siglo XX. Como se dijo en los antecedentes de este trabajo, fue la imagen titular de las Asociación del Corazón Agonizante de Jesús y Buena Muerte.
Los padres jesuitas aceptaron ceder la imagen a la Cofradía para los cultos de Cuaresma y la procesión del Viernes Santo, trasladándola a la ermita de San Juan de Letrán, ya parroquia, para estar junto a la imagen de Nuestra Señora del Amor y del Trabajo; celebrar el triduo de la Semana de Pasión y prepararlas para la estación de penitencia del Viernes Santo. Estos cultos los ofició el párroco de San Juan de Letrán, Juan Camacho Triviño, allí en la antigua ermita, y que acogió con agrado la recuperación de la Cofradía.
También, se presentaba a los organizadores el problema de buscar iglesia para la salida procesional. Ya se había demolido el palacete de don Fermín Garrido en la esquina de la Avenida de la Constitución con la de Andaluces, de donde algunos años salía (también lo hacía de los espacios de la estación de Renfe). La autorización del lugar de donde salir la consiguieron de las religiosas Siervas del Evangelio, que aceptaron que se montaran los pasos y saliera la procesión de los jardines de su colegio en la calle Obispo Hurtado (entre la Calle de las Tablas y la Plaza de Menorca).
A ese colegio-convento cercano, donde se montaron los pasos, trasladaron el del Cristo, reparado y limpiado. El de la Virgen, que en el verano de 1980 fue llevado a los patios de la estación de Renfe para su reparación, la primera noche que allí paso le fueron robadas sus piezas barrocas doradas en pan de oro, por lo que se tuvo que optar por construir una parihuela para la Virgen, que realizó "Pepe, el Carpintero" en su taller frente a la iglesia de San Andrés, en la calle de Elvira. A dicha parihuela se le adicionó un palio negro con bambalinas, que diseñó Miguel López Escribano, hermano mayor de la Hermandad de la Sentencia, y confeccionó la madre de Antonio Méndez, concibiéndose así, por primera vez, un paso de palio para la Dolorosa del Amor y del Trabajo; no podía ser de otra manera, en unos organizadores que eran capataz y costaleros del palio de la Virgen de la Victoria, uno de los primeros palios de Granada. Por supuesto, se suprimieron, para siempre, las ruedas para procesionar a esta Virgen de los Ferroviarios y Señora del Barrio de San Lázaro.
A las 16:15 del Viernes Santo, día 17 de abril de 1981, más de dos horas antes de lo que era costumbre en la Hermandad en tiempos pasados, se puso en marcha la procesión desde los jardines de las Siervas del Evangelio para realizar un extenso recorrido por el centro de la ciudad. Desde las calles de Obispo Hurtado y Tablas, pasó por la Plaza de la Trinidad y Cárcel Baja a la Gran Vía, Cetti Merien, Joaquín Costa y Sancti Spiritu, para bajar por San Matías a Navas y pasar por la tribuna de la Plaza del Carmen. Luego por la del Príncipe llegar a Bibrambla, Arco de la Cucharas, Mesones, Marqués de Gerona a las Puertas de la Catedral, regresando a las Siervas del Evangelio por el Pié de la Torre, Capuchinas, Trinidad, Tablas y Obispo Hurtado, llegando al punto de salida hacia las once de la noche.
Recorrió la Hermandad el total itinerario descrito, pero al subir por la rampa de la Catedral se presentó un chubasco, que estuvo a punto de que la Cofradía pidiera permiso para guardar los pasos en dicho templo. Finalmente, se decidió seguir hasta la Siervas del Evangelio, que se encuentran próximas, y allí guarecer los pasos en las carpas, adonde se habían montado.
Siervas del Evangelio, espacio de donde salió la Hermandad el Viernes Santo de 1981 |
Cristo de la iglesia parroquial de San Agustín. |
Por la estación de penitencia del Viernes Santo de 1986 se le felicitó a la Hermandad por la Federación de Cofradías por la austeridad, seriedad y corrección con que fue celebrada, a pesar de los escasos medios económicos con los que contaba. Ese año se estrenó el guion de la Hermandad, que fue bordado por las religiosas Adoratrices de Málaga, según diseño de la camarera mayor, Carmen Muro.
