Vistas de página en total

domingo, 7 de marzo de 2021

HERMANDAD DEL STMO. CRISTO DE LOS FAVORES Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA MISERICORDIA

 

FAVORES Y MISERICORDIA

(1640-2021)

Viernes Santo



Venerable y Muy Ilustre Hermandad Sacramental de Nuestra Señora de la Paz y Cofradía de Penitencia del Santísimo Cristo de los Favores y María Santísima de la Misericordia Coronada

Antonio Padial Bailón

(La historia de la antigua Hermandad o Congregación del Cristo de los Favores se basa en documentos consultados del Archivo Diocesano de Granada)
 
I. Antecedentes

La historia de la gran devoción de Granada al Santísimo Cristo de los Favores comenzó hace casi 400 años, cuando en 1640, según relata Enríquez de Jorquera, los vecinos del Barrio del Realejo: 
"pusieron una grandiosa cruz de piedra de alabastro muy labrada con su reja a la redonda de mucha costa con sus quatro faroles de las quatro esquinas de la reja que arden de dia a noche; pusose todo a su costa de los vecinos debotos (...).

Hizose la imagen y monumento para colocarlo, en principio, en la plaza del Realejo Alto, rodeado de una reja, finalizada en 1641. En ese lugar pronto empezó la imagen a suscitar la devoción de los vecinos, que acudían con sus plegarias a impetrar los favores del Cristo para que los socorriera de sus zozobras y desventuras. Seguramente, la advocación de Favores no la tenía en los primeros años de haberlo colocado en aquel lugar y fue una denominación que la imagen fue adquiriendo por designación popular.

En aquellos siglos XVI y XVII la ciudad de Granada se pobló de capillas y cruces callejeras, como un exponente más de la sacralización de los espacios públicos; en una ciudad que había regresado a la fe cristiana, después de casi ocho siglos de ocupación islámica. Esta sacralización cristiana ya había comenzado desde el mismo año de la reconquista de la ciudad con la utilización de las muchas mezquitas que en ella existían para convertir estos edificios en iglesias parroquiales.

Se especula sobre la identidad del autor del Crucificado de los Favores y de su monumento, atribuyéndose al escultor granadino Alonso de Mena (1587-1646), el más prolífico de los existentes en Granada en ese año de 1640, y autor, asimismo (uno de ellos), del monumento a la Inmaculada, en forma de columna de Triunfo romano, y del Crucificado que está frente a la ermita del Santo Sepulcro del Sacromonte, con el que presenta ciertas similitudes. 

No quedó el monumento en el lugar original, pues en 1682 fue trasladado al Campo del Príncipe, tal vez ya a iniciativa de su hermandad, lugar donde hoy aún permanece. En el mismo monumento existe una inscripción que alude a esta fecha en la que dice:  "Se acabo, año de 1682", misma fecha de otra inscripción en la que se comunica que el Arzobispo de Granada, don Alonso Bernardo de los Ríos, concedió 40 días de indulgencias a los que rezaren a la imagen el Padrenuestro y el Avemaría.



 

II. El Barrio del Realejo

Este barrio donde surgió la devoción hunde sus raíces en los mismos orígenes de la ciudad, varios siglos antes del nacimiento de Jesucristo, cuando comerciantes fenicios y judíos se fueron estableciendo en la colina de lo que sería el Mauror, núcleo poblacional que después los árabes llamarían Garnata Al-Yehud  (Granada de los Judíos). Allí, en ese barrio judío,  seguramente, acudirían los discípulos judíos de Cristo que abrazaron el Cristianismo, como el Varón Apostólico San Cecilio, y que vinieron de Israel a traer el Evangelio a estas tierras granadinas. Barrio extramuros de la ciudad ibero-romana de Illiberis, llamado Garnata, que, finalmente, daría su nombre a toda la ciudad en la época musulmana.

El barrio se extendió con los árabes, que lo fortificaron, ampliando las murallas para recogerlo y construyendo la fortaleza de Torres Bermejas en la zona alta del Mauror. Al recinto del barrio se accedía por varias puertas de entrada abiertas en la muralla, como la de Bib-Lacha o del Pescado en la zona que daba al río Genil; la de Bib-Neched  o de los Molinos, al final de la calle de su nombre, que iniciaba el camino hacia Cenes, Güéjar y Sierra Nevada; la de Bib-Ataubin, adosada al castillo de este nombre, o la de Al-Fajarín o de los Alfareros, en la misma plaza del Realejo, en la zona llamada placeta de Fortuny. Puertas que separaban y unían el barrio al resto de la ciudad.

En las afueras de aquel barrio poblado, en gran parte, por judíos, se construyeron, desde la època almohade, palacetes y huertas para recreo de la familia real granadina, como el palacio de Aixa, llamado después Cuarto Real de Santo Domingo, construido hacia finales del siglo XIII por el rey nazarí Muhamad II,  en el que destaca la Qbba o salón de recepción, que constituye un torreón sobre la muralla. A estos espacios de huertas se trasladaba en verano la familia real nazarí y, parte de ellos fueron cedidas por los Reyes Católicos para levantar el convento dominico de Santa Cruz la Real. Precisamente, estos espacios reales dieron el nombre, ya en época cristiana, al Barrio del Realejo.  



La Qbba del Cuarto Real de Santo Domingo




El Campo del Príncipe, en la pendiente que baja de la colina de los Mártires, y donde se trasladó definitivamente en 1682 el monumento al Cristo de los Favores, también tiene hondas raíces históricas, que se remontan, seguramente, a los albores de la conquista islámica. Ese gran espacio en suave pendiente se llamó por los árabes Fahs Abulnest,  o Campo de la Loma, que se dedicó a cementerio musulmán con el nombre de Maqbarat- Al Assal y, en su parte alta, se situaba, según el plano de Seco de Lucena, la Jima Al-Yahud o Sinagoga de los Judíos, convertida en parroquial de San Cecilio, al reconquistarse la ciudad de Granada.   

Aquel cementerio desaparecería cuando en 1497 se mandó allanar para crear un espacio de esparcimiento para que el pueblo celebrara las bodas del Príncipe Juan, hijo de los Reyes Católicos, que ese año se casó con Margarita de Austria. El cabildo de la ciudad dispuso que se hiciese "un campo para la alegría de las bienaventuradas bodas del Príncipe nuestro señor", desde entonces se denominó aquel lugar Campo del Príncipe. Unos años más tarde, se dedicó por dicho cabildo a espacio de fiestas de toros y juegos de cañas. 

A los vecinos del barrio se les denominaba desde tiempo inmemorial con el apodo de greñúos, apelativo sobre cuya razón existen varias teorías, aunque la que más parece que responde a la realidad es la que se refiere a los judíos, originales habitantes del barrio, que llevaban colgando de los lados de sus cabezas unas largas patillas rizadas y el pelo lleno de bucles. Aún, en nuestros tiempos, en muchos países las siguen llevando.


El Cristo de los Favores del Monumento


III. La Hermandad devocional pasionista del Cristo de los Favores. Siglos XVII y XVIII 

En este barrio popular, de tan honda raigambre histórica, apareció aquella devoción al Cristo de los Favores, que traspasó sus límites y se extendió por toda la ciudad y los pueblos de la Vega, cuyos habitantes venían a postrarse ante la imagen pétrea del Crucificado para implorar sus favores, especialmente, cada viernes del año. Esta devoción pronto cuajaría en una congregación de fieles para darle culto externo e interno, en este último caso, en la iglesia cercana del Patrón de Granada, San Cecilio.  

Ya había comenzado la devoción durante aquellos cuarenta años que la imagen permaneció en la plaza del Realejo Alto, separada de la del Realejo Bajo por una fuente para abastecer de agua a vecinos y caballerías; era, por lo tanto, un lugar muy concurrido al que se añadía el bullicio de un mercado callejero de telas y carnes, que allí se instalaba cada día. Quizá, buscando un espacio más amplio y tranquilo se decidió en 1682 trasladar el monumento del Cristo al cercano Campo del Príncipe, donde aún lo encontramos hoy después de 350 años. 

Calcografía de 1788. Col. Museo Casa de los Tiros

En años cercanos a ese traslado al Campo del Príncipe se forma la congregación de devotos que le dará culto al Cristo con la advocación de popular de Favores. Tiempos de epidemia de peste bubónica, que padeció Granada en 1679 y 1680, fueron aquellos en los que se conformaba su hermandad de devotos. La ciudad quedó asolada con miles de muertos, acudiendo los granadinos a implorar el auxilio de las imágenes de mayor devoción de la ciudad, para que cesara la epidemia y varias cofradías se fundaron por ese tiempo (Cristo de la Salud, San Agustín, Favores, Nazareno de las Tres Caídas...etc.).

Pero la hermandad necesitaría una imagen a la que dar culto interno e, incluso, con la posibilidad de procesionarla, cosa que era imposible en el caso del Cristo del monumento, origen de la devoción. Para dicha finalidad eligieron a un Crucificado de la iglesia de San Cecilio, su sede. Se trata de una imagen de finales del siglo XVI o principios del XVII, cercana al arte del maestro Pablo de Rojas, del que presenta su característico contrapposto y el volumen craneal, entre otras características.  

Cristo de los Favores de la iglesia de San Cecilio

La hermandad parece que consiguió que se le cediera para sus cultos (al menos en 1733 allí residía), la cuarta capilla, entre la de Nuestra Señora de la Salud y la de Nuestra Señora de Paz (que parece que era en la que hoy se venera a María Stma. de la Misericordia Coronada):

"(...) la quarta capilla en la que esta colocada la Stma. Ymagen del Xpto con el titulo de los Fabores que está el culto a cargo de su hermandad (...)" (1)

Dicha capilla se dotó de un retablo barroco, que probablemente se perdió en el incendio de la iglesia de San Cecilio, producido el 22 de diciembre de 1969. Dicho retablo se comenzaría a dorar en 1772- al menos, la hermandad estaba recogiendo limosnas en esa fecha para su dorado-, pero no sabemos si se llegó a realizar pues unos años después esta antigua hermandad del Cristo de los Favores entró en una profunda crisis. 

Como documento que alude a la iniciación del dorado del retablo o, al menos, de la intención de realizarlo, hay un recibo firmado por el mayordomo de la Hermandad, Gabriel Cirilo Moreno, sobre el cobro de 194 reales de vellón para dicho dorado, cantidad que le entrega el cura de San Cecilio, Miguel Torres Díaz de Lara, que tenía en su poder. También otros directivos, como Antonio de Aragón, que había sido mayordomo, dio 35 reales.

"Como mayordomo que soy de la Hermandad del Smo. Crysto que se sirve en esta Yg. del Sr. San Cecilio de esta ciudad de Granada, recibí del Sr. Dn. Miguel Torres, cura de dicha Yglesia ciento noventa y cuatro r. de vellon, limosna que paraba en su poder para aiuda a dorar el retablo de la Capilla de dicho Smo. Chrysto y son para dar principio a dicho dorado (...) firmé en Granada y octubre 24 de 1772" (2) .

 


La hermandad cuidaba tanto del monumento al Cristo del Campo del Príncipe, al que le encendía los faroles de la reja, como a la imagen de la capilla, en la que ardía permanentemente una lámpara de aceite, y, cada viernes del año se le ofrecía una misa cantada, así como, las misas de memorias que hermanos y devotos tenían encargadas. La hermandad celebraba dos fiestas anuales: una el día 1 de enero, fiesta litúrgica de la Circuncisión de Jesucristo, y el día 3 de mayo, día de la Invención de la Santa Cruz, en el que se adornaba la capilla con ramos de flores y colgaduras. 

También, se realizaban cultos el Jueves Santo y al final de año, al día siguiente de la Navidad, se celebraba el cabildo de elecciones para nombrar los cargos de la hermandad, cuyo mandato tenía una duración de anual, como era costumbre en casi todas las hermandades, tomando posesión de sus cargos en los primeros días de enero, en que rendían cuentas los mayordomos salientes, que habían de entregar una libra de cera al finalizar su mandado, y recibían los bienes y alhajas los mayordomos entrantes, realizándose un inventario de los mismos.

Entre esos bienes de la hermandad, que conozcamos, estaban algunos censos sobre inmuebles, como el de cien ducados que grababa una casa en la calle Plegadero Alto, cerca de la iglesia, cuyo censo pagaba el portero de la Real Chancillería, Francisco del Mármol, y que, en 1703, trató de redimir Juan Tovar y Peñalver. Otros recursos de la hermandad eran las limosnas que los hermanos recolectores recogían en una bacinilla de plata. 





Aunque la devoción al Cristo del monumento del Campo del Príncipe no había disminuido entre la población granadina y, especialmente, la del Barrio del Realejo, la Hermandad, sita en la iglesia de San Cecilio, presentaba durante el siglo XVIII una vida un tanto precaria, que la llevarían a su casi desaparición en la década de los años ochenta de dicho siglo.

Un inventario de las pertenencias de la Hermandad, realizado en 1777, nos da cierta idea del aspecto que presentaba la imagen y capilla en esa época. El inventario se realiza con motivo de la entrega de bienes del mayordomo saliente, Manuel Moreno, al entrante, Manuel de Estrada. El dicha entrega se aprecia que la imagen poseía una diadema o nimbo de plata sobre una corona de espinas, asimismo de plata. Aún dichas diadema y corona las llevaba la imagen en 1928, cuando se funda la hermandad de penitencia actual. Detrás del Cristo, como fondo, se ponía un cortinaje o velo de raso color verde adornado con puntas doradas y otro de color morado, seguramente para tapar la imagen en tiempo de Semana Santa. También, se le sobrevestía con un "sudario" o "tonelete", de la cintura para abajo, como era costumbre en los Crucificados de esa época. De estos perizomas de tela la imagen tenía cinco: uno de "preciosa" con galón de oro; otro de color verde, que era el más antiguo; otro blanco con fino encaje; otro morado de "colina" con galón dorado y otro de color blanco que se le añadiría unos años después (3).


Cristo de los Favores de la iglesia de San Cecilio
(círculo artístico de Pablo de Rojas). Fot. Año 1929

El altar del Cristo se completaba con dos frontales, uno carmesí y otro verde, que normalmente solían estar bordados con sedas o de brocado. Y para alumbrar la capilla, había cuatro candelabros de bronce, seguramente en el altar o junto a él, más dos lámparas: una de  bronce con cristales, de las de forma de araña, y otra de azófar. Llegada la Semana Santa la capilla se adornaba con colgaduras y cirios encendidos para los oficios del Jueves Santo; asimismo, para la función del día de la Santa Cruz se engalanaba con ramos de flores, como se ha dicho.

También poseía la Hermandad en el Campo del Príncipe 19 árboles de álamo negro y 2 de blanco, que los había plantado el que fue hermano mayor, Carlos de Palencia, seguramente para crear una frondosidad en torno al monumento del Cristo y embellecer el lugar.

En el año 1778, la Hermandad comenzó a padecer una profunda crisis, de la que empezó a ser exponente el rechazo de algunos mayordomos elegidos a ostentar y tomar posesión de su cargo. Así, ese año, los mayordomos, Blas Martínez, y Fernando y Agustín de Aragón, al final de su mandato, tuvieron que entregar las cuentas y bienes de la corporación al beneficiado de San Cecilio, Alfonso Gámiz de la Parra, por no haber sido elegidos nuevos mayordomos. Dicho beneficiado, aunque las recibió, no estuvo conforme con las mismas y pidió que se convocase a la Hermandad para que se rindieran de nuevo, manifestando además en un informe, elevado a la autoridad eclesiástica, que en la parroquia no existía una hermandad del Cristo de los Favores, sino una concordia de devotos, sin constituciones, que elegían unos comisarios para el cuidado de las luces del monumento del Cristo y de la lámpara de la capilla, valiéndose de las limosnas que recogían para ese fin y de un censo de 100 ducados (parece que sobre la casa que tenía en el Plegadero Alto). Una excusa, sin duda, pues muchas hermandades en aquellos tiempos se fundaban y permanecían bastantes años sin reglas

Por otra parte, parece que ciertos mayordomos habían cometido determinados fraudes, pues se insta a los que habían ostentado el cargo en los cinco últimos años a que presenten las cuentas de su gestión, porque se apreciaban que existían ciertas irregularidades en ellas, y se convoca un cabildo general para el día 10 de enero de 1779, en el que se trataría de comprobar la situación de la hermandad.

En dicho cabildo general se expusieron deficiencias tales, como el que no se celebraban todas las misas de las memorias o mandas, ni las los viernes; que los faroles del monumento y la lámpara de la capilla se apagaban a las nueve de la noche, cuando debían de estar encendidas toda ella. Finalmente, se nombraron por aclamación tres comisarios: Miguel Larrio, Antonio López y Bernardo de Luque con un secretario, Juan de Estrada, para tratar de solucionar las deficiencias y reorganizar la hermandad.

Por su parte, el Provisor y Vicario General de la diócesis, Antonio de la Plata, visto en informe del fiscal, que solicitaba que se sobreseyera el asunto y se admitieran las cuentas de los mayordomos anteriores, que debía firmarlas el beneficiado parroquial y el secretario, dictó un auto por el que mandaba evitar "discordias y desazones"; que no se admitieran gastos secretos, sino solo los dedicados al culto y veneración del Cristo; que se formaran unas constituciones para su permanencia en el tiempo, puesto que la hermandad estaba funcionando sin ellas, y sin ellas no podía subsistir la congregación, porque así los disponían las leyes del Reino. Asimismo, disponía el auto que Blas Martínez, que había sido mayordomo a pesar de tener prohibido manejar los bienes de la cofradía por su condición de hijo de militar y soldado, podría desempeñar otros cargos en la congregación.

Los últimos comisarios o mayordomos de los que tenemos noticia, Miguel Tarrio, Antonio López y Bernardo de Luque, que como se ha dicho fueron elegidos el 10 de enero de 1779, aceptaron el cargo, pero declaraban unos meses después que el auto no se había puesto en ejecución, ni se habían entregado los bienes, libros y alhajas de la corporación. 

Parece que la hermandad al no contar con reglas aprobadas pudo ser suspendida, aunque el culto y devoción al Cristo de los Favores continuó en las siguientes décadas; de ello hay noticias de funciones o fiestas que se celebraron después de la ocupación francesa en 1812 y 1813, seguramente se hicieran más años, pues el fraile Fray Antonio de Palencia tenía la obligación de decir misas a devoción del Cristo, quizá por alguna memoria (5)Pero no será hasta 1820 cuando se produce un intento de reorganizar la hermandad, aunque éste, como veremos, resultó fallido.




Intento de restablecer la hermandad en 1820

Los rescoldos de aquella hermandad aún vibraban en 1820, cuarenta años después de los últimos acontecimientos que hemos relatado. Y es que, en ese año, un grupo de personas, encabezadas por Juan Sola, Manuel Ruiz, Joseph y Pedro Sánchez, devotos del Cristo, vecinos del Realejo y feligreses de la parroquia de San Cecilio, en cuyo grupo figuraban también algunos que habían sido mayordomos de la decaída corporación, como Blas Martínez y Fernando de Aragón, dirigen a principios de 1820 una carta al Provisor de la diócesis, Antonio Martín Montijano, para solicitarle que se restableciera la hermandad.

"Que mediante los tiempos que ha habido de decadencia y en la dominación francesa y hallándose en esta feligresía la hermandad del Santo Cristo de los Fabores y otra efigie en el sitio llamado del campo del Príncipe, cercado de álamos y no teniendo culto tanto en la iglesia como en el sitio nombrado, a VS. Suplicamos se sirva mandar y decretar que mediante ser una hermandad antigua se elija cuatro de los que componen, a son de campana, como siempre ha sido acostumbrado, y en seguida se nos entreguen las alajas, que paran en poder de Manuel Garzón (lo piden en nombre de toda la feligresía) para el aumento del culto y veneración de Ntro. Señor(4).

Ante esa petición el Provisor pidió un informe al párroco de San Cecilio, que no pudo ser más demoledor, afirmando que los solicitantes había abusado con mala fe y engaño del Provisor y del cura de San Cecilio, que había pedido que se le informase sobre la hermandad y sus libros; que no acudía a la santa misa, a la que asistían solo 14 o 15 personas, y que se jactaban de ser cristianos, cuando solo asistían al culto si "hay tambores, platillos y alboroto, más propio de un paseo profano". Añadía en su informe, que suponían los solicitantes que todos los feligreses reclamaban el restablecimiento de la hermandad, cuando muchos de éstos habían venido a quejarse al cura para que la hermandad no se restableciera, pues la feligresía era pobre y los feligreses ya estaban acosados todos los domingos por las demandas de las otras hermandades de la iglesia, como eran la de las Ánimas, la de Ntra. Sra. de la Salud y la de Ntra. Sra. de la Paz, y tenían que dar vueltas y rodeos para esquivar a esos limosneros.

Con este informe negativo, el Provisor decretó que no había lugar al restablecimiento de la hermandad. Independientemente de las razones objetivas que llevaron a negar la reorganización de la hermandad, no cabe duda de que en este episodio se volvía a manifestar esa sempiterna oposición del clero a facilitar el establecimiento y creación de hermandades, estando en el fondo, a mi juicio, motivos de carácter económico, al constituir las hermandades una realidad competencial para la parroquia en cuanto a las limosnas que se recogían de los feligreses, que en su mayor parte eran personas pobres o de escasos recursos económicos. 

A pesar de la negativa a restituir su antigua hermandad, la devoción al Cristo del Campo del Príncipe siguió siendo la predilección de los granadinos, y a los pies de su monumento nunca faltaban ofrendas de velas encendidas y flores, de modo que, no estaba nunca abandonado aquel devoto lugar.





IV. La Reorganización de la Hermandad a partir de 1884 (6)

A pesar de no contar con una hermandad organizada, la atención y devoción al Cristo de los Favores del monumento del Campo del Príncipe permaneció entre los vecinos del Realejo, aunque en 1836 hubo un intento de demolerlo. Por otra parte, parece que la imagen vicaria, que permanecía en la iglesia de San Cecilio, no recibía el culto debido en su capilla e, incluso, se desalojó de ella, al haber llegado a la iglesia con motivo de la Exclaustración algunas imágenes del cercano Convento de Belén, de mercedarios descalzos, como la de Ntra. Sra. de Belén y del Cristo de la Columna, que hubieron de ser alojadas en las capillas del templo.  

Habrían de pasar varias décadas, y sobre el año 1881 se apreció un incremento de personas que acudían tarde y noche a postrase de rodillas ante la efigie del monumento, para implorar su Favores, haciendo ofrendas de cera y lámparas de aceite. Entonces, el cuidado del monumento del Cristo estaba a cargo de una piadosa mujer, que aseaba el lugar; éste se había convertido en aquellos primeros años ochenta en centro de una verdadera peregrinación, especialmente, en todos los viernes del año.






No podía quedar desapercibido este fenómeno de fervor al párroco de San Cecilio, don Manuel Maldonado, y a la autoridad eclesiástica, a lo que sirvió de resorte una carta dirigida al Arzobispo, don Bienvenido Monzón, firmada por 350 vecinos y devotos, entre los que se encontraban personas distinguidas de la ciudad, como el erudito don Manuel Gómez Moreno y don Antonio Afán de Ribera, que había sido alcalde de Granada. En ella, se hacía exposición de la creciente devoción a la imagen del Campo del Príncipe, no solo en Granada, sino, también, en los pueblos cercanos, solicitándole al Prelado que aprobara oficialmente dichas manifestaciones y la concesión de indulgencias para fijarlas en la verja. Asimismo, solicitaban que se imprimiera  un Quinario a la Cinco Llagas y un día de jubileo en la iglesia de San Cecilio con función solemne y que nombrara una junta o comisión con un presidente y cinco vocales, para atender al culto y solicitar limosnas para el mismo. Era ésta una forma indirecta de solicitar la rehabilitación de la hermandad del Cristo, decaída desde hacía tantos años.

En esta ocasión la petición contó con el apoyo del párroco, don Manuel Maldonado, que aprovechó una visita pastoral del Arzobispo para informarle del asunto, y del gobernador eclesiástico de la diócesis, don Antonio Arce y Peñuelas, que aprueba, de hecho, el culto y manda poner, en noviembre de 1883, un cepo en la verja para recoger limosnas con las que mantenerlo.

No tardó mucho en contestar el prelado granadino, pues el 19 de febrero de 1884 aprueba ese culto público al Cristo de los Favores, recomendando rezar cinco padrenuestros en memoria de las Cinco Llagas del Redentor, que padeció en su Crucifixión; rezar a la Virgen tres avemarías, por las tres horas que estuvo al pie de la cruz, y concedió 80 días de indulgencia a los fieles que arrodillados ante la imagen y con los brazos abiertos las rezaran. También concedió otros 80 días de indulgencia por cada padrenuestro y avemaría rezados de ese modo.

Atendiendo a la formalización y dirección del culto nombró una comisión o junta, presidida por el párroco de San Cecilio y con los señores: Nicolás Palomares, Joaquín López Moreno, Antonio Afán de Ribera, Manuel Gómez Moreno y Joaquín María de los Reyes, además del Secretario de Cámara del Arzobispo, como delegado del mismo. Verdaderamente, se constituía una hermandad formada por próceres y con un fuerte control eclesiástico, a la que se le pedía una rendición anual de cuentas y se le exigió el cuidado del monumento, restaurando la Cruz y pedestal, y que se labrara una lápida de piedra con las indulgencias concedidas. 

Además, restituyó la fiesta religiosa de la Invención de la Cruz del día 3 de mayo, como la tenía la antigua hermandad del Cristo, para celebrarla en la iglesia de San Cecilio y una procesión ese día por la tarde, que iría por los alrededores del Campo del Príncipe, y que haría estación ante el monumento del Cristo, invitando a los vecinos a poner colgaduras e iluminaciones en las fachadas de sus viviendas. Asimismo, se realizaría en la parroquial una víspera por un sacerdote y realizaría con los fieles el Ejercicio de las Cinco Llagas, rezándose cinco padrenuestros y tres avemarías.

Iglesia de San Cecilio, Patrón de Granada


La comisión o junta se reunió por vez primera en el despacho del Secretario de Cámara del Arzobispo el 1 de marzo  de 1884, presidida por don Antonio Arce y Peñuelas, gobernador eclesiástico, y actuando como secretario don Joaquín López Moreno y como tesorero, don Nicolás Palomares, con asistencia de los demás vocales, acordándose celebrar las sesiones todos los primeros sábados de mes. También, se solicitó al párroco de San Cecilio, Sr. Maldonado, un presupuesto de gastos para la próxima fiesta del día 3 de mayo y del adorno del monumento. Por el cepo se habían recogido 2.058, 72 reales y una devota había solicitado poner faroles, restaurando a su costa don Nicolás Palomares las manos del Cristo, que estaban deterioradas. 

En las sucesivas sesiones se aprobó realizar fotos a la imagen; hacer la lápida, que había ordenado el Arzobispo, y realizar un estandarte con la efigie pintada de la imagen, además de arreglar la reja y dos pilastras rotas, que supusieron un coste de 1.000 reales, contratándose a María Francisca de la Plata para que limpieza el monumento y cuidado de sus luces. A esta señora se le habilitó y reparó una habitación para que en ella guardara la cera y faroles, que servirían a los cultos.

El fervor popular al Cristo, mantenido durante las décadas transcurridas del siglo XIX, había hecho surgir una actividad espiritual y material  en torno a su imagen en el monumento, cuyo abandono se había puesto de manifiesto con diversos deterioros en el mismo, que se necesitaban restaurar. La tarea se encomendó a un profesional llamado Ribas o Ribot, cuyo trabajo no resultó demasiado satisfactorio. 

En la reunión de 5 de abril de 1884 se comisionó al párroco para que adquiriera una imagen de Dolorosa para las procesiones del día de la Santa Cruz, que iría en procesión hasta el monumento del Cristo de los Favores del Campo del Príncipe. También se acordó buscar personas para que llevaran en la procesión a la Dolorosa y al Cristo de la iglesia de San Cecilio, antigua imagen vicaria de la ancestral hermandad. Las dos imágenes se prepararían en un altar para su traslado procesional, contratándose para la comitiva dos músicas, una de capilla y otra de banda militar, eligiéndose las coplas que se cantarían al rezar la Corona Dolorosa durante el trayecto, y en el Ejercicio de las Cinco Llagas al llegar al monumento. Dicho ejercicio se propuso realizarlo cada viernes por la noche, bajando la parroquia al monumento para rezarlo públicamente. 

La procesión se realizó aquel 3 de mayo de 1884, habiéndose adornado el monumento del Cristo con profusión de ramos de flores, de tallos de vegetales y de doce macetas que regalaron los devotos, gastándose en la celebración 1.998 reales y, es de suponer, con la asistencia de una multitud de personas. En esos años, el Ayuntamiento alumbraba la zona con luces de gas para los actos del día 3 de mayo y su víspera.

En la Navidad de ese año 1884 se produjo el terremoto que asoló el sur de la provincia y parte de la de Málaga, determinando el Arzobispo que se realizara en la iglesia de San Cecilio una función con sermón y orquesta en acción de gracias al Cristo de los Favores, por haber librado a la ciudad del mismo, colocándose a la Virgen de la Salud, de gran tradición de rogativas en los episodios de epidemias y otras catástrofes.  

También, se instituye en 1886 una misa cantada con capilla de música a celebrar todos los viernes del año ante la imagen del Cristo de los Favores de dicha iglesia y en su capilla. Ese año se consigue del Ayuntamiento que se enlosara la zona de alrededor de la verja del monumento, a fin de que los fieles que quisieran andar de rodillas delante de la imagen no padecieran en esa devota acción.

La euforia con la que se reanudaron las funciones y fiestas en esos años, quedó un tanto apagada unos años después por la disminución de las limosnas y fallecimiento de miembros de la junta, como Nicolás Palomares, Joaquín López Moreno y del arcipreste Arce Peñuelas, al que sustituye don Antonio Carulla. Así, en 1889 y siguientes años, se suprime la procesión con las imágenes de la tarde del día de la Santa Cruz y el proyecto importante de construir un templete neogótico, que sirviera de baldaquino al monumento del Cristo, no se llegó a realizar. Dicho templete fue proyectado en 1884 por el grabador granadino Francisco Casado y Esteve, que ya había realizado el templete que se montó en la Plaza de la Trinidad cuando visitó Granada la Reina Isabel II.  



Relegada la actividad por falta de medios a la función del día 3 de mayo, en 1895 se estudia la posibilidad de formalizar la hermandad con hermanos de cuota, a fin de que se pudiera costear el culto, la procesión y otras actividades. De hecho, se acordó formalizarla en 1896, pero en la reunión de ese año se volvió a aplazar, por no haber unanimidad de los componentes de la junta, formada en gran parte por eclesiásticos,  que aplazaron de nuevo el acuerdo para 1897, pero  partir de ese año no se vuelve a plantear el asunto.

No obstante, la comisión o junta seguía recibiendo algunos donativos importantes como los 669 reales, casi la cantidad que se recogía en el total de limosnas, y otra devota, presentada por el Sr. Gómez Moreno, se ofreció en 1905 para financiar la restauración de uno de los brazos del Cristo que presentaba deterioros. La restauración se realizó en 1907, costeada por la familia de don Luis Moreno.

Todas las creaciones establecidas por el hombre tienen épocas de esplendor y de declive, también ocurre con las devociones, y la del Cristo de los Favores, como hemos visto  en esta historia, tuvo años de brillantez, como estos ochenta del XIX, para decaer en los noventa. A partir de 1907, vuelve a avivarse el fervor al Cristo, que, no obstante, a nivel popular seguía siendo relevante. Y será en la segunda década del pasado siglo, cuando llegue a su culmen, al menos en lo referente a las limosnas de los fieles y los cultos que se hicieron con patente brillantez, aunque no se recuperó la procesión. 

Quizá, un relevo con nueva "savia" en la junta o comisión hubiera sacado del ostracismo a la dirección, que aunque se renovó por fallecimiento de sus miembros, los que los sustituyeron pertenecían a los mismos estamentos. Un fervor popular, quizá hubiera requerido una dirección, asimismo, popular, como ocurriría al final de aquella década de los años veinte del pasado siglo en que se fundaría la hermandad de penitencia.  

No obstante, la comisión se mantuvo, al menos, hasta 1921, siendo de destacar las celebraciones que se hicieron en 1913 con motivo del Jubileo por los 1.600 años de la "Paz del Emperador Constantino", por la que el mundo romano se convirtió al cristianismo. La junta organizó un Quinario-Misión del 28 de abril al 3 de mayo de ese año, con sermones, rosario, letanía y  Ejercicio de la Cinco Llagas, cantándose el Miserere del Maestro Palacios y como final de los cultos, el día 3 de mayo a las siete de la mañana, al Arzobispo, Mons. Meseguer y Costa, celebró una solemne misa de campaña a los pies del Cristo de los Favores del Campo del Príncipe. Por la tarde de ese día volvió a salir en procesión con la imagen del Cristo de la iglesia de San Cecilio, acompañado por la Capilla de Música de la Catedral, para realizar el Ejercicio de la Cinco Llagas.

También, en 1915 se establece un Triduo y Misión  a celebrar en San Cecilio ante la imagen vicaria primitiva, que en esos años parece que ocupaba la capilla donde se venera el Crucificado que hoy es titular de la hermandad de penitencia; para cuya capilla, en 1918, se creó por la comisión un fondo para repararla.  

Esta Asociación del Cristo de los Favores, como a veces en los documentos se la llama, deja de celebrar sesiones después de 1921. El Cristo de los Favores del Campo del Príncipe volverá a tomar gran relevancia devocional a partir de 1924, cuando el nuevo párroco de San Cecilio, don Ulpiano Montoro, decide cambiar los cultos del día 3 de mayo y el Ejercicio de las Cinco Llagas a los pies del Cristo de los Favores del monumento, para trasladarlo a las 3 de la tarde del Viernes Santo, hora en la que expiró en la cruz Jesucristo. 




V. LA FUNDACIÓN DE  LA ACTUAL HERMANDAD DE PENITENCIA

Esta ceremonia del Viernes Santo se convertirá en multitudinaria y en uno de los actos más significativos y relevantes de la Semana Santa Granadina. Semana Santa popular antigua, puesto que desde el siglo XVI al XIX numerosas hermandades de penitencia surcaban en sus estaciones de Semana Santa las calles de la ciudad. También, es una Semana Santa moderna, en cuanto que a raíz de la celebración, desde 1909, de la procesión del Santo Entierro, llamado "Antológico", comienzan a fundarse hermandades penitenciales actuales, reavivando los rescoldos de la memoria popular, para dotar a Granada de una nueva Semana Santa, cuyas antiguas hermandades se habían perdido en su casi totalidad por los avatares del tiempo y de su historia.  

Ese nuevo impulso que el párroco, don Ulpiano Montoro Ramírez, se propuso dar a la devoción al Cristo de los Favores, se complementará con la fundación de una hermandad de penitencia, de la que será titular, unos años después, en 1928. Eran los años veinte una década fructífera en la fundación de estas hermandades y una devoción como la del Crucificado de los Favores no podía quedar ajena a esta oleada de fundaciones, cuando deja de funcionar aquella corporación de devotos y eclesiásticos, que desde 1883 habían organizado los cultos a las imágenes de los Crucificados de la iglesia y del Campo del Príncipe.

Documentalmente oscuro está el periodo fundacional  de la hermandad de penitencia, por el extravío de los libros de esta corporación de nazarenos, debiendo de recurrir a otras fuentes indirectas. En la fundación de la hermandad de penitencia planeó un hecho conflictivo, que tuvo su origen en la Hermandad de Nuestra Señora de las Angustias de Santa María de la Alhambra; este hecho parece que influyó en la fundación de la hermandad de penitencia del Stmo. Cristo de los Favores, continuadora de aquella hermandad que le dio culto desde finales del siglo XVII y de la congregación que se fundó en 1884.

En la citada cofradía alhambreña surgieron en el verano y otoño de 1928 determinados conflictos, que llevaron a la dimisión de su hermano mayor, Felipe Campos de los Reyes, dimitiendo con él, el mayordomo, Juan Carnicero Echevarría, así como, el secretario de la hermandad, Pedro Rodríguez Quero, y el vicesecretario, Sr. López Vellido, más algunos otros. Después, estando dimitidos, el día 16 de diciembre de ese año, convocan una junta de la hermandad en la que se nombra nuevamente hermano mayor al Sr. Campos de los Reyes.

La irregularidad de estos hechos hizo intervenir a la autoridad eclesiástica para anular los acuerdos de esa junta, decretando que se había realizado con desconocimiento de dicha autoridad, de la mayor parte de los hermanos y de la junta de gobierno. A resulta de estos acontecimientos los protagonistas de los mismos tuvieron que dejar la Hermandad de Santa María de la Alhambra. Sin embargo, algunos de ellos, aparecen ese mismo año en la fundación de la penitencial del Cristo de los Favores.

Lo más probable, es que dicha fundación se viniera gestando desde 1924 por algunos devotos del Cristo, como Antonio Villalobos Gómez, José Alcaide Gallego, Francisco Antonio Arcas...etc., que fundarán dicha hermandad de penitencia el día 26 de noviembre de 1928, y cuyas reglas fueron aprobadas por la autoridad eclesiástica el día 13 de diciembre de dicho año, durante el arzobispado del Cardenal Casanova y Marzol.

Curiosamente, en el artículo primero de los estatutos se decía que la finalidad primordial de la Cofradía era dar culto a la imagen del Santísimo Cristo de los Favores, que se venera en la iglesia parroquial de San Cecilio, por lo que se fundaba con dicha imagen como titular y venerada, también, por la antigua hermandad del Cristo, y no la de tan ancestral devoción, como era la del Monumento del Campo del Príncipe. Quizá, en el pensamiento de los fundadores estaba proseguir la devoción ancestral al Cristo de los Favores, para concretarlo en la imagen de la iglesia de San Cecilio, que era procesionable y susceptible de cultos internos. Y, efectivamente, fue la primera imagen con la que realizó sus estaciones de penitencia.


La junta directiva de la cofradía se elegía entre los 100 hermanos fundadores de la misma, existiendo cinco categorías de miembros de la hermandad: fundadores, activos, honorarios, protectores y adoradores. En esos momentos, se nombró como hermano mayor interino al párroco de San José, don Pedro Ruiz de Valdivia, que era, asimismo, el consiliario de la hermandad. El párroco de San Cecilio, don Ulpiano, quizá no viera oportuno participar en la cofradía, por ser hermano mayor honorario de la cofradía de la Alhambra, de la que procedían algunos fundadores de la de los Favores.

Unos días estuvo como hermano mayor interino el párroco de San José, Pedro Ruiz de Valdivia, nombrándose como efectivo al cónsul inglés en Granada, el Sr. Lavadge Davenhill, con residencia frente al Hotel "Alhambra Palace", siendo vecino, por tanto, de la parroquia. Curiosidad de la que no sabemos los motivos, y que, también, ostentó el cargo por solo unos días, dimitiendo, obviamente, a finales de diciembre de 1928. El 30 de dicho mes lo sucede Pedro Rodríguez Quero, el que fue disidente en la Cofradía de Santa María de la Alhambra, y que sólo estuvo en el cargo unos meses. Quizá, por ese motivo, no fuese visto con agrado el nombramiento por el arzobispo, Cardenal Casanova, eligiéndose en su lugar a Miguel González Caro (7).

Este hermano mayor y su junta prepararon la primera salida penitencial de la hermandad, parte de cuyo costo se realizó con una cuestación pública tendente a sufragar el gasto del paso del Cristo, con aportaciones de algunos próceres de la cuidad, como los Sres. Rodríguez-Acosta y el Duque de San Pedro de Galatino, que dio 500 pesetas, cantidad importante para la época.  

Unas de las primeras manifestaciones públicas  de la hermandad de penitencia fue la realización de una procesión de culto a las Cinco Llagas y un Vía Crucis, que se repetirá cada viernes, y que llegó hasta el monumento del Cristo en el Campo del Príncipe, en recuerdo del culto ancestral que se le daba a esta imagen del siglo XVI por la antigua hermandad del Cristo. También, la hermandad fue admitida en la Federación de Cofradías el día 4 de marzo de 1929, antes de realizar su estación de penitencia, pues entonces no existía el requisito de haber realizado ésta para ser admitida en dicha Federación.

VI. Las primeras estaciones de penitencia

Solo unos meses habían transcurrido desde la aprobación de sus reglas y la cofradía estaba dispuesta a realizar su estación de penitencia, que tuvo lugar el Martes Santo, día 26 de marzo de 1929. Dicha estación la realizó con el Crucificado de los Favores de la iglesia de San Cecilio, del que el erudito, don Manuel Gómez Moreno, ya decía en 1892, en su Guia de Granada, que "era del tipo de los de Rojas".

Para procesionarlo, se diseñó por el afamado pintor Gabriel Morcillo (1887-1973), un paso en el que se imitaba al monumento del Cristo de los Favores del Campo del Príncipe, reproduciendo la cruz en madera con su basamento en forma de concha y la reja de forja que rodea el monumento con sus faroles. El diseño de dicho paso fue realizado por el joven escultor granadino  Antonio Martínez Olalla (1907-1984). Era un paso que se planteó sobre unas amplias andas cuadradas, para ser sostenidas por cuatro varales externos, que descansaban sobre horquillas portadas por dieciséis hombres de trono vestidos con hábito y toca a la egipcia. Estas andas o paso se utilizaron previamente por la cofradía antes de su salida penitencial, para realizar el altar de cultos del triduo que se le dedicó a la imagen los días anteriores a la procesión, y en cuya función, celebrada el Domingo de Ramos, se bendijeron el paso y el estandarte de la hermandad, actuando como padrinos, don Pedro Barrajo Carrillo de Albornoz y su esposa, María Paula Montes Collado.



La cofradía de penitencia deseó dar un carácter severo a la procesión, concibiéndola en estos primeros años como una hermandad de silencio. Ello, se había previsto en el Reglamento de la Procesión, unido  a  las Reglas, y que la estación de penitencia se realizaría a la una de la madrugada del Viernes Santo, cosa que le sería denegada, por la autoridad eclesiástica, seguramente, porque el Cardenal Casanova había prohibido las procesiones a horas tardías, a excepción de la del Cristo del Silencio. La cofradía hubo de rectificar en ese sentido su reglamento, rectificación aprobada el 19 de febrero de 1929. Por tal circunstancia se le señaló a la hermandad como día de salida el Martes Santo, detrás de la Cofradía del Santo Vía Crucis. Con ello, quedaría abortada una incipiente madrugada granadina con más de una hermandad.

Pero el carácter de hermandad de silencio, previsto en sus estatutos, con el que nació la Cofradía de los Favores, lo quiso conservar en esa primera estación de penitencia y las siguientes, realizando su salida a las 23:30 horas. La hermandad hizo su estación de penitencia sin música, solo con el acompañamiento de un tambor destemplado al inicio de la comitiva; también, esa austeridad se reflejaba en los hábitos de color morado y capillo negro de los nazarenos y capa negra en los mayordomos y bastoneros, prohibiéndose que los nombres de los cargos directivos de la hermandad aparecieran en medios de publicación. 

La impronta de severidad que presento, desde años antes, la Hermandad del Cristo de la Misericordia (Silencio) contagió a algunas cofradías, como esta de los Favores. Parece que influyó en dotar de esa severidad los directivos que procedían de la Hermandad de las Angustias de la Alhambra, y que salieron de esta cofradía por no agradarles la impronta externa de esplendor y riqueza, que le dio su "diseñador", el artista Luis de Vicente (hábitos y enseres suntuosos, músicas y uniformes de gala en la banda de cornetas y tambores con soldados a caballo, que precedía a la hermandad alhambreña, además de la parafernalia de bengalas y otras luminarias en parte de su recorrido). Si bien, hay que recordar que esta hermandad de la Alhambra tenía esa tradición de exuberancia festiva desde el siglo XIX, en sus procesiones del mes de septiembre por el recinto nazarita.  

A pasar de la hora tardía de la primera salida procesional, una muchedumbre inundaba las calles del itinerario, que fue muy extenso, ya que se dirigió la hermandad, desde el Campo del Príncipe a la calle de Molinos y Vistillas de los Ángeles, descendiendo por la Cuesta de Escoriaza a los Paseos de la Bomba y del Salón, para hacer parada o estación en la Basílica de la Patrona de Granada, la Virgen de las Angustias; de ahí, subió por la Carrera y Puerta Real a la Calle de Mesones, Plaza de la Trinidad, Capuchinas, Cárcel Baja, Gran Vía, Reyes Católicos y calle de la Colcha, por la que se entraba en su barrio, El Realejo. En esta época la Gran Vía se veía taponada por el antiguo edificio de Correos, que ocupaba el solar de lo que hoy es Plaza de Isabel la Católica. Allí, en su barrio, recorrió Pavaneras, Santa Escolástica, Placetas de Fortuny y Realejo, calle de Molinos al Campo del Príncipe y San Cecilio, donde llegó a mitad de la madrugada del Miércoles Santo.

El periódico, El Defensor de Granada, comentó al día siguiente que fue "Un severo desfile, muy ordenado y piadoso por lo que pueden estar muy satisfechos (...)". También, relataba que a la procesión acudieron los ediles García Batlle y Sánchez Molina, así como, el capitán del Regimiento "Córdoba 10", don Valeriano Carvajal, que presidió la procesión, cuyo paso lo dirigía el hermano mayor, como era costumbre en las cofradías de aquella época.

Todavía, quedaba a la hermandad participar en la Semana Santa en el acto de Adoración a las Cinco Llagas, de las tres de la tarde del Viernes Santo, ante el monumento del Cristo de los Favores del Campo del Príncipe, acto que ofició el párroco de San Cecilio, don Ulpiano Montoro, y la hermandad lo acompañó desde San Cecilio, llevando la cruz alzada y su estandarte, acompañados de la capilla de música sacra del Maestro Vidal. También, la hermandad asistió ese año a la procesión del Señor Resucitado, que salió de la iglesia de Santa Ana por la noche del Domingo de Resurrección (8).

En la Semana Santa de 1930 la hermandad volvió a salir el Martes Santo, día 16 de abril, a las 23:30 de la noche y se desarrolló esa segunda estación de penitencia en silencio y en forma semejante a la anterior. Parece que ese año se repartieron los hábitos en la casa del secretario, Eduardo Esteban, en la Carrera del Genil nº 46.

No sabemos con certeza si el hermano mayor, Pedro Rodríguez Quero, que la hermandad habría elegido una vez superados los inconvenientes para su nombramiento con el fallecimiento del Cardenal Casanova en 1930, seguía ostentado este cargo, parece que todavía lo desempeñaba en 1931, pues hay datos de su asistencia a las sesiones de la Federación de Cofradías en ese año, a las que solo podían asistir los hermanos mayores, aunque este precepto no siempre se cumplía. Lo que parece más probable es que, ante la prohibición arzobispal, Rodríguez Quero desempañara el cargo de hecho, no oficialmente, y de forma esta última forma lo hicieran otros, como Narciso Jiménez o un cofrade llamado Villalobos, que asistían a las sesiones de la Federación, como representantes de la hermandad.

Altar de Cultos. Revista Reflejos 1929


De manera parecida, también, transcurrió la estación de penitencia del Martes Santo de 1931, último año en que salieron las cofradías granadinas por los sucesos anticlericales, con atentados a algunas iglesias y conventos, que sobrevinieron a partir de ese año, tras la proclamación de la II República en abril de 1931. La Semana Santa se celebró a principios de dicho mes con normalidad y el Martes Santo salió la Hermandad del Cristo de los Favores, adelantando su salida a las diez de la noche, quizá para que la pudiera presenciar en su estación de penitencia el Infante don Jaime de Borbón en su visita a Granada, en representación de sus padre, el Rey Alfonso XIII, que era hermano mayor honorario de la Cofradía de la Santa Cena,  y en la procesión de la Esperanza el Lunes Santo, quedándose en Granada hasta el Miércoles Santo.

Ese año (1931) no realizaría la hermandad el extenso itinerario de los años anteriores, antes descrito. Lo realizó, también, de forma inversa a los dichos años, es decir, fue directamente al centro de la ciudad por las calles de Santa Escolástica, Pavaneras y Colcha, llegando a Plaza Nueva y Elvira, y por la de Almireceros entró en la Gran Vía para encontrar de frente el edifico de Correos, donde en uno de sus balcones esperaba el Infante don Jaime y las autoridades granadinas (entonces no existía tribuna oficial). Se paró el paso del Cristo y dejaron la procesión dos mayordomos (seguramente el hermano mayor y el mayordomo mayor), acompañando al Administrador Apostólico de la diócesis, don Lino Rodrigo Ruesca, Obispo de Tabbora, para imponer al Infante la medalla de la hermandad, que agradeció la deferencia y dijo sentirse orgulloso de "pertenecer a tan piadosa Asociación" (9)

Después, la hermandad volvió a hacer estación ante la Patrona de Granada en su Basílica de la Carrera del Genil, consiguiendo que su Real Hermandad le abriera las puertas del templo para que el paso del Cristo de los Favores, llegara hasta el presbiterio, orando la hermandad ante la imagen de la Virgen de las Angustias. Desde allí, fue por el Salón y Paseo de la Bomba, para subir la Cuesta de Escoriaza y entrar en el Realejo por la Calle de los Molinos, desde la que accedió al Campo del Príncipe y a su templo de San Cecilio.

Ya en esos primeros años participaban en la procesión mujeres vestidas de mantilla con traje largo, como excepción y a pesar de no tener aún titular mariana, y que las mujeres no se admitían como participantes en las procesiones de penitencia. El periódico La Publicidad nos da el testimonio de que, al menos ese año, salieron detrás del paso del Cristo alumbrando con velas. También, desde el primer año iban tras él grupos de devotas de la imagen, haciendo estación de penitencia, costumbre que se ha preservado hasta nuestros días.

Después de 1931 no volvió a salir a la calle la hermandad, hasta finalizada la Guerra Civil. Como he relatado en mis publicaciones sobre la historia de nuestras hermandades de penitencia, solo se celebró por las cofradías granadinas un Vía Crucis en la tarde del Viernes Santo de los años 1932, 1933 y 1934, que se realizó por el interior de las naves de la Catedral. En dicho Vía Crucis se procesionó en 1932 al Crucificado de la Sacristía de la Catedral, que entonces se atribuía a Martínez Montañés, aunque hoy está desechada esa atribución para asignarse a los Hermanos García. El Viernes Santo siguiente, el de 1933, se procesionó en el Vía Crucis al Cristo de la  Esperanza, imagen del escultor Pablo de Rojas, que se venera en la sala de beneficiados del Templo Metropolitano, y que fue en el paso de la Virgen de las Angustias de la Alhambra, y, en 1934, al Cristo  de la Misericordia del Silencio, del insigne escultor José de Mora.

Cristo de la Esperanza de Pablo de Rojas (Catedral)

Las circunstancias políticas y sociales determinaron a decidir la celebración de estos actos internos ante el temor de algún tipo de atentado. Ya el día 19 de octubre de 1931 la iglesia de San Cecilio sufrió un atentado con un artefacto casero que explosionó en cabecera del templo y ocasionó desperfectos en el paso del Cristo, los enseres parece que se guardaban en el convento de las Comendadoras de Santiago. En los siguientes años, se incendiaron en Granada, especialmente en el Albaicín, varios templos. Asimismo, algunas cruces callejeras fueron derribadas (Cruz de la Rauda, Cristo de las Lañas, las del Vía Crucis del Sacromonte...etc.), aunque el monumento al Cristo de los Favores no sufrió ningún atentado, quizá tan señera devoción entre la clase popular lo libraría de ello.

El temor a la inseguridad, generalizado en las juntas de gobierno de las hermandades, hizo que en esos años se suspendieran los actos de culto, quedando aquellas un tanto paralizadas. No obstante, en 1932 y 1933, se celebra, aunque con algún incidente poco importante, el Ejercicio de las Cinco Llagas del Viernes Santo, ante el monumento del Cristo de los Favores, que siguió siendo multitudinario.

En 1935, sí hubo Semana Santa con procesiones. Al haber ganado las elecciones la coalición, llamada moderada, del Partido Republicano de centro derecha y la CEDA de Gil Robles (derecha Católica), se aplacó el temor a disturbios antirreligiosos y las hermandades salieron a realizar sus estaciones de penitencia, a excepción de la del Silencio y la de los Favores. Ésta se encontraba desorganizada y sin cultos, según el periódico El Noticiero Granadino, y en un barrio, como el Realejo, considerado de cierta conflictividad; lo mismo le ocurría a la del Cristo de la Misericordia del Silencio. El único Crucificado que procesionó fue el de la Cofradía de los Escolapios, que se fundó ese año, procesionando al Cristo de la Sangre de la iglesia de San Ildefonso.

En el verano de 1935, da señales de vida la hermandad, poniéndose en contacto con la Federación de Cofradías el secretario de la cofradía, Hipólito Llanes Mariscal, para comunicar  la reorganización de la hermandad, que había estado en los últimos años desaparecida (10). Ese año había celebrado el Quinario al Cristo en el mes de enero, peros meses después estalla la Guerra Civil; la convivencia nacional se hizo imposible, para dar lugar a uno de los episodios más cruentos de la historia de España, que parece, no pudo ni supo resolver y evitar una clase política mediocre.

En aquella situación bélica y aunque en Granada mandaba el llamado bando nacional, las circunstancias aconsejaron a la autoridad militar suspender la procesiones de Semana Santa, a pesar de que la Federación trató de que se celebrara una única procesión de Santo Entierro o el Vía Crucis de la Catedral. La única manifestación pública religiosa fue el acto de las tres de la tarde del Viernes Santo ante el Cristo de los Favores, al que acudieron más de 15.000 personas. También, se celebró un Quinario y Función al Cristo y a Ntra. Sra. de la Salud, principal devoción mariana de la iglesia de San Cecilio, por el cese de la  guerra el 9 de abril de 1937 y una Misión de rogativa por el mismo motivo en abril de 1938 (11).

En dicho año, el día 22 de mayo, se organiza la junta de gobierno de la hermandad, y en el libro de socios aparece como hermano mayor, don Ramón Saiz-Pardo Fernández, con domicilio en el Carmen de los Catalanes, cerca del Hotel Alhambra Palace, firmando dicho libro el secretario don Hipólito LLanes Mariscal. Por el mismo libro podemos conocer los que pudieron formar la junta de gobierno, como Agustín Pacetti Siles, Augusto José de Barros, José Sancho Urquijo, José Medina Rosales, José Ramos Ramírez, vicesecretario, tesorero, vicetesorero, albacea y vicealbacea, respectivamente, y los seis mayordomos: Manuel García Quemada, el escultor Eduardo Espinosa Cuadros, Luis Quero Ballesteros, Francisco Carrasco Jáimez, Emilio Quero Ballesteros y José María Nestares Cuéllar.

VII. La década de los años cuarenta

La Guerra Civil finalizó en abril de 1939, pero la Semana Santa no tuvo ese año más acto público y multitudinario que el de las tres de la tarde del Viernes Santo ante el Cristo de los Favores del Campo del Príncipe, al que asistió la Soledad de Nuestra Señora de la Hermandad de Jesús de la Humildad. No había dado tiempo a las cofradías, algunas sin organizarse, a preparar sus estaciones de penitencia. La de los Favores sí celebró su función principal el día 3 de mayo de 1939 y obsequió con un desayuno a los niños de las Escuelas del Ave María de las Vistillas y de la Quinta.

A partir del otoño de ese año las cofradías se aprestan a preparar las procesiones de la Semana Santa de 1940 y la Federación solicitó, por primera vez, licencia para hacer estación en la Catedral, cosa que le fue denegada (12). Ese año el Cardenal Parrado mandó adelantar los horarios, fijándose para la Hermandad de los Favores las 22:00 horas, para iniciar su procesión. Poco a poco, se veían frustrados los iniciales deseos de la cofradía de procesionar en la madrugada.