Buena Muerte 1992 |
En ese año 1992, la Cofradía tuvo que solucionar la cuestión del lugar donde celebrar las reuniones de la junta de gobierno, pues en de los locales de la Asociación de Empleados de Renfe, donde se venían celebrando, fue invitada la cofradía a desalojarlos. El edificio que engloba en su interior a la iglesia de San Juan de Letrán tenía dependencias suficientes, por haber sido convento de las Trinitarias, pero no se pudieron utilizar por estar pendientes de unas obras, según el párroco. No obstante, la providencia quiso que Rafael Ramón García Valdecasas de la Cruz (parece que era registrador de la propiedad), le ofreciera a la cofradía un local de su propiedad en la Avenida de la Constitución, nº 22. Dicho local fue bendecido el 25 de octubre de 1992 por el consiliario y párroco, don Maximiliano Ferrer.
!994, estreno de jarras y faroles entrevarales |
En estos años noventa se comienza a experimentar una independencia con la Hermandad Católica Ferroviaria, fundadora e impulsora de la Cofradía desde su nacimiento. Habían pasado más de cuarenta años y las circunstancias habían cambiado, tanto en una como en la otra. La presencia del ferrocarril en Granada había disminuido; el personal ferroviario era más escaso que antaño; la presencia del estamento militar había casi desaparecido en la ciudad, con ello, la Unidad o Regimiento Militar de Ferrocarriles. A su vez esta disminución del personal de Renfe, había supuesto, también, una disminución de hermanos de esa procedencia en la cofradía, si bien los directivos solían ser o estar relacionados en su mayoría con el estamento ferroviario.
Algunos de los hermanos y miembros de la junta de gobierno de la Cofradía, que era una de las que más guardaban las esencias granadinas, había entrado en esa segunda etapa en un proceso, digamos de "sevillanización", cosa que, por otra parte, afectaba a la inmensa mayoría de las cofradías granadinas. De todas formas, se imprimía con dicha "sevillanización" más elegancia a la presentación en la calle de la hermandad, si bien, en los últimos años se le va incorporando gran calidad y gusto a sus nuevos enseres y elementos, basados en un estilo de raíces granadinas.
Paso de la Buena Muerte con cartelas y Apóstoles policromadosAñadir título |
En el año 1998-99 se estrenaban las potencias del Cristo y los remates o cantoneras de su cruz en metal sobredorado, que realizó el taller sevillano de Antonio Santos; era la primera vez que acudía la hermandad a Sevilla para sus piezas de orfebrería, que normalmente las realizaba el granadino Martín Álvarez. No fue el mejor Viernes Santo para estos estrenos, porque fue una tarde lluviosa. Aunque la cofradía se puso en la calle a su hora (16:30) con algunas gotas de agua cayendo de forma intermitente, al llegar a la calle Príncipe los chaparrones fueron de consideración, obligando a los costaleros andar en una "chicotá" para poner los pasos al abrigo de la Catedral, donde permanecieron hasta el Sábado Santo (29).
Salida 2002. Se pueden apreciar los bellos ciriales de Cristóbal Ramos y la portada terminada en 2000 |
Salida 2002. Cambio de flor por de las azucenas |
La Virgen del Amor y del Trabajo con su típico peto de las Dolorosas antiguas de Granada |
2006 La Cofradía se refugia en la Catedral por la lluvia |
2007. Tocado de la Virgen por Francisco Garví |
2007. Remodelación y enriquecimiento del manto por César Gómez-Hörn |
2009. Virgen del Amor y del Trabajo a su paso por la Placeta de los Peregrinos en Calle de San Matías |
2010. Buena Muerte, estreno de la restauración del paso y dorado del canasto |
Ese año, como en los anteriores, delante del Cristo de la Buena Muerte fue un sección de la Policía Nacional y los mandos iban con vara de la Hermandad. Hacía seis o siete años que dicho cuerpo venía asistiendo de forma ininterrumpida a la procesión y, en 2019, se le concederá el título de hermano mayor honorario. Después del acto de nombramiento, que coincidió con la presentación del cartel de la cofradía por Antonio Rodríguez, anterior hermano mayor, se disfrutó de un concierto de marchas procesionales por la Banda de Cornetas y Tambores de Jesús Despojado de sus Vestiduras.
Los priostes volvieron a innovar la flor de las jarras, realizando en ellas pirámides de flor de cala, predominante sobre otras pequeñas color lila. El friso repetía las misma flor de la cala de la que la hermandad tiene antecedentes en los primeros años de su andadura.