El Cristo salió sobre las primitivas andas que tuvieron que ser reformadas y reparadas de los destrozos padecidos en esos años de parálisis de la hermandad. El realizador de la reforma fue el ebanista Juan Navarro Jovelley, con taller en la calle del Duende, firmándose el encargo el 28 de enero de 1939. Para este trabajo, también presentó presupuesto el escultor Navas Parejo para enchapar en plata las andas, cosa que, evidentemente, no se realizó (13). Dichas andas, que seguían representando el monumento al Cristo, parece que se habían reducido de tamaño, quizá para poder salir de la iglesia de San Cecilio, y en las que se pusieron sobre la concha del basamento de la cruz dos ángeles portando candelabros.  

Martes Santo de 1940. Fot. "Patria"


El Cristo fue escoltado por la Guardia Civil con uniforme de gala, pues en esa primavera había sido nombrado hermano mayor honorario el general Bautista Sánchez. Era una manifestación de acercamiento a los cuerpos y autoridades militares que van realizando las cofradías por esos años.

En ese tiempo, accedió al cargo de hermano mayor, José Medina Rosales, hasta entonces albacea de la cofradía. Los inmediatos y anteriores hermanos mayores poco tiempo habían estado en el cargo. El Sr. Medina Rosales conseguirá en 1941 que la hermandad realizara la estación de penitencia el Jueves Santo, aunque no en la madrugada del Viernes, como era la aspiración primitiva de la cofradía. El Cardenal Parrado, uno de los prelados más intervencionistas en lo relativo a las cofradías, manifestó su deseo de que éstas realizaran sus estaciones siguiendo un orden cronológico de la Pasión de Cristo, quizá el cambio de día pudo deberse a este deseo del Prelado. De ese modo, la hermandad procesionó por primera vez el Jueves Santo, haciéndolo antes de la Cofradía del Silencio, ambas de cuyas imágenes eran Crucificados. Sin embargo, al año siguiente volvió a procesionar el Martes Santo.

El Viernes Santo de 1941, en el acto de las tres de la tarde ante el Cristo de los Favores del Campo del Príncipe, la hermandad organizó un besapies a la imagen del monumento, para el que montó una plataforma con escalinatas de acceso y descenso a los lados para que los fieles pudieran acceder a la imagen. Fue este besapies tan participativo que duró hasta las once de la noche.

A pesar de no contar con imagen de la Virgen el número de señoras, que participaban en la procesión vestidas con la mantilla, era bastante considerable, siendo la que las organizaba la vice-camarera mayor, doña Trinidad Morcillo Raya, reconocida diseñadora, bordadora y profesora de la Escuela de Artes y Oficios, así como hermana de famoso pintor Gabriel Morcillo.

Tampoco, estuvo mucho tiempo de hermano mayor José Medina Rosales, que también lo era de la antigua hermandad de la Purísima Concepción de la iglesia de Santa Ana. Puede que ambos cargos le fueran incompatibles, pues en 1942 deja el cargo que desempeñaba en la Hermandad de los Favores y lo sucede Antonio Arcas Carmona con el Coronel Nestares, como mayordomo mayor, tomando posesión de los cargos el día 6 de enero de 1943. En apenas quince años de vida de la hermandad había tenido nueve hermanos mayores, algunos de ellos habían ejercido el cargo solo nominalmente.

En esa nueva junta se encarga la realización de un nuevo paso para el Cristo al escultor granadino Nicolás Prados López, que había sido discípulo del también granadino, Luis de Vicente, el gran creador de los primeros grandes pasos de Málaga de destacada riqueza ornamental (1922 Esperanza y Nazareno del Paso, 1924) y algunos más. También realizó pasos para la Semana Santa de Cartagena. A Luis de Vicente, que como se ha dicho, diseñó la estética de la Hermandad de la Alhambra, le siguieron otros artistas, entre ellos, aunque más modestamente, Prados López, quizá por el menor potencial económico de nuestras cofradías o por no permitir las puertas de las iglesias granadinas la salida de esos grandes pasos, que en Málaga se montaban en tinglados en calles y plazas y no salían de las iglesias por sus grandes dimensiones.

El "Trono" de Prados López en el diario "Patria"

El paso encargado a Nicolás Prados López no estaría finalizado hasta 1944, y antes, como era costumbre, se dio a conocer al público, exponiéndolo en los salones del Centro Artístico. 

Pero para la Semana Santa de 1943 se modifica el hábito de la cofradía, al que se le añade un escapulario color negro, que unos años después se le suprimirá para añadirle una cruz en la parte delantera del capillo. Ese año fue el último que la hermandad procesionó la imagen del Cristo, que había venerado la antigua hermandad en pasados siglos, así como sus antiguas andas; la cofradía, también, había encargado una nueva imagen de Cristo al citado escultor, que salió en el nuevo paso en la Semana Santa de 1944. Prados López va a realizar la nueva imagen del Cristo inspirándose en la del monumento del Campo del Príncipe, imitando su cruz e imagen de tan tradicional devoción. No pereció bien este cambio de imagen a algunos entendidos, como al erudito y crítico de arte, Marino Antequera, que afirmó que el escultor la había realizado "con pie forzado", es decir, que había seguido instrucciones en ese sentido. Cumplido el encargo del paso, Prados López lo entrega unos días ante de la Semana Santa, el 28 de marzo de aquel año.

A. La Titular Mariana María Stma. de la Misericordia. Dos imágenes en un mismo año.

Antes de aquella Semana Santa, el 16 de febrero de 1944, la hermandad reforma sus reglas o estatutos, que aprobó el Cardenal Parrado, seguramente para incluir en ellos a la imagen mariana, que, desde entonces, será cotitular de la cofradía: María Santísima de la Misericordia, decisión que, al parecer, ya había sido tomada en el otoño de 1943. 

La hechura de la imagen mariana fue encargada al escultor granadino Antonio Martínez Olalla. Éste realizó una Dolorosa de vestir con las manos abiertas en actitud oferente y el rostro elevado hacia la imagen del Cristo, quizá propia para ser procesionada al pie de la Cruz del Señor de los Favores. No obstante, parece que existe un documento fotográfico de que aquella Semana Santa de 1944 la imagen de la Virgen de Martínez de Olalla no procesionó en el paso del Cristo, sino en otro con un palio realizado en terciopelo azul, cuyos varales fueron ejecutados por la Fundición Hermanos Carrasco, con taller en la calle realejeña de Santiago (15)

Ambas imágenes se bendijeron el día 23 de febrero de 1944 y presidieron los cultos del Quinario de ese año. La imagen de la Virgen de Martínez Olalla, parece que, tampoco, fue del agrado de Marino Antequera, pues alegaba que la imagen "repetía las actitudes y características de las vírgenes sevillanas", quizá aludiendo a algunas de éstas, como la Virgen de los Dolores de la Cofradía de las Penas de la iglesia de San Vicente o a Ntra. Sra. de las Aguas, de la Hermandad del Museo, o a alguna otra más.

Virgen de Martínez Olalla y Cristo de Prados López. Fot. Eco de Granada

Ese año, la hermandad hizo su estación de penitencia el Miércoles Santo, día 4 de abril, como cuarta hermandad de ese día, en el que salieron la del Rosario, Cristo del Consuelo "Gitanos" y Cristo de la Expiración "Escolapios". Probablemente, la aparición de dos nuevas hermandades, la de la Oración en el Huerto de los Olivos y la de la Sentencia, determinó que se reorganizaran en 1944 días y horarios.

La Hermandad del Cristo de los Favores salió a las 9 de la noche, más temprano que en años anteriores, y ,como era usual en aquella época, una banda de cornetas y tambores abría la procesión, que ese año fue la de Artillería. Detrás del paso del Crucificado, que iba iluminado con luz eléctrica (un foco resaltaba la nívea policromía del Cristo), marchaba la Banda del Regimiento de Infantería. Finalmente, el paso de palio de la Dolorosa de Martínez Olalla, a la que acompañaría un nutrido grupo de señoras ataviadas con bordadas mantillas. 

Como el año anterior la comitiva procesional bajó por la Cuesta del Progreso a la calle de Ángel Ganivet y Puerta Real, para subir por Reyes Católicos, donde estaba la tribuna, y seguir por la Gran Vía, Cárcel Baja, hacia calle de Elvira, y desde aquí a la calle de la Colcha, entrando en su barrio, El Realejo. A la salida de la hermandad, ésta se dirigió ese año a la calle de Santiago, donde se halla el convento de las Comendadoras de su nombre. 

No solo imágenes y pasos estrenó la cofradía ese año de 1944, también la corona de la Virgen, realizada en Sevilla, y que aún se conserva (15), y enseres, como la cruz de guía, labrada en talla calada de madera y sobreplateada, seguramente realizada en el taller de los Hermanos Romero Gamero, profesores de ebanistería de la Escuela de Artes y Oficios de Granada, muy ligados a la cofradía, y cuyo progenitor se había encargado de montar el paso desde los inicios de la hermandad. Asimismo, se estrenó el estandarte y el Senatus, que se bordaron en hilo de plata por las dominicas, y el libro de reglas con pastas en terciopelo y orfebrería -era la primera vez que se procesionaba en una hermandad de Granada-. También, era una de las primeras (tal vez la primera) en seguir patrones sevillanos en su presentación procesional. 

Corona primitiva que lució ese año, 1944, la Virgen. Detalle de foto proporcionada por A. Ortega García

B. La Capilla de Salida

Con el paso de palio y el de considerables dimensiones del Cristo, era imposible salir por la puerta de la iglesia de San Cecilio. Junto al templo, en la parte trasera, existían unos corrales y unas dependencias arruinadas desde la Guerra Civil, que en la antigüedad parece que fue el cementerio de la parroquia. Ese espacio lo percibió la cofradía como idóneo para poder construir una capilla, que les sirviera para poder montar los pasos y salir para su estación de penitencia. Parece que la idea era poderle hacer, también, un acceso desde la iglesia, para que allí las imágenes recibieran culto todo el año, cosa que no fue posible.

En marzo de 1945 ya estaba construyéndose la capilla -un artículo de la prensa así lo afirmaba-, por lo que es muy posible que en la Semana Santa de ese año aún no pudieran salir de ella los pasos, pero, tal vez, se hiciera en la siguiente de 1946. Seguramente, y, entre tanto, los pasos se pudieron montar en un tinglado en la placeta que hay junto a dicha capilla adosada a la iglesia.  

C. Se adquiere la Virgen de la Misericordia actual. 

Poco duraría en la hermandad la Dolorosa de Martínez Olalla; tal vez, no fue del agrado de los cofrades, y el propio Marino Antequera, refiriéndose al escultor decía, que "no ha sido esta una ocasión propicia para lucir sus cualidades". No obstante, pienso, que con la limitación que imponen las dos fotografías que se conocen del altar de cultos en el que aparece la imagen, por no ser de primer plano, ésta parece que no presenta tan escasa calidad (después se han realizado para algunas de nuestras cofradías imágenes de menor calidad artística).

Sea el motivo que fuere, pocos meses después de la Semana Santa de 1944, en agosto de ese año, la hermandad ya contaba con la Dolorosa actual. Se adquirió a las monjas clarisas del convento de Nuestra Señora de los Ángeles, sito en la vecina calle de Molinos, imagen que la crítica artística atribuía a la Escuela Granadina y, concretamente, al taller de los Moras. Muchos años después se ha descubierto como su autor a Francisco Morales González (1845-1908), que, efectivamente, siguió los patrones de dicha escuela, como los han seguido otros escultores granadinos del siglo XX. Este descubrimiento se realizó en 1992, al restaurarse la imagen por el sevillano, Manuel Bonilla Cornejo, que apreció en uno de los hombros de la imagen el nombre del escultor y la fecha de su hechura, 1896. Parece que en dicha restauración retiró la firma del hombro y lo repolicromó, pero trasladó la nota al candelero para conservarla.

La tradición oral, transmitida por algunos directivos de la época, decía que la imagen había sido donada a las monjas por una familia de un militar de apellido Alonso. Conociendo la existencia de esta imagen y la posibilidad de que las monjas la vendieran Ramón Martínez Rioboo, directivo de la hermandad, y antes hermano mayor de la Esperanza, se lo comunicó a los señores Arcas Carmona y Carrasco Jáimez, hermano mayor y secretario, respectivamente, de la Cofradía de los Favores. Éstos acudieron a tratar el asunto con las religiosas de los Ángeles, llegando al acuerdo de adquirirla por precio en especie. La transacción se cerró con la obligación de entregar a las monjas trigo -muy importante en aquella época posbélica de escases-; otra versión expresa que fueron 19 sacos de harina. Fuera de una cosa u otra el pago de la imagen se realizó con dicho cereal, que por lo visto era fácil de obtener al ser algunos directivos de la hermandad, a su vez, del Servicio Nacional del Trigo. Junto a la imagen se adquirió una diadema en plata de ley de 916 mm, realizada a finales del XIX por el taller de los Secano, y una media luna de plata, piezas que la Virgen llevaba y un cajita de alhajas, también perteneciente a la imagen (16).    



La Virgen parece que tenía originalmente las manos entrelazadas y se le cambiaron por las que realizara Martínez Olalla para la Dolorosa que fue sustituida por ésta. Quizá este cambio de manos se realizaría en una elemental intervención de la imagen, que hicieron los hermanos Romero, y que consistió en ponerle más altura al candelero desde la cintura, ya que las parte superior estaba tallada (17)

En los meses posteriores se preparó el paso de palio donde iba a procesionar la Virgen en 1945, que lo hizo en la misma parihuela que había realizado Martínez Olalla para la anterior imagen. Un respiradero para el paso se hizo, también, ese año en metal cincelado o de filigrana, de formato estrecho y rectangular, así como, diez jarras, doce violeteras y los dos candelabros de cola de los de guardabrisas, tallados en madera y dorados. Asimismo, en la mesa de altar llevaba una reliquia del Patrón de Granada, San Cecilio, sin que el diario Patria, que fue el que dio la noticia, dijera en qué consistía. Este diario ya fijó en ese tiempo, curiosamente, la fecha de fundación de la hermandad en 1682, lo que nos indica que entonces tenían alguna noticia de su antigua cofradía. También, llevaba los varales del año anterior, así como el palio de terciopelo azul, al igual que los faldones. 

La Virgen de la Misericordia fue vestida por Jesús Muro con saya de moaré blanco bordado y cintillo dorado con pedrería, y un rostrillo de tul, cubriéndose la imagen con una mantilla blanca a modo de toca. La estética del paso de palio sevillana se estaba imponiendo en Granada, especialmente por las hermandades de los Favores y de la Sentencia.

La Cofradía salió ese año el Miércoles Santo, como el año anterior, a las ocho y media de la noche -seguía adelantando su horario con respecto a años anteriores-, para hacer igual itinerario que en 1944. Los años siguientes los empleará la hermandad en formar el paso de la Virgen con bordados y orfebrería. También, se reformó en ese tiempo el escudo de la cofradía, que consistía en un ovalo formado por una ráfaga solar, que enmarcaba la cruz de los Favores y, a sus lados, una granada, el báculo y la mitra, en alusión al primer obispo de Granada, San Cecilio.




El hermano mayor de la hermandad, Francisco Antonio Arcas Carmona, era vicepresidente de la Federación de Cofradías, cargo del que dimitió, al hacerlo su presidente, Félix Infante Vílchez. Justificó su dimisión, por el desacuerdo con algunos hermanos mayores, que criticaron el haber negociado una rebaja del donativo que daba el Ayuntamiento a la Federación a cambio de un donativo de igual cuantía. No obstante, formó parte de la comisión que creada en 1947, junto al Presidente y Vicepresidente de la Federación, para pedir al Vicario General la licencia para la entrada en la Catedral de las cofradías, cosa que por segunda vez les fue denegada. En esta ocasión la negativa se pudo deber al enfado del consiliario de la Federación, Monseñor Fernández Arcoya, contrario a la entrada en la Catedral de las cofradías.

Ese año, el Arzobispo Parrado asistió a la función principal de la hermandad, para la que se montó un espléndido altar de cultos. Ésta, también, llevó al Campo de Príncipe a las tres de la tarde del Viernes Santo, al Crucificado antiguo de la primitiva cofradía para realizar el besapies a dicha imagen. Las dificultades de hacerlo con el Cristo del Monumento por la altura de su situación, aconsejo realizarlo con dicha antigua imagen, acto que seguiría realizándose en los siguientes años.  

En 1946 se cambia la toldilla del palio por una de maya bordada por el bordador sevillano Leopoldo Padilla, firmándose el contrato en febrero de 1946. No la terminó de bordar y ese año salió la Virgen en la estación de penitencia con  un "gloria", que representaba un corazón llameante, y unas estrellas bordadas repartidas por el techo; las bambalinas delantera y trasera de maya, llevaban bordado el escudo de la cofradía. Al año siguiente (1947) se bordaron completas dichas bambalinas y también las laterales, que en esta ocasión las realizaron las monjas dominicas. Ese año será el último en el que la hermandad realice su estación de penitencia el Miércoles Santo. La hizo oficialmente en ese día durante cuatro años (1944-1947), aunque, verdaderamente en 1947 por presentarse la lluvia el Miércoles Santo, aplazó su salida al Jueves Santo.



Ese año de 1947 la cofradía salió aún más temprano, a las seis de la tarde, y al pasar por la calle de Santiago paró el paso de palio ante el convento de las Comendadoras, que entonaron una salve a la Virgen de la Misericordia, siguiendo después el itinerario, que fue el mismo de años anteriores. También, al llegar de regreso a su templo, se acercó hasta el convento de los Ángeles, donde se le había dado culto a la imagen de la Virgen hasta que la adquirió la cofradía; el motivo fue que la contemplaran y le rezaran las monjas franciscanas. 

Ese año, la Virgen estrenaba una saya de tisú dorado bordada en oro, una daga de plata y pedrería, más seis ciriales e incensarios. El Cristo de los Favores llevó en el paso una reliquia del entonces Beato Antonio María Claret, cedida por los religiosos claretianos que regían entonces la parroquia de San Cecilio.

Entre otros acontecimientos, en octubre de ese año, se celebró el Dogma de la Asunción de la Virgen con una procesión extraordinaria en la que se llevó a la imagen de este título de la iglesia de Santa Ana sobre el paso de la Virgen del Rosario, que le realizó Prados López. La Hermandad de los Favores, que tenía por precepto reglamentario la defensa del Misterio de la Asunción, colaboró sufragando el exorno floral del paso (18)




D. La nueva imagen del Cristo de los Favores

1947, finalizará con un hecho de gran relevancia: la adquisición de la que es actual titular de la hermandad. Había entrado en el cargo de hermano mayor, Francisco Carrasco Jáimez, que sucedió a F. Antonio Arcas Carmona. El nuevo hermano mayor, junto con Francisco Muro, estaban realizando la búsqueda y gestiones para adquirir una nueva imagen de Cristo Crucificado, y con él sustituir el que hiciera Prados López unos años antes. La nueva imagen del Cristo fue hallada en el Beaterio de Santa María Egipciaca, que estaba en la calle de Recogidas, lugar en el que en siglos anteriores se "arrecogían" mujeres "descarriadas" (allí estuvo presa Mariana Pineda) para su rehabilitación social. Entonces el Beaterio y su iglesia, hoy desaparecidos, estaban ocupados por las Carmelitas Misioneras con las que se llegó a un acuerdo transaccional por el precio de 12.000. Ptas., formalizándose escritura de compra ante el notario sustituto Moscoso Ávila, según testimonio de un directivo de la época.
 
Se trataba de una imagen de finales del siglo XVI o principios del XVI, que la opinión artística de entonces atribuía al discípulo de Diego de Siloé, Baltasar de Arce, y con esta creencia se llegó a finales del siglo XX. El interés de algunos cofrades por las imágenes de nuestra Semana Santa ha hecho que se tome interés por la autoría de esta imagen, valorando sus características artísticas, pues Gómez Moreno, ni siquiera nombra a este Crucificado en su Guía de Granada, y Gallego y Burín solo hace referencia a "un crucificado en el coro del siglo XVI, sin que sepamos si, verdaderamente, se refiere a éste o a cualquier otro. En publicaciones más modernas, como la de Martínez Medina en 1989 en una fotografía de su obra Cultura religiosa en la Granada renacentista y barroca, aún lo asigna a Baltasar de Arce, escultor que falleció en 1564, cuando aún no existía interés en Granada por el naturalismo. 

En definitiva, no ha habido un estudio significativo sobre esta notable imagen por parte de los expertos en arte, de modo que algunas referencias de éstos a a esta talla han ido a remolque de las opiniones sobre su autoría vertida por cofrades en algunos artículos y coloquios, en los que ya se barruntaba, que los grafismos escultóricos que presenta la imagen de este Crucificado la sitúan en el entorno del maestro Pablo de Rojas. Así, se manifestó, ya en 2003, en mi trabajo sobre la historia de esta hermandad, dentro de libro Setenta y cinco años de Favores (19).



Una vez adquirida la imagen, se depositó en la capilla externa que había construido la hermandad para que el escultor Espinosa Cuadros -hay otros que estiman que fue Roldán de la Plata-, le realizara un trabajo de restauración de algunos desperfectos en las manos y en la tibia de la pierna derecha. 

Con aquella somera intervención, la imagen salió en la Semana Santa de 1948, habiéndose tenido que alargar el paso 50 cm. por José Luis Ruiz Cobo, que hizo en las esquinas unos adornos. Ese año la cofradía salió el Jueves Santo, día en el que realizó su estación de penitencia durante bastantes años más, junto a la de Ntra. Sra. de las Angustias de Santa María de la Alhambra y a la del Cristo de la Misericordia del Silencio.

La cofradía fue una de las pocas en organizar tertulias entre sus cofrades (también la del Silencio) en los años cuarenta. En el caso de esta hermandad se reunían en al Centro Artístico de la calle de Mesones, que estaba en el edificio del Café Suizo. Allí intercambiaban ideas y pareceres los últimos hermanos mayores y directivos, como los señores Arcas Carmona, Carrasco Jáimez, Francisco Muro, Martínez Rioboó, Villarejo, Manganell...etc. Fruto de las mismas fue haber transformado la cofradía con el gran esplendor que en esos años presentaba; si bien, se diluyó el carácter de severidad y granadinismo que le quisieron imprimir sus fundadores, para acercarse, cada vez más, a la estética sevillana. En aquellos años hacían de capataces o, más bien, mayordomos de paso, Mariano Díaz de Tejada, en el del Cristo, y Eduardo García Sánchez, en el de la Virgen.

Siguiendo esta esa estética, en la Semana Santa de 1949 al Cristo se le suprimió la corona de espinas de metal, para realizarle unas ráfagas o potencias de plata sobredorada, que le labró el orfebre granadino Antonio Salazar, que, también, hizo ese año para la Virgen de la Misericordia una nueva corona en plata de ley, en la que mezcló los estilos gótico y renacentista, y con un recamado nimbo inspirado en la rejería andaluza del siglo XVI, que rodeaban las ráfagas y las clásicas estrellas. Pieza de una gran originalidad para aquella època, que la Virgen ha lucido (con ciertas reformas) en las procesiones hasta hace no muchos años. La pieza se expuso en el Centro Artístico antes de imponérsela a la imagen. También ese año la cofradía estreno el libro de reglas con tapas en plata de ley, realizada, también, por el orfebre Antonio Salazar.




El 27 de febrero de ese año (1949) le fue impuesta dicha corona por Monseñor Fernández Arcoya, consiliario de la Federación de Cofradías y Prelado Doméstico de Su Santidad, en solemne función religiosa celebrada en San Cecilio, siendo padrinos Mariano Pertíñez de Tejada y su esposa Teresa Cardenete Jerez. A la Virgen se la atavió ese día con el manto de la Ntra. Sra. de la Salud, que como se ha dicho, era imagen de antiquísima hermandad y devoción en dicha iglesia y del Barrio. Al final de la ceremonia se entonó el Te Deum y las campanas de los seis conventos del Realejo tocaron a rebato. Después, en la Placeta de la iglesia se celebró una comida de hermandad con los niños de la feligresía, que consistió en una paella, realizada por las monjas (20).

Los trabajos de orfebrería en el paso de la Virgen se seguirán realizando por Antonio Salazar, al que se le habían encargado los respiraderos en alpaca plateada, que constituyeron una verdadera obra de filigrana orfebre, así como, las jarras de entrevarales y las violeteras delanteras. Todo este trabajo lo fue realizando entre los años 1948 y 1952. Paralelamente, la Hermandad de la Sentencia, la otra corporación granadina que imprimía un carácter sevillano a su presentación externa, realizó en ese periodo la orfebrería del paso de palio de María Stma. de las Maravillas. En Granada, hasta  ese momento, los respiraderos se realizaban en madera tallada y dorada con hechura barroca (era una excepción el paso de Santa María de la Alhambra, que estrenó la orfebrería del mismo en estilo nazarí en 1931). Estas dos hermandades serán las que introdujeron las formas sevillanas en la Semana Santa granadina.

IX. Los años cincuenta

La hermandad de penitencia había llegado a asentar en los años transcurridos desde su fundación una estética cofrade de "hermandad de barrio", y como hemos relatado, un sentido sevillanista de la de dicha estética, sin olvidar sus cauces granadinos, en cuanto que era heredera de una antigua hermandad y devoción tan granadina y ancestral. En este último aspecto, no olvidó el culto de cada viernes al Cristo de los Favores, que se remontaba a siglos pasados con el ejercicio de la Adoración a las Cinco Llagas,  mediante una misa matutina, que se celebraba a las 9:30 de la mañana, y el vía crucis vespertino hasta en Cristo del Monumento, raíz de la devoción, que era muy concurrido, y en el que se rezaba el Santo Rosario, finalizando con un besapies, que duraba desde la mañana hasta la tarde.   

También, se instituyó el Quinario al Cristo que comenzara el Miércoles de Ceniza para celebrar la función principal el domingo siguiente, en la que se realizaba una procesión con el Santísimo Sacramento por el interior de la iglesia, y se visitaban todas las capillas del templo de San Cecilio, finalizando estas ceremonias con un besamanos a la Virgen de la Misericordia. En estos cultos se hacía por los cofrades protestación de fe al Dogma de la Inmaculada Concepción y al de la Asunción de la Virgen. Con la asistencia a estos actos se ganaban 200 días de indulgencia, que había concedido el Cardenal Parrado y otras antiguas de diversos prelados.

En el aspecto procesional, la hermandad siguió enriqueciendo su patrimonio material, realizándole al paso Cristo para el Jueves Santo de 1951 un respiradero al canasto que había realizado Nicolás Prados López seis años antes. Con ello, el paso ganó en altura y dimensiones (4,40 de largo por 3,20 de ancho). También el de la Virgen se mejora esos primeros años cincuenta con ocho jarras nuevas entre los varales y otras ocho pequeñas, realizadas por el orfebre que hizo la corona, Antonio Salazar, que fueron costeadas por  cofrades, cuyos nombres figuran tallados en las jarras.

El Cristo en el Paso de Prados López con el respiradero de 1951. Foto A. Padial





En la Semana Santa de 1952 se conmemoraba el XXV Aniversario de la Fundación de la Federación de Cofradías (1927-1952) decidiendo este organismo cofrade realizar una procesión conmemorativa, la primera Magna que se celebraría en Granada, en el Viernes Santo de aquel año. Los planes de sacar muchos pasos se quedaron en solo cinco por decisión del Arzobispo, que conmemorarían los Cinco Misterios de la Pasión. 

En estos cinco pasos se procesionarían imágenes poco conocidas, algunas titulares de antiguas hermandades desaparecidas, como la Oración en el Huerto de San Antón, y otras antiguas devociones, como las Negaciones de San Pedro de Santa Paula, hoy en San Jerónimo, el Nazareno del Santo Ángel Custodio, el Cristo de la Humildad del convento de Zafra, y como paso de Crucificado se eligió al Señor de los Favores, que ese año saldría dos veces: el Jueves Santo en su estación de penitencia y el Viernes Santo en la procesión extraordinaria. Finalmente, ésta se vio frustrada por la lluvia y, aunque salieron los pasos a la calle para ir a la Catedral, desde donde comenzaría la comitiva, no llegaron a ella por tener que refugiarse de la lluvia, unos en la Audiencia y otros regresar a sus templos. 

Ese año, la hermandad homenajeó al XXXVI Tercio de la Guardia Civil, tantos años acompañándola en sus procesiones y escoltando a los pasos, así como, mandando a las mismas su extraordinaria banda de cornetas y tambores. Dicho homenaje consistió en su nombramiento como hermano mayor honorario de la cofradía, entregándole un pergamino en la función principal a su Coronel Jefe.

La falta de apoyo institucional y por parte de la industria y comercio granadino, hicieron peligrar en 1953 las procesiones de Semana Santa, provocando, asimismo,  un enfrentamiento entre el presidente de la Federación, Sr. Gómez Sánchez-Reina, y la comisión de propaganda de dicho organismo, en la que estaba de presidente el hermano mayor de los Favores, Sr. Carrasco Jáimez. El asunto consistió en que se había comunicado a la prensa la intención de la Federación de Cofradías de suspender la Semana Santa de ese año, hecho que provocó que los miembros de la citada comisión presentaron su dimisión, si bien, no les fue aceptada. Finalmente, se llegó a un acuerdo y la Semana Santa de 1953 se celebró procesionalmente.

Pese a que parte de las cofradías empezaban a mostrar signos de decadencia por la falta de medios económicos, otras seguían mostrando su esplendor, como ésta del Cristo de los Favores. Ese año estrenó el llamador, además de las jarras, que había realizado Salazar. En Granada la "llamada" de los pasos, al igual que en Málaga, se hacía con una campana, que solía figurar sobre un varal delantero del paso o en medio del frontal del canasto o del respiradero. Esta cofradía, en su trayectoria de "sevillanización", pudiera haber adoptado ese año lo que conocemos como "llamador", hoy extendido por todas las cofradías. También la Virgen de la Misericordia estrenó una toca de sobremanto bordada en maya de oro.

El día 1 de abril de 1953 comenzó el bordado del nuevo manto de la Virgen, que no se bendeciría hasta un año después, es decir el 4 de abril de 1954, Domingo de Pasión. El trabajo fue realizado bajo la dirección de la famosa profesora de la Escuela de Artes y Oficios  y camarera de la Virgen, doña Trinidad Morcillo Raya, bordándose según el diseño (se dice que en estilo "mudéjar") de Luis Martín Ramos, alumno de carpintería de dicho centro educativo. El pintor y  director de dicha Escuela, Gabriel Morcillo, cedió a su hermana unas dependencias de las misma para que se realizara la obra por las diez bordadoras que intervinieron en el manto. 

El material del manto consistió en terciopelo color carmesí, que fue adquirido en la ciudad de Tánger y donada la tela por la colonia española de aquella ciudad, trayéndola a Granada el secretario de la hermandad, Octavio Luis de Vargas. Marino Antequera nos describe el manto como de 28 metros cuadrados y bordado con lentejuelas, canutillo y cordoncillo de oro, informándonos de que en el borde superior de la pieza se puso esta frase "Me dio forma y espíritu doña Trinidad Morcillo Raya". Además, se puso en el interior un documento en el que se escribió los nombres de las personas que lo habían bordado (21)

Foto del manto de Trinidad Morcillo en 2002. A. Padial

A las doce de aquel Domingo de Pasión de 1954, en solemne ceremonia, se bendijo el manto, siendo apadrinada por el XXXVI Tercio de la Guardia Civil, representado por su Coronel Jefe, Eulogio de Límia y esposa, asistiendo a la misma el Presidente de la Federación de Cofradías, Sr. Gómez Sánchez- Reina. Terminada la ceremonia la Virgen estuvo expuesta en devoto besamanos todo aquel día, hasta que, ya de noche, se trasladaron las imágenes a la capilla adosada externa, para colocarlas en sus pasos porcesionales. Dicho manto aún lo la Virgen en sus estaciones de penitencia, aunque existe un proyecto de ejecución de uno nuevo, del que más tarde se tratará. En la estación de penitencia de aquel Jueves Santo, día 15 de abril, la Virgen estrenó el manto, luciendo con él una saya, realizada con bordados del siglo XVIII. 

La tribuna oficial se había instalado ese año en el Embovedado del río Darro, por lo que la hermandad, tras bajar por la Cuesta del Progreso, se dirigió por la Plaza de Mariana Pineda y el Campillo Bajo hacia dicha tribuna. El Viernes Santo, se colocó la imagen del Cristo de los Favores en la puerta de la iglesia de San Cecilio, para un acto de besapies multitudinario, que duró más de tres horas.

A. Fusión con la Hermandad Sacramental de la Parroquia de San Cecilio

Aquel año de 1954, fue muy señalado para la hermandad, pues fue aprobada la fusión con la Hermandad Sacramental de la parroquia, probablemente fundada en aquellos años de proliferación de hermandades sacramentales parroquiales de la segunda mitad del siglo XVI y primera del XVII. Pocos datos he investigado sobre esta hermandad, pues he dirigido mis pesquisas, hasta ahora, hacia las hermandades de penitencia, pasionistas o de gloria antiguas, primordialmente. Pero sí tengo el dato de que en la capilla de la Hermandad de Ntra. Sra. de la Salud estaba el Sagrario de la Iglesia del que cuidaba dicha hermandad, al menos por los años treinta del siglo XVIII, ¿Es éste un dato del que podamos inferir que las hermandades de Ntra. Sra. de la Salud y la del Santísimo en esa época estaban agregadas?  No es de extrañar, porque Ntra. Sra. de la Salud era la imagen de más devoción de la parroquia, y estas uniones o agregaciones eran cosa corriente en aquellos siglos, soliendo las hermandades sacramentales tomar, en muchos casos, como patrona una imagen mariana; así ocurrió, que recuerde, con la de Ntra. Sra. del Socorro, patrona de la Sacramental de Santa Escolástica.

No sabemos cuándo la Hermandad de Ntra. Sra. de la Paz se agregaría a la Sacramental de la parroquia, quizá pudo producirse esa agregación en años posteriores a 1733. En esa fecha se describen en un documento las capillas y hermandades con sede en la iglesia de San Cecilio y ambas cofradías aparecen independientes en esa fecha. La descripción de dichas capillas y hermandades era la siguiente: la de Ntra. Sra. de la Salud, la de las Ánimas del Purgatorio, la de Ntra. Sra. de la Paz, la del Santísimo Sacramento y la del Cristo de los Favores. Quizá, la agregación se produciría en la segunda mitad del XVIII, cuando muchas hermandades comienzan a decaer, como consecuencia, entre otras razones, de las exigencias de su control por las autoridades racionalistas de la Ilustración.

La Hermandad Sacramental, parece que se fundó 1590, aunque tradicionalmente se ha fijado que lo fue en 1622, fecha en la que, probablemente, existiera alguna nueva regla. Luego, se tiene noticia de que en 1680 se fundó la Hermandad de Nuestra Señora de la Paz, que parece que fue llevada a cabo por unos jóvenes de la parroquia, que, después se dieron unos estatutos en 1706 (22). Acerca de esta diferencia entre la fundación y los estatutos, diremos que era usual que las hermandades se fundaran años antes de formalizar sus reglas e, incluso, esas de 1680 pudieron deberse a una adaptación de otras anteriores. También, los estatutos de 1706 pudieron realizarse para imprimir el carácter rosariano a la cofradía de Ntra. Sra. de la Paz; porque, asimismo, era usual que al proliferar  las hermandades rosarianas a finales del siglo XVII y principios del XVIII, muchas hermandades marianas que se habían fundado antes de ese auge rosariano adquiriera ese carácter. Asimismo, ese impulso que dieron los jóvenes en 1706 a la hermandad de la Virgen de la Paz, pudo tener como consecuencia el encargo de la imagen que hoy se venera, que está fechada de tres años después, según Gómez Moreno.

También diremos, que lo más probable es que la hermandad, fundada en 1680, tuviera una Virgen de la Paz anterior a la que hoy conocemos, el citado erudito, Sr. Gómez Moreno en su Guía de Granada dice que la imagen se realizó en 1709, cosa que, también, repite en la de Gallego y Burín. El muy probable  que esta nueva imagen fuese realizada como consecuencia de aquella reorganización de 1706. No es de extrañar, pues era práctica corriente, como ocurre en la actualidad, que las hermandades cambiaran de imagen, adaptándose a los estilos de cada época. Tradicionalmente, se ha atribuido la Virgen  de la Paz a los Mora y sus grafismos escultóricos así lo sugieren, estando más cerca de los de Diego de Mora (1658-1729) que de los de José de Mora (1642-1724).  

  



Aún a finales del siglo XIX la hermandad conservaba su vitalidad y celebraba a la Virgen de la Paz una novena con función en el segundo domingo de octubre. Con dicho motivo se establecía en esos días una feria en el Campo del Príncipe, que constituían las fiestas de otoño en esa zona del Barrio del Realejo. Las últimas noticias recogidas de la celebración de dichas fiestas son de 1870, seguramente, se celebraran algunos años más tarde. Esta feria se dedicaría al Cristo de los Favores cuando a partir de 1884 se organizaron sus cultos. 

De la Sacramental aún tenemos noticias de su actividad en 1915, año en el que asiste a unos cultos y procesión que se organizan a la ermita de Ntra. Sra. de Lourdes, situada en el Barranco del Abogado, dependiente de la jurisdicción parroquial de San Cecilio. En dicha comitiva fue la Hermandad Sacramental con su estandarte, asistiendo el que fue Prelado Doméstico de Su Santidad, Mons. Fernández Arcoya (23). 

Muchas de estas hermandades sacramentales fueron decayendo y, es probable, que en el año 1954, cuando se le agrega la del Cristo de los Favores, la Sacramental de la Virgen de la Paz, estuviera con pocos hermanos y casi desaparecida. Ello lo deducimos de los estatutos en los que la Hermandad del Cristo de los Favores, de acuerdo con el párroco, decide "restaurar la referida Hermandad Sacramental de Ntra. Sra. de la Paz, uniéndolas en una sola hermandad a la Cofradía del Cristo de los Favores, que, desde entonces, llevará el título de "Venerable y Muy Antigua Hermandad Sacramental de Nuestra Señora de la Paz e Ilustre Cofradía de Penitencia del Santísimo Cristo de los Favores y María Santísima de la Misericordia".

A partir de esta fusión, y hasta nuestros días, han sido muchas las cofradías de penitencia las que se han fusionado a las Sacramentales de sus parroquias, evitando así la pérdida de estas históricas hermandades, algunas con más de cuatro siglos de historia. 

Aprobada canónicamente la fusión se celebró una solemne función de acción de gracias a la Virgen de la Paz con  un Te Deum. Ya, en la Semana Santa de 1955 la hermandad estrena el guion sacramental con orfebrería de Antonio Vílchez, siendo el óvalo central del mismo el del antiguo estandarte de la sacramental. En ese tiempo, la hermandad tenía aún el antiguo proyecto de habilitar la capilla de salida, anexa a la iglesia de San Cecilio, para dar culto allí a sus titulares, en la que se realizarían tres altares, el del Cristo en el centro y dos laterales para la Virgen de la Misericordia y para la de la Paz. Esta capilla se comunicaría con la iglesia a través de la del baptisterio, separándolas una reja, proyecto que, evidentemente, no se ha realizado.

Lógicamente, la hermandad cambió el escudo para insertar en él las referencias a su nuevo carácter sacramental con la representación de la Custodia y de la Virgen Dolorosa con un corazón traspasado por la siete espadas, orlado todo el conjunto en sus partes laterales y baja con la divisa: Contra Deum nunquam, proeter Deum nihil (nunca contra Dios y nada excepto Él). La medalla de los hermanos reproduciría en escudo y título de la hermandad con cordón de seda blanca y morada, excepto la del hermano mayor que sería de color dorado y el del vice-hermano mayor, que sería plateado. 

También, el hábito había cambiado en esos años de mediados de los cincuenta, siendo de color negro la túnica y rojo el capillo. 



El carácter de sacramental llevó a la realización de cultos específicos al Santísimo Sacramento, como la misa de los primeros domingos de cada mes con exposición del mismo por las tardes y procesión claustral; la vela diurna ante el monumento del Jueves Santo y una vela nocturna, si la Adoración Nocturna no la realizara; acompañar al Santo Viático a los enfermos e impedidos y asistencia con el guion sacramental a la procesión del Corpus Christi. Asimismo, se instituyó una función a la Virgen de la Paz en su festividad del día 24 de enero; una función solemne al Cristo de los Favores en el primer domingo de Cuaresma, conservándose el tradicional quinario y el besapies a la imagen a las tres y  media de la tarde, así como, la asistencia al Ejercicio de las Siete Palabras en el Campo del Príncipe, acto que prescribió como obligatorio el Arzobispo Mons. Santos Olivera. A todo ello, se añadió una solemne función a la Virgen de la Misericordia el Domingo de Pasión en el que se prestaría juramento de creencia en la Mediación de la Santísima Virgen.  

Los nuevos estatutos variarán la exigencia de que la estación de penitencia se realizara en la madrugada del Viernes Santo, para trasladarla a la tarde del Jueves Santo, que era el día que en esa època la realizaba la hermandad. Las exigencias de los arzobispos de que las cofradías no salieran muy tarde se reflejan en esos estatutos, que le daban a la hermandad solo tres horas para permanecer en la calle, debiendo de estar en su templo antes de las doce de la noche, cosa que no se cumplía nunca, como no se cumplían otros preceptos tales, como el de aplaudir al paso de las imágenes o contratar saeteros y aplaudirles.

Como reminiscencia de las antiguas hermandades se prescribía asistir a los entierros de hermanos con el estandarte de la hermandad y bandera, y en el del hermano mayor, tendría que ir una comisión de cargos menores. 

Guion Sacramental con óvalo de la primitiva hermandad de la Virgen de la Paz

En la Semana Santa de 1955 se estrenó en la estación de penitencia una nueva cruz de guía y en el Jueves Santo del siguiente año no realizó dicha estación por impedírselo la lluvia, lo mismo ocurrió con la Hermandad del Silencio. Sí lo hizo la de Ntra. Sra. de las Angustias de Santa María de la Alhambra, aunque se vio deslucida por la impertinente meteorología. Al día siguiente, Viernes Santo, la hermandad llevó al Cristo de los Favores en posición horizontal, sobre angarillas, al acto de las tres de la tarde de Adoración de las Cinco Llagas, ante el monumento. Allí erguían al Cristo ante el monumento, procediéndose a un devoto besapies multitudinario, que se repitió en los años siguientes,  aunque a partir del año 1961 o 1962 se llevó a esta ceremonia la imagen del Cristo de los Favores de la antigua hermandad (hay fotos en el diario "Patria" con esta imagen en el besapies del Campo del Príncipe de 1963, de 1966 y 1969).   
A partir de entonces, comenzaron a apreciarse signos de crisis en la Semana Santa de Granada. Los años 1957 y 1958 fueron lluviosos no ocupándose las sillas del itinerario oficial, ni de las tribunas, con graves pérdidas para las cofradías, que hicieron peligrar la Semana Santa de 1959. Pese a las inclemencias del tiempo, la hermandad salió en estación de penitencia el Jueves Santo de 1958, aunque retrasó su salida, para hacerla a las 22:30, aprovechando una pausa en la lluvia, aunque el ambiente fue un tanto frío y desangelado. Pasada la tribuna, la cofradía tuvo que acortar el itinerario y acelerar el paso a marcha forzada, siguiendo los compases rápidos de la banda de cornetas y tambores de la Guardia Civil, cuyo Teniente Coronel, Sr. Pelayo, iba en la presidencia de la procesión.  

En estos años, ya no bajaba la procesión por la Cuesta del Progreso, sino que desde Santa Escolástica y Colcha se dirigía a Plaza Nueva y Elvira, para por Cárcel Baja entrar en la Gran Vía y Zacatín, dando la vuelta a la Plaza de Bibrambla, para seguir por Mesones, Puerta Real, Ganivet, San Matías y Navas y pasada la tribuna, subía por Reyes Católicos para por la Calle de Sierpe Alta, Plaza de las Descalzas y Pavaneras entrar en su barrio (la calle Sierpe Alta discurría desde la calle Reyes Católicos a la parte trasera del conventos de las Carmelitas Descalzas y desapareció al realizar la Plaza de Isabel la Católica). Un itinerario bastante extenso, pero que la cofradía realizaba en menos de cuatro horas. En esa época, aún no se "recreaban" tanto las cofradías en la calle, preferían andar sin demasiadas pausas a favor de itinerarios más extensos.

El Jueves Santo de 1959 en la estación de penitencia del Cristo de los Favores salió un  tercer paso: el de Jesús de las Tres Caídas, que en esos años de finales de la década se estaba gestando una nueva hermandad, que tendría como titular esta antigua imagen, que ya tuvo su cofradía de penitencia, formada por personas del gremio de los cocheros, en los siglos XVII y XVIII. Dicha antigua hermandad, con sede en el convento de San Francisco "Casa Grande", hacía estación en la tarde del Jueves Santo. Fue la cofradía de la que sabemos que tuvo un paso de "Misterio", con el Cirineo y soldado romano, y, parece, que del mismo formaban parte una Dolorosa y San Juan en el momento del "Encuentro". La imagen, después de suprimido el convento franciscano, pasó a Santa Isabel la Real, siendo hoy, como sabemos, titular de la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario. Parece que la iniciativa para recuperar esta imagen de Jesús de las Tres Caídas se debió al que fue Presidente de la Federación de Cofradías y hermano mayor de la Hermandad de la Santa Cena, el Sr. Gómez Sánchez-Reina. 

Para esta salida procesional de 1959, la Cofradía de Jesús de Jesús de la Humildad, le cedió un paso de la Soledad de Ntra. Sra. que era de caoba formando cuarterones, con una crestería barroca dorada, rematada por tulipas y los cuatro faroles de esquina del paso de Jesús de la Humildad. Iba acompañado del Cirineo y del centurión romano, de su antiguo paso del siglo XVIII, imágenes, que también se conservan en el monasterio de Santa Isabel la Real.



La imagen de Jesús de las Tres Caídas con su sección de nazarenos, salió de la iglesia de Santo domingo para incorporarse a la estación de penitencia de la Hermandad del Cristo de los Favores, a su paso, a las 23:30 de la noche por la plaza de esta iglesia y convento de Santa Cruz la Real, volviendo a este templo a su regreso de dicha estación ya avanzada la madrugada del Viernes Santo. La Hermandad de los Favores siguió hacia el Campo del Príncipe, para encerrarse en su capilla. Los hábitos de los nazarenos (túnica blanca y capillo rojo) fueron prestados por la Hermandad de la Santa Cena, siendo pues, las tres cofradías del templo dominico quienes prestaron los elementos para que se hiciera realidad esta salida procesional de Jesús de la Tres Caídas (24).

Era la primera manifestación externa de la posible recuperación de su histórica hermandad, cuya Dolorosa puede que sea una de las dos que se conservan en el monasterio de Santa Isabel la Real, puesto que se han conservado allí durante más de dos siglos las imágenes del Cristo, del Cirineo y del Centurión romano.

La hermandad, en formación, que quiso tener su sede en el monasterio albaicinero de Santa Isabel la Real, no llegó a cristalizar por no ser aprobada por la autoridad eclesiástica, después de estar organizándose durante dos o tres años. Aunque sí volvió a salir al año siguiente de 1960, en el que volvió a hacer estación con el paso de Jesús de las Tres Caídas, dentro de la procesión de la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario. Ya, después, no se supo más de ella, aunque la imagen y su "misterio" fueron recuperados, años más tarde, por esta última hermandad, de la que actualmente la imagen de las Tres Caídas es su titular.

La madrugada del Viernes Santo era, desde su fundación, una de las metas de la Cofradía del Cristo de los Favores y, pese a los inconvenientes de esa salida que interponía la autoridad eclesiástica, su salida la solía efectuar en esos años a las 10:30, e, incluso, en 1958 se la fijó a las 23:30, prácticamente en la madrugada, nada que ver con las salidas tan tempranas que realiza la cofradía en la actualidad.

Por aquellos años finales de los cincuenta, el paso del Cristo se solía adornar con alhelíes rojos y el de la Virgen con violetas, siendo fiel cada año la asistencia a la procesión  de la Guardia Civil, vestida de gala con sus mandos y bandas de música, acompañando al Cristo de los Favores. La banda de cornetas y tambores, iba detrás de las "promesas", que en gran número acompañaban al Cristo, y detrás de la Virgen de la Misericordia, la banda de música de ese mismo Tercio de la Guardia Civil. 

Favores y Misericordia 1959. Fot. Patria



X. La Hermandad en los años sesenta    

En el año 1960, las arcas de la Federación y de sus cofradías acusaron la merma que los anteriores y lluviosos años habían dejado, debido a la escasa participación del público en la ocupación de sillas y tribunas. La lluvia fue un factor más al que se unieron otros motivos para que parte de los granadinos dejaran de asistir a las procesiones y apuntarse a las hermandades; la novedad de la televisión a la que estaba accediendo cada vez más gente; las vacaciones de esa semana atraían a otras familias a las playas, las más dotadas económicamente; la escasez de ayudas por parte del Ayuntamiento y Diputación y del comercio e industria granadinos; el desinterés de aquellas familias de la burguesía y aristocracia granadina, que habían sido benefactores eficaces en las décadas anteriores...etc., constituían un cúmulo de factores que iba desencadenando paulatinamente la crisis en las cofradías de Granada.  

Ese año la Federación había determinado acortar gastos, suprimiendo algunos de ellos, como el Cartel de la Semana Santa. Entonces el Sr. Carrasco Jáimez, hermano mayor de la Hermandad de los Favores, que a su vez era miembro de la junta de gobierno de la Federación, consiguió que el pintor Fernando Belda cediera gratuitamente uno de sus bocetos para ser el cartel de la Semana Santa. Dicho cartel fue litografiado por la litografía Ventura, también gratuitamente, a cambio de insertarlo con su publicidad en los programas y publicaciones de Semana Santa.
 
Esos años la noche del Jueves Santo constituía una madrugada de hecho, pues la hermandad que primero pasaba por la carrera oficial era la de los Favores, empezando a recorrerla a las doce de la noche, seguida de la de Santa María de la Alhambra y de la del Silencio. El recorrido de la hermandad se había acortado bastante, accediendo a la tribuna en esos años por la calle Jesús y María, San Matías y Navas. 

La preocupación por una estética floral para adorno de sus pasos llevó a la cofradía en 1961 a adoptar para el paso del Cristo el calvario de compactos claveles rojos, compuesto por 200 docenas de esa flor, que se popularizaría en casi todos los pasos de Jesús. La Virgen de la Misericordia llevó ese año en su paso flores de azahar, rosas y claveles blancos. Todo ese exorno floral costó a la cofradía una cantidad próxima a las 30.000.- Ptas., cantidad importante para aquellos tiempos difíciles. No obstante, la hermandad era de las que menos acusaba los efectos de la crisis, lo que le permitió, en 1962, dorar de nuevo el paso del Cristo de los Favores, que había realizado Prados López. También, había proyectado realizar unos nuevos varales para el palio en orfebrería repujada, aunque para verlos realizados tuvo que esperar unos años.

Ese año de 1962, ya dentro de la madrugada, cuando la hermandad se iba a retirar hacia su barrio, antes de entrar en la calle de la Colcha, se dirigió hacia Plaza Nueva para realizar un encuentro entre la Virgen de la Misericordia y el Cristo de la Misericordia, el Silencio, cuando su hermandad se dirigía hacia la carrera oficial, y la de los Favores regresaba a su iglesia. Era la Plaza Nueva, como lo sigue siendo hoy, un lugar de concentración masiva de personas en la madrugada del Viernes Santo, y aquel "encuentro" causó un enorme apiñamiento de gente, que los guardias municipales a caballo apenas podían contener. 

En el año 1964, tal vez, también, en 1963, se decide por la junta de gobierno de la Hermandad, que la Virgen vaya acompañada en su paso de palio por la imagen de San Juan Evangelista, el "discípulo amado de Jesús". Esta imagen que ya en 1946 acompañó en el paso de palio a María Stma. de la Aurora, parece que fue costeada por Moisés Linares Martín, cofrade de la Aurora y comerciante de tejidos muy conocido, que tenía su establecimiento en Puerta Real, algo más abajo del Hotel Victoria, y fue realizada por Damián Villar, profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Granada, natural de Salamanca. La imagen había sido adquirida por el hermano mayor de los Favores, Francisco Carrasco Jáimez, en 1962 a la citada cofradía, por el precio de 16.000.-Ptas. (25)Parece que sólo se procesionó uno a dos años.



Por esos años, y desde 1957, era capataz del paso de la Virgen, Antonio Sánchez Osuna "Antoñín", que animaba a aquellos costaleros profesionales con arengas, hoy populares, pero novedosas entonces en Granada, como la de Valientes, vamos con Ella al Cielo. También, en la Semana Santa de 1963 entusiasmaba a mucha gente el andar del paso de palio, que, como la mayoría, por no decir todos, lo hacían de forma suave de "costero a costero", pero ese año el de la Virgen de la Misericordia se movía al mando de "Antoñín" de una cimbreante forma la gente empezó a llamarle "baile"; quizá sería la forma "gateada", aunque algo más violenta al mecer el palio. Tal vez, ese mecido, que hoy veríamos algo exagerado, fuese la causa de que unos años después, en 1967, al llegar la Virgen a las puertas de la Catedral la corona se cayese al suelo, hecho al que contribuyó el peso de las joyas que en en la corona se ponían en ese tiempo. 

Estas peculiaridades que adquirió la hermandad hacía que se agolpara el público, especialmente la juventud, en el Campo del Príncipe a la recogida de la cofradía en la madrugada del Viernes Santo, congregándose allí miles de personas, aplaudiendo y vitoreando a la "Greñúa", apelativo popular de la Virgen de la Misericordia, que, como explicado, es el que reciben desde tiempo inmemorial los vecinos del Barrio del Realejo. 

La madrugada de aquel año (1963), además, coincidió con el regreso al recinto nazarí por el Campo del Príncipe de la Hermandad de las Angustias de Santa María de la Alhambra, que venía detrás de la de los Favores, juntándose en dicho lugar ambas cofradías. Allí, bajo el Cruz del monumento al Cristo, se celebró otro "Encuentro" de la Virgen de la Alhambra con el Cristo de los Favores, cuyo paso esperó a aquella, junto a dicho monumento. Al llegar la Virgen de la Alhambra se rezó el Ejercicio de las Cinco Llagas, y, una vez finalizado, ambas cofradías subieron por la Cuesta de San Cecilio, siguiendo la de Santa María de la  Alhambra por el Carril de San Cecilio hacia su iglesia en el recinto de los Palacios Nazaríes (26)

Los encierros de la hermandad se hicieron multitudinarios a partir de entonces, aunque, como suele ocurrir, y más en esa época, en aquellas aglomeraciones de juventud siempre surgían las gamberradas de algunos jóvenes, que tomaban el encierro de la hermandad como algo festivo y bullanguero. Estos hechos dificultaban el avance de la procesión, algo opuesto a su sentido penitencial, lo que empezó a preocupar a los directivos de la misma, que trató de buscarle remedio. No cabe duda, que el paso de la hermandad por el Campo del Príncipe, tenía un atractivo especial, sobre todo para la gente joven que cada año allí se agolpaba. Entonces, la cofradía en su recogida pasaba por el lateral derecho del Campo del Príncipe, plagado, como hoy, de bares populares, a cuyas puertas, salían "cantaores" de saetas a la llegada de cada imagen para obsequiarla con sus cantes desgarrados. 

Misericordia 1963. Diario "Patria".


Con el tiempo, la hermandad logró, en gran medida, erradicar lo que se estaba convirtiendo en costumbre, consiguiendo, que no fuera tan atractivo su regreso para aquellos que verdaderamente no participaban del sentir cofrade, sino que acudían solo con ánimo bullicioso y festivo. Una de las medidas que parece que contribuyeron a ello fue el recorrer el Campo del Príncipe por un itinerario más corto, entrando en él por la calle Huete, obviando así el paso por la mayoría de los bares.

En 1965, la Virgen ya no fue acompañada por San Juan. Ese año, fue vestida de forma sencilla, con un tocado de tul blanco, en cuyo pecherín solo llevaba una daga, que le había donado José Choín, y sobre su cabeza se le puso la sencilla corona de capilla. El motivo parece que fue el haber fallecido la esposa del hermano mayor, Sr. Carrasco Jáimez.