El público aguantó el agua y la lluvia de los pétalos no cesó en la calle Marqués de Gerona en homenaje a la madre Dolorosa del Amor y del Trabajo.
Y la Catedral de Diego de Siloé y bajo la portada de Alonso Cano abre sus brazos al refugio de la Hermandad y sus Titulares en la tarde gris del Viernes Santo de 2011.
Amor y Trabajo por la Gran Vía. 2016 |
Un caminar de los pasos más austero y marchas procesionales más clásicas y acordes con el momento pasionista representado por la Hermandad con sus imágenes, en una conmemoración del Viernes Santo de hace más de dos mil años, Pascua judía de Parasceve, en la que se inmoló al Cordero de Dios. La Cofradía estaba realizando en estos años, no solo una renovación y estética de sus pasos, sino también, una renovación de su idea sobre la estación de penitencia.
Álvaro Abril que ya había diseñado unos años antes la nueva concepción del palio de Ntra. Sra. del Amor y del Trabajo, en otoño 2016 realiza el diseño del paso completo como un "Aureum Solium" o "trono dorado o de oro con dosel", según la Real Academia de la Lengua. Con ello, quería recuperar las esencias granadinas en este paso, aunque con un sentido más coetaneo o actual. Para ello, se vuelve la mirada a tiempos del esplendor barroco granadino con una multitud de modelos inspiradores en los retablos de las iglesias y conventos de la ciudad, que servían de "altar dorado" a imágenes del siglo XVIII, época en la que surgió esta Dolorosa dieciochesca -el retablo de la Basílica de San Juan de Dios puede ser un ejemplo de esto-.
Diseño del paso de palio de Álvaro Abril Vela |
En este proyecto se utiliza la madera tallada y dorada en pan de oro y una peana del mismo estilo y material, semejante a las de carrete, que elevan a la Virgen para ensalzarla como el tema central devocional. Los candelabros son de guardabrisas y se colocan en las esquinas. Ya algunos pasos de palio granadinos así se concibieron en los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo, como el de la Esperanza o la Amargura. Antes, este estilo de pasos los había exportado a Málaga o Cartagena, el prematuramente malogrado Luis de Vicente y sus seguidores. Como colofón de ese proyecto, todo el conjunto se eleva sobre sobre la parihuela cubierta por unos faldones con bordados de estrellas que resaltan en la oscura noche del terciopelo negro, en el simbolismo mariano contenido de noche de estrellas y luna precursora de la luz del Sol, personalización del Redentor que iluminará la con su palabre y sacrificio de Salvación. Finalmente, a la Virgen la cubrirá el palio de bordados y crestería barrocos que se culminan con el cenit real de una corona de orfebrería.
2017. La Virgen del Amor y del Trabajo junto al antiguo convento de San Francisco "Casa Grande" |
Un cambio del gobierno de la Hermandad se produce en mayo de 2017 con el cabildo general de elecciones, después de casi una década de regir la cofradía Antonio Rodríguez Castillo. En el cabildo, muy concurrido de hermanos, exponente de la vitalidad de la cofradía, se elige a Oscar Jiménez López como hermano mayor, cuya junta de gobierno tendrá que realizar en los años siguientes el gran proyecto del paso de la Virgen, ya en marcha.
Por último, en el aspecto musical estas celebraciones, desgraciadamente disminuidas por causa de la epidemia de covid-19, ofrecieron a Nuestra Señora del Amor y del Trabajo dos bellas piezas musicales en forma de marcha procesional. Una de ellas, "Simplemente Tú", compuesta por el hermano José Hernández, expresión de sus sentimientos producidos por los padecimientos en la Pasión de la Corredentora, y "Costaleros del Amor" de David Torres, con amplio repertorio musical, dedicado a imágenes de Sevilla y Granada.
HERMANOS MAYORES
1953- 1957 Jesús Gutiérrez Tirado, Antonio Rodríguez Fernández, Gabriel Rosario Zaragoza, Francisco Caballero Lorite (Hermanos Mayores de hecho nombrados, pero no elegidos por los hermanos ni ratificados por el Arzobispado).