En 1966, hizo la hermandad en su estación del Jueves Santo un itinerario inverso al de los años anteriores. Accedió al centro, por Pavaneras, Colcha, hacia Plaza Nueva y Elvira, para bajar por la calle de la Cárcel, a la plaza de la Catedral, Pescadería y Bibrambla. Siguió por Mesones, Puerta Real, Ganivet, Cuadro de San Antonio, Navas y tribuna del Carmen, para subir por Reyes Católicos y regresar a su templo por el mismo itinerario de salida, es decir, por la calle Pavaneras hacia el Realejo. Ese año, en aquel regreso, continuó por la calle de Molinos para visitar el Convento de los Ángeles, lugar que había acogido a la Virgen de la Misericordia durante tantos años. No sé si el motivo pudo ser que el año anterior se cumplieron veinte de la primera salida procesional de la imagen.



En la Semana Santa de 1968 el tiempo se presentó lluvioso, incluido el Jueves Santo, motivo por el que la hermandad retrasó su salida, iniciándola cuando la lluvia ofreció una tregua. Ese día, cuando la cofradía caminaba por la calle de la Colcha volvieron los chubascos y tuvo que regresar a su templo de San Cecilio. Volvían las lluvias y con ellas el duro golpe a las economías de las hermandades al quedar sillas y palcos sin ocupar.

Estas deficiencias económicas hicieron que el esplendor que había mantenido la cofradía se viera agrietado seriamente a finales de la década de los años sesenta del pasado siglo y en 1969 se manifestó en su forma más cruda. El hermano mayor, Sr. Carrasco Jáimez, comunicó a la Federación que ese año la hermandad haría estación de penitencia solamente con el paso del Cristo y con adorno florar muy austero (27). No obstante, el organismo cofrade convenció al Sr. Carrasco de que también se procesionara la Virgen de la Misericordia, y el Jueves Santo de ese año salió la hermandad con ambos pasos, aunque al de la Virgen le fue suprimido el palio, para rebajar peso y, por tanto, necesitar menos costaleros, cuyos salarios suponían un gravamen considerable para las cofradías.

El directivo, don Genaro de Haro, consiguió reunir 13.000.-Ptas., para el pago de los costaleros, que fueron bajo los pasos  aquel año en número de 28, en el del Cristo, y 24, en el la Virgen. La flor del Señor de los Favores, que consistió en alhelíes combinados con ramaje, fueron un regalo de la Guardia Civil, y para el paso de palio de la Virgen se consiguieron unos claveles blancos, que fueron los que la Virgen del Rosario llevó el día anterior en la estación de su hermandad. Todo el resto de gasto de la salida procesional de aquel año se sufragó a prorrateo entre los miembros de la junta de gobierno, pues sólo la Federación pudo aportar la exigua cantidad de 14.000.-Ptas.   

Sin manto y con solo doce cirios (simbolismo de los doce Apóstoles de Jesús) delante de la imagen fue como procesionó María Santísima de la Misericordia aquel Jueves Santo de 1969, en el que, como el año anterior, la cofradía tuvo que regresar a su templo desde la calle de la Colcha, por la lluvia que se presentó al transitar por ese lugar. 

Esta situación de la hermandad al final de la década no era exclusiva, el resto de las cofradías sufría una situación semejante, que sería preludio de su gran crisis, que manifestó su virulencia en la primera mitad de los siguientes años setenta. La junta de gobierno y su hermano mayor sufrieron el peso de la situación, que unido a la insidia de algunos comentarios de ciertos sectores cofradieros, pudo ser el detonante de que el hermano mayor, Sr. Carrasco, presentara su dimisión en el cargo, después de veintidós años de su ejercicio, el más largo desde que se fundó la cofradía.  

XI. Incendio de la iglesia de San Cecilio

En octubre de 1969 se elige a don Isidoro García- Ligero Quero, hermano mayor de la hermandad, el que en sus primeros meses de mandato tuvo que afrontar otro suceso desastroso: el incendio de la iglesia de San Cecilio, sede de la cofradía.

La iglesia de San Cecilio, sede histórica de la hermandad primitiva y de la actual, arderá en la tarde del día 22 de diciembre de dicho año. A las tres de la tarde los vecinos de la cercana calle Parra Alta, Juan García y Juan Martos, alertaban de la salida de humo entre las tejas de tejado de la iglesia, hacia la capilla de la Virgen de la Salud, y parece que el párroco, don Crescencio Ruiz Millán, que estaba cerca del altar mayor no se había percatado del suceso. Avisado al directivo José Ibáñez por el joven Juan Carlos Quero, aquél lo puso inmediatamente en conocimiento de otros cofrades y de miembros de la junta directiva de la Hermandad de los Favores.





Acudieron vecinos y cofrades, que eludiendo el peligro de sus vidas, entraron en le iglesia para poner a salvo las imágenes de la cofradía. La del Cristo de los Favores, que estaba a los pies del templo, fue rescatada por los cofrades Alfredo Rosales Aróstegui, José Pérez García y Luis Aragón Rodríguez, que depositaron la imagen en casa del vecino Antonio Castellón. Las llamas estaban ya cerca de la Virgen de la Misericordia, que fue rescatada por el cofrade Cristóbal de la Torre, que sufrió algunas quemadura en su frente, depositándose la Virgen en la capilla del inmediato edificio del Hospital Militar (hoy Escuela Superior de Arquitectura)  (28). Después el Vicario de la diócesis, don Manuel Casares, dispuso que las imágenes se trasladaran en un camión a la Catedral para ser depositadas, junto con la Virgen de Belén, en la capilla de la Virgen del Pilar. Otras imágenes de la iglesia se pudieron salvar gracias a la intervención rápida de los bomberos, como la primitiva imagen del Cristo de los Favores, San Cecilio, la citada Virgen de Belén y el Cristo de la Columna, ambas de Alonso de Mena, y la Virgen de la Paz. Todas sufrieron, en más o en menos medida, los efectos del calor y del humo, antes de depositarse casi todas ellas en el Hospital Militar.

No he encontrado referencias a otras dos imágenes que estaban en el templo: Nuestra Señora de la Salud, la devoción mariana histórica de la iglesia, y la Dolorosa que se llevaba, desde finales del siglo XIX, al monumento del Campo del Príncipe para el Ejercicio de las Cinco Llagas. La Virgen de la Salud, tuvo que desaparecer en el incendio, puesto que fue en el tejado de su capilla, que era la tercera de la 1zquierda, donde comenzó el incendio, que parece fue causado por un cortacircuito. La Dolorosa seguramente que también desapareció, si es que aún estaba en la iglesia en esa época.

Al Cristo de los Favores, una vez examinado por diversos expertos, como el catedrático Pita Andrade, el pintor López Vázquez y el escultor Aurelio López Azaustre, se decidió que se restaurara por éste último de los desperfectos causados en su policromía y defectos de fijación en su brazo izquierdo. López Azaustre aprovechó esta intervención para librar al paño de pureza del Cristo de los repintados realizados a lo largo del tiempo y devolverle su policromía original, que consiste en un dorado con estofa de motivos vegetales y geométricos. Finalizado el trabajo, la imagen se depositó en el Hospital de San Juan de Dios (posiblemente en su capilla), para, desde allí, hacer un traslado hasta la capilla de salida de la hermandad y subirla a su paso procesional para la Semana Santa de 1970. La restauración supuso un coste de 30.000.- Ptas.

La Virgen fue restaurada por el mismo escultor después de la estación de penitencia de 1970. La policromía original se había perdido por haberse descascarillado y López Azaustre tuvo que realizarla de nuevo. También le hizo nuevo el candelero en madera de cedro y se sustituyó en la parte del busto la tela encolada original, así como, se varió la disposición de la cabeza para restarle frontalidad y se le hicieron nuevas manos, que sustituyeron a las que realizó Martínez Olalla en 1945. También, le fue restaurada la corona por Antonio Vílchez, presea que realizó el orfebre Antonio Salazar en 1949. Vílchez le labra, también, una diadema con ráfaga, aprovechando una pulsera de oro y media libra esterlina en moneda. 



XII. Los años setenta. La crisis se profundiza

A pesar de la penuria económica y del incendio, la hermandad tuvo fuerzas para realizar unos nuevos varales para el palio (es muy probable que los tuviera encargados desde algunos años antes). Se fabricaron por la granadina Orfebrería Moreno Grados, en la Cuesta de Gomérez, que pudo lucirlos la Virgen por vez primera en la Semana Santa de 1970. Estos varales, que han cumplido cincuenta años son los que aún lleva la Virgen, aunque restaurados en el año 2000 por Manuel de los Ríos.

Nuevo "timbre" sevillanista se le añade al paso de palio en ese año (1970): la ejecución por José Gelo de unas velas rizadas para el bosque de cirios que va delante de la Virgen. Las había encargado el mítico directivo Francisco Muro, cuyo encargo se mantuvo en secreto, para conseguir la consiguiente sorpresa en la estación de penitencia de ese año; era lo que se llamaban los "gallos tapaos". La Virgen salió esa Semana Santa con la diadema y sobre la peana que se utilizaba para el monumento del Santísimo.

Dado el estado de la iglesia después del incendio, las imágenes no pudieron llevarse a ese templo, pero no salieron del barrio sino que fueron acogidas después de Semana Santa en el convento de dominicas de Santa Catalina de Siena, cercano a la Cuesta del Realejo. Durante el tiempo de permanencia en la capilla de dicho convento (que fue de más de veinte años), el Cristo de los Favores presidió el presbiterio y la Virgen de la Misericordia estuvo bajo su cruz. Allí, la cofradía celebró sus cultos y funciones durante ese largo periodo y cada año, finalizados los cultos de Cuaresma, las imágenes eran llevadas en un solemne traslado hasta su capilla de salida, anexa a la iglesia de San Cecilio.

La hermandad comenzó a salir ese año (1970) en la tarde del Viernes Santo, día en el que lo ha hecho hasta ahora; era el deseado para su estación de penitencia desde la fundación de la hermandad, aunque, como se ha dicho, sus antiguas aspiraciones eran realizarla en la madrugada, no en la tarde. Ese año la imagen lució sus nuevos varales y una diadema realizada ese año por el orfebre Antonio Vílchez. Todo ello, lo luciría en un día lluvioso, en el que la hermandad tuvo que retrasar  dos horas su salida, que era a las cinco de la tarde, hora casi inmediata a la concentración anual de las tres ante el Cristo de los Favores del Campo del Príncipe. Ese año, se iban a retransmitir por TV las procesiones de ese día, pero por el mal tiempo el Santo Entierro suspendió su salida y la Soledad regresó a su iglesia  por  los chubascos. Parece que tampoco se retransmitió la del Cristo de los Favores, ya que pasó por el itinerario oficial fuera del horario de la retransmisión, aunque acertó con retrasar la procesión, porque no le afectó demasiado la lluvia (29).  



No obstante el mal tiempo y realizar las imágenes la procesión cubiertas con plásticos la gente acudió multitudinariamente al encierro de la hermandad, donde fueron cantadas más de quince saetas en su recorrido por el Campo del Príncipe, habiéndosele ya quitado los plásticos al Cristo y al manto de la Virgen. 

No obstante, los actos de gamberrismo de algunos jóvenes aun se venían repitiendo en estos regresos de la hermandad, y que fueron especialmente significativos en la noche del Viernes Santo de 1973, de tal forma, que fueron mencionados en el informe anual de la Federación de Cofradías, que supuso que la hermandad tomara ciertas medidas para conseguir erradicarlos.

Pese a la crudeza de la crisis, en la que desaparecieron temporalmente las cofradías de la Buena Muerte (Ferroviarios) y la del Cristo de la Expiración (Escolapios), la Hermandad de los Favores mantenía un aparente esplendor, gracias a la valía y belleza de sus pasos y enseres, que se habían logrado, esencialmente, en las décadas anteriores y durante los mandatos de los hermanos mayores Arcas Carmona y Carrasco Jáimez.

En el año 1974 la Federación escogió como  tema del Cartel de esa Semana Santa una fotografía obsequio del fotógrafo Torres Molina, que representaba al Cristo de los Favores del Campo del Príncipe en el acto de las tres de la tarde del Viernes Santo. No era aún corriente la fotografía como cartel anunciador, aunque algunos anteriores se había elegido esta modalidad. Era el segundo año, desde la creación del cartel, que se elegía como tema del mismo al Cristo de los Favores. La primera vez fue en 1968 con una composición fotográfica de Jupe y Choín, en la que se perfilaba la silueta del Cristo en su paso, delante de la Catedral.




El año 1975 será en el que la crisis de las cofradías granadinas -también el resto de Andalucía se padeció en mayor o menor medida- va a mostrar su rostro más adverso. Once de las diecinueve cofradías que entonces había (la de los Ferroviarios no salía desde 1970) decidieron no salir por escasez de recursos económicos, entre ellas, ésta de los Favores. Cercana la Semana Santa, algunas consiguieron reunir los suficientes medios para permitir una salida procesional con los indispensables gastos, y, finalmente, hicieron estación de penitencia trece cofradías, entre las que se encontraba la del Señor de los Favores y María Stma. de la Misericordia. La Hermandad de la Expiración (Escolapios), como había ocurrido antes con la de los Ferroviarios, siguió seis años más sin poder hacerlo.

A partir de ese año, poco a poco, comenzaría a remitir la crisis, que también tuvo muchos aspectos de cansancio rutinario y agotamiento de ideas; hermanos mayores y juntas de gobierno que duraban más de veinte años al mando de la cofradías provocaban dejadez, falta de iniciativas y de participación de nueva y joven savia cofrade. Sin existir una sana renovación se agotaban las ideas y, con ellas, las ilusiones y el desinterés por parte de los cofrades, que muchos de ellos pedían la baja en la hermandad, con lo que los recursos disminuían y los gastos seguían siendo los mismos o superiores, como era el caso del gasto de los costaleros profesionales, las flores y ceras en unos años en los que la inflación subía a más del 10% anual. 

En 1977, también la hermandad cambia de hermano mayor, siendo elegido Cayetano Hernández Fossati. El anterior hermano mayor, Sr. García-Ligero había dimitido al negarse a cesar a dos miembros de la junta a petición de otros, queriendo evitar con ello posibles enfrentamientos en el seno de la hermandad, según él mismo manifestó en una entrevista en 2003, para la revista de la hermandad "Favores".

Aquel año de 1977, ya se empezaban a percibir signos esperanzadores sobre la finalización de la crisis cofrade. Los granadinos se echaron a la calle aquella Semana Santa y los palcos de la tribuna y sillas se llenaron, así como, las calles del centro de la ciudad durante toda la celebración. La Hermandad de los Favores, pese a que se presentó un Viernes Santo lluvioso, la tregua que dio el tiempo por la tarde, permitió a la cofradía realizar su estación de penitencia con normalidad.

Misericordia 1976. Fot. Programa S. Santa 1976 

En esos años setenta la hermandad seguía un itinerario casi sin variación, dirigiéndose hacia la Cuesta del Realejo, Plazas del Realejo y Fortuny, para girar a las calles Ancha de Santo Domingo y Jesús y María, San Matías, Navas, Tribuna del Carmen, Reyes Católicos, Plaza de Isabel la Católica, Pavaneras y Realejo, para entrar en el Campo del Príncipe por las calles de Molinos y Escuelas.

Sin especial ostentación la hermandad celebró en 1978 el L Aniversario de la fundación de la actual cofradía de penitencia, los medios no dieron para mayor boato, a pesar de que el tesorero, Genaro de Haro, hizo lo que en sus manos pudo para reunir fondos. Se celebraron los actos más imprescindibles, como fue la Función del Aniversario el día 19 de febrero y un triduo a los Titulares en los días 10 al 12 de marzo. Todos estos cultos se oficiaron en la capilla del convento de Santa Catalina de Sena, sede física y provisional de la hermandad en esos años.  

De la junta de gobierno de Cayetano Hernández Fossati, algunas de las personas que la componían fueron protagonistas, con otros, del esplendor que después experimentó la hermandad, y que aún viven, afortunadamente muchos de ellos. De dicha junta formaban parte, Genaro de Haro, Domingo Fernández, Federico Olmedo, Juan y Carlos López Olea, Francisco Carrasco (hijo) Francisco Olmos, Francisco Ballesteros, José Ortiz, Emilio Hurtado, Antonio Sánchez Osuna, José Luis Barrales, José Ibáñez, Miguel Gálvez, Manuel Pérez, Antonio Nadales y Carlos Caro.

Ese año del Aniversario (1978) la hermandad padeció el chantaje de los costaleros profesionales, una de las causas que aquejaron a las cofradías, que exigieron en el momento de la salida de la procesión más emolumentos de los convenidos, y que la cofradía no tuvo más remedio que aceptar, para poder realizar la estación de penitencia. Ese problema se terminaría en los años siguientes con el surgir de las cuadrillas de costaleros "aficionados", que no eran otra cosa que jóvenes entusiastas de la Semana Santa, que veían las dificultades de las hermandades con la problemática que planteaban los costaleros llamados "profesionales". 

El Aniversario también fue reconocido en el Cartel Oficial de la Semana Santa de 1978 con una instantánea de López Bracero del paso de palio de la Virgen de la Misericordia, editado por la Litografía Anel.




Ese año se cambia otra vez la Carrera Oficial, suprimiendo el paso por la calle de Reyes Católicos para ir hacia Bibrambla por la calle del Príncipe y, desde dicha plaza por la Pescadería y Marqués de Gerona llegar a las puertas de la Catedral, sin entrar en ella, por no haberlo autorizado el cabildo catedralicio. Constituía una forma de cierto simbolismo, para mostrar el deseo de las cofradías de hacer estación de penitencia en la Santa Iglesia Metropolitana.

Las dificultades planteadas por los costaleros profesionales determinó que la hermandad se planteara o, al menos, un grupo de hermanos y otros jóvenes simpatizantes, la formación de una cuadrilla de costaleros para portar los pasos de la cofradía. Otras cuadrillas se había o estaban formándose por aquel tiempo (Penas, Concepción, Santa Cruz, ésta con carácter independiente), que no se limitarían con sacar los pasos de su hermandad, sino que ayudarían en ese cometido a las hermandades que lo necesitaran. Los costaleros de la hermandad serán los que procesionen en 1979 el paso de María Stma. de la Misericordia, aunque el del Cristo de los Favores lo harán ese año los costaleros asalariados. Será al año siguiente de 1980, cuando se dé formalidad a la cuadrilla, que adoptará el nombre de "Costaleros de María Stma. de la Misericordia", dirigidos por el capataz, José Carvajal y su hermano Eduardo.

En tiempos anteriores, aún con los costaleros asalariados, la costumbre era que los hermanos mayores o directivos de las hermandades dirigieran los pasos, en esta cofradía lo habían hecho Mariano Díaz de Tejada, Francisco Carrasco Jáimez, José Luis Barrales y, aunque no fue hermano mayor, Antonio Sánchez Osuna "Antoñín".

Estos jóvenes costaleros volvían a añadir, por decisión adoptada en 1980, a la hermandad granadina de los Favores una característica más de las cofradías de Sevilla: la forma de la trabajadera para portar los pasos a costal. Fue una novedad en la Semana Santa de Granada y en el Viernes Santo de 1981 se llevó por vez primera en esa modalidad el paso de la Virgen de la Misericordia.

El deseo de introducir la modalidad del costal fue un revulsivo que contagió paulatinamente al resto de las hermandades granadinas, pese a fuertes reticencias, que han tardado en vencerse totalmente a lo largo de los siguientes cuarenta años. Hoy, generalizadamente, los pasos en Granada se llevan a costal, aunque ello tenga la contrapartida de haberse perdido la forma tradicional granadina de portarlos sobre hombros. Asimismo, para adquirir la técnica, los responsables de la cuadrilla de la Virgen de la Misericordia organizaron conferencias impartidas por peritos en la materia traídos de Sevilla, como Manuel Toro, de la Hermandad del Museo; Juan Carrero, de la Hermandad de la Penas de San Vicente; Luis León Vázquez, capataz de la Hermandad de la Macarena y de la del Amor...etc. (30).    

En la Cuaresma de ese año, la hermandad recuperará el vía crucis con la imagen del Cristo, que antaño se empezó a realizar cada viernes desde 1929. Después, se perdió dicho vía crucis, para retomarlo en 1950, seguido del besapies, como se ha expuesto anteriormente en este trabajo, que se realizaba con la imagen antigua. En esta ocasión de 1981, se inicia otra vez este culto pasionista, para realizarlo por la calles de la feligresía, hacia la Antequeruela Alta o Mauror, con la imagen titular en posición horizontal y sobre los hombros de los costaleros y hermanos, vía crucis que se repite cada año hasta nuestros días.

Vía Crucis 1992




XIII. Los Ochenta. Una década conflictiva

En el otoño de ese año (1981) el hermano mayor, Sr. Hernández Fossati, presentó su dimisión en el cargo y  en el cabildo general de 29 de noviembre se eligió para el máximo cargo rector de la hermandad a Serafín López-Cuervo y Arroyo. El Sr. López-Cuervo tenía una trayectoria cofrade en otras cofradías: había sido a finales de los años cincuenta, hermano mayor de la Hermandad de Ntra. Sra. del Rosario y de la de Jesús de la Paciencia en los años sesenta, de la que había sido uno de sus fundadores y su única relación con la hermandad provenía de que fue mayordomo de la Sacramental de Ntra. Sra. de la Paz. Parece que serán los hermanos costaleros, que acudieron en número considerable a las elecciones, los que decantaron el resultado.

Los cargos de la nueva junta de gobierno tomaron posesión en la iglesia de San Cecilio ante el párroco don Juan de Dios Benavides, que sería el nuevo director espiritual de la hermandad, aunque las imágenes aún permanecían en el convento de Santa Catalina de Siena, de las que pidió que se volvieran a su sede de San Cecilio.
 Dicho deseo no sería satisfecho hasta la década siguiente de los años noventa. 

Parece, que la junta de gobierno que formó el Sr. López-Cuervo estaba formada por personas que mantenían diferentes concepciones sobre la futura andadura y estilo que tendría que mantener la hermandad, lo que llegó a provocar determinadas fricciones y dimisiones, que se pusieron de relieve después de la Semana Santa de 1982, reorganizándose por este motivo la junta directiva de la cofradía.

La nueva junta formó una comisión en junio de 1982 con la misión de trabajar para un nuevo proyecto de paso para el Cristo de los Favores y procurar la venta de algunos elementos del paso que realizó Nicolás Prados López en 1944, como los cuatro candelabros de guardabrisas de las esquinas del canasto. Pero pronto se desistirá del proyecto de nuevo paso por no tener recursos económicos para ello.

Pero los desencuentros y dimisiones continuaron, especialmente con la cuadrilla de costaleros del paso de la Virgen, hasta el punto de que se llegó a primeros de octubre a la decisión de prescindir de la misma, aunque llegada la època de los ensayos dicho hermanos costaleros los realizaron con cierta normalidad. No se terminaron con ello los desacuerdos, pues dentro de la misma junta de gobierno se produjeron dimisiones, que llevaron al hermano mayor, Sr. López-Cuervo a reconsiderar la decisión de la expulsión de los costaleros de la Virgen, a lo que se unió la petición de que se volviera a admitir por el que fuera director espiritual de hecho de la cofradía, el canónigo don Francisco Isla (31).

La situación de la hermandad, en tan corto número de meses, había llegado a un nivel de precariedad que en la Semana Santa de 1983, aunque los costaleros de la Virgen procesionaron su paso, éste salió aquel Viernes Santo sin banda de música que lo acompañara, si bien, pasada la carrera oficial la banda municipal de Dúrcal, que venía de tocar en la procesión de la Soledad, se incorporó a la de los Favores para hacer el recorrido de regreso por el Realejo.



Un año más, el Sr. López Cuervo, estuvo al frente directo de la hermandad, pues en febrero de 1984, escribe una carta a la junta de gobierno en la que delega, por motivos de salud, en la persona del teniente de hermano mayor, Jenaro de Haro. El director espiritual, el Padre Bernabé Centeno Linares, que había tratado de mediar en las desavenencias, también comunica la renuncia a su cometido en marzo de 1984. Quizá ello, pudo apresurar la dimisión del cargo de hermano mayor, a quién sucederá Jenaro de Haro Ortega, que ha de sufrir esta etapa conflictiva y sin una sede adecuada para desarrollar su actividad cultual, pues los titulares pasionistas estaban en el convento de Santa Catalina y la Virgen de la Paz en San Cecilio.

Quizás, el hermano mayor, Sr. de Haro Ortega, para aplacar los ánimos, quiso hacer participar en la dirección de la hermandad a los costaleros, el sector más juvenil y, también, más conflictivo, nombrando cargos directivos a muchos de ellos (gran parte de la nueva junta estaba formada por ellos). Los ánimos, a pesar de ello, no se habían apaciguado y esto se puso de manifiesto en el debate de aprobación de nuevas reglas para la cofradía. Esta división se volvió a hacer patente tras el rechazo por la autoridad eclesiástica de un primer texto, finalmente, fueron aprobadas por el Arzobispado el 9 de julio de 1985.

La presión de los costaleros en esta época era un asunto que afectaba a la mayor parte de las cofradías que habían formado cuerpos de costaleros. Gente joven y, en muchos casos, alentada por los capataces, se sabían poderosos y necesarios dentro de cada hermandad, que en años precedentes había sufrido el chantaje de los llamados profesionales. Fueron aquellas décadas, de finales de los ochenta y principios del siglo XX, de conflictos costaleros continuos, en los que éstos pretendían mantener su independencia y no se querían someter a la disciplina y acuerdos de las juntas de gobierno, tratando de imponer sus criterios.

Las nuevas reglas requirieron nuevas elecciones, a las que se presentó como candidato único el Sr. de Haro Ortega, que quizá fuera la persona que más consenso suscitaba, proponiéndose finalizar con los desacuerdos que dividían a la junta de gobierno y a la hermandad. También, le permitió poder encarar la situación con la legitimidad que le daban las urnas en esas elecciones de 5 de octubre de 1985.

Pocas novedades en cuanto a estrenos se producirían en la Semana Santa de 1986, dada la situación económica de la hermandad y de sus relaciones internas. En ese estado de cosas, parece que no le permitió al Sr. de Haro nada más que realizar los cultos de Cuaresma y la estación de penitencia. A pesar de ello, en los pocos meses entre la toma de posesión y la Semana Santa, se confeccionaron nuevos hábitos para los hermanos, suprimiendo los capillos rojos que quedaban en la sección de la Virgen y adoptando todos los hermanos túnica y capillo negros con cíngulo de cordón blanco.



En la Semana Santa de 1987 se producirá un incidente al paso de la cofradía por la tribuna oficial, donde todas las imágenes habían de detenerse ante los hermanos mayores y  representantes de la Federación y autoridades que ese día estaban presentes. El paso del Cristo de los Favores, siendo capataz José Carvajal, pasó más rápido de lo habitual y no se detuvo ante la tribuna, rompiéndose uno de los candelabros de guardabrisas de esquina por la brusca maniobra, que se realizó. Advertida "in situ" la hermandad, el paso de la Virgen llegó al lugar cumpliendo los requisitos de protocolo exigidos.

Perece que el motivo de ese rápido paso por la tribuna oficial se debió a que la Federación el año anterior o anteriores había hecho saber a la cofradía el visible deterioro del paso del Cristo, pidiendo un informe sobre este asunto al hermano mayor, cosa que parece no fue del agrado del capataz y costaleros, por lo que pudo ser dicho comportamiento una manifestación de su protesta (32). No obstante, ya estaba la hermandad proyectando un nuevo paso, por el deterioro del antiguo que hiciera Prados López en 1944.

Las consecuencias fueron graves para la hermandad; la Real Federación de Hermandades y Cofradías propuso la sanción a la Hermandad de los Favores de suspender al año siguiente la estación de penitencia y una multa de 100.000.-Ptas., y otra de 50.000 por haber cambiado el itinerario, sanciones que ratificó el Arzobispo de Granada. En cumplimiento de la suspensión la hermandad no realizó estación de penitencia en 1988, quizá la más sentida penalidad con que se puede castigar a una hermandad de penitencia.

Después de todos esos acontecimientos, que parecían no tener fin, es de comprender que el hermano mayor Jenaro de Haro, persona religiosa y pacífica, desistiera de su cargo al frente de la hermandad, presentando su dimisión ese año de 1988. La autoridad eclesiástica, representada por el Delegado Diocesano de Hermandades, don Carlos del Castillo, decide en vista de las circunstancias, nombrar por el plazo de un año un delegado para la administración de la hermandad, que luego, de hecho, se prolongó, no pudiéndose celebrar elecciones en ese periodo. El nombramiento se realizó después de Semana Santa y recayó en Cayetano Hernández Fossati, años atrás hermano mayor. El Sr. Hernández Fossati nombró una junta colaboradora para los asuntos de la cofradía, que parece que no se llegó a apaciguar los ánimos en ésta. 

Muy positivo fue el hecho de la vuelta, después de la Semana Santa de 1989, concretamente el día 18 de mayo de ese año, de las imágenes titulares de la cofradía a su sede de Iglesia de San Cecilio, dejando el convento de Santa Catalina de Siena, donde habían permanecido, casi veinte años. El nuevo párroco y director espiritual de la cofradía, don Juan Rodríguez Segura, había propiciado este retorno de las imágenes, y con ello, el contacto más cercano y accesible de los hermanos a ellas, pues el convento de clausura no era lo más propicio para el devoto contacto de los cofrades con sus Titulares (33).

A pesar de la situación, de la provisionalidad de la dirección de la hermandad y de los escasos recursos económicos, en ese periodo de administración delegada se intentó realizar el nuevo paso para el Cristo, del que solo se terminaron los respiraderos, que labró el tallista Luis Bueno Vélez, siendo dorado en pan de oro de escasa calidad por Manuel Cuerva Molina (34).

El tercer paso que ha tenido el Cristo de los Favores



Aquella Semana Santa de 1989 se estrenaron dichos respiraderos dorados en estilo neobarroco, que habían sido diseñados por el cofrade Domingo Fernández Torres. En el nuevo paso se conservaron  los cuatro candelabros de esquina de Prados López, y sobre el respiradero se elevó, a modo de canastillo y calvario, un monte de claveles rojos apretados. En este paso, que no llegó a finalizarse, procesionará al Cristo hasta la realización del actual.

En estos años la hermandad realiza, además del paso, algunos estrenos de escasa entidad como una nueva cruz al Cristo en 1991, año en el que Cayetano Hernández Fossati presenta su renuncia al cargo de delegado y administrador, después de esa Semana Santa, y el director espiritual, don Juan Rodríguez Segura, apoya a una miembro de la junta directiva, María José Salinas Villafranca, como persona idónea para que le suceda al Sr. Hernández Fossati como delegada. Los hermanos pidieron que se celebrara cabildo de elecciones para terminar con aquella provisionalidad, pero no es admitida la petición y se nombra oficialmente a dicha señora, delegada y administradora de la hermandad.

En el corto periodo de María José Salinas (apenas un año), no se resuelve la situación de precariedad de la hermandad, que sigue perdiendo  el esplendor de antaño y deteriorándose sus enseres por el paso de tiempo. Tan solo, será la restauración de la María Stma. de la Misericordia la acción más significativa de dicho periodo.  

Restauración de María Santísima de la Misericordia. Se descubre su autoría

Para la restauración de la Virgen se forma una comisión integrada por la delegada episcopal y hermanos que no eran miembros de la junta, como José Luis Barrales, Antonio Sánchez Osuna, Juan M. García-Ligero Villarejo y Domingo Fernández Torres. Esta comisión pidió informe y presupuesto a los imagineros granadinos, Miguel Zúñiga y Antonio Barbero Gor, y al sevillano, José Manuel Bonilla Cornejo. Después de los informes pertinentes, la comisión se decantó por proponer para la restauración a Bonilla Cornejo, propuesta aceptada por la Comisión Diocesana de Patrimonio. 

Con el encargo realizado a dicho escultor, la imagen fue trasladada a Sevilla el día 8 de diciembre de 1991 y depositada en el taller del artista, sito en la calle de San Luis de la capital hispalense, adonde con cierta asiduidad viajaron algunos miembros de la comisión para valorar el proceso de restauración. En dicho proceso se descubrió la autoría del busto de la imagen, realizado en 1896 por el escultor granadino Francisco Morales González. Sobre la firma y fecha encontradas en la imagen se hicieron cotejos con las insertas en otras imágenes del autor, comprobándose la veracidad de la autoría. También, se consultó con otras personas, que aún vivían, y que estuvieron presentes en los momentos de adquisición de la imagen y lo confirmaron, e, incluso, de que entonces parece que se sabía dicha autoría (35)
  
La Virgen, una vez restaurada y antes de ser trasladada a Granada para su participación en la estación de penitencia de 1992, se puso a la veneración en la capilla de la Virgen de la Salud de Sevilla.

Misericordia restaurada, saliendo de Santa Catalina de Siena

Una vez en Granada, la imagen fue depositada en el Convento de dominicas de Santa Catalina de Siena y expuesta a la contemplación de los hermanos y fieles.  La restauración de Bonilla suscitó algunas opiniones contrarias a la pátina que imprimió en el rostro de la imagen dicho escultor, que hizo que éste en el mismo convento volviera a patinarla, contra su voluntad. En el informe que realizó hacía constar, que las actuaciones de carácter estético que realizó sobre la imagen, se atuvo a las directrices de miembros de la comisión, estando dispuesto a volver a patinarla en su taller de Sevilla, cosa que no fue aceptada.
 
Antes de Semana Santa, la Virgen fue trasladada en el 14 de marzo, desde Santa Catalina de Siena a su altar en la parroquia de San Cecilio para los cultos de Cuaresma y la salida procesional del Viernes Santo de 1992.

XIV. Camino hacia la normalidad

Por fin, el día 22 de mayo de 1992 se celebraron elecciones en las que resultó elegido Eduardo Carvajal Gálvez. Se encontraba aun con una hermandad que continuaba estando dividida y muchos hermanos alejados de ella y otros que se habían dado de baja, aunque con esta nueva etapa se va consiguiendo recuperar muchos de los hermanos alejados de la vida normal de la cofradía, tratando la nueva junta directiva de recuperar nuevamente la ilusión. 

La hermandad comienza de nuevo a barajar nuevos proyectos de presentación estética, de restauración y aumento de su patrimonio. En los meses que mediaban hasta la Semana Santa de 1993 se hizo la restauración del respiradero de la Virgen, que realizara el orfebre Salazar a principios de los años cincuenta; también, se hace la nueva candelería del paso de palio, encargándose estos trabajos, en esta ocasión, al orfebre sevillano Manuel de los Ríos, al que también se le encomendará realizar una nueva corona para la Virgen, a mi juicio, de menor belleza, personalidad y valía artística que la que realizara Salazar a finales de los años cuarenta. Semana Santa, la de 1993, que se celebró con temperaturas apacibles, viéndose claramente la recuperación y crecimiento que las hermandades granadinas habían experimentados en los últimos quince años.

Misericordia con la nueva corona



La Hermandad de los Favores no iba a la zaga de esta recuperación y siguió realizando en estos años una importante renovación y conservación de su patrimonio, especialmente en el paso de palio, correspondiendo en 1994 la restauración del juego de jarras, que hiciera Salazar, y la realización de la peana, navetas e incensarios. A ello, se añadió, en 1995, los candelabros de cola, que labró Manuel de los Ríos y nuevas potencias para el Cristo. Asimismo, Antonio Belzunce realizará ese año el entrecalle del paso de la Virgen. 

Misericordia 1995 con nuevos candelabros de cola


La restauración del Cristo de los Favores

Desde 1993 se estuvieron realizando los trámites pertinentes para llevar a efecto la restauración de esta talla de gran valor artístico, como es la del Santísimo Cristo de los Favores, y con la finalidad de que dicho trabajo se efectuara por personas plenamente capacitadas y que se financiara por la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, siendo el restaurador designado, Juan Luis Coto Cobo, como encargado de realizarla. Este técnico tenía acreditada su competencia, entre otros trabajos, por haber dirigido el taller de restauración de la Catedral de Sevilla. Sin embargo, la hermandad, a pesar de ser la propietaria de la imagen, no conoció el encargo, al menos oficialmente, hasta que se le comunicó por la Curia Diocesana el día 13 de diciembre de 1994. La imagen presentaba, según el informe redactado por el Sr. Coto Cobo, graves desperfectos en los brazos  y en el cerramiento de la espalda, que pudieran haber ocasionado percances severos en el movimiento de la imagen propio de la estación de penitencia. También se limpió la policromía, suprimiéndole repintes que en gran medida ocultaban la original (36).

Para llevar a efecto esta labor la imagen fue trasladada el 10 de enero de 1995 al Convento de Santa Catalina de Siena, que tantos años la albergó, creándose la correspondiente comisión de seguimiento de los trabajos, que finalizaron en marzo de 1995. Este año ya pudo procesionar restaurada en la estación de penitencia del Viernes Santo. Antes, una vez finalizada la restauración, tuvo lugar la presentación a los fieles y medios de comunicación en la sede de San Cecilio.




1995 Cristo de los Favores. Presentación después de su restauración

Aquel año también se procedió a remodelar y acondicionar la capilla de salida de la hermandad, que se encontraba en malas condiciones de conservación, y era, también, el lugar donde la hermandad guardaba sus enseres durante todo el año.

Habiendo conseguido la cofradía una estabilidad, de la que había carecido en años anteriores, se decidió preparar para el año siguiente de 1996 la celebración de la efeméride conmemorativa del centenar de años transcurridos desde la ejecución de la imagen de María Stma de la Misericordia por el escultor Francisco Morales, la única Dolorosa conocida que saliera de su gubia. Para este acontecimiento, se prepararon diversos actos, que comenzaron con la presentación en la capilla del convento de Santa Catalina de Siena del cartel conmemorativo, el día 12 de julio de 1996, que estuvo a cargo del cofrade y vestidor de la Virgen, Pedro Luis Bazán Gallego. El acto finalizó con la interpretación de una marcha procesional compuesta para dicho centenario por Juan de Dios Espinosa y Vicente Gil, que fue interpretada por la banda municipal de Otura. Después, en los días 2 al 6 de septiembre, se celebraron actos de exaltación mariana en el colegio de la Madres Mercedarias del Realejo.

Todo ello fue el preludio de la salida extraordinaria de la Virgen de la Misericordia en la tarde del 7 de septiembre de  1996. La imagen en su paso de palio salió de su capilla para ir ante el Cristo de los Favores del Monumento del Campo del Príncipe, donde se ofició una misa solemne por el Arzobispo de Granada, don José Méndez Asensio y varios sacerdotes. Finalizada la ceremonia, se organizó la procesión extraordinaria en la que participaron gran parte de las cofradías de penitencia y la de María Auxiliadora de la Alhambra, cuya sede pertenece a la demarcación parroquial de San Cecilio. En la presidencia de la procesión figuraron el Alcalde de Granada, Sr. Díaz Berbel, y otros ediles, así como, el Coronel y Teniente Coronel de la Guardia Civil, institución tan ligada a la hermandad desde su fundación; también participó el Presidente de la Asociación de Vecinos del Realejo, en representación del barrio, que desde tantos siglos ha acogido la devoción del Cristo de los Favores.








Después de dicha misa, la procesión fue, primeramente, al convento de Santa Catalina de Siena para que la vieran las monjas que tantos años había cuidado de la imagen;  a continuación se bajó por la Cuesta del Realejo para detener el paso en la Placeta de Fortuny, donde la Hermandad de la Santa Cena había montado un bello altar en honor a la Virgen de la Misericordia.  La procesión siguió por la calle de Santa Escolástica, dónde la Cofradía del Rosario tenía entonces su casa de hermandad, que la recibió con sus insignias; siguió la comitiva por la calle de Pavaneras, para entrar en la plaza de las Descalzas, donde la recibió la Hermandad de Jesús Nazareno, cantándose allí la Salve a los sones de la marcha del Centenario; bajó la calle de San Matías, para visitar a la Hermandad de la Paciencia, y continuar por las calles de San Rafael, Varela y Ancha de Sto. Domingo, hasta la iglesia de este Santo, en cuya plaza la recibió la Hermandad de Jesús Despojado, que ofrendó a la Virgen con una petalada. De allí se dirigió la procesión hacia la calle de Santiago, dónde la Hermandad de Jesús de la Humildad hizo una ofrenda de una placa conmemorativa, y la de la Oración en el Huerto hizo repicar las campanas de la iglesia de las Comendadoras de Santiago.

El objetivo final de recorrer la calle de Santiago fue llegar al convento de Ntra. Sra. de los Ángeles, donde residió la imagen, tal vez desde que el escultor la realizó, donde llegó ya entrada la madrugada.   Allí, la Hermandad de la Virgen de los Ángeles había montado un bello altar con la imagen titular del convento a la que acompañaba el rector de la Basílica de San Juan de Dios. 

Misericordia ante Virgen de los Ángeles 1996

Ante el Convento de los Ángeles se entonó la Salve Regina y se interpretó la marcha Pasan los Campanilleros y algún cantaor lanzó el desgarrado cante de la saeta, para continuar la procesión hasta su sede,
 donde, entre los aplausos de la multitud, se introdujo a la Virgen en su capilla de salida a las dos y cuarto de la madrugada. Durante el trayecto de la procesión se interpretaron diversas marchas procesionales, como Amarguras, Estrella Sublime, la del Centenario y otras.

A finales de año, se celebraron en el Colegio Virgen del Rosario las elecciones a hermano mayor, en las que fue elegido José Luis Barrales Robles, persona muy ligada al barrio por su actividad profesional y único candidato a ellas presentado. El Sr. Barrales, va a recibir una hermandad pacificada después de una etapa larga de conflictos, por lo que pudo dedicarse al engrandecimiento de la cofradía, tanto en cultos, como en actos culturales y de aumento de su patrimonio, así como, en la recuperación e incremento del número de hermanos.

La primera celebración cultual de relevancia en el mandato del Sr. Barrales fue el Quinto Vía Crucis de la Federación de Cofradías en la Catedral, que estuvo presidido por el nuevo Arzobispo don Antonio Cañizares. Se celebró el 21 de febrero de 1997 con el Stmo. Cristo de los Favores. La imagen fue trasladada desde su templo por cofrades de ambos sexos, en una comitiva formada por hermanos con cirios rojos, llevándose a la imagen a la Catedral sobre una parihuela cubierta por un paño negro. Precedía a la imagen el cuerpo litúrgico con ciriales, pertiguero y dalmáticas de damasco morado y durante el traslado se rezó el Ejercicio de la Cinco Llagas, así como el  de las Siete Palabras en el itinerario de regreso, ambos cultos tan ligados, desde antiguo, a esta devoción. 

Vía Crucis Catedral 1997


XV. Hacia un nuevo esplendor 

Tras la realización del tercer paso del Cristo, comenzado en 1988, y que no se llegó a finalizar por los conflictos en la hermandad y la falta de medios económicos, en 1997, se vuelve a retomar la idea de la necesidad de dotar a la imagen de un paso grandioso, para lo que se pidieron varios proyectos, entre ellos, a Pedro Paleciano, Julián Sánchez, Antonio Ibáñez, todos ellos de Sevilla y al cofrade de la Hermandad, Domingo Fernández. Después de los estudios correspondientes, se eligió por votos el de Julián Sánchez, que ya había realizado unos años antes para Granada el paso de Jesús Nazareno. El costo de la obra ascendió a cerca de once millones de pesetas, incluida nueva cruz, que fue donación, y la condición de que lo tuviera terminado para la Semana Santa del año 2000. Será el cuarto paso y en el que actualmente procesiona la imagen, firmándose el contrato el 1 de septiembre de 1997. El paso anterior fue vendido por la hermandad a la Cofradía de San Juan Evangelista de la localidad granadina de Huéscar (37).

Ya en el Viernes Santo de 1998 el Cristo salió con el nuevo paso en ebanistería, y los respiraderos empezándose a tallar, así como, con los candelabros guardabrisas de las esquinas, finalizada su talla. El Cristo procesionó también ese año con la nueva cruz, en la que figuraba en Inri, diseñado por Hipólito Llanes, y con orfebrería de Manuel de los Ríos, que realizó los nuevos remates de la cruz y la restauración de algunos enseres ese año.

Pero aquel Viernes Santo de 1998 se presentó lluvioso, debiendo algunas cofradías, como la de los Ferroviarios, que tuvo que refugiarse en la Catedral, otras regresaron a sus templos, como la Soledad y el Santo Entierro; el Cristo de la Expiración (Escolapios), suspendió su salida, y la de los Favores, transitando por la calle de San Matías, tuvo que volver a su iglesia entre los chubascos que deslucieron la procesión. En esas circunstancias penosas tuvimos que ver el estreno de la primera fase de lo que sería el paso, en el que ya se vislumbraba la categoría de la obra y esos cuatro candelabros que arropan al Crucificado, como llamas barrocas que lo ascienden al Cielo.

1998. Favores, nuevo paso (el 4ª) en ebanistería. Calle de San Matías





Ese año (1998) se cumplía el 70 Aniversario de la fundación de la hermandad de penitencia, que fue celebrada con distintos actos, especialmente de culto, porque la hermandad se reservaba actos más relevantes para la próxima conmemoración del 75 Aniversario. No obstante, se realizó un acto lírico de Exaltación de la Hermandad el día de la Inmaculada de 1998, y el 12 de dicho mes una solemne función conmemorativa celebrada por el Arzobispo de Granada, don Antonio Cañizares Llovera, en la que los hermanos hicieron solemne protestación de fe y se le impuso la medalla de la hermandad al Sr. Arzobispo. Para esta función, se montó un bello altar de cultos en la capilla del Cristo de los Favores, con las tres imágenes titulares: El Cristo, la Virgen de la Misericordia y Nuestra Señora de la Paz. También se realizó una composición pictórica, que probablemente la hiciera el hermano y afamado pintor Hipólito Llanes, representando a la Piedad y Angustias de la Virgen, con la imagen de María Stma. de la Misericordia y la del Señor de los Favores, yaciendo en su regazado. 




En la Semana Santa de 1999 presenta la hermandad el paso del Cristo con una nueva fase de tallado y se estrenaron: nuevo Simpecado, juego de varas, astas de insignias, tanda de candelería...etc., todo del orfebre Manuel de los Ríos. Granada también se había despertado de su letargo de años anteriores e inundó calles y tribunas, para apoyar con su presencia masiva en las calles a su Semana Santa popular. La hermandad de los Favores, después de la pérdida de hermanos, que se produce en las últimas décadas, al finalizar el siglo enumerará en su nómina un número cercano a los mil cofrades.  

El nuevo Arzobispo de Granada, don Antonio Cañizares, quizá el prelado más cercano a las cofradías de los que ha tenido Granada, dio licencia a éstas para que realizaran en Semana Santa de 2000 su ansiada estación de penitencia ante el presbiterio de la Santa Iglesia Catedral Metropolitana. Tantos años de espera y tantas peticiones sistemáticamente denegadas por la autoridad eclesiástica desde el año 1940. El motivo fue la celebración del Año Jubilar del nuevo milenio, que sirvió de acicate para cumplir ese deseo ancestral de las cofradías de penitencia. Se entró en la Catedral, aunque algunas pocas cofradías no pudieron realizar la estación por impedirlo la lluvia; la del Cristo de los Favores se la realizó por primera vez en su historia y lo ha venido haciendo hasta el momento.

Ya, en la Semana Santa de 2001 se presentó el nuevo paso tallado en su totalidad y la hermandad continuó con la restauración de enseres, como los varales del palio, los ciriales de ambos pasos y la cruz parroquial, todo ello se realizó por el taller de Manuel de los Ríos. También, en el proceso que la cofradía llevaba estos años de acondicionamiento de su capilla externa, adosada al templo, colocó a ambos lados de su portada dos azulejos incrustados en sendas capillitas u hornacinas con las efigies de sus dos titulares de penitencia, alumbradas por dos faroles colgantes y, sobre dichas hornacinas, está colocado el escudo de la hermandad. Varios azulejos más se colocarán en el Realejo con las imágenes de los Titulares. 

 


Finalizada la talla del paso del Señor de los Favores, la hermandad contrató el dorado del mismo con el dorador granadino Cecilio Reyes y su esposa Encarna Rodríguez, que para el Viernes Santo de 2002 tuvieron terminado el dorado de los cuatro altos candelabros de guardabrisas de las esquinas y las cartelas delantera y trasera, así como, los Evangelistas sin policromar situados en las esquinas del canasto, que realizó el escultor granadino Asenjo Fenoy, también la policromía de las cartelas son de su mano.  



Asimismo, el paso de la Virgen de la Misericordia presentó novedades: las bambalinas que bordara en 1946 Leopoldo Padilla se alargaron en 2002 por su parte superior con nuevos bordados en crestería; unos años antes, también se alargaron con unas piezas de terciopelo granate sin bordar y se suprimió el techo de palio, bordado en malla por dicho bordador sevillano, tal vez, por el deterioro que el uso y tiempo había causado en él, sustituyéndolo por un nuevo techo de terciopelo de dicho color.

2002. Añadido en crestería de las bambalinas un bordado sobre terciopelo

Ese Viernes Santo de 2002, salió en la estación de penitencia una nueva banda de cornetas y tambores, nacida en el seno de la hermandad y formada por músicos cofrades de la misma. Se denominó Banda del Cristo de los Favores y estaba formada por cerca de 50 jóvenes, que antes de la carrera oficial pasaron a la cabecera de la procesión. También, las imágenes fueron acompañadas por la Banda de Cornetas y Tambores de Jesús Despojado, detrás del paso del Cristo, y, tras el de la Virgen, ese año procesionó la Banda de Música de Ntra. Sra. de Consolación de Huelva. Acompañamiento musical que se repitió en los años siguientes. 



Tras un Viernes Santo, el de 2003, empañado por las precipitaciones, que hicieron regresar a su templo a la mayor parte de la hermandades, entre ellas, a ésta, aún le quedaba a la hermandad que celebrar un importante acontecimiento: el 75 Aniversario de su fundación (1928-2003) como hermandad de penitencia La corporación llevaba unos años preparándose para este importante acontecimiento y lo quería realizar con el máximo esplendor posible. Los actos programados comenzarían después de la Semana Santa de 2003, editándose un cartel anunciador del evento, que realizó el pintor Hipólito Llanes Mejías, presentado el 26 de abril de aquel año.




Al día siguiente, se celebró una solemne función eucarística, concelebrada por el Vicario General de la Archidiócesis, don Manuel Reyes, y el del Opus Dei, don Antonio Luque Muñoz, y otros sacerdotes, que impusieron la medalla conmemorativa del evento.

A ello, le siguió un Rosario de la Aurora el día 11 de mayo con la imagen de María Stma. de la Misericordia, que fue al convento de Santa Catalina de Siena, donde se celebró una Eucaristía por el director espiritual de la cofradía y hermano de la misma, don José Joaquín Fernández. Diversas conferencias sobre temas de la cofradía y su historia se celebraron en los meses siguientes, así como el libro 75 Años de Favores, que desgrana la historia de la devoción al Cristo, de sus hermandades históricas y de la actual, así como, su iconografía y semblanza del barrio del Realejo, raíz de la devoción, realizado por varios autores (Antonio Padial Bailón, Juan Carlos Pérez Gamarra, Emilio Caro Rodríguez y Manuel Peregrina Palomares) con la aportación y coordinación de Miguel Luis López-Guadalupe Muñoz.




Y fue el domingo, día 5 de octubre de aquel año, cuando salió el Cristo de los Favores en procesión conmemorativa y extraordinaria, como culmen del Aniversario de su cofradía de penitencia, para ir a la Catedral Metropolitana de Granada, sede de los sucesores de San Cecilio, primer obispo de Granada, discípulo de Santiago Apóstol y semilla del Cristianismo en estas tierras.

Salida extraordinaria 2003 por plaza del Realejo


Un día de gloria para la hermandad y devotos de la imagen, que recibieron a las 10 de la mañana la salida del paso del Cristo de su Capilla, adornado con calvario de lirios morados y terminado su dorado por Cecilio Reyes; algún tiempo antes el paso estuvo expuesto en el Palacio Castillo de Bib-Ataubín. Una salva de cohetería quebró con su estruendo el silencio del Campo del Príncipe, cuando la imagen estaba en la calle, precedida de su cuerpo litúrgico y arropada por multitud de devotos y por sus filas de hermanos. Bajó la Cuesta de San Cecilio al son de las marchas porcesionales de su banda de cornetas y tambores, para seguir hacia la Catedral por las placetas del Realejo y de Fortuny, donde llegó a las doce de la mañana. 


En la Catedral se colocó el paso en el crucero, junto a la Capilla Mayor. A la una comenzó la ceremonia precedida de la bendición del paso por el nuevo Arzobispo, don Javier Martínez, siguiendo la ceremonia con una misa solemne, que compartió una gran afluencia de gente, que llenaba las grandes naves del templo catedralicio.

Por la tarde, a las seis, comenzó la procesión de regreso a su templo, en la que participaron la Federación de Cofradías y hermandades granadinas y de Guadix, donde existe una Hermandad del Cristo de los Favores, al igual que en Loja. En esta procesión de regreso los costaleros del paso mancharon a los sones de la Banda de Cornetas y Tambores de Jesús Despojado de su Vestiduras, que, también, estos años acompañaba a la hermandad en su estación de penitencia. 



La procesión llegó hasta su sede con la presencia de multitud de vecinos del Realejo y de cofrades de la ciudad y su área metropolitana, pero tuvo que acelerarse el paso cuando llegaba al Campo del Príncipe, porque se presentaron algunas precipitaciones de lluvia, llegando a su capilla a las diez menos cuarto de la noche, hora temprana porque se había previsto encerrase más tarde.

Como galardón de la celebración de la efeméride de la fundación de la hermandad de penitencia, el Ayuntamiento de Granada concedió la Medalla de Oro de la ciudad al Stmo. Cristo de los Favores en 18 abril de 2003. Era un reconocimiento que excedía de todo aniversario e iba más allá de él. Era la constatación de una devoción granadina que había perdurado a través del tiempo, desde aquel año de 1640 en el que los vecinos del Realejo levantaron en el centro neurálgico del barrio la cruz monumental a la que el pueblo puso denominación de Favores, por los concedidos por la imagen en las tribulaciones personales, familiares y colectivas de la ciudad.





No salió la hermandad el Viernes Santo de 2004, en el que se tenía prevista la ceremonia de entrega de la Medalla de la Ciudad ante el monumento del Cristo en el tradicional acto de la tres de la tarde. Ello fue debido a la insistente lluvia que caía a esa hora y que siguió después toda la tarde. No obstante, a pesar de las demoras de horario, la hermandad decidió, finalmente, no salir. En su capilla adjunta a San Cecilio se tuvo que entregar la medalla a la hermandad por el alcalde, Sr. Torres Hurtado, recibiendo la visita del Arzobispo, don Javier Martínez, para rezar con la cofradía ante los pasos de  sus titulares y condolecerse con los hermanos en la tristeza de no haber podido realizar la estación de penitencia.  

Se finalizaba una efeméride en la que la hermandad había materializado visualmente y de forma pública su madurez cofrade y el inicio de un nuevo esplendor en su presentación en la calle con el gran paso del Señor de los Favores y el enriquecimiento de sus enseres, después de unas décadas de visible decadencia. Eran los avatares con que el tiempo, de forma inexorable, suele lancear a las personas y a sus asociaciones. Aquellos inicios del nuevo siglo presagiaban para la cofradía una nueva etapa de magnificencia.

Empleados los recursos y esfuerzos, hasta ese momento, en la realización del paso del Cristo de los Favores, en los años siguientes, se emplearían en dotar al paso de la Virgen del enriquecimiento artístico oportuno. Aquel techo de palio bordado en malla por Padilla, que fue un revulsivo en los años cuarenta y cincuenta del pasado siglo, se había perdido con el paso de los años por deterioro; la Virgen se cubría desde hacía mucho tiempo con un techo de palio sin bordado alguno y había de proporcionarle uno digno de la devoción que le profesaban sus cofrades y devotos, así como, de la categoría artística que se merecía nuestra Semana Santa.
 
Se había encargado de la realización de dicho techo al conocido taller de bordados de Fernández y Enríquez en Brenes (Sevilla), que realizó un espeso bordado barroco formado por hojas de acanto, que será estrenado en la Semana Santa de 2005. Toda esa dedicación que la hermandad va a tener en estos años también iba dirigida a un acontecimiento en el que tenía su próximo y más inmediato horizonte: la Coronación Canónica de la Virgen de la Misericordia.