1957-1966 Jesús Gutiérrez Tirado
1966-1968 Mariano López Martín
1968-1969 Jesús Gutiérrez Tirado
1969-1970 Tomás Hernández de Diego
1970-1980 (la Cofradía se desorganiza)
1980-1982 (de hecho) Antonio Méndez García
1982-1984 Rafael Aguilera Lupión
1984-1994 Helios Campillos Lanzas
1994-1997 (como interino) José Molina Gallego
1997-2001 José Molina Gallego
2001-2007 Rafael Cuevas Fernández
2007-2009 ¿
2009-2017 Antonio Rodríguez Castillo
2017-2021 Oscar Jiménez López (reelegido en 2021)
Marchas procesionales
Buena Muerte en Granada (1995) F. Víctor González.
Amor y Muerte Cecilio Gutierrez
Luz que guía mis pasos (2012) Felipe Cañizares
Buena Muerte (2008) Javier Calvo
Madre de los Ferroviarios Francisco Higuero
Reina del Amor y del Trabajo
Costaleros del Amor (2020) David Torres
Simplemente tú... (2020) José Hernández
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1. Antonio de la Chica Benavides, Gazetilla Curiosa o semanero granadino, noticioso y útil para el bien común, Papel XXV, septiembre de 1764.
2. Archivo Histórico Diocesano de Granada, legajo 90 R, 5, pieza 22 y Archivo de la Parroquia de San Ildefonso inventario de 1911.
3. José Amador Ros, San Juan de Letrán Ayer y hoy, p. 54, Granada 1998. Grupo Editorial Universitario.
4. Ibídem, op.cit., p. 34.
5. Ibídem op. cit., p. 33 y 35.
6. El Defensor de Granada de 21 de enero de 1985.
7. Antonio Padial Bailón, La Cofradía de los Ferroviarios. Buena Muerte, Amor y Trabajo. Reseña Histórica, p.p.33-34. Granada 2003, y Revista "Gólgota 2000", p. 131, "Albores".
8. Diario "Patria" de 28 de marzo de 1950.
9 Antonio Padial Bailón, op. cit. La Cofradía de los Ferroviarios...p.39.
10. Antonio Padial Bailón, op. cit. La Cofradía de los Ferroviarios...,p.p. 40-41.
11. Diario "Patria" de 29 de marzo de 1953.
12. Antonio Padial Bailón, op. cit. La Cofradía de los Ferroviarios...,p.p. 49-50.
13. Antonio Padial Bailón, La Semana Santa de Granada a través de la Federación de Cofradías, pp. 209-210. Edit. Sevigraf, Granada 2002, y La Cofradía de los Ferroviarios...,pp. 54 y 55.
14. Diario "Patria" de 14 de abril de 1954.
15. Diario "Ideal" de 24 de enero de 1954.
16. Ibídem de 17 de abril de 1954.
17.Antonio Padial Bailón, op. cit. La Cofradía de los Ferroviarios...p.65.
18. Acta de la Federación de Cofradías de Granada de 30 de noviembre de 1957.
19. Periódico "Ideal" de 2 de abril de 1961.
20. Actas de la Real Federación de Cofradías de Granada de 7 y 21 de marzo de 1964.
21. Ibídem de 28 de febrero de 1969.
22. Periódico "Ideal" de 6 de marzo de 1969.
23. Según testimonio del capataz Antonio Méndez, que se entrevistó al realizar en 2003 el libro de la Cofradía citado.
24. Acta de la Hermandad de 20 de enero de 1984.
25. Acta de la Hermandad de 25 de octubre de 1984.
26. Acta de la Hermandad de 11 de septiembre de 1986.
27.Antonio Padial Bailón, op. cit. La Cofradía de los Ferroviarios...p.109.
28. Acta de la Hermandad de 26 de septiembre de 1997.
29. Periódico "Ideal" de 12 de abril de 1998.
30.Antonio Padial Bailón, op. cit. La Cofradía de los Ferroviarios...p.130.
31. Acta de la Hermandad de 6 de abril de 2000.
32. Rafael Cuevas Fernández "Cofradía del Stmo. Cristo de la Buena Muerte y Ntra. Sra. del Amor y del Trabajo (Ferroviarios)", revista "Gólgota" de junio 2003, pp.56-58.
Otras fuentes: revistas, prensa, vivencias del autor y entrevistas en su día con algunos responsables de la hermandad.
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ResponderEliminarFalta la hermandad del Vía Crucis.
ResponderEliminarSí, lo sé. El Vía Crucis es que tengo un libro pendiente de que me lo edite esta Hermandad. Si no lo hace en cierto tiempo lo pondré. Saludos.
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