Viernes Santo de 2005. Nuevo techo de palio con las bambalinas antiguas. 

A partir de aquel año de 2005 el paso del Señor llevó la Medalla de la Ciudad en su frontero en un hermoso relicario  y el taller de Fernández y Enríquez siguió trabajando para que en el Viernes Santo de 2006 estuvieran terminadas las bambalinas delanteras y traseras del paso de palio, que fueron estrenadas en la estación de penitencia ese día, dejando las antiguas, que no se han perdido totalmente, sino que figuran reformadas en el paso de palio de Ntra. Sra. de la Esperanza de Moguer (Huelva). 

2006. Nuevas bambalinas delantero y trasera de Fernández y Enríquez

2006, con nuevas bambalinas trasera y delantera

Volvió a llover el Viernes Santo de 2006, aunque la hermandad pudo salir con normalidad, la lluvia volvió este año a sorprenderla en la calle, en las proximidades de la Catedral, donde pudo refugiarse y allí los pasos quedarían hasta el Lunes de Pascua de Resurrección por la tarde, en el que volvieron a su iglesia acompañados de gran número de hermanos con cirios.



XVI. La Coronación Canónica de la Virgen de la Misericordia

Los actos previos para la Coronación canónica de María Stma. de la Misericordia, que se habría de celebrar en mayo de 2007, ya estaban en marcha en octubre de 2006. El día 14 de ese mes se presentó en el Salón de Plenos del Ayuntamiento el Cartel de la Coronación, que ofrecía un primer plano de la Virgen sin corona, destacándose la imagen sobre un fondo oscuro. La pintura base del cartel la realizó el pintor malagueño, afincado en Granada, Armando Pareja Tello, y la presentación del mismo la hizo un gran devoto de la Virgen y pregonero de la Semana Santa de Granada, Antonio Muñoz Molina, que usó la briosa y bella lírica de sus pregones. 
 
A este acto lo siguió el Pregón de la Coronación, pronunciado por el sacerdote, don José Joaquín Fernández Guillén. Era uno de los escasos curas cofrades que existían en aquella época, hermano de la cofradía y costalero de la Hermandad de los Favores y de la Santa Cruz, un sacerdote que comprendía y vivía la religiosidad popular. El acto se desarrolló en el Palacio de Congresos de la ciudad el día 26 de enero de 2007.

Después se celebró el vía crucis tradicional, funciones y demás cultos de Cuaresma, para llegar a la Semana Santa de 2007, que fue lluviosa en días previos al Viernes Santo, pero ese día, entre nubes y claros la procesiones se celebraron, a excepción de los Escolapios, que suspendió su salida. La del Cristo de los Favores, después de demorarla media hora, se puso en la calle a las siete de la tarde, para realizar normalmente su estación.  


Guion antiguo

La corona de la Virgen había sido encargada al orfebre cordobés Manuel Varela, pero por problemas de salud de éste, hubo de encargarse al orfebre sevillano, Juan Borrero, al que se entregó por la cofradía el oro recibido de donativos de devotos más dinero en efectivo. Borrero, con taller en la calle Pureza de Triana, había realizado ya varias coronas para coronaciones canónicas, como la de la Esperanza de Triana, la de la Estrella de Sevilla o la de la Virgen de la O. La corona, en su diseño y, especialmente en su canastillo, conservaba o se inspiraba en la antigua de la Virgen, que realizara Salazar en 1949. 

El día 19 de mayo, víspera de la Coronación, a las cinco y media de la tarde, la primera visita de la Virgen en su paso de palio y de la hermandad fue al monumento del Cristo de los Favores en el Campo del Príncipe. No podía ser de otro modo, la raíz matriz de la devoción centenaria y de las hermandades con ese título ha estado en el Cristo de "piedra", ante el que se han postrado generaciones de granadinos. Allí estaba el Arzobispo, don Javier, para oficiar una misa de víspera junto al paso, que se situó junto a la reja del monumento. Llegó la Virgen envuelta en jarras de azucenas blancas, mecidas al paso de sus costaleros, proclamando en el aire con su olor la Pureza Inmaculada de María.

Después de aquella misa,  partió la comitiva procesional hacia la Catedral. La Virgen con una toca estilo "Aguas", sin más joya que la daga de su pecho y la Medalla de la Ciudad, se cubría con un manto granate sin bordado alguno, como la humilde Sierva de Dios que fue elevada a la máxima grandeza de la Creación, al encarnar del Verbo Divino en su vientre inmaculado para la Salvación de los hombres. Así, sencilla, partió,  sin más corona que el "gloria" del techo de su palio que representa, nada menos, que a la Santísima Trinidad, que la elevó a ser Madre Inmaculada del Hijo de Dios Padre y nexo de unión entre la Divinidad y la Humanidad. Ese gloria del palio parece que se había encargado al pintor y hermano de la cofradía, Hipólito Llanes, pero no lo llegó a realizar, pues falleció a principios de 2007, siendo pintado por el granadino Juan Díaz Losada.


19 de mayo de 2007, caminando hacia la Coronación



Llegada de la Virgen a la Catedral




Al llegar a la Catedral, el paso se colocó junto al presbiterio, en el lado del Evangelio, ante un gran baldaquino de color granate adornado con las bambalinas de su antiguo palio, donde se prepararía la Virgen para la Coronación por su vestidor, el sevillano Pedro Luis Banzán Gallego, que le puso la saya blanca bordada en oro de la Coronación y la toca del sobremanto, bordadas ambas prendas en Brenes por el taller de Fernández y Enríquez. La Virgen  iba tocada con un rostrillo de encajes blancos y en su mano derecha una rosa de orfebrería con pétalos rojos y oro y en la izquierda un rosario de cuentas de turquesa. 




Aquella mañana del 20 de mayo, la Catedral se vio repleta de público en sus naves a la espera de la ceremonia, que consistió en una misa solemne y homilía del Arzobispo, don Javier Martínez, en la que intervinieron en la parte musical el Coro Sinfónico de Málaga y la Orquesta Ciudad de Granada. En el acto de la Coronación interpretaron la pieza clásica Regina Coeli de Mozart, mientras el Arzobispo imponía en la cabeza de la Virgen la imponente presea de oro, que le había sido entregada, ceremoniosamente, por el padrino de la Coronación, el político Sebastián Pérez Ortiz. Autoridades de la ciudad y la provincia estuvieron presentes en la Coronación, acompañando al alcalde, Sr. Torres Hurtado, y concejales, los maceros y porteros del Ayuntamiento con sus trajes medievales de ceremonia. También estuvieron presentes los artistas que realizaron la corona y bordados, los señores Borrero y Fernández y Enríquez, así como, el músico granadino, Juan Antonio Barros, que compuso las marchas musicales de la Coronación (38).
 




Coronada la Virgen de la Misericordia en la ceremonia que duró dos horas, a las seis de la tarde comenzó la procesión de alabanza para regresar a su sede de San Cecilio por un itinerario que la llevaría primero a la Basílica de la Patrona de Granada, la Santísima Virgen de las Angustias, para dar la hermandad gracias. Los costaleros introdujeron el paso de la Virgen hasta el atrio de la Basílica entre el aplauso y vítores de las gentes entusiasmadas. Después siguió la procesión hasta la Fuente de las Granadas del Salón para dar la vuelta al bulevar de la Carrera y dirigirse al Barrio del Realejo por la Plaza de Mariana Pineda, San Matías, Jesús y María, Ancha de Santo Domingo, y Plaza de Fray Luis de Granada, donde hizo estación ante la iglesia dominica, despidiéndose las tres hermandades que allí tienen su sede. 

En la Basílica de las Angustias











A continuación se siguió para la calle de Santiago, donde se le ofrecieron a la Virgen diversas saetas por varios cantaores y diversas plegarias por coros rocieros, pasando a hacer estación el paso ante el Monasterio de la Comendadoras de Santiago, sede de la Hermandad de la Oración en el Huerto y María Stma. de la Amargura.



En el largo recorrido por el Realejo ya no existía prácticamente procesión, sino la Virgen rodeada por una multitud, que la siguió por el Campo del Príncipe, vitoreándola hasta su entrada en la capilla con el popular grito de "Greñúa, Guapa", apelativo que hace referencia, como se dijo al principio, al barrio de pasado judío del Realejo, donde a Ella se la venera y tiene su casa. Allí, llegó de madrugada con su triste cara morena, entre pétalos blancos cirios y ramos de cera, para llamarse siempre, "Misericordia Coronada".
 






Un Viernes Santo espléndido, el de 2008, a pesar de ser 21 de marzo. Mucha gente de la que asiste al acto de las tres de la tarde ante el Cristo de los Favores, se queda por el barrio del Realejo, acompañando el regreso de la Soledad de Nuestra Señora, y a esperar en distintos bares y cafeterías la salida de la Hermandad de los Favores, que lo suele hacer, desde hace bastantes años, a las seis y media de tarde. 

Con un cortejo extenso de nazarenos, mantillas e insignias, uno de los más largos de Granada, salió la hermandad ese año de 2008, el primero en el que haciía estación de penitencia con Virgen de la Misericordia, ya coronada. Un nuevo guion o "bacalá", estrenó ese año la cofradía, que había sido bordado, por el taller sevillano de Fernández y Enríquez, como todos los últimos bordados que estrenó la hermandad en esos últimos años.

Guion nuevo bordado por Fernández y Enríquez (Brenes)


También, ese año la cofradía cambiara el estilo musical para el paso del Cristo de los Favores, que acompañado en años anteriores por la banda de cornetas de Jesús Despojado, lo hará en 2008 por la agrupación musical de Ntro. Padre Jesús de la Pasión de la ciudad de Linares. Era una vuelta a los años pasados, cuando el paso del Cristo marchaba a los sones de la extraordinaria Banda de la Guardia Civil.



2008. El paso inicia la bajada de la Cuesta del Realejo


El Cristo salió a la calle de su capilla al son de la marcha procesional Cristo de los Favores, de Antonio Velasco, y la Virgen la sacaron sus costaleros con los sones de las marchas compuestas para su coronación: Mater Misericordiae del compositor Barros Jódar y Coronación de la Misericordia de Moisés Gandolfo.

Cuesta del Realejo, junto al azulejo de la Virgen de la Misericordia


Pasados todos los acontecimientos importantes relatados, un nuevo hermano mayor regirá la hermandad a partir de 2008: Juan Carlos López Cuevas. La hermandad en mandatos anteriores había salido de una época nebulosa y correspondía recuperarla y engrandecerla, como así se hizo; se había realizado el nuevo paso del Cristo, enriquecido el de la Virgen y coronado la imagen, más todos los acontecimientos importantes que hemos relatado en esos años. Al nuevo hermano mayor le correspondería una tarea menos externa y más anónima, pero no por ello menos necesaria, como la colaboración con la parroquia y con el párroco y director espiritual, don Mario Camacho, impulsando la unión de la cofradía con aquélla; la realización del acondicionamiento de la capilla de los pies de la iglesia, para poner los enseres de la hermandad en dignas vitrinas; acondicionar la capilla de la Virgen y los salones parroquiales, que servirán de casa de hermandad; mejorar la iluminación de la iglesia, colaborando en los gastos de conservación de ésta y realización de 250 hábitos para surtir la necesidad de éstos por el aumento del número de hermanos, también apoyó, en 2009, la iniciativa de crear la Banda filarmónica "Misericordia Coronada"  ...etc. 

Otro acontecimiento se produjo en la Semana Santa de 2009: la magna procesión de la Passio Granatensis en la tarde del Sábado Santo, pero en ella no participó la hermandad con su paso de Cristo. Con dicha procesión se conmemoraba Centenario del mítico Santo Entierro Antológico, que comenzó en 1909, quizá la primera raíz de la Semana Santa actual de Granada. Eran tantos los pasos de Crucificado que tienen las cofradías granadinas -la devoción al Crucificado ha sido una de las características históricas del sentimiento religioso granadino-, que varios de ellos no salieron en dicha magna procesión para no repetir la misma escena evangélica. Los que se quedaron en sus iglesias fueron los Cristos de San Agustín, Favores, Consuelo, Buena Muerte o Redención. Ese año el Cristo de los Favores solo procesionó en su normal estación de penitencia del Viernes Santo 

Favores 2009 por la Casa de los Tiros

Misericordia 2009 por la Casa de los Tiros


Tramo de la Virgen


El año 2010, tuvo actos importantes como la celebración del XXX Aniversario de la fundación de la cuadrilla de hermanos  costaleros, que en esos momentos regía Francisco Cordones como capataz general. Para que quedara a la posteridad la historia y anécdotas de las vicisitudes de estos hermanos costaleros, que fueron una de las primeras corporaciones de aficionados, se publicó un libro ese año.

También, 2010, será el año en el que San Cecilio, titular de la iglesia y Patrón de Granada, se procesione en su festividad de febrero por la Hermandad de los Favores y lo seguirá haciendo hasta nuestros días. Es una imagen, que fue realizada por el mismo escultor que la Virgen de la Misericordia, Francisco Morales. Ese año lo hizo sobre el paso de María Auxiliadora de la Alhambra.

El Viernes Santo de ese año se avanzó en la presentación externa o pública de la cofradía en su carácter de hermandad de barrio, aunque que desde los años cuarenta lo ha tenido; fue el estreno de nuevos hábitos por sus nazarenos, incorporando la capa a todos ellos. Dichos hábitos fueron realizados en Córdoba por la modista  Carmen Checa. El hábito había evolucionado, desde sus inicios que fue morado y capillo negro (de 1929 a los años 50), para cambiar después por túnica negra y capillo burdeos o rojo (mediados años 50) y, más tarde, túnica y capillo negros (1986- 2009).  A partir de 2010 sería la túnica de sarga color burdeos con botonadura negra, capillo de igual color en terciopelo en el que lleva un óvalo central en dorado con la cruz del Cristo de los Favores del Campo del Príncipe, la mitra y la granada; la capa negra con el escudo de la hermandad en el lado izquierdo.





Ese año también la Virgen estrenó en su delantera del respiradero un llamador, regalo de los costaleros por el XXX aniversario de la fundación de su cuadrilla, que fue realizado por los orfebres Hermanos Fernández, de Sevilla. La Virgen irá ese año mecida a los compases de la Banda de Música de Ntra. Sra. de la Consolación de Huelva, que
interpretó al regreso la marcha "Hermanos Costaleros" en honor a su XXX Aniversario. Con el Señor de los Favores seguirá, como en años anteriores, la Agrupación Musical "La Pasión" de Linares, extraordinaria corporación musical, que ese año deleitó nuestros oídos con inolvidables composiciones, como siempre.


 

María Santísima de la Misericordia será la que anuncie la Semana Santa de Granada, mediante el Cartel Oficial de 2011. Se trata de una bellísima instantánea fotográfica del palio de la Virgen inmersa en el ambiente popular que siempre la rodea. Fotografía de Manuel Lirola, que ha sabido captar esa esencia del cante de la saeta y sumergida en la apretada "bulla", donde solo Ella brilla, como ascua de oro y cera entre sus gentes.

Cartel 2011 de Manuel Lirola

Aquella Semana Santa de 2011 va a iniciar un nuevo clima en la Semana Santa del centro de la ciudad: se varía, y parece que por mucho tiempo, la tradicional itinerario oficial, que con más o menos variantes, había permanecido durante mucho tiempo (Calles Navas, Plaza del Carmen, Reyes Católicos). La tribuna oficial pasó a la calle de Ángel Ganivet-Plaza de la Mariana ese año y las cofradías ya no abrían de entrar todas por San Matías y Navas. A partir de entonces, las que proceden del norte de la ciudad, entrarían en la Plaza de la Mariana, inicio de la carrera oficial, por la calle de San Matías; las del este por la calle de Varela y Cuesta del Progreso y las del sur, por el Campillo Bajo. Desde el final de la tribuna irían las hermandades hacia la Catedral por la calle de los Mesones.

Con este cambio se agilizaba el tráfico de gente, suprimiendo muchos taponamientos y evitando el paso por una calle, como la de Navas, estrecha y repleta de bares y ruidos, no muy idónea para el paso de las cofradías en sus estaciones de penitencia. El núcleo de la masificación se trasladó a Puerta Real, espacio más amplio y dotado de varios pasos ordenados para la gente y  controlados por los guardias de seguridad para asegurar la movilidad.  Queda por resolver, por las dificultades que presenta de falta de espacio, la confluencia de las calle de San Matías y Cuesta del Progreso con la Plaza de la Mariana, antes de la entrada en la tribuna.


Pero ese año 2011, la Hermandad de los Favores no pudo pasar por el nuevo itinerario oficial, la lluvia, la principal enemiga de las estaciones de penitencia, hizo su aparición cuando la hermandad discurría por el Campo del  Príncipe. Los tramos del paso del Cristo de los Favores y su paso ya estaban en la calle, así como gran parte de los tramos de nazarenos de la Virgen, que no llegó a salir, quedándose preparada en su capilla de salida. La hermandad tuvo que regresar al templo de San Cecilio con los ánimos de los cofrades maltrechos. Después, se abrieron las puertas de la capilla para que  una multitud de gente que esperaba en la plaza pudiera contemplar los pasos de los Titulares de la hermandad en un trasiego incesante.

2011. Favores y Misericordia en su capilla por la lluvia


Otra vez se suspendieron muchas estaciones de penitencia por causa de la lluvia en la Semana Santa de 2012, especialmente en los días de Lunes, Martes, Jueves y Viernes Santos. Este último día, la del Cristo de la Buena Muerte tuvo que volver a su iglesia, nada más salir, y las otras cofradías retrasaron su estación penitencial, poniéndose más tarde en la calle, entre ellas la Hermandad de los Favores. Discurría la cofradía por las inmediaciones de la Catedral, cuando una llovizna persistente hizo que se tuvieran que proteger los pasos con plásticos para el regreso a su templo, pero pudo completar su estación con algunas treguas en las que cesó la lluvia. 

Era clásico el exorno floral de los paso de esta hermandad; el Cristo de los Favores, siempre iba con un calvario de tupido rojo clavel y María Stma. de la Misericordia con flor blanca, a veces clavel, a veces fucsias, a veces rosas. Pero ese año, siendo el calvario de Cristo de clavel rojo, a los pies de la cruz surgió un espacio de lirios color violeta, quizá para significar o simbolizar la calma de la muerte del Salvador, cuando todo el mandato de Dios al Hijo se había cumplido. 



Favores y Misericordia 2012



Finalizaba el curso cofrade y según las prescripciones del Estatuto Marco para las hermandades había que celebrar elecciones al cargo de hermano mayor, para sustituir a Juan Carlos López Cuevas, que llevaba los cuatro años reglamentarios desempeñando esa función. Las elecciones se celebraron el 16 de junio, con las candidaturas de él, Eduardo Carvajal y José Moreno. El resultado de las mismas fue la elección de Francisco Cordones Ruiz, empresario de hostelería, veterano cofrade y capataz del paso del Cristo de los Favores, durante 25 años. Procedía del equipo de José Carvajal, habiendo sido nombrado capataz general de la cofradía en 2008 y desempañados diversos cargos en la junta de gobierno en los dos mandatos anteriores.

A Francisco Cordones lo sucedió, en 2012, como capataz general de la hermandad Alberto Ortega García experimentado y valorado capataz, que lo había sido del Cristo de los Favores en los años 2003 y 2007, para desde ese momento llevar la responsabilidad general de las cuadrillas. No sólo ha sido capataz de los pasos de esta cofradía, sino también, de otras hermandades granadinas. Así mismo, lleva la responsabilidad como director de la revista de la hermandad "Favores", desde hace años.

El Viernes Santo de 2013 aunque con cierta incertidumbre meteorológica la hermandad salió a realizar su estación de penitencia sin incidencias de ese tipo, hasta que a la llegada a la Catedral empezó a caer alguna llovizna que hizo acelerar la marcha de regreso a su templo. Ese año la Virgen de la Misericordia lució la saya de terciopelo azul bordada en oro y sedas, que había sido restaurada por el taller granadino de José Manuel Martínez Hurtado.



Ese año 2013 se cumplía el Primer Centenario de la Coronación Canónica de la Stma. Virgen de las Angustias, Patrona de Granada, programándose para el día 25 de mayo una Magna Procesión Mariana de peregrinación a la Basílica de la Virgen, en la que participaron las titulares de las cofradías de penitencia, patronas de algunos pueblos y la Virgen del Rosario, Copatrona de la ciudad. El Papa Benedicto XVI concedió un Jubileo especial a toda peregrinación de personas y corporaciones al templo de la Patrona. 

En esta manifestación de fervor mariano participó la hermandad con María Stma. de la Misericordia Coronada en su paso de palio, que fue llevada por la mañana a la Catedral, de donde partía por la tarde la procesión mariana. En la Catedral quedó expuesta con el resto de las imágenes de la Virgen en sus pasos, que fueron visitadas por un ingente número de personas de la ciudad, de los pueblos y de otras localidades de Andalucía, que habían acudido a presenciar el acontecimiento extraordinario.

Con incertidumbre meteorológica salió la procesión mariana, a la que afectó alguna débil llovizna, marchando los pasos por orden de antigüedad de sus hermandades, correspondiendo el nº 19 a la Virgen de la Misericordia de las 34 imágenes que procesionaron. Al llegar los pasos a la Basílica de la Patrona, ésta los esperaba en su trono procesional a la puerta de la iglesia y una vez, cumplido el ritual ante la Virgen de las Angustias, los pasos siguieron por el lado opuesto de la Carrera de la Virgen, para continuar hacia sus sede canónicas acompañadas de sus respectivas bandas de música, que no participaron en la procesión oficial por el silencio que se pretendió imprimirle y por no alargar demasiado la comitiva. La Virgen de la Misericordia Coronada, desde el Campillo fue acompañada de la banda de música "Maestro Dueñas" del Puerto de Santa María (Cádiz). La Virgen había sido ataviada con la saya blanca bordada en oro  de la Coronación y las jarras con una combinación de calas blancas, rosas y gerberas del mismo color.



Desde la coronación de la Virgen, la hermandad celebraba anualmente cada aniversario con una función religiosa en el mes de mayo y llegado el mes de septiembre de ese año 2013 organizó una procesión con la imagen de San Cecilio para ir a la Basílica de la Patrona de Granada en acción de gracias por el Centenario de la Coronación de la Virgen de las Angustias, celebrando una misa al aire libre junto a la Fuente de las Granada en el Paseo del Salón. Terminada la ceremonia, la procesión siguió hasta la Catedral, donde quedó el paso del Patrón, para presidir la misa del domingo, día 22 de septiembre. El regreso a la iglesia de San Cecilio se hizo después de dicha misa.

A parte de estos cultos y los de Cuaresma la hermandad, como sacramental, participa todos los años en la procesión del Corpus y en los Jueves Eucarísticos, como el resto de las hermandades sacramentales, así como en otros cultos especiales dedicados a la Virgen, como los de la Inmaculada Concepción, con un triduo los tres días anteriores, y función con besamanos a la imagen, durante el resto del día. Como todas las Dolorosas de la ciudad en esos días se la suele vestir con atuendo propio de la festividad. En esos días se estrenó una randa pintada al óleo con siete óvalos de simbología apocalíptica para el altar del Señor de los Favores, que fue diseñada por el artista cofrade José M. Martínez Hurtado.

Foto M. Puga

Comenzando el año, se celebra la función solemne a la titular sacramental, Ntra. Sra. de la Paz, en el domingo próximo a su festividad y, unos días después, otra a San Cecilio en su festividad de primeros de febrero.

Una espléndida Semana Santa fue la de 2014, después de varios años en los que la lluvia irrumpió en varios días, afectándole a la hermandad en muchos de ellos. Esa Semana Santa hubo una variación en el nuevo itinerario oficial de las cofradías, para suprimir la calle de Mesones del mismo, vía menos apropiada por su estrechez y la gran cantidad de establecimientos comerciales ubicados en ella. Se cambió ese tramo hasta la Catedral por la calle de la Alhóndiga, más amplia, que permitía establecer tribunas y palcos, pudiendo ser más numerosos, en unos años que resultaban escasos por la gran demanda de los mismos.

El Viernes Santo de 2014 con el centro de la ciudad abarrotado de gente salieron todas las cofradías La Virgen de la Misericordia estrenaba la saya de terciopelo azul restaurada por José Manuel Martínez Hurtado, bordada ricamente en hilos de oro y sedas. Los costaleros de la Virgen marcharon a los compases de la banda de Ntra. Sra. de los Dolores, que había renovado el contrato del año anterior. El Cristo de los Favores iba con la ya veterana en la cofradía, Banda de la Pasión de Linares.






Un acto simbólico, pero que entiendo que es muy significativo, fue el celebrado el 11 de octubre de 2014, por el que se entregó la llave del recinto de Monumento del Cristo de los Favores del Campo del Príncipe, raíz de la devoción y de la hermandad, al hermano mayor, Francisco Cordones, para la custodia de la imagen. El monumento, como bien urbano público, pertenece al Ayuntamiento de la ciudad, y en el acto estuvieron: la presidenta de la Asociación de vecinos del Realejo y la concejala del Ayuntamiento, Dª. Rocío Díaz.

Una nueva iniciativa, debida al grupo joven de la cofradía se programó para el mes de febrero de 2015. Fue el primer concurso de fotografías sobre la hermandad, que fue premiado con una instantánea del fotógrafo cofrade Antonio Orantes, que ilustraría el cartel de Semana Santa de dicho grupo joven. Tuvo acto de presentación y actuación de la Banda de Jesús Despojado de sus Vestiduras.

También, hacía algunos años que la cofradía había instituido una procesión infantil en la tarde del Sábado de Pasión, en la que los niños vestidos de costaleros portaban pequeños pasos y marchaban acompañados por una banda de música. Era una forma de hacerles sentir la Semana Santa popular y ayudar a participar a los más pequeños en el mundo cofrade, así como, ser un vivero de futuros cofrades para la hermandad. Esta iniciativa ha tenido repercusión en algunas cofradías, que en la Semana de Pasión realizan estas procesiones infantiles.

A partir de 2014, se sucederán años de bonanza climatológica, que no cabe duda, redundan en una grandeza en la presentación en las calles de nuestras cofradías, que se ven inundadas de nativos y foráneos. Los niños y, sobre todo, los jóvenes, acuden en masa a plazas y calles, recibiendo un legado histórico de siglos de antigüedad; los mayores se animan a salir, aprovechando el buen tiempo, para recordar Semanas Santas de su niñez y juventud. Todo ello, va unido a los beneficios que representa para restaurantes, bares, hoteles...etc., y, por consiguiente, la traducción que ello reporta en puestos de trabajo en la ciudad.  

2015. Cristo de los Favores en el Campo del Príncipe





Más bonanza aún deparó la Semana Santa de 2015, que se celebró a mediados de abril, en la que Granada vio por sus calles el esplendor a que había llegado su Semana Santa, tanto en presentación de los cortejos, como en el exorno de pasos y participación de sus gentes, que abarrotaron los itinerarios y siguieron a las hermandades en sus barrios. Aquellos años lamentables de la crisis parecían ya muy lejanos. La Virgen de la Misericordia ese año lució en su palio unos ramos de cera en los que se incluyeron granadas de un color rosa pálido que matizaban el color blanco de la cera.



Después de Semana Santa, otro acontecimiento cofrade llenó  de esplendor  el Barrio del Realejo: la Coronación Canónica de María Stma. de la Amargura. Este barrio había sido pionero en Granada en coronar a sus Vírgenes de palio; la primera había sido María Stma. de la Misericordia, la Greñúa y ahora le correspondía a la Amargura, una de las más bellas Dolorosas de Granada surgida de un buril excelso que denota cánones estilísticos de los Mora. 

La Hermandad de los Favores  le hizo un precioso y significativo obsequio: una cruz pectoral representando al Crucificado de los Favores del monumento del Campo del Príncipe, origen de la devoción del pueblo de Granada y de su barrio del Realejo, que llevó la Amargura colgando de su pecherín el 30 de mayo de 2015, día de su coronación. En su procesión de alabanza, después de dicha coronación, antes de finalizarla en su sede de las Comendadoras de Santiago, la Virgen de la Amargura fue llevada por el Campo del Príncipe hasta subir a la iglesia de San Cecilio, donde la esperaba su advocación de Misericordia colocada en su peana en el interior de la iglesia, frente a su puerta.

Aquel año 2015, se procedió durante el verano, a la restauración de la portada de la iglesia, realizada en piedra de cantería y de estilo renacentista en 1533 por Juan de Marquina. la restauración de dicha portada se llevó a efecto por el arquitecto Antonio Martín y la restauradora Beatriz Martín Peinado. También se reforma y redecora, al final de ese año, la capilla de la iglesia en la que se venera el Cristo de los Favores desde que en 1989 se trajeron las imágenes de la hermandad de Santa Catalina de Siena. Terminada de restaurar la portada fue bendecida el 6 de marzo de 2016.





El Año Jubilar de la Misericordia

Una efeméride finalizaba al término de 2015: El 375 Aniversario de la erección del monumento al Cristo de los Favores en el Realejo (1640- 2015), que se celebró con una misa por el Arzobispo ante dicho monumento en el Campo del Príncipe y otro comenzaba: el Año Jubilar de la Misericordia, que se inició el 13 de diciembre de ese año. El Papa Francisco concedió el privilegio de que cada diócesis señalara simbólicamente una puerta para abrir el Jubileo y peregrinar a la iglesia señalada, para obtener las indulgencias del mismo, concediendo tal beneficio a la de San Cecilio por allí tener su sede la imagen de María Stma. de la Misericordia Coronada.

Para anunciar el Jubileo, se elaboró el bello cartel correspondiente por Efrén Cea en el que se representa a la Virgen, vestida de forma sencilla, ante el presbiterio de la iglesia con el Santo Patrón de Granada en su altar mayor. Unos días después, el 19 de diciembre, se procedió a la ceremonia de apertura de la Puerta Santa de la diócesis con una procesión que partió del monumento del Cristo hasta la iglesia de San Cecilio para la ceremonia simbólica de apertura.



Después, en enero de 2016, ya estaba la imagen de la Virgen presidiendo el altar mayor de la iglesia desde la hornacina del titular San Cecilio, al que se le realizó un altar provisional con baldaquino junto al presbiterio, en el que llegada su festividad se le ofreció una misa solemne por el rito mozárabe por el sacerdote granadino, don Antonio Martínez, párroco de la iglesia mozárabe de las Santas Justa y Rufina de la ciudad de Toledo. La hermandad había peregrinado el día 17 de ese mes para ganar el jubileo, después de una ceremonia ante el Cristo del monumento.

Después de la Semana Santa de 2016, en la que la cofradía nos dejó apreciar la magnificencia, devoción y popularidad en su estación de penitencia, se disponía a culminar con una procesión extraordinaria de la Virgen el Año Jubilar de la Misericordia. Dicha procesión de peregrinación a la Catedral Metropolitana se celebró el 23 de abril y en la que todas las hermandades granadinas y de su diócesis podrían participar de las gracias del Jubileo.

La imagen de María Santísima de la Misericordia Coronada en su paso de palio salió a las seis de la tarde para llegar a la Catedral a las ocho y, tras la solemne ceremonia de pontifical, regresó a su iglesia, participando en ella todas las hermandades asistentes. Gran día de fiesta religiosa y popular en la que la Virgen fue marchando, guiada por el capataz general, Alberto Ortega García, a los acordes procesionales de la Banda de Música del Maestro Dueñas del Puerto de Santa María (Cádiz), que remonta sus orígenes a 1853, y deleitó con sus marchas procesionales al mundo cofrade granadino. En el itinerario de regreso la Virgen de la Misericordia visitó en esta procesión de gloria diversos templos cofrades del Realejo, como San Matías, Santo Domingo y el del Monasterio de las Comendadoras de Santiago. 

Ese día la Virgen se nos presentó con un adorno floral exquisito, siempre y como desde sus primeras salidas procesionales en los años cuarenta y cincuenta en color blanco. En esta ocasión extraordinaria, sus jarras y frisos se adornaban con la flor de cala  o "flor de pato"





En la procesión de regreso el célebre cantaor natural de Osuna, Manuel Cuevas, entonó la sentida saeta-martinete dedicada a la Virgen de la Misericordia Coronada. Un silencio impresionante marcó un clímax devoto, sólo interrumpido por un unísono ¡Olé! del público y un estallido final de aplausos de la gente impresionada y enfervorecida.




Finalizando el curso cofrade de 2016 se procedió por estatutos a celebrar el cabildo de elecciones a hermano mayor, en el que participaron 222 hermanos con derecho al voto, presentándose tres candidatos: el hermano mayor saliente, Francisco Cordones, José Moreno Peña y Eduardo Carvajal, que había sido también hermano mayor, resultando elegido por mayoría de votos, José Moreno Peña. Tras los meses de verano, el Sr. Moreno Peña procedió nombrar una junta de gobierno no muy numerosa, formada por 15 personas más el consiliario, don Juan Manuel Molina Fernández. De dicha junta formaron parte: Santiago Gómez Moreno, como teniente de hermano mayor; Francisco de P. Carrasco Aguilera, diputado sacramental; Alberto Ortega García, secretario 1º; Miguel del Cid Estévez, secretario 2º; Mariano Llorente Morente, mayordomo 1º; Francisco Carreras Perandrés, mayordomo 2º; Cecilio Martínez López, Consuelo Franco Bolívar y Álvaro J. García Mendías, como consiliarios 1º,2º, y 3º, respectivamente; Juan A. Romera Morcillo, diputado mayor de gobierno; Alfredo Castillo Ávila, prioste 1º; Adrián Molina Peña, prioste 2º; Elena Cueto Expósito, vocal de juventud y costaleros y Francisca Muñoz Gómez, vocal de Cultos, Caridad y Formación.

Finalizando ese año, la cuadrilla de costaleros nombró al nuevo hermano mayor, Sr. Moreno Peña, costalero de honor de la misma. Asimismo, se colocó una placa de cerámica en una de las calles que salen a al Campo del Príncipe, a la que el Ayuntamiento le había concedido el título de la Virgen con motivo de su coronación canónica.



Proyecto de manto elegido de José Manuel Martínez Hurtado





Otro proyecto importante de la hermandad para desarrollar en años venidero será dotar a la Virgen de la Misericordia de un nuevo manto de procesionar. Para ello se pidieron a diversos artistas, como Álvaro Abril, Pedro Palenciano y José Manuel Martínez Hurtado que presentaran un diseño del mismo. De ellos, el proyecto elegido, mediante votación de los hermanos el día 17 de noviembre de 2016, fue el de éste último, que se empezó a bordar por el taller de la hermandad en diciembre de 2017.  Asimismo, después del triduo a la Virgen de la Misericordia en la festividad de la Inmaculada, se donó por el torero y hermano de la cofradía, Carlos Pérez "Chicote", uno de sus trajes  de luces de color granate bordado en plata.

La Hermandad había realizado el Simpecado de la Virgen en 1999, en cuyo óvalo radiante se pintó a la Virgen de la Misericordia en busto vestida de hebrea por el pintor y cofrade Hipólito Llanes. Quizá a la hermandad no le pareciera totalmente correcto esta representación de su Titular para el significado inmaculista de la insignia y decidió cambiarla para la Semana Santa de 2017, representando, también, a la imagen de la Misericordia pero de cuerpo completo y mostrándola de Inmaculada, que es la simbología de esta insignia. La nueva imagen del Simpecado la realizó el pintor granadino Manuel Prados.

2017. Nueva pintura del Simpecado de Manuel Prados

1999. Pintura antigua del simpecado de Hipólito Llanes

El cortejo penitencial de la hermandad es uno de los más nutridos de la Semana Santa de Granada, participando el Viernes Santo de 2017 un total de 651 personas, sin contar los componentes de las dos bandas de música, con lo que lo acercaría casi millar de personas. De todas formas, la ciudad sigue siendo poco participativa en sus hermandades de penitencia, a pesar de que su área metropolitana se acerca a los 560.000 habitantes.

Este año, la cofradía cambió parte de su itinerario, para bajar hacia la tribuna por la calle de Varela y entrar a la plaza de la Mariana por la Cuesta del Progreso, en lugar de realizarlo por Pavaneras y San Matías. No me cabe duda, de que la elección de este itinerario por la calle de Varela y placeta de los Girones, del más entrañable paisaje cofrade, había sido acertada, como, también, lo han hecho otras hermandades del Realejo. Sin embargo, solo duró ese año este cambio, pues en 2018 la hermandad vuelve a entrar en la tribuna por la Calle de San Matías, pero a través de la de Jesús y María. El Cristo ese año 2017 llevó un extraordinario calvario de flor color granate (39).





Después de la Semana Santa, el 17 de mayo de 2017, en la celebración anual del Aniversario de la Coronación de la Virgen de la Misericordia, ese año el décimo, la solemne función fue oficiada por el Arzobispo de Granada, don Javier Martínez, que obsequió a la Virgen con la cruz pectoral, que le impusieron en su nombramiento episcopal. El motivo fue el haber sido María Stma. de la Misericordia la primera imagen que coronó como Arzobispo de Granada.  También donó su anillo de oro para comenzar un fondo de ayuda a los jóvenes de la ciudad de Bangui para su formación sanitaria, llamado Ayúdanos a Ayudar, que ha creado la hermandad a través de su grupo joven para esta obra de caridad, entre las otras muchas que desarrolla la cofradía. 

La Virgen, después de esta ceremonia, volvió a su capilla tras el tiempo que estuvo presidiendo el altar mayor de la iglesia con motivo del Año de la Misericordia. Los últimos párrocos de la iglesia de San Cecilio, quizá más conscientes de la colaboración de la hermandad con la parroquia, sus obras de caridad, y la fuerza que la hermandad en su popularidad entre los feligreses, no ponían los inconvenientes de los anteriores para que las imágenes Titulares de la hermandad presidieran el altar mayor de la iglesia en determinadas ocasiones, como celebración de funciones principales y acontecimiento importantes; así la Virgen volvería al altar mayor en la función de su onomástica.

Altar de cultos con el Cristo en el presbiterio. Foto de la Hermandad


En 2018, la hermandad seguirá aportando nuevos enseres para su estación de penitencia, como el Guion del Grupo Joven, realizado en tisú de plata con bordados en hilo de oro por Domingo Fernández y Eva López, con diseño de Juan M. Martínez Hurtado. La cartela central es de orfebrería policromada, representando a Ntra. Sra. de la Paz, rodeada de ráfaga, siendo la vara que lo porta de plata, trabajo que realizó el orfebre granadino Alberto Quirós, que, también, restauró ese año otros elementos de orfebrería (ciriales, libro de reglas, candelería, jarras, entrecalle y respiradero). El guion de la Juventud se estrenará en la Semana Santa de 2019.

Un Viernes Santo lluvioso se presentó en 2018, después de varios años de bonanza atmosférica; la  Soledad de Santo Domingo no pudo ir al Campo del Príncipe ante el monumento del Cristo de los Favores en el tradicional acto de la tres de la tarde,  la hora nona  en la que expiró Jesucristo. Poco más tarde habría de salir la Hermandad de los Favores, que tuvo que retrasar su horario por la amenaza de lluvia, aunque viendo los favorables pronósticos meteorológicos para la noche decidió salir, realizando de forma normal su estación de penitencia de ese año, en el que los costaleros de la Virgen marcharon siguiendo los compases de la banda municipal Bienmesuena de El Saucejo (Sevilla), que ya había actuado con el paso de palio el año anterior.

Misericordia Coronada 2018

Otra coronación significativa se produjo el 13 de octubre de 2018: la de Ntra. Señora de la Esperanza, dolorosa histórica de la Semana Santa Granadina presente en ella desde 1718; se cumplían 300 años de su talla por el escultor José Risueño Alconchel, y, por tanto, de su presencia en la Semana Santa, con la antigua advocación de Ntra. Sra. de las Tres Necesidades. En ese espíritu de colaboración tradicional entre las hermandades granadinas, la Virgen de la Esperanza lució el manto de María Stma. de la Misericordia Coronada, nuestra entrañable  y devota Greñúa, durante el mes de septiembre de ese año. 

En la Semana Santa de 2019, en un Viernes Santo tardío  (19 de abril), pudo presentarse la hermandad en la estación de penitencia con sus ya abundantes insignias y otros elementos procesionales, unos más recientes y otros antiguos, pero restaurados, y con un cortejo que brillaba en corrección. Se estrenaban el guion de la juventud y unos faldones nuevos en terciopelo negro en el paso del Cristo, realizados en el taller de la cofradía, quizá los más apropiados para el momento pasionista que representa la imagen de un Cristo expirado. También, la Virgen había recibido unos meses antes el fajín de Estado Mayor del Coronel de Artillería del MADOC, Sr. González-Vico Santiago. 

Abriendo la comitiva, iba un numeroso grupo de acólitos infantiles, estrenando abundantes roquetes; algo puesto en boga en los últimos años por las cofradías, como forma de participación e integración de los más jóvenes en la cofradía, acercándolos a ella y haciéndoles sentir que son una parte importante de la misma y de su futuro. 


Viernes Santo de 2019 a la salida de la hermandad

En el aspecto del acompañamiento musical de los pasos de la cofradía, ésta estaba logrando cotas muy altas. Ese Viernes Santo de 2019 el Cristo llevó, como hacía varios años ya, la magnífica Banda de "La Pasión" de Linares, y la Virgen, por primera vez, su palio se meció a los compases de la mítica banda de Sevilla de "Nuestra Señora de la Victoria, Las Cigarreras", fundada en 1979, y titular de la Hermandad de la Sagrada Columna y Azotes y María Santísima de la Victoria de aquella ciudad. 

El año 2019 finalizaba con la noticia de la restauración de la Virgen de la Paz, una de las titulares de la hermandad y de la antigua Hermandad Sacramental, que se iba a acometer por haber logrado la cofradía una subvención de la Junta de Andalucía. La última restauración se llevó a efecto tras el incendio de la iglesia de San Cecilio en 1969, en esta ocasión será el prestigioso restaurador granadino, Dionisio Olgoso, quién restaurará la imagen. 

Ntra, Sra. de la Paz. Atribuida a Diego de Mora. Finales XVII, principios XVIII


Se suprimen las estaciones de penitencia de 2020 y 2021 por la pandemia Covid-19

La hermandad había renovado su contrato con las bandas de música antes citadas, para que actuasen en la estación de penitencia del Viernes Santo de 2020.  Pero no pudo ser, la pandemia de del virus Covid-19, se había declarado en diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan, extendiéndose virulentamente por todo el Planeta en los primeros meses de 2020. España se sometió en su totalidad a una reclusión, que duró  hasta el final de la primavera, prohibiéndose concentraciones de personas y más aun las multitudinarias de la Semana Santa.

Antes de producirse el confinamiento de la población, la hermandad realizó los actos y funciones que celebra en los dos primeros meses del año 2020, como los ensayos de costaleros; la función a la Virgen de la Paz; el concurso fotográfico del grupo joven y la edición del cartel de Semana Santa de la cofradía; la función solemne y procesión de San Cecilio a principios de febrero; una exposición con motivo de los 40 años del cuerpo de costaleros... etc. 

La cofradía tenía preparada para el día 14 de marzo de 2020 un concierto de marchas procesiones en la tarde de ese día, para celebrarlo en la iglesia  de San Cecilio, en la que ofrecería sus sones la Banda de "Las Cigarreras" de Sevilla. Obviamente, se tendría que suspender el concierto, emitiendo la junta de gobierno ese día un comunicado por el que se suspendía, asimismo, la estación de penitencia del Viernes Santo. La Semana Santa en la calle no se celebraría ese año en ninguna ciudad de Andalucía, ni de España. También, por decreto del Arzobispo, las elecciones a hermano mayor, que correspondía celebrarlas ese año a la cofradía, se aplazaban hasta que la situación de salud pública lo permitiera.


Los cultos de la Cuaresma a los Titulares se realizarían pero sin presencia física de hermanos y devotos. Así, se dispuso un Quinario de Rogativa al Cristo de los Favores para el cese de la pandemia, que habría de seguirse de forma telemática, y de esta manera también se rezaría el vía crucis anual del 3 de abril. Igualmente se haría la estación de penitencia a través de las redes sociales, así como, todos los actos programados por la hermandad. Y no pudo faltar, tampoco, el acto externo y secular de expresión popular de devoción al Cristo, de las tres de la tarde del Viernes Santo, con asistencia limitada, pero retransmitido.

Aminorado el contagio, la hermandad se dispuso el día 20 de mayo a celebrar el Aniversario de la Coronación de María Stma. de la Misericordia con un acto de veneración presencial, aunque sin besamanos y siguiendo la normativa. La iglesia se abrió ese día para que se pudiera venerar a la Virgen, ordenándose la asistencia de público. También, se celebró la correspondiente función por don Javier Martínez, Arzobispo de Granada, con asistencia limitada, siguiendo las normas gubernamentales. La imagen de la Virgen, con manto de capilla negro bordado en oro, presidió, como cada año, desde el altar mayor del templo.

Misericordia Coronada mayo 2020. Fot. web de la Hermandad


Pasados los efectos más nocivos de la pandemia Covid-19 y permitidas, con sus limitaciones, las reuniones de las asociaciones, esta hermandad convocó cabildo de elecciones a hermano mayor para el día 29 de junio de 2021. El mandato del último hermano mayor José Moreno Peña había vencido en 2020, pero se había prorrogado de forma general por el Arzobispado con motivo de la pandemia sufrida.

Concurrieron a dicho cabildo de elecciones dos candidaturas: la de Juan Antonio Romera Morcillo y la de Daniel Ramírez Fernández en una convocatoria en la que  concurrieron 209 hermanos con derecho a voto. De dichas elecciones resultó elegido hermano mayor con mayoría de 165 votos a su favor, Juan Antonio Romera Morcillo, que posteriormente, como es preceptivo, obtuvo la aprobación de la autoridad eclesiástica para tomar posesión de su cargo.

El Sr. Romera Morcillo, presentaba una larga trayectoria en la hermandad desde la edad de dieciséis años, había sido presidente de capataces de las cuadrillas de la cofradía. Instituido como Hermano Mayor pasó a formar su junta de gobierno constituida por dieciséis miembros, nombrando Teniente de Hermano  Mayor a Norberto Navarro Cuesta, continuando en la junta directiva el anterior hermano mayor, José Moreno Peña, como  Diputado Sacramental.

La nueva junta tenía ante sí como primer reto el organizar una salida extraordinaria de María Santísima de la Misericordia para el día 8 de diciembre de 2021 con motivo de celebrar el 125 Aniversario (1896-2021) de la realización de la imagen por el escultor Francisco Morales. La procesión extraordinaria nos ofreció a la Virgen en las calles del Realejo después casi tres años de su última salida en la Semana Santa de 2019. Aparte de la conmemoración la procesión tuvo el carácter de rogativa por la finalización de la pandemia, presentándose la Virgen en su paso, pero si el palio, y alumbrada por los seis candelabros dorados de guardabrisas de paso del Señor de los Favores. Como curiosidad de esa salida de la Virgen, destacamos que la imagen fue sobre una alta peana dorada, perteneciente a la Virgen del Rosario de la iglesia de San Julián de Sevilla.


Salida Extra 8 de diciembre 2021 125 Aniversario hechura de la Virgen y Rogativa. Fotos A. Padial



La procesión, como ha ocurrido en otras extraordinarias de la Virgen, visitó el convento de franciscanas de Nuestra Señora de los Ángeles, en la calle de Molinos, de donde procede la imagen, haciendo estación en él, así como en el de las Comendadoras de Santiago. Durante todo el trayecto de la procesión ésta fue presenciada por numerosos granadinos, especialmente los pertenecientes al círculo cofrade de la ciudad.

Previamente a la salida extraordinaria fue celebrado un Triduo dedicado a la imagen en los días 27,28 y 29 de noviembre, oficiado por el consiliario de la hermandad, don Juan Manuel Molina, y posteriormente se celebraron conferencias y una exposición dedicada a Francisco Morales, autor  de la imagen.

Tras los cultos de la Cuaresma de 2022, celebrados con normalidad, la hermandad se preparó para la  estación de penitencia de 2022, la primera en ser autorizada desde 2019, tras dos años de ausencia de dichas estaciones de penitencia en la Semana Santa por motivos de la pandemia. Un Viernes Santo el de 2022 que llenó de esplendor las calles de Granada con la presencia de esta nutrida hermandad del Realejo y de sus dos imponentes pasos de Pasión, contribuyendo a la magnificencia del día un público ansiosos de procesiones de Semana Santa, después de la privación de dos años sin ellas.







La Humanidad, ensoberbecida por su poder sobre la Naturaleza, que ésta misma le ha dado al dotarla de inteligencia abstracta y reflexiva, se había creído que estaba dominando los secretos de la Creación, sin apercibir que está solo vislumbrando un bosquejo de los mismos.  Un minúsculo virus la ha puesto en un jaque, que sabrá resolver y vencer, porque para ello le ha dado el Creador el arma más potente de defensa de la especie que existe en el Universo: la inteligencia. Mientras tanto, el luto se cierne sobre Granada y su Realejo desde hace más de un año por los granadinos y hermanos, como Sor Griselda, desaparecidos, y la tristeza de no poder ver nuestras hermandades y sus Titulares en la proximidad que da su presencia en nuestras calles. 

Mientras, la Virgen de la Paz, tras su festividad del 24 de enero de 2021, ha sido retirada de su capilla para someterla al proceso de restauración por parte del profesional, Sr. Olgoso (40).

Todo el Realejo retumba, cuando vibran las cornetas; es la Misericordia que llega y parece sonreír entre los ramos de cera, a pesar de tanta pena. Y cuando va por Girones, ya Granada se le entrega, y en los rizos de su pelo se enreda la Luna llena, iluminando ese rostro de tan coronada pena. Y los oros de su palio, pregonando su realeza, porque del Realejo eres Reina y Señora nuestra. ¿Por qué te hizo Graná ¡Greñúa! con tanta pena?

(Inspirado en mi Pregón de Semana Santa 2012)


-----------------

Hermanos Mayores

1928-1928       Pedro Ruiz de Valdivia (interino)
1928-1928       W.T. Lavadge Davenhill
1928-1929       Pedro Rodríguez Quero   
1929-1930       ¿Narciso Jiménez? 
1931-      ?       Miguel González Caro
1932?      ?       Pedro Rodríguez Quero
1937-1939       Ramón Saiz-Pardo Fernández
1939-1940       Ramón García Ruiz
1940-1942       José Medina Rosales
1942-1947       Francisco Antonio Arcas Carmona
1947-1969       Francisco Carrasco Jáimez
1969-1977       Isidoro García-Ligero Quero
1977-1981       Cayetano Hernández Fossati
1981-1984       Serafín López-Cuervo y Arroyo
1984-1988       Jenaro de Haro Ortega
1988-1991       Cayetano Hernández Fossati en                                 calidad  de delegado
1991-1992       María José Salinas Villafranca                                   (delegada)     
1992- 1996       Eduardo Carvajal Gálvez
1996- 2004       José Luis Barrales Robles
2004- 2008       Jaime Jiménez Villena    
2008- 2012       Juan Carlos López Cuevas
2012- 2016       Francisco Cordones Ruíz    
2016-2021       José Moreno Peña
2021-               Juan Antonio Romera Morcillo 


Patrimonio Musical

Promesa                        A. Velasco Rodríguez  1950

Misericordia                Juan A. Barros Jódar   1983  

Cristo de los Favores   A. Velasco Rodríguez  1987 

Por los cielos de tu barrio Jorge Fdez. García 2004

Costaleros                     Fco. González  Ríos  2004  

Mater Misericordiae     Juan A. Barros Jódar            
Coronación en el Realejo Celestino González 2006  

María Stma. de la Misericordia F.M. López   2007  

Coronación de tu Misericordia M.Gandolfo   2007  
Reina y Madre Misericordia Coronada 
                                       Javier Alonso Barba 2007  
Reina del Realejo            Manuel Marvizón              
Sancta Crux                  Javier Calvo Gaviño 2012  

Virgen de la Misericordia Jacinto Rojas G.      2018

Misericordia, Reina del Realejo 
                                       Juan D. Espinosa      2015  

Virgen de la Misericordia Jacinto M. Rojas     2018  
 Flor de Misericordia     A. Jurado Gonzalez   2018                                                                                             
---------------- 

1. Archivo Histórico Diocesano de Granada (en adelante AHDGr), legajo 13 f (d), pieza s/n. Ver para estos antecedentes de la antigua cofradía: Antonio Padial Bailón, en Setenta y cinco años de Favores, "La Cofradía de Penitencia del Santísimo Cristo de los Favores", pp. 57-60. Granada 2003.

2. AHDGr, caja de archivo, pieza 56 (2).

3. AHDGr, legajo 271 f.

4. HDGr, legajo 15 f, pieza 1 (3).

5. AHDGr, legajo 398 f, pieza 23.

6. AHDGr, legajo  271 f, pieza s/n.

7. Antonio Padial Bailón, en Setenta y cinco años de Favores, "La Cofradía de Penitencia del Santísimo Cristo de los Favores", pp. 50-54. Editorial Clave Granada S.L. Granada 2003.

8. Antonio Padial Bailón, opus cit., pp. 62-65.

9. Diario El Defensor de Granada de 1 de abril de 1931.

10. Acta de la Federación de Cofradías de 23 de agosto de 1935.

11. Antonio Padial Bailón, opus cit., pp. 74-75.

12. Acta de la Federación de Cofradías de 26 de febrero de 1940.

13. Archivo personal de don Alberto Ortega García.

14. Diario Ideal de Granada, de 23 de febrero de 1944.

15. Datos de archivo proporcionados por don Alberto Ortega García. 

16. Antonio Padial Bailón, Setenta y Cinco años de Favores..., p. 90. (testimonio de Antonio Sánchez Osuna).

17. Testimonio de don Antonio Sánchez Osuna.

18. Acta de la Federación de Cofradías de 16 de septiembre de 1947.

19. Antonio Padial Bailón, en Setenta y cinco años de Favores, "La Cofradía de Penitencia del Santísimo Cristo de los Favores", p. 96.

20. Ibídem, pp. 99-100.

21. Ibídem, p.103 y Revista Eco de Granada, en su número de 1 de abril  de 1954, y con respecto al artículo de Marino Antequera: diario Ideal de Granada, de 1 de abril de 1954.  

22. Miguel L. López-Guadalupe Muñoz, Contrarreforma y Cofradías de Granada. Aproximación a la historia de las cofradías y hermandades de la ciudad de Granada durante los siglos XVII y XVIII. Tesis Doctoral,I,p.360.Granada. 1992.

23. El Defensor de Granada de 13 de julio de 1915.

24. Antonio Padial Bailón, opus. cit., Setenta y cinco años de Favores..., p.109.

25. Ibídem, p. 112.

26. Antonio Padial Bailón, en Santa María de la Alhambra. Siglos del historia y fervor, Parte Cuarta, "La Hermandad Penitencial de Santa María de la Alhambra", p.284. Granada 2016.

27. Acta de la Federación de Cofradías de 28 de febrero de 1969.

28. Genaro de Haro Ortega, "XXV Aniversario del incendio de la iglesia de San Cecilio", Revista "Gólgota", nº 7, pp. 160-163, 1995.

29. Ideal de Granada de 29 de marzo de 1970.

30. Juan Carlos Pérez Gamarra, opus. cit. Setenta y cinco años de Favores, "Historia de la Hermandad del Santísimo Cristo de los Favores desde 1980 hasta nuestros días", p. 157. 

31. Ibídem, p.p. 155-156.

32. Antonio Padial Bailón,  La Semana Santa de Granada a través de la Federación de Cofradías, p.p. 310-311.

33-34.Juan Carlos Pérez Gamarra, opus. cit, p.p. 161-162.

35. Ibídem, J. C. Pérez Gamarra, opus. cit.,p.p.163-164.

36. Ibídem, pp. 166-167.

37. Ibídem, pp., 173-175.

38. Ideal de Granada de 21 de mayo de 2007.

39. Favores Digital 2018, p. 4.

40. Otras noticias de la actualidad más reciente debidas a página web de la Hermandad.